lunes, 12 de febrero de 2007

LA INGRATITUD,UN CORRIDO Y LOS NUMEROS

Por Miguel Godos Curay

Este fin de semana hubo numerosas actividades culturales en Piura. El martes se tributó homenaje a Ignacio Merino. Con Merino los piuranos tienen una injustificable ingratitud. No sólo desconocen que costeó la construcción de un puente entre Piura y Tacalá, mandó adquirir la pila del bautisterio de la Catedral y proveyó los fondos que se utilizaron para erigir la plaza que lleva su nombre. La plaza, otrora acogedora e íntima, se ha convertido en la pista de patinaje de niñotes ya entraditos de años a los que no importa ni el museo religioso ni la tranquilidad de quienes frecuentan este piuranísimo rincón.

El miércoles Eduardo González Viaña presentó en el auditorio del Colegio de Abogados su libro: “El corrido de Dante”. Los corridos son letras indelebles que los juglares aficionados al tequila interpretan para la memoria humana y la mayor gloria de Dios: “No vale nada la vida/la vida no vale nada/comienza siempre llorando/ y así llorando se acaba…”. En Piura en donde el cártel de Tijuana sentó reales hace rato y en donde jueces y acusados pierden súbitamente la memoria cuando de cargamentos de cocaína se trata el libro nos ubicó en ese afán de inmortalidad de los narcotraficantes: “ Por vender la cocaína/ la morfina y marihuana, / me llevaron prisionero/ a las dos de la mañana”.

El jueves el PNUD con la Red de Municipales de Piura (REMURPI) presentó el Informe sobre Desarrollo Humano/Perú 2006: Hacia una descentralización con ciudadanía. Este documento nos pinta de cuerpo entero cómo estamos y nos traza rumbo respecto al hacia dónde vamos. El documento, bastante duro de morder para los políticos, es una temeridad para el sobaco ilustrado de los asesores. Quien lo lea descubrirá la inutilidad de ambos y la necesidad de fortalecer las organizaciones y evitar el dispendio en el presupuesto regional.

El Indice de Desarrollo Humano (IDH) es un indicador que mide el progreso de un país en tres aspectos básicos. La longitud de la vida al nacer, la educación medida a través de la tasa de alfabetización y la escolaridad y el adecuado acceso a los bienes medido a través del ingreso familiar per cápita mensual. Piura para el año 2005 tiene un IDH del 0.5714 y se ubica en el puesto 15 del total de 24 los Departamentos del Perú conforme a su nivel de desarrollo. Si nos comparamos con otros Departamentos sólo superamos a los del sur andino.

Ica ocupa el 3 lugar con un IDH del 0,6481; Arequipa el 4 lugar con un IDH del 0,6463 y Tumbes el 7 lugar con un IDH del 0,6169. Lambayeque está en el puesto 6 y la Libertad en el puesto 8. El desarrollo es producto del aprovechamiento de las potencialidades competitivas y de climas favorables para la inversión. A ello se suma la articulación de una agenda común en la que participen el sector público y el privado en donde no hay una excluyente ausencia de la universidad. Una cosa es la universidad que investiga y descubre caminos para la inversión. Otra la venta de titulaciones académicas al mejor postor.

Las provincias serranas de Ayabaca y Huancabamba son las provincias con los distritos de menor desarrollo humano. Entre los distritos de Piura con pobreza visible están Tambogrande que se encuentra en el puesto 1,296 del ranking nacional. El Perú tiene actualmente 1,832 distritos. Muchos de nuestros distritos acusan pobreza siendo ricos en recursos como los que puede explotar la minería. En el puesto 1,279 se encuentra Pacaipampa y en el 1,516 Frías. En el 1,659 está Sondorillo, en 1,608 está Carmen de la Frontera y en el 1,512 Huarmaca, que corresponden a la provincia de Huancabamba.

En Morropón están Yamango en el 1,490, La Matanza en el 1,433, Chalaco en el 1,356, y Salitral está en el 1,031. En Paita el distrito más pobre es El Arenal que ocupa el 1,062 lugar. En Sullana Lancones se encuentra en el 990 lugar y en Sechura Cristo Nos Valga en el 810. La única provincia que no languidece de pobreza es Sechura que se ubica en el puesto 79 de las 195 provincias que tiene el Perú. Esta fotografía nos muestra como un departamento de desarrollo medio pero con abundantes potencialidades las que no aprovecha adecuadamente porque se apropió hace mucho tiempo de la pervertida costumbre de ver pasar el tren de la historia.

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