domingo, 26 de abril de 2009

TEJIENDO LA MEDIA DE LA ESPERANZA EN EL PERU


Por: Miguel Godos Curay

Es la única universidad en el Perú que tiene santo con nombre propio. Me refiero a la Universidad de Piura y a Monseñor Josemaría Escrivá de Balaguer su ilustre primer Canciller. Entre Monseñor Escriva y la Universidad de Piura existe un vínculo amoroso que ha permitido que en el desierto piurano surja como iniciativa corporativa una universidad con prestigio académico y nombradía en el norte del Perú. De ello podemos dar fe con entrañable cariño. En ella nos nutrimos en buen momento de lo más preclaro de las inteligencias del Perú y de Europa. La Universidad de Piura es hoy una institución “piurana” cuyas raíces nos recuerdan que en el paisaje gris del desierto surgió como un oasis para nutrir las inteligencias.

Ese mismo orgullo sienten quienes transcurrieron sus estudios humanísticos y científicos en sus aulas. Aún resuenan en mis oídos las memorables lecciones de César Pacheco Vélez, Javier Cheesman Jiménez, el erudito de Valdelomar que por extraordinaria humildad nunca se nos reveló ruidosamente. Del poeta José Ramón de Dolarea, de Ronald Escobedo Mansilla, del Padre José Navarro Pascual, de Ramón Mugíca por sobre todas las cosas un hombre santo y bueno. Aún recuerdo como una tarde de lluvia de 1983 condujo en sus brazos a la joven periodista en silla de ruedas que lo iba a entrevistar en América Televisión y cómo es que podía lanzarse en una cuerda a lo Tarzán en el muelle de Paita para recoger información de los pescadores paiteños sobre el fenómeno El Niño.

Yo agradecido ex alumno estoy en vieja deuda con las doctoras Carmela Aspíllaga, Marisa Aguirre, Yolanda Ho, Elvira Gálvez, Rosa Zeta y Luisa Portugal cuyas exigencias para escribir bien y mejor aplicó hoy a mis alumnos de periodismo de la Universidad Nacional de Piura. Un deslumbramiento hacia el pensamiento filosófico fue la doctora Luz Gonzáles Umeres, la hija del pintor y humanista don Francisco Gonzáles Gamarra. Con la doctora Gonzáles la filosofía adquiere relieves profundamente humanos. Se siente en sus palabras el espíritu original de lo que debe ser la vida universitaria.

Todo ahí en la UDEP es cultura. Un contacto íntimo con la piuranidad en el ameno diálogo con don José Estrada Morales. Confieso que mis recuerdos más gratos palpitan en esos itinerarios piuranos con los profesores Gonzalo de Reparaz Ruiz, un geógrafo portugués enamorado del Perú a quien debo mi amor a primera vista por Morropón y el zigzagueante curso del naciente Piura en la cuenca de La Gallega. Don Gonzalo fue el causante de una pasión inconclusa por el desierto con sus médanos inmensos y la riqueza oculta de fósforo en sus entrañas.

Con el historiador José Antonio del Busto Duthurburu recorriendo las iglesias coloniales de Piura aprendí de primera fuente y a borbotones. Conversando con Enrique Chirinos Soto descubrí a Vallejo en su esplendor metafísico. Y no me quede ahí. Mi debut periodístico fue seguido con minuciosidad por el profesor José María Navarro cuyas puntuales correcciones me abrieron los ojos a la gramática y la literatura. Hemos tenido a eminencias con una proverbial humildad como don Vicente Rodríguez Casado, Leonardo Polo, don José María Desantes. Y todo eso fue posible por el espíritu cristiano de la Universidad de Piura.

Algunas ocasiones acompañé a don Ricardo Rey Pólis, el Rector, que en compañía del profesor Estrada Morales promocionaban, sin mayores estridencias publicitarias pero sí con convicción a la Universidad de Piura. Por este mismo derrotero fieles al espíritu fundador están Antonio Mabres y Antonio Abruña el actual Rector. En este recuento de la memoria está presente Víctor Morales Corrales que me señaló el norte en momentos de profunda vacilación e inquietud.

Ahí están todos Rafael Estartús, Miguel Samper, Dennis Enríquez, Thyra Beck, Elsa Bermejo don Esteban Puig, Ronnie Moscol. La academia y la ciencia pero también ese esplendor humano de quienes hicieron a pulso -entre el reverberar del desierto y el humano esfuerzo- la verdura del Campus. Por ellos, los ausentes y los presentes, un recuerdo y una oración. Los que se fueron están cerca de San Josemaría, ese “juglar a lo divino” -como diría el poeta Dolarea- que nos enseñó a hacer hermosos versos con la prosa intensa y cotidiana de la vida. Yo me congratulo de esos cuarenta años que se inauguran con mucha gratitud y regocijo. Cuando conocí la Alma Mater tenía quince años ( hoy tengo 52) y me prendé de ese modo transparente de hacer las cosas y de ese amoroso tejer en cada uno de nuestros corazones la media de la esperanza en un Perú de justicia y de progreso.
* Foto: San Josemaria Escriva de Balaguer,Primer Canciller de la Universidad de Piura.

sábado, 18 de abril de 2009


MORIRSE EN PIURA ES UN JOLGORIO
Por: Miguel Godos Curay

Eso de morirse en Piura es un jolgorio. En Piura la muerte no es un descanso eterno sino un eterno descanso. Como buenos cristianos nos encantan los responsos, los llantos evocatorios, las flores, las velas, los focos en la puerta de la casa, los recuerdos, el café, los chistes con el difunto de protagonista o las imputaciones que naturalmente el occiso no puede desmentir. Nuestros ritos funerarios son igualmente demostración de una amable cortesía postrera con reverencias en la puerta de la casa, en la puerta de la iglesia y en la puerta del cementerio. Con rezos de nueve días y un vaso de agua fresca junto al Santo Cristo para aplacar la sed, que según nuestro entender, demanda el largo de trecho de ponernos en la otra vida a las órdenes de San Pedro.

Nos encanta morirnos rodeados de buenos amigos. Cuando no reconciliados. Nos agrada ir bien vestidos y sin que se nos asomen por la nariz esos indiscretos pelos que no nos fueron recortados en la víspera. Nos gusta ir amortajados con el color y el cordón de nuestro santo preferido. No nos gusta ir embutidos de algodón como iguanas o ardillas disecadas. Hoy la competencia entre funerarias ha puesto de moda el maquillaje post-mortem y sobran en el mercado las maquilladoras de finados que disimulan con chapitas y repintes la rigidez cadavérica del muerto embalsamado. Es un secreto entre peluqueros que peines y tijeras que retocan muertos son como imán para atraer la clientela en los céntricos establecimientos. De modo que siéntase afortunado de hacerse la raya con un recorrido peine de los territorios propios del más allá. Usted alégrese de estar en el más acá.

Nos agrada el rezo, el canto de las devotas pías, la misa de cuerpo presente aunque el alma -aquello no vemos- va camino al cielo, al purgatorio o al mismo infierno. No hay preferencias para el reposo final. Las opciones posibles son el nicho, ser sepultados en el suelo bajo tierra o una fórmula novedosa: en la hacinada cripta familiar. Somos poco afectos por la cremación pues no nos cabe en nuestro imaginario ser reducidos a fuego lento y posteriormente triturados y convertidos en un frasco de cenizas que bien podrían estar en un rincón del hogar o servir de abono a un algarrobo frente a nuestra casa. En Piura, un crematorio a gas resultaría espacialmente económico. Menos espacio y confort a no ser que por el tamaño de las bíblicas familias piuranas el apacible hogar acabe como una confitería con los frascos conteniendo las cenizas del abuelito, la abuela, el tío y de toda la numerosa familia.

Hoy nuestros cementerios se han llenado de plástico que simula el aluminio, el latón, el porcelanato que resultan vistosos pero no tienen la solemne dignidad del mármol. Las lápidas y losas de mármol de Carrara son piezas que negocian ladrones que asaltan los cementerios. ¡Dios nos libre! Por eso los deudos prefieren las mayólicas pintadas y el plástico barato. Hoy no se escapan ni siquiera las rejillas de aluminio que buscan descaradamente los compradores de fierro viejo en los camposantos.

Hoy, están de moda los cementerios ecológicos rodeados de verde y de mosquitos que propagan el dengue. En cuanto a los ataúdes los más caros son de cedro, los baratitos son de latón con adornos de plástico. Pero hay de todo precio y al gusto del cliente. Las funerarias en Piura se ubican junto a los hospitales y a las morgues. Ubicar un nicho es como comprar boleto en el estadio. Los de las filas inferiores tienen un precio distinto de los que se ubican en las superiores. Como en los negocios inmobiliarios los difuntos también están sujetos a la orden de desalojo cuando se incumplen reiteradamente los pagos.

En cuanto a ritos funerarios. Sólo en el bajo Piura y en Sullana se acompaña a los difuntos al camposanto con banda de músicos que en tono triste y lastimero nos recuerdan a todos la partida de un ser querido. En Paita se utilizan unos estridentes parlantes que a los cuatro vientos con su música sacra y pagana nos recuerdan al que se fue. Una moda nueva es la de anotar en la boca de la nicho el apodo del muerto. No es raro encontrar registros como los siguientes: “Pirulita descansa en paz”, “Borolas QEPD ,“Borradito”, “Papacho”, “Mamachona”,”Seis Soles”, “Mojarra”, “Negro lindo”. Con lo que un tour por los cementerios de Sullana y Paita resulta necrológicamente divertido.

Eso de morirse en Piura es un jolgorio democrático que nos recuerda a todos que en la condición de cadáveres, somos pasto para los gusanos (vermes) y la grande elocuencia. Este es un ineludible rapto final. Como diría Chapilliquén juglar de los responsos en Sechura: “Del morir aquí nadie se escapa / muere el Rey y muere el Papa/ muere la mujer más bella/ y aquella prometida doncella. / Mueren los de derecha, mueren los de la izquierda/ Algún día también tendremos que morir / bajo el peso insoportable de la m…… “. Amén.

Ilustración: José Guadalupe Posada ( México)

sábado, 11 de abril de 2009

CORIN TELLADO Y LA PERVERSION POLITICA


Por: Miguel Godos Curay

María del Socorro Tellado López (25.04.1927- 11.04. 2009), falleció ayer en Gijón (España) a los 82 años. Según la UNESCO sus novelas son los textos más leídos después de la Biblia y el Quijote. En lengua castellana sólo compite en popularidad y lectura con Cervantes. Corin Tellado era dueña de una fecundidad creadora insólita algo así como la gallina de los huevos de oro de la literatura rosa. Para Mario Vargas Llosa fue un fenómeno sociocultural sin precedentes. Para Cabrera Infante una pornógrafa inocente acaso la escritora que más se ocupó en la literatura universal de mujeres amantes.

Nadie, por ejemplo, puede dejar de reconocerle su decisiva contribución al fomento de la lectura. Su éxito en América acompañó el renacer de los boleros de Los Panchos, tantas veces satirizados, despreciados y dados por muertos mil y un veces. Las lectoras de Corín eran también admiradoras de esos tríos inolvidables que junto a la vibración de las guitarras y el lirismo de voces quejosas y arrastradas conmovían a las tías solteronas y colegialas que leían a hurtadillas sus historias. La pasión loca desatada por Corín resultaba más espiritual que sexual y las fantasías románticas se manifiestan con un carácter platónico.

Escribió alrededor de cuatro mil novelas y vendió 400 millones de ejemplares en todo el mundo. Textos de amor, desengaños y celos. Era considerada la dama de la novela romántica por excelencia. El esquema de sus historias es muy sencillo. El escenario cotidiano es el lugar en donde sus personajes se encuentran y hacen realidad sus sueños de busca de amor. Luego encarna la trama con situaciones inesperadas de amistad, celos o un poquito de tragedia. Sus personajes sucumben a la racionalidad para ser presa de pasiones desgarradoras que oscilan entre el amor y el odio. Lo mismo podrían ser generosos o criaturas movidas por el resorte de la codicia. El éxito de la trama estriba en que los personajes son hombres y mujeres de carne y hueso con los mismos apetitos y conflictos de sus lectores.
Cuando se cuestionó a Corin de pornógrafa ella sonrío porque a consecuencia de la censura del franquismo su táctica literaria era el insinuar y sugerir nunca el mostrar. Además sus finales no iban contra la moral y las buenas costumbres pues todos llegaban a la santa bendición del matrimonio. Según su opinión el amor no era una moda que nunca pasa sino un sentimiento propio del modo de ser las personas. Por eso sus folletones tenían nombres tan sugestivos como: “Por ti lo dejaría todo”, “Me apasiona tu obsesión”, “No por eso te quiero menos”, “El diario de la abuela”, “El marido de mi tía”, “La hija de mi mujer”, “No sé si volveré a verte”, “El secreto de Pipo”,”Amor oculto”, “Un abuelo en apuros” “Verás como te gusto”, “Caíste en tu propia trampa”,“Soy tu esclavo” entre otros de tópicos curiosos.
Su primera novela llegó a la imprenta el 12 de octubre de 1946. Desde entonces no paró de escribir y poco antes de morir sus textos sumaban kilómetros en Internet. Las mujeres de Corin son seres humanos que viven apasionadamente historias alucinadas en donde hacen realidad sus sueños imposibles y sus deseos irrefrenables, no faltan las aventuras eróticas, los matrimonios rotos, los ausentes que luchan por un encuentro feliz, la viudita que encuentra un lecho caliente a la vuelta de la esquina o el viejo verde que trama un ardid para atrapar a un jovencita y acaba atrapado en su red.

Nunca utilizó como motivo de sus novelones el amor homosexual. Se trata de amores entre hombres y mujeres. Según su filosófica definición: “… las mujeres paren y los hombres mean contra la pared”. Los extravíos no eran su tema además por qué cambiar lo que la naturaleza te pone entre manos. El hombre tiene su papel y la mujer lo suyo.

En sus entrevistas siempre se presentó como una mujer sencilla. Tampoco se consideró una superdotada. A los 82 años y con cuarenta años escribiendo para “Vanidades” seguía provocando furor editorial. Muchas de sus historias han ingresado al mercado revistero de China que tiene 2 mil 800 millones de habitantes y en donde sus personaje se adaptan a la occidentalización de Asia. Alguna vez la criticaron por presentar mundos fáciles en los que las humildes secretarias acaban convertidas en cenicientas que despiertan en palacios, disponen de grandes coches y mucho lujo. Pero esas son simples circunstancias. La realidad, muchas veces, desborda a la propia ficción.

Alguna vez le propusieron que adoptara como personajes a políticos afortunados y ella respondió que aún no había embrutecido como para aceptar que un político ambicioso te coja de las manos o ayude a los pobres sin interés. Ese uso instrumental de las personas para obtener fines personales. Ese uso descartable de quienes te rodean despojado de amor humano, advirtió, es peor que una película pornográfica pues envenena la conciencia y pervierte los sentimientos.

viernes, 10 de abril de 2009

LAS SIETE PALABRAS


Por: Miguel Godos Curay

Nota de Redacción: A partir de la profundidad evangélica que encierran las siete palabras pronunciadas por Jesús en la cruz. Miguel Godos ensaya- con su acostumbrado estilo- una serie de reflexiones pensadas en Piura y en el escenario cotidiano en el que nos sumergimos cada día. La lectura es incitadora porque provoca puntos de vista reflexivos sobre el misterio de la redención. Los invitamos a recorrer cada uno de estos pasajes bíblicos refrescados con una relectura en tiempo presente.

PRIMERA PALABRA:
“PERDÓNALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN» (Lc. 23, 34)

¿Saben lo que hacen quiénes conducen los destinos de Piura? ¿Saben lo que hacen nuestros congresales, el presidente regional, los consejeros, los regidores y los alcaldes que nutren con descontento y rabia a los pueblos? ¿Saben lo que hacen los jueces? ¿Saben lo que hacen los rectores, los decanos y los docentes universitarios con la universidad que les fue confiada? ¿Saben los que hacen los estudiantes que copian en los exámenes y hacen vida holgada a costa del lomo de sus padres? ¿Saben lo que hacen los mercachifles del conocimiento ofreciendo carreras para andar a la carrera buscando trabajo? ¿Saben los que hacen los jefes policiales que se desentienden de sus obligaciones?

¿Saben lo que hacen los médicos en los hospitales públicos a quienes hiede la pobreza? ¿Saben lo que hacen los periodistas que no reparan en los datos incompletos ni en vociferar por un micrófono en la radio? ¿Saben lo que hacen los hijos que consumen drogas para tragedia de sus padres? ¿Saben lo que hacen los que asaltan, los sicarios que matan salvajemente por cinco soles, los que viven a expensas del trabajo de los otros? ¿Saben lo que hacen esas mujeres de senos flácidos y ojeras repintadas que venden sus encantos en el jirón Loreto? ¿Saben lo que hacen los que inflan presupuestos para medrar de la cosa pública? ¿Saben lo que hacen los que echan agua a la leche de los niños pobres? ¿Saben lo que hacen los que hurtan energía arriesgando la vida de sus hijos? ¿Saben lo que hacen los conductores ebrios en las carreteras?

¿Saben lo que hacen los podridos y los corruptos? ¿Saben lo que hacen los mariquitas tristes en la desolación en la que se encuentran? ¿Saben lo que hacen los abuelos ancianos que para los hijos indiferentes estorban en el hogar? ¿Saben lo que hacen los que agonizan y los que sufren en los extramuros del dolor? ¿Saben lo que hacen los suicidas que teniendo vida la desprecian? ¿Saben lo que hacen los que viven ausentes de Dios y no les importa? ¿Saben los que hacen los mineros formales e informales, los que dicen cumplir las leyes y los que contaminan impunemente? ¿Saben lo qué hacen los políticos que levantan circos electorales para proponernos el payaso más colorido para cada elección? ¿Saben lo que hacen los que escriben y los que leen? ¡A todos nosotros perdónanos Señor!


SEGUNDA PALABRA:
«EN VERDAD TE DIGO: HOY MISMO ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO» (Lc. 23, 43)

Vivimos en un paraíso. ¿Piura es un paraíso? ¿Cómo será el paraíso que nos tiene prometido Dios? No será como esa isla fantasiosa que nos venden los diablos predicadores que han hecho de ti señor un administrador del infierno. Ni un reino poblado por los empresarios opulentos de las empresas mineras. Ni será un territorio poblado por camionetas 4 X 4 en donde el poderoso caballero don dinero resuelve todos los problemas. Ni la fortuna amasada por los que roban al erario porque lo que mal viene mal acaba. Más tienes mas infelicidad sientes porque con el dinero no se compra la ternura de un hijo, el amor de una familia en una mesa, ni la lealtad de los que realmente te aman.

Alguna vez me contaron una historia sencilla de un hombre humilde que según el catecismo había llegado a entender que los que sufren acá serán felices allá. Y que los que hoy sirven aquí serán servidos allá. ¿Te parece poco? Pero la felicidad de Dios es ilimitada es como la caricia que a los enfermos los vuelve sanos. Es como el consuelo para los tristes y la compañía amistosa para los afligidos. Es sentirse millonario de alegría disfrutando con los demás.

El paraíso de Dios no es el festín de los mafiosos, los corruptos, pulveriza presupuestos ni de los narcotraficantes. El paraíso de Dios se sostiene en la justicia. La justicia es bella porque hace de las personas mejores personas. La injusticia envilece. La injusticia es como el gusano que destroza los principios de la comunidad planetaria. La injusticia es un desprecio a la dignidad humana y un desprecio a la promesa divina. En el paraíso de Dios no hay serpientes sueltas ni tienen lugar los soberbios que dicen haber comprado, con tiempo, el ticket de entrada al cielo. El paraíso de Dios no tiene localidades en venta, el amor a Dios no se compra ni está en venta. No es un campo ferial al mejor postor.

La inmensa sabiduría de Dios es mansa lo que significa que no sea una sabiduría ingenua. Les es concedida a los que creen y a los que abrigan en su pequeñez la esperanza. No es una propiedad de los sabios a quienes desborda. Ni de los ricos que no pueden comprarla porque no está en venta. El paraíso no está a la otra esquina como día Vargas Llosa sino en la sinceridad de nuestros corazones.

TERCERA PALABRA:
«¡MUJER, HE AHÍ A TU HIJO! ¡HE AHÍ A TU MADRE!» (Jn. 19, 26-27)

Somos hijos de mujer. Salimos del vientre de nuestra madre. La imagen de mamá siempre nos acompaña. Pero cuando tenemos un problema decimos ¡puta madre!. Alguna vez me he preguntado por qué los camioneros colocan frases tan amorosas en las carrocerías de sus vehículos como las que dicen: “Los ojos de mi madre iluminan mi camino”, “El recuerdo de mi madre”, “Con la bendición de mi madre”, “El sueño de mi madre”. Pero también me desconciertan esas atormentadas canciones que hablan de un cementerio al que le piden a gritos devuélveme a mi madre. O esas poesías que hablan del hijo que habiendo abofeteado a su madre se corta el brazo y pide limosna por el mundo.

O esas otras canciones que recuerdan que “esa flor que está naciendo y ese río que se va… todo ello se parece a la sonrisa de mamá”. Pero la madre que nos entregaste tiene el corazón atravesado por sietes espadas, sus ojos son como un río desbordado y con ella lloran todas las madres por los hijos ausentes. He visto recorrer por los pasillos de los hospitales madres que no acaban de ser niñas, con las piernas enclenques pero con el hijo amoroso en los brazos. También he contemplado nodrizas con ojos de madre conduciendo al hijo ajeno con más amor que el de sus propias madres. He visto madres pobres y madres afortunadas. Despintadas y con pintura. Con aroma a vecindad, otras vaporosas y perfumadas. Con alhajas y desalhajadas. Todas son iguales. Todas presumen de sus hijos y los hijos presumen de sus madres. Para todos son simetría perfecta. El rostro más hermoso. El olor a mamá inconfundible. Como que el Perú y el mundo se sostienen en las manos de mamá. Y tú nos haz dado a tu madre para que nos consuele. Y esa es una promesa enorme e inagotable. ¿Cómo decirte: ¡No Señor! si nos entregas a quien te engendró en su vientre?.

María se escribe con “eme” de madre. La eme es por eso una letra que resume el amor que sostiene el mundo. Con eme balbucean los críos el nombre de mamá. Mamá escribimos cuando ensayamos las primeras letras y nos sentimos condecorados de cariño cuando mostramos a mamá lo que aprendimos a hacer en la escuela. Luego ensayamos la “pe” de papá. Pero todo parte de la madre. De mamá nace nuestra primera oración y por eso recordamos lo que tú nos diste para consolación de nuestra tristeza. Santa María madre Dios ruega por nosotros.

CUARTA PALABRA:
«DIOS MÍO, DIOS, MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?» (Mt. 27, 46; Mc.15, 34)

Siempre me he preguntado quien protege la salud de los enajenados que deambulan por la ciudad. Alguna ocasión ensayé una respuesta con un médico amigo y me dijo que el cuerpo biológicamente desarrolla una resistencia al medio ambiente y por eso no se enferman. Yo estoy convencido que quien se alimenta basura y no se enferma, quien bebiendo agua contaminada del río no sucumbe debe estar protegido por Dios. Dios socorre a los abandonados aquellos de los que nadie se acuerda en esta vida. Los olvidados por el mundo están en el tiempo presente de Dios. Por eso quienes los ayudan sienten la satisfacción de la bondad humana y divina.

Hay muchas criaturas abandonadas. Los niños expuestos a indecibles riesgos que pululan por el mercado. Los ancianos arrinconados por el abandono en un hogar. Los que están lejos de los que más quieren. Los marginados por la discriminación racial, por el desprecio humano. Las mujeres maltratadas, los niños aislados en las escuelas. Los disminuidos físicos y sensoriales que sentimos como una mortificante carga humana.

Los ignorantes que no tienen quien les eduque y enseñe. Los enfermos en los hospitales, los drogadictos presa de angustia. Las víctimas inocentes de los pedófilos. Los que no tienen porque todo les fue quitado de las manos. Las víctimas de la omisión de asistencia familiar. Los pobres e indigentes que no sacian el hambre. Los engañados por todos los gobiernos. Las víctimas de la decepción política. Los estafados y nunca reparados en las injusticias. Hay un abandono de sí mismo en quienes anida la desesperación y la desconfianza. Y otro de quienes no son escuchados en sus demandas. No nos dejes sin tu presencia Señor. Es una desolación inimaginable en la inmensidad del océano. O como estar perdidos en el desierto en la noche oscura. Aunque me encuentre sólo me siento seguro si estas aquí Señor. No nos abandones señor.

QUINTA PALABRA:
«¡TENGO SED!» (Jn. 19, 28)

Tienen sed los que con sus labios resecos esperan que llegue la cisterna. El agua no tiene nada de potable y está sucia. Caprichos tiene la sed y todos la beben, y con ella preparan sus alimentos. Esta es la sed de los pobres mientras usted –porque está al día con su recibo- deja que el agua discurra por los lavatorios o los sumideros de la ducha. Agua no hay en el planeta pero usted gasta más de la cuenta. Dios nos manda el agua a través de la lluvia pero Defensa Civil informa que estamos en emergencia. ¿Por qué tememos a la lluvia que es agua del cielo? ¿Por qué dejamos que las aguas que necesita la tierra se vayan al mar irremediablemente? ¿Por qué no dejamos que el agua de la lluvia nos limpie de cuerpo entero? ¿Por qué no respetamos los cursos del agua y la cosechamos para alimentar nuestros acuíferos?

Tenemos sed de agua pero aún regamos terrales como si fueran jardines imaginarios. Queremos agua pero somos incapaces de plantar un algarrobo para preservar el agua subterránea y tener aire fresco frente a nuestra casa. Pagamos por una botella de agua lo mismo que cuestan once metros cúbicos y no nos parece poco. Tampoco decimos nada cuando el cianuro y el mercurio se arrojan a los torrentes confiados que hay agua para rato. Nos estamos matando a pocos y no nos damos cuenta. Hay mamás que dan a sus hijos una Pepsi, una Coca o una Inca y los niños pierden su capacidad de sentir el sabor del agua fresca. Bebemos poco agua porque preferimos una soda. Así estamos.-

Hay una sed de agua fresca y una sed de justicia para que el agua no se reparta solamente entre los ricos y poderosos. Hay una sed de agua urgente y aún permitimos su mal uso por una agricultura que riega con exceso sin importarle el desperdicio. Hay una sed de quienes mal usan el agua y no pagan lo justo. Esa es nuestra sed caprichosa, confiada e injusta. Si no protegemos la poca agua que tenemos mañana sentiremos la sed del desierto en los labios y será tarde para arrepentirnos que usamos mal este valioso recurso. Permite Señor que mojemos tus labios. Tu sed es la sed de nuestras tierras que esperan que las aguas de las lluvias no se pierdan en la inmensidad de la mar.

SEXTA PALABRA:
«TODO ESTÁ CONSUMADO» (Jn. 19, 30)

Ya no hay nada que hacer. Frente a la realidad sólo queda resignarnos frente a la voluntad de Dios no ante la voluntad de los hombres que imponen sus caprichos. Si Dios nos pide la vida que haga lo que quiera con nosotros. Si él te llama no desatiendas sus palabras. Ni con remilgos pretendas aferrarte a las cosas detenidas. En mi lecho de enfermo me interrogo ¿porqué me elegiste Señor? ¿Qué tengo yo que no tengan los otros?. Pero a mí me pruebas. Yo me resigno a dejar de ser mí mismo para ser lo que tú quieres que sea.

No soy una criatura perfecta. Cuando era feliz resulta que tú me llamas y yo te pido que me dejes algunos instantes para despedirme de los que más quiero y de los que más me quieren a mí. Te agradezco que en estos momentos de enfermedad me hayas hecho reflexionar sobre la enormidad que tengo entre manos. Ahora te siento tan dentro de mí. Tan presente entre los que sufren, entre los pobres que viven alegres. Y tan ausente en los que tristes se alejan de ti ignorantes de la fugacidad de su gloria y de su dinero.

Estoy en tus manos haz conmigo lo que quieras. Soy un instrumento para que tu aliento haga la música que quiera. Soy harina para que tus manos amasen el pan. Soy el pez para el que con hambre se alimente. Soy pincel para que hagas tu obra en los muros. Un paisaje hermoso en donde brote a borbotones la vida y la alegría. Soy arcilla para que amases un cántaro en el que puedas escanciar el agua para tu sed. Soy un clavo solitario que espera el golpe del martillo en el que puedas colgar el cuadro en el que estaba oculto tu rostro. Soy lana que urdes con tus manos. Hierro templado en tu fragua para construir una espada para defender con mi inteligencia tu fe. Soy un insecto diminuto, un grillo que en la noche entona el himno agradecido de la vida a tus pies. ¡Todo está consumado haz conmigo lo que quieras Señor!

SEPTIMA PALABRA:
«¡PADRE, EN TUS MANOS ENTREGO MI ESPÍRITU!» (Lc. 23, 46)

A la muerte nos presentamos leves porque nada de lo terreno podemos llevarnos ni el dinero, ni las joyas preciosas, ni la fortuna atesorada, ni los libros que más nos gustan. Nada absolutamente nada se queda en nuestros dedos. Sólo nos llevamos recuerdos en la memoria del corazón. Nada más. Recuerdos inasibles de nuestro paso por el mundo donde hicimos el bien o el mal. Nuestro tesoro mayor son aquellos momentos que alimentan nuestra alegría o nuestro infortunio.

Que podemos entregarte si lo que nos pides no tiene precio. Con la muerte somos todos iguales el rico con el pobre, el grande con el chico. No existe la obesidad del alma ni la estatura sentimental, ni el color de la piel. Somos todos iguales. Por eso nos abandonamos en tus manos. Retornamos al origen de la vida con el código genético entre manos. Tú eres el principio y el fin. La medida sin medida, la fórmula matemática perfecta, el soneto de métrica exacta, la sinfonía más duradera en nuestros oídos.

El libro insuperable, la verdadera historia interminable. La energía más poderosa en manos del padre que más nos ama. Eres el impulso que mueve las neuronas. El oxígeno que activa cada una de nuestras células para interpretar con su partitura la música de la vida. Eres más sabroso que la miel de las abejas de Chulucanas. O el queso de Huancabamba. Todos los sabores que manan del mar de Paita, Sechura y Máncora son nada ante tú grandeza. Tus labios besan los ojos de los recién nacidos en los hospitales que con ojitos cerrados sonríen. También cierras los ojos de las madres y los abuelos al partir. En tus manos estamos, a tus manos volvemos no en carne -pasto de los gusanos- sino en espíritu aquello que tus dedos pueden con ternura acariciar.

Ilustración:Cristo de Diego Velásquez, pintor barroco español.(Sevilla, 6.06.1599 – Madrid, 6.08.1660)

lunes, 6 de abril de 2009

EL MARTES 7 DE FUJIMORI


Por: Miguel Godos Curay
Fujimori, hubiera querido una sentencia el 5 de Abril el día recordatorio del autogolpe de 1992. Pero contra todos sus pronósticos será sentenciado el martes 7 de abril. En plena cuaresma. Su pasión y muerte política está ya decretada. Pues tras la lectura de sentencia por los casos Barrios Altos y la Cantuta, y los secuestros del periodista Gustavo Gorriti y el empresario Samuel Dyer Ampudia. El próximo 11 de mayo tendrá que concurrir al inicio de un nuevo juicio oral por los delitos de peculado, falsedad ideológica y el pago de 15 millones de dólares de indemnización a Vladimiro Montesinos. Fujimori se ha cuidado en todos los alegatos de no mencionar a Montesinos su clon criminal. Estos delitos son como la cereza de la torta o los guindones de la mazamorra putrefacta.

Fujimori tendrá que responder también por otros delitos como el manejo mafioso del poder judicial, los descarados negociados en el proceso de privatización de las empresas públicas. Lo acontecido con la venta fragmentada de Petroperu, la liquidación de Aereoperu, la compra de chatarra por la Corporación Peruana de Vapores (CPV), la recompra de le deuda externa, el rescate mafioso de bancos privados con fondos públicos y las fraudulentas adquisiciones para las Fuerzas Armadas en los que su responsabilidad penal linda con la traición a la patria.

Fujimori y Montesinos son una dupla indesligable. Los delitos ejecutados por uno son un fiel reflejo de la inspiración del otro. Aún no se han destapado sus conexiones con el narcotráfico que alimento con dinero sucio las cuentas secretas de Fujimori en el Japón y permitió esa repartija con la que Montesinos corrompió y compró conciencias. Esa vida a cuerpo de rey hasta antes que el gobierno del Japón decidiera su salida hacia el Perú vía Chile.

Los argumentos del chino no son argumentos. Sino la demagogia que utilizó para hacer creer que su aparente firmeza puso fin al terrorismo. No fue así. Las fuerzas especiales de la PNP hicieron la parte más dura de la tarea. Fujimori utilizó su éxito para apoltronarse. La sentencia que vamos a conocer hoy debe sentar precedentes en el Perú. No podemos admitir que el chinito era corrupto pero hacía obra. Ni desconocer que fue un producto monstruoso engendrado por el aprismo. No es cierto tampoco que el fujimorismo es una dinastía que debe perpetuarse como monarquía monegasca. En donde el derecho de sucesión queda en manos de la princesa Keiko o el príncipe Kenya. No es así.

En un pueblo sin memoria es fácil que la corrupción se convierta en una anécdota indemne. En un pueblo con conciencia de su presente, su pasado y futuro estos acontecimientos son como una lección de lo que no hay que hacer y deberían crisparnos de vergüenza y de indignación. Montesinos aún está vivo para entenderlo hay que mostrarle su espejo Fujimori. El corruptor de Hermoza Ríos y todos los generalotes indignos que se subordinaron firmando una carta de sujeción a Montesinos.

No nos vengan pues a convertirse en víctimas esas mafias arrinconadas en los gobiernos regionales que hoy pasan piola con el cambio de piel. Pueblo que no olvida sus tragedias es un pueblo que con coraje no las vuelve a repetir. Hoy será sentenciado Fujimori aún por sus pecados veniales. Los pecados mortales son procesos que tienen que venir y que demuestran a todas luces como se enquistó la corrupción en el Perú y cómo es que se mantiene viva hasta nuestros días.

La sentencia de Fujimori es también un signo de confianza frente a la pretensión de divorcio del poder y la responsabilidad pública. El Perú puede afirmar hoy que es capaz de preservar su democracia y sus instituciones responsables de la administración de justicia. Tiemblen de ahora en adelante los solapados dictadores y corruptos.

*CARICATURA DE CARLIN

domingo, 5 de abril de 2009

EL DULCE TORMENTO DEL DEPARTAMENTO


Miguel Godos Curay

Estos edificios multifamiliares tan de moda en Piura son un dulce tormento para los piuranos tan dados a convivir con perro, gato y perico. Y la expansión humana en todas sus formas. En el bendito departamento todo se escucha y todo se ve. La hora en la que llega ebrio y dando tumbos el vecino del cuarto piso. La hora en que ronca la gorda del tercero y el mismo instante en que el peluquero del quinto piso despide con besos volados a su novio. Para unos en el departamento asoma la perversidad en variadas formas. Para otros, acostumbrados a equivocarse de piso, es una experiencia inolvidable. Las chismosas, son un caso aparte, ellas adoptan una pose de buda en trance para concentrar sus oídos en el piso ajeno mientras por la pared, en donde se ocultan los empotrados albañales, se siente el discurrir sonoro de una evacuación.

Los jóvenes recién casados recurren a la radio o a la televisión con volumen alto para ocultar su intimidad. Y los casados con hijos esperan con fervor se inicie la etapa escolar para poder compartir algunos instantes de privacidad.. Las jovencitas, en especial las agraciadas son las víctimas favoritas del fisgoneo y de los coleccionistas de prendas íntimas robadas en los coloridos tendales que atesoran por talla y color. Nada escapa a la perforación de la intimidad con procedimientos tan sutiles. No faltan los vecinos indiscretos y descarados que con toalla en la cintura yacen como marmotas sobre las baldosas del departamento hiriendo con su desfachatez el decoro.

Todo se oye en el piso: el rezo, el llanto del crío, la tos de la vieja, las sonoras flatulencias, las carrasperas, el hipo, el grito desesperado, la injuria, los aullidos de la lujuria, el resbalón, la mentira al cobrador y la puerta arrojada con rabia. En este paisaje sonoro son cotidianas. La licuadora matinal. La olla con pop-corn. En apariencia nadie te ve pero todos te observan y chequean tus movimientos y hasta se preocupan cuando un vecino o una vecina no duermen en casa. Un verdadero riesgo de moda son los aficionados a la computación que experimentando el mejor uso de su webcam, desde su PC y con metros de alambres, exploran la intimidad de vecinos y vecinas.

Un tormento son los cumpleaños. Las reuniones del condominio para acordar la seguridad de todo el piso. Ahí se hace cebiche de los defectos humanos y se descubren los inexplorados mundos de la hacinada vecindad. Ahí aunque no le agrade tendrá que acostumbrarse a prestar el periódico que de mano en mano se moviliza del primero al sexto piso. Ex profeso se acostumbrará a no pagar puntualmente el teléfono para que no le gorreen una llamada porque le telefónica le cortó el servicio. Aprenderá a levantarse a las cinco de la mañana para prestar unos palitos de fósforos y a disfrutar, aunque no le guste, de la televisión por cable pirata.

Pero no todo es malo en el departamento. Se acostumbrará a las jaranas mensuales, al debut sentimental de sus hijos con la amiguita del piso vecino. A contener el aire en silencio y a ducharse interpretando: “Ya se ha muerto mi abuelo” de Bareto para descubrir la felicidad. También sentirá en su olfato el aroma cálido de la comida casera que recorre todos los pisos, el olor a canela y clavo cuando la vecina del segundo piso prepara mazamorrita. O el deseo de preñada que le provocarán las cachemas fritas o el estofado de pollo. Si no es aficionado a mirar el cielo descubrirá el insólito mundo que se desliza a través de las persianas en la ventana de enfrente. Aprenderá mucho de las necesarias estrategias para poner en salvaguarda su intimidad.

Aprenderá a vivir con los otros y los otros se acostumbrarán a vivir con usted. Descubrirá que no es casual que siempre cuando usted sale rumbo al trabajo en su auto los hijos de la vecina coinciden en irse al colegio y no tendrá más remedio que llevarlos. Usted mismo aprenderá a dominar esos miedos interiores que provoca el vivir como perico en jaula chiquita. Y no se tendrá compasión cuando por ese sentido inagotable de lo que es la libertad decida subir el volumen de la radio para permitir que sus humanos ruidos no lleguen a los oídos de sus adorables vecinos.

CONCESIONES: LO DEMAS ES PURO CUENTO


Por: Miguel Godos Curay

La participación privada es buena para un país en sectores donde hay competencia. Sin competencia no hay innovación, creatividad, ni incentivos para reducir costos y mejorar la calidad de los productos, beneficiando a las empresas y a los consumidores. Sin embargo, cuando las concesiones no son competitivas se convierten en monopolios en donde el Estado acaba subsidiando con sus recursos a empresas privadas. Repartiendo los recursos fiscales que son onerosos entre monopolios gananciosos.

Una concesión es mala cuando resulta poco atractiva para los grupos empresariales privados. En estos casos se establece que la concesión no es “privadamente rentable”. Cuando un proyecto es privadamente rentable es también socialmente rentable. Los proyectos con rentabilidad social son eficientes palancas del desarrollo local y gozan del consenso ciudadano. En este escenario se confía en que empresas eficientes con capitales frescos para invertir en infraestructuras nuevas y en la operación y mantenimiento de los servicios óptimamente.

Las concesiones en general son monopolios naturales, por lo que se requiere competencia en la selección de la empresa. Los procesos de concesión tienen componentes políticos debido a las grandes presiones de sectores interesados en que la concesión se produzca y económicos pues se genera una gran expectativa por los beneficios futuros. Por este motivo se incentiva a la empresa privada a ser competitiva en calidad y precios.

¿Son desventajosas las concesiones? Una desventaja son los contratos a largo plazo. Todos los contratos de largo plazo generan una serie de problemas. El primero de ellos es su renegociación. Las renegociaciones se facilitan con los cambios de gobierno. Un contrato de largo plazo permite el artificio de la sobre dimensión de los beneficios iniciales como razón para disminuir compromisos y obligaciones. Como se puede observar en estos contratos las partes dedicadas a detalles técnicos de ingeniería suman metros de papel y sólo algunos centímetros los párrafos referidos a los términos económicos.

Toda renegociación es complicada. El Estado nunca sabe como enfrentar a negociadores hábiles ni dispone de los mejores negociadores. Sus representantes son colocados según soplen los vientos políticos. El Estado acaba representado finalmente por individuos que para mantenerse en los cargos buscan a toda costa evitarse problemas. En realidad están sujetos a presiones políticas de sus jefes que a toda costa protegen sus puestos y tampoco quieren comprarse problemas. Las renegociaciones en general, no son transparentes. La licitación inicial es abierta a todos, los renegociados son a puerta cerrada entre el Estado y el concesionario.

La ejecución de garantías es otro problema. Muchas de las garantías consignadas en el contrato no son reales. Si las garantías son muy altas, el riesgo de la concesión disminuye. Pero si las garantías en el fondo no lo son no existe ninguna obligación para el concesionario. Si el Estado es blando como bizcocho, los concesionarios asumen que no es necesario hacer bien las cosas bien, ya que pueden obtener beneficios sin penalidades de ninguna clase.

La crisis económica mundial es un factor que añade nerviosismo a todos los procesos de concesión en adelante. El futuro de la concesiones es imprevisible En muchos procesos es tan escasa la información que se entrega que un ciudadano común y corriente y aún las propias autoridades que opinan por todos los medios a favor de las concesiones realmente no han leído los contratos ni los términos bajo los que estos se realizan. Un debate público demostraría que están en la calle.

Todos hablan de modernización impostergable, sin embargo nadie precisa al detalle que obras ejecutará el concesionario y en qué plazos. El aspecto referido a las tarifas sigue siendo opaco y nadie da razón sobre las penalidades ante los incumplimientos del concesionario. Hay que señalar que no todas las concesiones son una maravilla. También es cierto que cuando se equivocan las reglas de concesión. Las concesiones fallan y ocasionan pérdidas cuantiosas. Fue lo que sucedió con Tribasa en el primer programa de concesiones mexicano. En esta patinada se perdieron cinco mil millones de dólares.

En todos los casos resultan insuficientes los mecanismos de control. La Contraloría de la República no tiene los elementos suficientes para que en representación del Estado verifique a pie juntillas el cumplimiento de los contratos. En materia de concesiones aún estamos en pañales. El riesgo de cambiar pañales es el salpicón de la inmundicia producto de la corrupción rompe manos y el desconocimiento de los procedimientos de concesión tarea en la que aún no incursionan nuestras universidades. Las concesiones poco transparentes provocan suspicacias y la desconfianza pública. Junto a la desconfianza pública anida la conflictividad.

Por eso la información de todo proceso de concesión debe estar disponible y accesible al público, de tal manera que se eviten los temores fundados por desconocimiento. El ciudadano de a pie debe entender y valorar la importancia que tienen para nuestra economía las concesiones. Sin información suficiente y a todo nivel una concesión puede convertirse en una repartija sospechosa que desnaturaliza los beneficios. Cuando la promoción de la concesión presenta a un Estado que se despoja de sus propiedades y de su autoridad. Es la misma sensación del diablo capitulero dispuesto a entregar hasta los calzoncillos por dinero.

Si no se escucha a la población de las zonas de impacto de la inversión estos procesos terminan mal. Todos los peruanos queremos que las ganancias no sean solamente para algunos privados sino para un Estado que redistribuye beneficios en las zonas de impacto de la concesión. Sin beneficios equitativos para todos (desarrollo humano) y durante el tiempo de concesión (desarrollo sostenible) las probabilidades de conflictos están a la vuelta de la esquina. Creemos que necesitamos inversión para crecer, educar mejor a nuestros hijos y asegurar un horizonte de vida digno. En una concesión el Estado coloca de buena fe el piso para que la inversión se produzca. La inversión debe traer beneficios para todos. Nuestro desafío es ser competitivos en calidad de servicio y costo. Nosotros queremos concesiones privadamente y socialmente rentables. Lo demás es puro cuento.

*Concesión portuaria de Paita con serios vicios legales detectados por la Contraloría.