sábado, 29 de agosto de 2009

FRANCOTIRADORES, ACTORES Y DESARROLLO


Por: Miguel Godos Curay

En Piura la economía se mueve aceleradamente. Cada instante se coloca un ladrillo, se empasta un piso de cemento, se abre un negocio nuevo formal o informal, se otorga un crédito, se compra una fotocopiadora, una PC para el estudiante de la casa o una mototaxi que crea un ingreso nuevo. Sucede que por miopía política estos impulsos de la economía no son encausados por el territorio de la formalidad. Tal como lo dijo el economista César Peñaranda Castañeda, director ejecutivo del Instituto de Desarrollo Económico de la Cámara de Comercio de Lima: Piura necesita urgentemente que las instituciones públicas caminen al mismo paso que estos actores multifacéticos que incursionan en actividades productivas. En Piura si bien no chorrea. La economía y el consumo se mueven, gota agota.

Advirtió Peñaranda Castañeda que en Piura, por ejemplo, obtener una licencia de construcción es un trámite engorroso y burocrático. Hoy obtener una licencia equivale a una sacada de muela y sin anestesia. Los sobrecostos que acarrea la formalidad en Piura son cuantiosos. De este modo se favorece la informalidad, el atajo criollo y la corrupción. Igual sucede con la penalidad a los infractores tributarios. Caen siempre los peces chicos. Esos negocios diminutos que mantienen en la cuerda floja a sus propietarios. Los grandes infractores están vivitos y coleando.

Otra mala práctica piurana es el juego mediático al “tumba cholos” para arremeter con ferocidad crítica y sin propuestas en la mano contra proyectos, instituciones e iniciativas. Contradictoriamente los francotiradores, por ejemplo, brillan por su ausencia en acontecimientos como las audiencias públicas convocadas por el Gobierno Regional o los propios gobiernos locales en donde podrían despacharse a su regalado gusto preguntando, repreguntando hasta la saciedad respecto a las inversiones realizadas. Mucho más fácil es victimar, difícil proponer.

Entre los grandes ausentes a la audiencia estuvieron la Defensoría del Pueblo, las Ongs, los candidatos, los representantes de los partidos políticos, las encuestadoras que hacen papilla a tutilimundi y los propios colegios profesionales calificados institucionalmente para emitir opinión técnica sobre estos asuntos públicos. Diminuta, precaria y desproporcionada fue la participación ciudadana. Todo impulso de desarrollo requiere que los actores: Estado representado por el Gobierno, la Sociedad Civil el espacio público que no es gobierno que conformamos todos y las fuerzas del Mercado y la Inversión puedan interactuar y establecer relaciones amables que procuren desarrollo y mejores condiciones de vida.

Sin diálogo social no es posible la superación de conflictos y las propuestas creativas a los urgentes problemas de la sociedad. La crítica es buena y necesaria pero requiere junto al diagnóstico la propuesta. Sin propuestas en la mano el reclamo es como ladrido de perro. Fácil es en vísperas de elecciones sumergirnos en un océano de desencanto y amargura. Difícil es vislumbrar soluciones posibles, imaginativas y creadoras. Difícil es construir responsabilidad social cuando se actúa como el malhechor del bien que captura el contento para la fotografía pero que no busca con sinceridad humana penetrar en la profundidad de las demandas sociales.

Piura, puede orientar a sus actores políticos, económicos y sociales al desarrollo sobre la base del diálogo abierto que abre la posibilidad de nuevas y frescas lecturas de la realidad. Entendiendo que nuestras actitudes cerradas favorecen el desentendimiento y resultan contraproducentes. Problemas como la inseguridad ciudadana son complejos y necesitan ser analizados en diversos niveles. Probablemente una solución sea la generación de empleo o la reorientación de la oferta formativa de los jóvenes hacia carreras técnicas.

Si Piura produce diariamente 200 toneladas de desperdicios. Razonable es que tengamos empresas que técnicamente realicen el reciclado de productos como el cartón, plástico, vidrio y deshechos orgánicos. Lo que sucede actualmente es un horda suelta de gallinazos sin plumas que calle a calle arrasan con las bolsas de desperdicios y abandonen lo poco que queda convirtiendo a la ciudad en un basurero inmundo. Que conste que existe una predisposición emocional al delito en las ciudades donde abunda el desaseo. Las ciudades sucias atraen a los pillos y bribones como a las moscas, cucarachas y ratas.

Las ciudades limpias con aires respirables son encantadoras y hospitalarias. En Curitiba (Brasil), el alcalde, Jaime Lerner unió los esfuerzos de la administración pública, la empresa privada y la sociedad civil para combatir el deterioro ambiental, recuperar las áreas verdes, restaurar el centro urbano envejeciendo lo nuevo y rejuveneciendo lo viejo, reciclando la basura y provocando la cooperación de estos tres sectores. Esta es una decisión razonada que tuvo como correlato la caída de las estadísticas de delitos callejeros pues muchos de los eventuales delincuentes eran desempleados que hoy organizan todo un proceso ordenado de acopio de basura. Una de nuestras debilidades es la carencia de decisiones razonadas que destraben las posibilidades de la inversión y que a los ojos de los ciudadanos sean una demostración de eficacia institucional.

domingo, 23 de agosto de 2009

VIVIR EN LA CASCARA DE LA APARIENCIA


Por: Miguel Godos Curay

Poco o nada conocen nuestros estudiantes de la secundaria de los beneficios de la inversión en Piura. Lo que demuestra un inexcusable desconocimiento por parte de sus maestros. A ello puede sumarse una ignorancia estupenda de la geografía y del territorio. De sus potencialidades y de los beneficios. Recuerdo que en cierta ocasión Anne Marie Hocquenghem parada en la puerta de la catedral de Piura preguntó a los estudiantes que venían de Castilla a Piura – la mayor parte del Don Bosco- dónde quedaba el norte y al unísono le señalaron con dirección a Sullana que está al oeste. Lo propio sucedió con los que venían de Piura e iban a Castilla –venidos del San Miguel- cuando se les preguntó dónde quedaba el sur ellos señalaron la vieja ruta de la Panamericana que está al este. El despiste es total

La conclusión de esta experiencia es muy clara. Quienes desconocen su ubicación en el terreno que pisan finalmente no saben a dónde van. La vida no tiene sentido si es que no tenemos dirección ontológica y rumbo. Muchas de las cosas que se enseñan en la escuela realmente resultan despojadas de sentido. Anne Marié recuerda, por ejemplo, que en la pizarra de una escuela de Huarmaca los apuntes de la última clase se referían a las Guerras Púnicas que nada tienen que ver con la lucha contra la pobreza en la puna.

Podríamos sumar desconciertos en la escuela pública y privada en donde existe una preocupación por las formas más que por los contenidos de fondo. Un caso patético es el plan lector que lejos de ser un estímulo para la lectura se ha convertido en un próspero comercio de resúmenes. No se piense tampoco que los textos que las editoriales ofertan para los pequeños lectores son de lo mejor. Hay mucha alfalfa en el mercado. Muchos de ellos son producto de otro despiste mayor.

El desafecto por la lectura de los docentes entre los que menudean, por ejemplo, lo que ni por asomo han leído El Quijote y los que no acaban de descubrir a la lectura como uno de los placeres que puede proporcionar la soledad. En Piura, por ejemplo, de cada cien docentes uno afirma haber leído más o menos a Cervantes. Otro sondeo reveló que muchas autoridades académicas a duras penas podrían sostener una conversación sobre García Márquez o Vargas Llosa. En menor proporción de economía con cifras y buena parte de ellos desconoce en números la población mundial. Ninguno, por ejemplo, pudo hablar con pelos y señales del último libro que había leído.

Como señala Harold Bloom: La mejor forma de practicar la buena lectura es tomarla como una disciplina implícita; en última instancia, no hay más método que el propio, cuando uno mismo descubre el goce de leer. Por eso advierte que la crítica literaria no debería ser teórica, sino empírica y pragmática. Leer es una experiencia humana tan intensa como el aprender a expresarnos con el cuerpo a través de la danza. Para un docente es una oxigenación imprescindible.

Un caso patético es el de las escuelas en donde se enseña a los niños talleres de cocina y repostería para imitar a los populares de los chefs de la televisión elaborando galletitas y hamburguesas sin conocer las propiedades nutritivas de los alimentos. Igual sucede cuando se pide a los jóvenes estudiantes hablen de los beneficios del fenómeno El Niño para la región. Es mucho más fácil hacer un inventario de desgracias, las caídas de los puentes y la destrucción de la ciudad. En Piura existe un miedo emocional a las lluvias y poco se valora lo que significa el agua para la vida. Sin embargo, los piuranos tienen y mantienen la perversa costumbre de regar con costosa agua potable jardines imaginarios.

Vivimos quejándonos respecto al desaseo en la ciudad pero en la escuela no se enseña a los niños y a los jóvenes a no arrojar papeles donde se les ocurre. Si a ellos sumamos los rituales coloridos que simulan graduaciones y otros actos aparentemente solemnes que convierten a la escuela en el territorio de la presunción. El epílogo son esas ceremonias académicas en la universidad bien montadas escénicamente para la entrega de una constancia de egresado y una foto para el recuerdo. Por supuesto que la investigación como un asunto profundamente académico no existe. Sólo la cáscara de la apariencia.

Una nota de prensa de una universidad privada cuyos edificios crecen aceleradamente señala que está considerada entre las diez mejores empresas prósperas del Perú. Lo que probablemente es cierto porque es un buen negocio y las universidades que son buenos negocios en esencia son negocios y no universidades. La universidad genuina es el conocimiento puesto al servicio de la sociedad, el país, la ciencia y la decencia por supuesto.

sábado, 15 de agosto de 2009

LA REPUBLICA DE LAS MOSCAS


Por: Miguel Godos Curay

En días pasados realizamos una visita a las instalaciones de “Caña Brava” en donde en lo que ayer era un inhóspito paraje en Montelima, Santa Sofía e Ignacio Escudero la inversión ha convertido en un mar verde de cañaverales. Florea la flor de caña y florece la industria moderna de producción de etanol. Esta es la primera planta que con tecnología brasileña se levanta en el Perú con una inversión de 150 millones de dólares. En un esfuerzo impresionante técnicos peruanos y brasileños dan los toques finales a una planta que producirá 350 litros de etanol, alcohol de alta pureza, considerado el combustible del futuro.

Uno de los beneficios de la inversión es el haber generado empleo. Impresionan en los laboratorios como adolescentes con un gran sentido de responsabilidad operan los laboratorios y como sonrientes los ayer desocupados agricultores contemplan las mecanizadas cosechas de caña. Tras la molienda y la fermentación del jugo de la caña todo se aprovecha. El bagazo alimenta los calderos y el proceso de destilación funciona sin interrupción. Algunos me confiesan sorprendidos: “Hemos saltado de la carreta de burros a la modernidad”. “Vamos a tener trabajo”.

El entusiasta gerente Angel Irazola Arribas es el motor del proyecto. Todo un esfuerzo de Calixto Romero el propulsor del Grupo Romero en material de biocombustibles. Pero también como me indican están las indicaciones de Dionisio Romero que sostiene “que quienes trabajan bien merecen alimentarse bien y descansar bien”. Todos estos detalles se han plasmado en las ventiladas habitaciones de los módulos administrativos. En todos ellos cuadros de reconocidos plásticos piuranos evocan la santa tierra.

Esta planta industrial dará paso a otras plantas en otros lugares del país los técnicos peruanos han aprendido todos los detalles. El etanol obtenido será conducido en cisterna hasta Paita para su posterior exportación. En todo el campamento se nota el esfuerzo de la inversión. El riego por goteo permite administrar la cantidad de agua necesaria y porta los fertilizantes necesarios para garantizar su desarrollo. Las pozas de almacenamiento utilizan geomembranas que impiden la filtración y percolación. El agua sin algas y descantada marcha por la red de mangueras del riego por goteo.

En el Proyecto “Caña Brava” trabajan 2 mil 100 personas de los cuales 500 son obreros en la planta de producción de etanol. La planta está cada día a punto para en la primavera de septiembre iniciar el comercio de exportación. Dotado de calderos alimentados por bagazo produce 25 megavatios de energía, la mitad de lo que consume Piura, y en futuro podrá suministrar excedentes de energía a Piura o a Sullana.

Un ciclo virtuoso es el que se ha generado entre las familias de Ignacio Escudero, Montelima y Santa Sofía. Los padres trabajan en el campo, las madres en los programas de aseo para retirar los plásticos y residuos arrojados desde los buses que se desplazan por la carretera a Talara, Máncora o Tumbes y los hijos en los laboratorios. En poco tiempo se sentirá en los hogares los beneficios de la inversión y el trabajo. Ya hubiésemos querido que los rabiosos opositores a la inversión nos acompañen en este recorrido.

En un altozano inspirando el progreso hay un busto de Emilio Hilbck Eguiguren, el ingeniero piurano pionero de Textil Piura muy cerca una reserva permite que en el bucólico atardecer chilalos, palomas silvestres, lagartijas e iguanas, cabras y piajenos se concentren en este valioso esfuerzo humano por hacer reverdecer el desierto de aparecidos y de ensueños. Hemos recorrido palmo a palmo el proyecto.

El diálogo que les refiero se produjo en el laboratorio de biocontrol de plagas con expertos jovencitos adiestrados en la técnica. En donde moscas inocuas combaten a las plagas del cañero. Es un trabajo minucioso en donde son seleccionadas moscas de sexo femenino más redondeadas que los machos descoloridos. Son moscas que tienen afecto por el azúcar y se distinguen de las moscas del estiércol tan dadas a la inmundicia. Las primeras son beneficiosas y detienen el ciclo reproductor de plagas. Las segundas son atraídas por el hedor insoportable del excremento. La experiencia nos recuerda la actitud humana frente al progreso y la inversión. Unos progresan otros se refocilan en la miseria y la pobreza. En ese extremo las moscas imitan muchas veces a los humanos.

sábado, 8 de agosto de 2009

EL SHERIFF, LOS MALOS Y LOS INDIFERENTES


Por: Miguel Godos Curay

El asalto a mano armada perpetrado el pasado miércoles en el centro comercial de la ciudad desnudó nuestras debilidades frente al delito. Y demostró una vez más que necesitamos de una acción enérgica contra los bandidos y los pillos. Frente al delito en Piura resulta insuficiente la acción policial y la del propio Secom que con sus disuasivas varas resultarían inermes frente a las armas de los delincuentes dispuestos a matar a quien les cierre el paso. Si seguimos con esa indiferencia ciudadana nuestra tranquilidad y paz se convertirán en un viejo y manido recuerdo.

Se necesita una acción enérgica de la población organizada. La colaboración cívica de los vecinos para denunciar a quienes por su conducta y sus movimientos sospechosos son una amenaza para la seguridad de todos. Tiene que haber un estricto control en agencias de transporte y hospedajes, en donde los reportes diarios y acostumbrados a la policía -que ayudan a conocer mejor a los forasteros- se omiten. Anteriormente permitían identificar a quienes bajo la apariencia de cándidos turistas se desplazan de una ciudad a otra para hacer sus fechorías. El relajamiento de la elemental seguridad permite que los indeseables se conduzcan en Piura como en su casa para consumar sus delitos.

Si todos nos unimos contra el crimen brindando información útil a la policía podemos ayudar a devolver la tranquilidad a Piura. El delito forma cadenas en las que se consuma el mercado de objetos robados, la venta de drogas, el abuso en todas sus formas. Un delito acompaña al otro. La prostitución callejera anda junto con la trata de personas y los hoteles de mala muerte. El hurto en las balanzas del mercado con la tolerancia de vecinos y vecinas incapaces de reclamar. A la reproducción de discos y libros piratas la infracción a los derechos de propiedad intelectual. Las invasiones con el elemental respeto a la propiedad pública y privada. Al desaseo urbano la negligencia de propietarios de establecimientos comerciales y vecinos que arrojan los desperdicios a la calle sin que nadie los sancione. Al delito solapado de la burocracia corrupta ese candor tan nuestro parecido al rubor de esas señoritas que fingen estrechez frente a la inmoralidad.

Podríamos seguir enumerando pecados cotidianos. Como el crecimiento de establecimientos en los que se expenden bebidas alcohólicas y que para intranquilidad de los vecinos ocupan la calle. A la falta de autoridad se suma el delito venial cuya suma es ese desorden e ingobernabilidad que agobia a los piuranos. Pero hay delitos capitales como la amenaza de los empresarios del transporte y comerciantes que se creen unos dueños del mercado y otros de las calles de la ciudad. Tanto el mercado como el transporte son servicios públicos que requieren calidad en su prestación y en donde la autoridad emana de los usuarios. Estos servicios requieren del acatamiento y respeto de la ley. Caso contrario la autoridad se hace añicos y nuestra ciudad se convierte en una aldea del lejano oeste a la expensa de los pistoleros contra los vecinos indefensos.

Que conste que desde el centro comercial sitiado el pasado miércoles por los pistoleros hay menos de 250 metros de la Municipalidad. Y 400 de una institución en la que un día después concurría el Embajador de los Estados Unidos. ¿Hubo alguna vez tanta inseguridad en Piura?. ¿Podemos consolarnos en constatar que además de la ingobernabilidad vivimos en la inseguridad y en la indiferencia que nos paraliza frente a estos acontecimientos brutales?. Sí esto sucede en el corazón de la ciudad ¿qué queda para la periferia indefensa y olvidada?.

El colmo resulta también la exaltación del delito en las páginas de los diarios. En donde las fechorías de los malos son “asaltos espectaculares”. En donde los malhechores aparecen en enormes espacios y titulares que los malditos coleccionan. Por supuesto que en todas estas informaciones la policía pierde por goleada a consecuencia del maltrato periodístico. El valeroso sheriff y sus alguaciles son siempre los cojudos de la película y eso no está bien. Por supuesto que con tantos y tontos titulares dedicados a la exaltación del delito la angustia y el miedo nos consumen a todos. Lo que ha aumentado la legión de devotos que encomiendan sus miserias a San Judas Tadeo el patrono de las causas imposibles y el fervor al Señor del Misericordia. Frente a todo esto piuranos no queda sino mantener la inmundicia en su lugar y tener el coraje cívico y humano decir de una vez por todas ¡No al delito!. ¿Me entendieron?.

miércoles, 5 de agosto de 2009

LOS TRES DIAS DEL JUGADOR


Por: Miguel Godos Curay

Esta semana que pasó nos sorprendió la noticia de la desaparición de un empresario sechurano al que se temía secuestrado o víctima de delincuentes pues en el momento “en que se lo tragó la tierra” portaba 6 mil soles que había obtenido de un prestamista para un malabar financiero. Grande fue la sorpresa, cuando muy suelto de huesos dijo a la policía –según los diarios- que los tres días de ausencia y angustia para sus familiares los pasó en un casino en donde apostó todo lo que tenía. El colmo resulta que no le quedó ni siquiera una monedita para retornar a su hogar.
El patético caso no es otra cosa que la consecuencia de la ludopatía o ludomanía. Un deseo irreprimible por jugar sin importar las consecuencias y el deseo de abandonar el juego. Psicológicamente se trata de un trastorno de control de los impulsos. Algunos la consideran una adicción, sin estimulante de por medio, que se manifiesta a través de una obsesiva pasión por el juego al extremo de vivir en fantasías en las que se imagina disfrutando ganancias producto de la suerte. Otros síntomas son la irritabilidad asociada al juego, la evasión de los problemas. Un no querer mirar la realidad oronda y lironda. Un afán de recuperar las pérdidas del juego con más juego. Las mentiras frecuentes y una actitud reacia a reconocer ante familiares y cercanos la cantidad de dinero jugado y perdido.
En esta fase el juego se convierte en un hábito hasta perderse el control. El paso siguiente es el refugio en el delito para obtener el billete. Finalmente no le importan sus vínculos familiares y el propio empleo con tal de jugar. En este extremo recurre a terceros para obtener refugio financiero como consecuencia de las pérdidas acumuladas. El ludópata es fácil víctima de los usureros. Se ha dado el caso de apostadores compulsivos que juegan sus propiedades, bienes y hasta la propia esposa.
La pasión irrefrenable y desordenada por el juego provoca un conflicto entre la pasión y la razón. La ley de la mente es la recta razón, mas la del cuerpo es la pasión. Enseña santo Tomás de Aquino que la regla de la razón es como la de un rey: dulce, iluminadora. Más la de la pasión es como la de un déspota: áspera, dura y ciega. El hombre actúa como hombre cuando sigue a la razón; más obra como animal cuando sigue la regla de la pasión. La pasión es rebelde a los consejos de la razón y a los mandatos de la voluntad.
El hombre sin autodominio y autodisciplina es como un bote sin timón y sin remos impulsado por el vaivén de las olas. La falta de voluntad hace a las personas fácilmente influenciables y seducibles. Su incapacidad para decidir es el signo de su irresolución e inestabilidad. En este caso opera una entrega desenfrenada a las imágenes y ensueños de un fantasía exagerada imposible de realizar. Todo jugador sueña que pronto llegará el día de su suerte. Lo que llega finalmente es el infortunio y la ruina.
La ludopatía es alentada por la proliferación de casas de juego con una aparente inocuidad. Lo cierto es que los jugadores compulsivos forman legiones interminables que recorren máquinas tragamonedas, casinos y ruletas. Aunque todos esperan un golpe de suerte para retirarse nunca lo hacen. Otros disfrutan con la porción de angustia que les provoca ver como su dinero tirado al agua se hace nada. Como la emoción acompaña al placer el ludópata se refugia en el tabaco, el alcohol o los ansiolíticos de los que finalmente desarrolla conductas adictivas.
Los ludópatas, que frecuentan diariamente máquinas de juego y casinos pueden ser jóvenes o viejos. Últimamente abundan viejos y viejas lechuceras en pos de emociones. Algunos disfrutan esa sensación de infarto que les provoca el retornar a sus casas sin un cobre en el bolsillo. Otros han encontrado un refugio para el desamor en esa ilusión pervertida de encontrar fortuna a la vuelta de la esquina. El Jugador, novela de Dostoyevski refleja, por ejemplo, la propia adicción de su autor al juego de la ruleta, que inspiró el libro. Dostoyevski lo completó bajo la amenaza terrible del cumplimiento de un plazo para que pagase unas deudas de juego. En la conciencia de todo jugador o jugadora subyace el soterrado sueño de un ganador triturado por el fracaso.

*Jugador que el vicio no deja pierde la cabra y la oveja.