sábado, 25 de agosto de 2007

¿SOMOS CIUDADANOS DE MIERCOLES?


Por Miguel Godos Curay
Las consultas son buenas cuando respetan la voluntad de las partes. Cuando son signo de tolerancia no de apariencia democrática. Cuando los temas que son materia opinión realmente involucran a la persona. Además está demostrado que las consultas son una respuesta a un transitorio y efímero estado de opinión. Es un probar si la sopa está salada. Nosotros que somos patriarcalmente autoritarios nunca consultamos, finalmente imponemos. Es lo que sucede cuando un poblador de la sierra, envía a sus niños y adolescentes, a la esclavitud del trabajo doméstico en la ciudad con un miserable pago anticipado. ¿Hubo consulta previa?

No pedimos, por ejemplo, la opinión a los niños y mujeres de la sierra sobre la calidad de la educación, la salud y sobre la actitud deshonesta de muchos alcaldes. Hay alcaldes y maestros de miércoles pues sólo aparecen después del tercer día de la semana Son alcaldes andinos pero viven en la ciudad. Tanto aman al distrito o provincia que representan que a sus hijitos a buen recaudo educan en las comodidades de la ciudad. Algunos hasta se disfrazan para retornar a su pueblo.

Estas autoridades que nunca consultan en materia de inversiones públicas que se han dedicado a maquillar de cemento sus pueblos para dar apariencia de progreso. Estos inventores de parquecitos para decorar el robo. Estas autoridades que desatienden a los pobres a los que tratan como siervos de la gleba y que sólo se acuerdan cuando necesitan votos o en la fiesta del santo patrón en la que reparten comida y aguardiente son los que hoy piden consulta sobre un asunto de capital importancia económica para una región pobre.

Realmente habría que pedir que se incluya en la consulta. Dos consultas más, papel sobra y nos ahorraríamos el gasto. De paso daríamos respuesta a dos inquietantes interrogantes: 1) ¿La gestión de su alcalde es transparente y rinde cuentas en los plazos de ley? Sí o No. 2) ¿Cree usted que la Iglesia es competente para emitir opinión técnica sobre asuntos productivos y medioambientales? Si o No. A ellos podríamos añadir un ¿por qué? opcional.

Si estas dos interrogantes se incluyeran en el oneroso referendo todos quedaremos en pos de las respuestas porque habrá inquietantes constataciones. Una realidad patente es la de ser ciudadanos y fieles con muchas preguntas que nos anudan la lengua y que no encuentran respuestas. Por ejemplo, muchos se preguntan en Ayabaca o en Paita: ¿Padrecito qué hace usted con las limosnas?. Otros preguntan: ¿Si los colegios religiosos responden al carisma de atender a los más pobres y excluidos porqué los colegios religiosos son tan costosos? ¿Por qué muchos curitas que viven amancebados siguen diciendo misa?. Algunos feligreses me preguntan y yo que soy un simple mortal no pudo responder a interrogantes cómo esta: ¿El padre lelo que se fue en pos con la corista y tiró la sotana se ira directo al cielo o al infierno? Estas interrogantes flotan también entre los adventistas o entre los mormones. Pues diablos predicadores hay en todas partes. ¿Si la sangre de Cristo salva por qué dejar que tu hijo muera sin recibir el plasma que tu le puedes dar?. ¿Es cierto que Dios quiere que usemos corbata para distinguirnos de los pecadores.?. En fin son inacabables los motivos para una consulta. Yo me contentaría con una:¿ Cuál debería ser el perfil del ciudadano que gobierne la región y también del que gobierne la ciudad?. Sus respuestas a miguelgodos@hotmail. com. El próximo domingo tendrán los resultados de la encuesta.

sábado, 18 de agosto de 2007

PERU MILLONARIO DE CATASTROFES Y POBRE EN PREVISION


Por Miguel Godos Curay
“Perú roto por la geografía…Perú millonario de catástrofes…Perú amado por los cataclismos…Perú socio de las peripecias..Perú preferido por los riesgos…Perú abastecido de percances..Perú del que los sismos se enamoran… Perú favorecido por los peligros..Perú poblado de hecatombes…puesto que somos los peruanos en gran medida seres orográficos...volcanes en dos pies que se desplazan” dicen los versos del poeta Alberto Hidalgo. Nunca tanta carne tuvieron las palabras.

Sólo bastaron dos minutos para que la corteza terrestre temblara y todo el esfuerzo humano de una región de agricultura exportadora pujante, pesquería artesanal memorable y valioso patrimonio natural y cultural que jalaba turistas se viniera por los suelos. San Andrés de pescadores, la idílica aldea de Valdelomar, ha quedado desolada como al otro día del naufragio. El Servicio Geológico de Estados Unidos, con sede en Boulder, Colorado, registró el movimiento telúrico a las 6.40 p.m., a 40 kilómetros de profundidad en el Pacífico. El epicentro se ubicó a 148 kilómetros al sur-suroeste de Lima, y a 110 kilómetros al noroeste de Ica. Desde el miércoles la tierra sigue temblando.

En el último informe sobre Desarrollo Humano en el Perú (2005) Ica se ubica en el tercer lugar a nivel nacional (0.6481). Piura con un índice de 0.5714 se ubica en el puesto 15. Por sus dinámicas económicas y el desarrollo de una importante capacidad exportadora en las líneas agrícolas y agroindustriales (uvas de mesa, espárragos). Ica creció en la última década. Este esfuerzo demandó el uso racional del agua y administración de nutrientes mediante el riego por goteo. Un ejemplo de eficiencia y competitividad es la empresa Agrokasa que alcanzó rendimientos en el cultivo de espárragos del orden de las 9,6 toneladas por hectárea superiores a los obtenidos por Italia ( 6.3 toneladas) y Grecia (4.6 toneladas). La exportación de espárragos verdes se multiplicó 31 veces entre 1998 al 2004. En el mismo periodo las ventas de uvas de mesa se multiplicaron 59 veces.

El boom agro exportador impulsó el pleno empleo, la demanda de mano de obra agrícola y alentó la migración de le periferia. Cuando en Piura se calculaba el ingreso per capita familiar en 263.3 nuevos soles. En Ica alcanzaba el 438.7 en el 2005 . Otro caso es el de la provincia de Pisco que ocupaba el puesto 13 (0,6525). Paita, puerto salida de las exportaciones en la región se encontraba en el puesto 64 (0.5800) y Talara, productor de hidrocarburos, en el 26 (0.6215). Según el Alcalde Pisco Juan Mendoza Uribe, el 70% ciento de su ciudad está en escombros. Pisco tiene que hacerse de nuevo, con cimientos y previsión para el futuro. El terremoto trajo también por los suelos los indicadores del desarrollo. Pese a que aún no se han evaluado los daños a la infraestructura productiva las estimaciones serán cuantiosas.

Se precisa una década para reconstruir las ciudades, el tiempo se puede acortar con la acción concertada del Estado y la cooperación internacional pero ya nada volverá ser como antes. A ello hay que sumar la experiencia humana de la tragedia que se convierte en una amenaza inolvidable con una secuela de ansiedad que de no ser tratada adecuadamente y procesada puede desencadenar temor, violencia y terror. Por este motivo la solidaridad humana, la reconstrucción de la confianza, requiere del concurso de los medios de comunicación social para un manejo responsable de la información, de los maestros, de los líderes religiosos y del propio Estado que tiene que desandar su ausencia para garantizar la recuperación de la calma y seguridad ciudadanas.

La sensación de amenaza, persiste tras un sismo, es una experiencia atemorizante acompañada siempre de una descarga de adrenalina producto de la emoción intensa que provoca stress y agotamiento físico. Por eso en este momento la solidaridad y la generosidad son necesarios y operan milagrosamente reacciones favorables a la recuperación. Casos como el del padre José Torres que celebraba una misa de difuntos en la Iglesia de san Clemente de Pisco, realmente son conmovedores. El padre Torres no tiene palabras para explicar cómo es que salvó su vida al desplomarse de cuajo la bóveda del templo. La añeja construcción aplastó a los feligreses. Todo quedó convertido en un amasijo sanguinoliento de carne humana y polvo. El padre Torres fue rescatado anteayer de los escombros. Tenía las manos juntas y los ojos cubiertos por una costra de polvo y lágrimas.

El dedo de Dios lo protegió pues la cúpula cayó sobre él como una copa de sombrero. “Los pesados adobones ni siquiera tocaron los ornamentos del Padre Torres” dice el Comandante de Bomberos Roberto Ognio. La pérdida de vidas humanas es irrecuperable. Los muertos suman más de quinientos y aún prosigue el rescate de cuerpos tras los escombros. Las perdidas materiales son millonarias y los damnificados sin hogar pasan los 32 mil. Pese a las dificultades la reconstrucción ya se inició. Sólo queda extraer de esta dura experiencia una lección necesaria. No podemos seguir pensando que la previsión y la Defensa Civil son asignaturas pendientes o un menester para funcionarios ineptos. Y que la vigilancia de la calidad constructiva de las obras públicas no es necesaria. Como diría el poeta: “el Perú es un pueblo abastecido para los percances” en donde no podemos cruzarnos de brazos. Ni pensar que las próximas victimas de un cataclismo como el registrado en el sur no podemos ser nosotros.

sábado, 11 de agosto de 2007

UNA VITAMINA CIVICA LLAMADA GRAU


Por: Miguel Godos Curay
Grau era fuerte, pese a tener la voz fina y amable. Según recuerda Thorondike tenía una habilidad extraordinaria para desenroscar piezas que nadie conseguía mover con sus dedos fuertes. En otras ocasiones partía en dos una baraja española para divertir a sus amigos. Era un hombre de singular estatura humana. Al inmolarse en Angamos tenía sólo 45 años. Las efigies de Grau que conocemos nos presentan al Almirante envejecido por la gloria con una obesidad impropia de un atleta que practicaba la natación y se soleaba en cubierta. Ortiz Sotelo,anota, que se hizo a la mar cuando sólo tenía ocho años y ocho meses de edad al lado del curtido navegante panameño Manuel Herrera. A los diez, ya había enfrentado un naufragio. Sin duda, Grau tiene una trayectoria humana impresionante. Irrepetible y sin parangón.

Estos destellos de grandeza humana lo hicieron extraordinario. Según Jung el héroe es un personaje que enfrenta los peligros y no se arredra. No es un espíritu etéreo que nació feliz y murió feliz. Es una criatura que llegando al umbral del sacrificio desborda la muerte y abraza la inmortalidad. Grau, por eso, es un paradigma que hoy nos hace tanta falta para elevar la vehemente vocación de rasero con la que se conduce la cosa pública. Basta sólo imaginar a Grau, que fue Diputado por Paita, defendiendo con ardor y razón el proyecto Alto Piura sin esa tibieza torpe, y ese afán de protagonismo de nuestros congresales.

¿Qué diría ese Grau de estatura admirable si concurriera al Gobierno Regional y al Municipio?. ¿Qué diría este hombre cuya palabra era ley frente a la alfalfa legislativa del Consejo Regional.? ¿Qué diría frente a la inseguridad ciudadana y a la espectacularidad policial para la crónica de un operativo antidrogas en donde no se requisó siquiera un gramo de cocaína.?

¿Qué diría ese fervoroso alumno de la vida cuyo deber no tenía precio frente a la demanda de algunos maestros que exigen a viva voz cobrar sin trabajar?. ¿Con qué autoridad moral podrán exigir cumplimiento a sus alumnos? Nos socava la curiosidad de verlo espectando un encuentro deportivo en un estadio enorme que lleva su nombre pero con tribunas que nunca se llenan o saboreando un piqueo en alguna picantería piurana en donde desde que se hizo del buen comer recurso turístico, nos sacan los ojos.

Habría que imaginar a este hombre de estatura moral enorme enardecer de explicable indignación con sólo contemplar el festín de las injusticias. Ese afán de servirse antes que servir que consume a las burocracias. Esa inaudita voracidad por los cargos públicos que ordeñados como ubre construyen la fortuna indecente.

También habría que imaginar el ceño fruncido de este Grau que con su sangre limpió la vergüenza de la patria leyendo las páginas de nuestros diarios inundadas de denuestos, de delitos, de robos, de adjetivos e improperios. ¿Qué nos diría recorriendo las aulas universitarias y establecimientos académicos si descubriera que hemos impuesto como unidad de tiempo(¿?) la “hora pedagógica” de 45 minutos. ¿Que diría este señor forjado en la austeridad y el decoro frente a la voracidad electorera de las fórmulas para las repartijas estudiantiles?.

Resultaría impredecible un recorrido por la ciudad por los puentes de hedor insoportable, por la propia avenida que lleva su nombre y por el jirón Loreto sitiado por cabinas de Internet y lúbricos chicharrones de carne humana. Estupefacto, por la incomodidad de las combis y la santa paciencia piurana, como una voz interior enorme resonaría en nuestras conciencias. Nos sacudiría de la derrota, de la quiebra moral y de la angustia. Nos rescataría del desdén de estas verdades reales, hilvanaría nuestra desestimación, para decirnos con fe apasionada que podemos ser grandes y dignos.

sábado, 4 de agosto de 2007

EL MAL DE OJO Y LA CEGUERA PIURANA


Por: Miguel Godos Curay

El mal de ojo que afecta a los piuranos y que obligaba a nuestras abuelas a indecibles protecciones no es una práctica reciente. Sus orígenes se remontan a las penumbras de la edad media. Hoy con propiedad se indica que su expansión se produjo en el renacimiento en que se produjo un cambio gradual en la jerarquía de los sentidos. Antes existía un predominio del oído que organizaba la vida comunitaria con historias de la aventura humana y divina contadas de boca a oreja con un intenso uso de la memoria y la imaginación.

También existía el predominio del tacto y las sensaciones localizadas en las yemas de los dedos. Por eso todo lo existente tenía que tocarse. Se tocaban, como ahora, las reliquias sagradas y todo objeto preciado y apetecible. Por eso el aro símbolo de la alianza matrimonial en el dedo anular remarcaba a los ojos del mundo la comprobación fehaciente de la virginidad tocada. Según la tradición piurana el mal ojo se produce: “por una mirada intensa que libera la electricidad de las vistas”. Entonces se produce el malestar de los niños. En los adultos el mal de ojo tiene su matiz reconcentrado en el “shucaque” y se localiza en el vientre presa de espasmos dolorosos. En este caso una penetrante mirada desborda el rubor y la vergüenza.

La mirada que come no es otra cosa que la envidia pura. La envidia, del latín invidia, invidentia , es la mirada voraz que desea abruptamente la desventura ajena. Por supuesto es distinto el ojo que ve, contempla, mira y admira y el ojo que desea lo que no tiene ni le pertenece. Los ojos envidiosos son corrosivos pues brota en ellos el ardor encendido de pasiones soterradas y destructivas que desembocan como un río revuelto en el mal.

En Piura abundan los ojos envidiosos que se transforman en lenguas maledicientes. En saludos corteses que destilan veneno por las comisuras. En conversación inagotable donde menudean las virutas del odio y el incendio del egoísmo. La envidia deviene en patología y se convierte en rabiosa tristeza por el éxito ajeno. Los textos de moral advierten que el veneno de la envidia disminuye la propia excelencia, la felicidad, el bienestar y el prestigio. Sobre todo corrompe la amistad y los amigos de entonces ya no son los mismos. Los antídotos contra la envidia son la caridad y la humildad.

Sobre las miradas se ha escrito mucho. Sobre las miradas turbias del deseo y sobre el temor a ser mirados y descubiertos. Una es la mirada de Dios cuyo ojo lo ve todo y aparece en todas las representaciones populares. En la calenturienta y hipnótica Piura, en efecto, existe una devoción al ojo divino pero también con desenfado los piuranos incorporan a su modo de decir las cosas el ojo chiquito, el agujero de la pasión desbocada y el deseo. En el imaginario piurano los ojos y las miradas, guardan una estrecha relación con nuestro modo de construir el mundo. No en vano la vieja mangachería mantiene viva esa vieja devoción a Santa Lucía, la preciosa virgen siciliana patrona de los pobres y los ciegos.

Según la historia a la hermosa Lucía, le arrancaron los ojos pero milagrosamente siguió viendo. Su indulgente devoción nos acompaña desde la estancia en Monte de los Padres. En San Miguel del Villar de Piura, donde hoy nos encontramos, tuvo su santuario, finalmente desaparecido. Ella era invocada como protectora de los ojos y guardiana de las alucinadas miradas de la envidia que nos transportan irremediablemente a la ceguera de la soberbia y del corazón. Esa ceguera de los que teniendo ojos son incapaces de darse cuenta del infeliz paradigma de vivir pobres, tristes y abandonados en la riqueza.