domingo, 28 de noviembre de 2010

LA VERDADERA RIQUEZA DE LAS NACIONES


Por: Miguel Godos Curay

Cuando en 1990 el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) estableció como premisa el IDH (Índice de Desarrollo Humano) que mide la longitud de la vida, el logro educativo y el nivel de ingresos se disponía de información comprobable en la mayor parte de los países. Sin embargo, se descubrió que una de las debilidades de este método era la falacia estadística y los sesgos de la distribución. No se disponía de una medida cuantitativa de la libertad humana. Pese a las dificultades se llegó a una importante conclusión: “La verdadera riqueza de una nación está en su gente”. Esto significa que no sólo es necesario tener necesidades satisfechas. También se puede llegar a una vida saludable y humana a través de las oportunidades educativas. Como advierte Amartya Sen la educación expande la libertad humana. Muchas veces con modestos ingresos son posibles logros en salud y educación cuando se utilizan con racionalidad y sin el manoseo corrupto los recursos. Los fracasos son producto de gestiones irresponsables y mediocres en las que se oponen los intereses personales a los intereses colectivos. Hoy se ha incorporado al IDH el Índice de Desigualdad de Género (IDG) y el Índice Pobreza Multidimensional (IPM). Pueden haber mejorado los niveles de ingresos, pero la discriminación y la violencia contra la mujer persisten. Hoy existen pobres que tienen televisor a color pero carecen de los servicios básicos. Viven en hacinamiento. Las propias ciudades se conciben para los centros comerciales que empujan el consumo, para los vehículos y el asfalto. No se piensa en las personas.

El desarrollo que mejora personas requiere de un tejido institucional no de una telaraña que traba las buenas iniciativas. Los pequeños empresarios urgen de una saludable eliminación de los mecanismos restrictivos y excesivas regulaciones para estimular la competencia. Resulta inexplicable que mientras la recaudación tributaria arremete contra los pequeños negocios, se permite a las grandes empresas mineras aportes voluntarios. Otra constatación es la de entender que la prosperidad de un día para otro no es sostenible. Tampoco lo es el beneficio obtenido de formas sucias de acumulación producto de la corrupción.

Si la salud y educación mejoran, pero no hay una participación activa de los ciudadanos en la vida política, no hay desarrollo. Sino consolidamos la democracia local abriendo espacios para las mujeres, excluidos y minorías no podemos hablar de progreso. Conforme al informe del PNUD 2010 en el mundo existen mil 750 millones de pobres que viven con menos de un 1.25 dólares diarios. Eso sucede en África Subsahariana, pero también en la Piura andina y a la vuelta de la esquina. El desarrollo humano es expansión de oportunidades. Y privados de oportunidades están nuestros niños mal educados en la sierra y en la periferia urbana de Piura. Las niñas de la sierra entregadas para el trabajo doméstico en la ciudad, los niños trabajadores del mercado y las madres migrantes de las zonas urbano marginales. Los hijos de los mineros informales no vislumbran futuro. En educación no hay progresos significativos. De la retórica, el decir mucho y hacer nada. Los indicadores son aplastantes.

Sumemos a ello la desconfianza en las instituciones del gobierno y la administración de justicia. Una sensación de inseguridad colectiva nos afecta. Otra lección del informe viene de la economía. Cuando la economía de un país se sostiene sólo en la minería puede producirse lo mismo que en Congo, Zambia Zimbabwe donde la caída de los precios del cobre deprimió la economía y hasta hoy no levantan cabeza. La pobreza multidimensional afecta a más del 62% de las poblaciones. En los países desarrollados las muertes son de 16 fallecidos por mil nacidos vivos, en Piura las cifras son del orden de los 31 por mil (2005). Las cifras no han variado mucho. Entregar dinero a los pobres de la sierra sólo ha servido para incrementar el consumo de cerveza y el abandono de cultivos de trigo, cebada y papas para comprar arroz y fideos. La pobreza maquillada no es desarrollo.

Otro aspecto paradigmático en Piura es el incremento de la diabetes consecuencia de la obesidad mórbida y la mala nutrición por inapropiados hábitos alimentarios. De cada cien piuranos por lo menos 10 padecen diabetes de modo asintomático hasta que no son afectados por una secuela del mal. Antes se creía que la diabetes se disparaba ahí donde había exceso de consumo chatarra. Hoy la epidemia de diabetes frecuenta barrios marginales y hasta la sierra de Piura. La inversión tiene impactos directos e indirectos en la vida de la personas. La economía se activa porque existe una correlación positiva entre los niveles de ingresos, la educación y la salud. Sólo en Venezuela se ha producido una diminución de los ingresos pero la esperanza de vida ha aumentado 14 años en promedio.

Los saltos de oportunidad en las familias pobres y de escasos ingresos están en la educación. Un padre vendedor ambulante puede empujar, con mucho esfuerzo, a su hijo a la universidad. En este esfuerzo se empeña toda la familia y a consecuencia del sacrificio de otros integrantes del clan. Mientras un estudiante carenciado se esfuerza se raja existen otros con mejores oportunidades educativas que tontean y pierden el tiempo. No es que la calidad sea privativa de los centros privados, las miserias y la precariedad formativa se muestran descarnadamente en la universidad en donde la incompetencia se acumula a niveles insostenibles. En un sector tan sensible como la educación tienen nula presencia los padres de familia y casi nunca se escucha a los estudiantes quienes con sinceridad son los primeros evaluadores de sus maestros. En China, Malasia y Tailandia las escuelas están ocupadas con actividades y programación todo el año. En tal dramático escenario nuestras escuelas están cerradas a las actividades académicas y docentes, tres meses durante las vacaciones. Después nos quejamos de los pocos logros.

Uno de los conceptos que urge explorar a partir el pensamiento de Amartya Sen es el concepto de seguridad basado en el apoyo y la solidaridad en donde la acción directa de los actores sociales prima sobre el crecimiento. El Estado debe mantener un poder compensatorio para limitar el abuso de poder de los grupos capitalistas y poderosos. Si esto no sucede se producen conflictos que provocan perturbaciones y desaceleraciones económicas que afectan a poblaciones dueñas de sus recursos naturales. Ha demostrado el informe que muchas veces se produce crecimiento económico sin desarrollo humano. Un fenómeno interesante es el proceso de urbanización que transforma los arrabales y tugurios en viviendas dignas. Otra es la especulación rentista que acapara tierras y las revende a precios exorbitantes. En Piura el paradigma es elocuente. Un piurano recién casado en una urbanización en ciernes paga 70 dólares metro cuadrado. Una empresa dedicada a la producción de etanol pagó 10 dólares menos, sesenta dólares, por una hectárea (10 mil metros cuadrados).Estas asimetrías económicas son del todo insoportables porque irritan la justicia e indignan a los ciudadanos.

En el mundo hay variadas experiencias. En Alemania, la educación, es responsabilidad del gobierno estatal, en Francia es el gobierno nacional, los gobiernos locales se ocupan de esta responsabilidad en los Estados Unidos. En el Perú la responsabilidad corresponde tanto, al Ministerio de Educación, los gobiernos regionales y locales. A pesar de todo, los resultados son poco alentadores. Los municipios no invierten en los colegios de la periferia desatendidos y abandonados. El gobierno regional no se apropia aún del valor de la educación de calidad y el Ministerio de Educación sigue siendo una politizada rémora.

En Costa Rica los niños acompañan a sus padres al acto de sufragio. Incluso participan en una elección nominal que educa cívicamente al niño y los prepara para las responsabilidades cívicas del futuro. Nosotros prohibimos con las fuerzas del orden la presencia de los niños y seguimos siendo autoritarios. Los derechos civiles son fundamentales para el desarrollo. Aún existen poblaciones vulnerables. Etimológicamente la raíz latina de vulnerable significa “herida”. Y tienen una herida quienes no gozan de sus derechos. Un tema crucial es el empleo, el desempleo y el sub empleo. Cuando no hay protección las empresas se tornan abusivas y hostiles. No pagan lo justo y despiden a sus trabajadores para eludir obligaciones sociales. La falta de trabajo afecta a las familias y en especial a los niños que dejan de acudir a la escuela.

En el Informe de Desarrollo Humano del PNUD 2010 Perú ocupa el ranking 63 con un IDH de 0,723 y está incluido entre los países con desarrollo alto. Chile están en el ranking 45 (0,783), Argentina en el 46 (0,775), Brasil está en el ranking 73 (0,699); China está entre los países de desarrollo medio en el ranking 89 (0,663), Ecuador en el 77 (0,695) y Bolivia en el ranking 95 (0,643). Con Desarrollo Humano muy alto está en primer lugar Noruega (0,938), Estados Unidos en el lugar 4 (0,9002), Japón en el 11 (0,884), Canadá en el 8 (0,888) y Alemania en el 10 (0,885) y el Reino Unido en el 26 (0,849). Sin duda estamos mejorando en el contexto mundial. Pero podríamos estar mejor sin corrupción y con una activa vigilancia ciudadana que acaba con las brechas de exclusión en salud, educación e inversión pública.

domingo, 21 de noviembre de 2010

EN LEGITIMA DEFENSA


Por: Miguel Godos Curay

Queremos formular una contestataria propuesta a nuestros amigos lectores y a los que no lo son. La de no comprar ningún producto ni recurrir a los servicios que salvajemente nos colocan en la punta de la nariz estos publicistas aviesos que ocupan las principales arterias de la ciudad y han despersonalizado nuestros, hasta ayer, apacibles rincones sin que nadie nos preserve de la contaminación publicitaria. Sólo así entenderán que los piuranos y cualquier ciudadano civilizado quiere una ciudad para sí: limpia, abierta y acogedora y digna. Una ciudad para sus habitantes no para los comercios que de una día para otro trastornan todo movidos por el resorte del consumismo. Bueno es culantro pero no tanto. El consumo por el consumo mismo nos ha convertido en adictos a las tarjetas, a las deudas impagables. A la ignorancia respecto al Código del Consumidor actualmente vigente, el que aplicado a las ofertas que no lo son, a los pagos por reposición injustificados y a tramposas ofertas. En donde el presunto descuento no es sino el incremento al precio que se exhibía un día antes. Al dos por uno y a otros cuentos mercantiles que el Código sanciona pero que nosotros dejamos pasar por desconocimiento. Igual sucede con los denominados servicios públicos regulados, servicios de salud, servicios educativos, los inmobiliarios y los financieros perversamente explicados con letra de pulga.

A los piuranos nos falta cultura del reclamo. Nos han educado para no reclamar con un falso sentido de nuestros derechos. Todavía hay quienes piensan que cuando uno dice lo que tiene que decir en defensa de sus derechos: falta el respeto. Nadie es irrespetuoso cuando exige justicia. El abuso disfrazado es insoportable. Hay que acabar con estas malas prácticas. No es así y no tiene porque ser así. Convivimos con una serie de mandatos irracionales que lindan en el abuso y contra ellos hay que arremeter con decoro y dignidad. Hay escuelas públicas y privadas en las que se apropian de los efectos personales solicitados a los niños. En otras los mejores trabajos de los alumnos pasan a ser patrimonio de la profesora a la que con inaudita perversión en Piura se llama “miss” como si en el castellano no hubiera la palabra apropiada.

No faltan los que utilizan los vehículos y bienes del Estado como si fueran propios. Son propiedad común,pertenecen a todos y están al servicio de todos. No de uno o cuatro gatos que ocupan cargos públicos de modo transitorio. En Cuba, por ejemplo, los bienes del Estado están de modo efectivo al servicio de todos. Así por ejemplo, el auto de un ministro o de cualquier funcionario que en su desplazamiento encuentre niños que se dirigen a la escuela tiene la obligación de llevarlos. Son el capital más valioso de un país. No se si la misma experiencia se puede aplicar en Piura. En donde los bienes del Estado se convierten en prenda apetecida y símbolo del disfrute del poder. Hay buses que deberían movilizar a estudiantes a sus centros educativos y sólo se dedican a conducir vacas sagradas que tienen sueldo y lo suficiente para pagar un pasaje. Hay que enseñar a nuestros estudiantes, niños y jóvenes, a reclamar. La cultura del reclamo nos inmunizará frente a abusos de todo tipo que menudean a diario. En las instituciones públicas donde se demoran los trámites y en donde los tiempos burocráticos nos provocan rabia e indignación.

Una práctica que se extiende cada día en la universidad es el poner freno a los docentes que nunca entregan un sílabo o no tienen reglas claras para evaluar a sus alumnos. Ya en San Marcos, en la UNI o en la Católica al profesor que improvisa, los alumnos le paran el macho y lo aclaran. “Profesor lo que usted nos está explicando ya lo conocemos de modo que prepare bien su clase”. No se piense que en servicios educativos no se aplica el Código del Consumo. Se aplica y de modo terminante cuando no se brinda información veraz, oportuna, completa objetiva y de buena fe sobre las condiciones del servicio así como las condiciones de los costos pactados.

Igual trato corresponde a los servicios de salud y los financieros y otros. Algunas clínicas, para reducir costos, cubren sus cuadros de personal con legiones de practicantes. Otras veces en jerga enrevesada registran servicios que engordan la factura. Sin contar las prácticas negligentes que tampoco están ausentes. Los servicios financieros son también motivo de razón y queja. Se entregan tarjetas de consumo como estampitas y a sola firma. Y no hay que ser ingenuos para no reparar sobre las consecuencias del mal uso de las mismas y las impagables deudas que se generan a partir de la irresponsabilidad.

Un modelo digno de encomiar es el servicio que presta la empresa más conocida por los piuranos y talareños, por su puntualidad y el celo con el que preservan la seguridad de sus pasajeros. Turistas que retornan de Máncora pueden arribar a Piura con puntualidad europea para abordar el avión. En sus buses se movilizan diariamente desde dolidos viajeros pacientes de la seguridad social, estudiantes, trabajadores de las empresas petroleras, amas de casa y docentes. El cumplimiento de los horarios y el orden facilita la comunicación de Piura con Talara y sus distritos. Esta empresa cumple a pesar del progresivo deterioro de una carretera sinuosa en la que una serpiente de cisternas de crudo que diariamente se desplazan a la refinería de Talara destroza con impunidad. Algunos tramos en donde aún queda carretera el asfalto parece, a consecuencia del sobrepeso, un borrador. No es posible que la provincia productora de hidrocarburos tenga una carretera en malas condiciones. Y no hay razón para que cisternas cargadas de crudo paguen una bagatela en los puestos de peaje y sin la posibilidad de permitir la reconstrucción de la maltratada vía.

No sucede lo mismo con otras empresas que se detienen a recoger pasajeros en el camino sin medir las consecuencias. El tema de la seguridad para los usuarios de servicios de transportes es tierra de nadie. Los piuranos son fieles a la tradición gondolera de viajar con hatos y garabatos. Aún no hemos percatado que en otras latitudes un viaje tiene que ser seguro y cómodo. Sin esa fauna de pedigüeños y tragicómicos que pican los bolsillos de los viajeros y otras veces operan como eficiente servicio e los salteadores. A todo ello hay que poner fin. Hay que exigir de una vez por todas, buen trato. No podemos continuar así con este atropello inacabable.

domingo, 14 de noviembre de 2010

LA CIUDAD DE LOS MIL Y UN CUENTOS


Por: Miguel Godos Curay

No menos de tres congresistas piuranos fueron estafados por la pirámide financiera de CADE y por vergüenza guardaron cómplice silencio. Dicen que uno de ellos, por todos ustedes conocido, consumada la estafa prorrumpió con nostalgia "Le robaron los huevos al águila".El asistente del padre de la patria que contaba esta historia la concluyó con esta frase: "ladrón que roba a ladrón tiene mil años de perdón". En Piura los timos son un viejo y consumado arte. Allá por los 68 y 70 se apareció en Olmos la virgen María a una niña llamada Teodorita que recibía mensajes -que sólo ella era capaz de oír- de la madre de Dios en pleno trance “y con las vistas torcidas”. De pronto la cuesta de Ñaupe se llenó de peregrinos de toda laya que de los últimos rincones de Piura acudían con fervor milagrero. Entonces el milagroso algarrobo donde la virgen se aparecía se llenó de cirios y ex votos. Algunos de los fanáticos juraban y rejuraban que el mismo Espíritu Santo se aparecía diariamente en forma de chilalo en el bendito algarrobo. Las vianderas, taxistas y posaderas hicieron su agosto. Cientos de rosarios tocados por la niña Teodorita salieron a la venta, al igual que algodoncillos quita dolores y hasta botellitas de agua bendita aromatizadas con gotas de agua florida. Cirios y velas por cientos. El fervor decayó cuando uno de los tullidos que había caminado ante los ojos de los incrédulos declaró en la redacción de La Industria que sus males habían empeorado y retornó a sus cojeras. El padre de la niña durante mucho tiempo vivió de este fervoroso negocio. En el lugar de la aparición surgió un pueblo. Y un próspero negocio con camión para reparto de leña llamado “El Milagro de Teodorita”.

En Piura se vende, se vendió y se venderá sebo de culebra porque la ingenuidad nos fluye a borbotones. Un caso reciente es el próspero negocio de los honguitos Labomat que pulverizó ahorros y convirtió de en estafadores perseguidos por la Interpol a ingenuos sullaneros. La estafa llegó a límites insospechados y en la relación de víctimas se registra a más de un avisado e inteligente. Lo mismo sucede con productos que se anuncian y ofertan como cura definitiva para la diabetes y otros males con el presunto aval científico de universidades prestigiadas. No es así. Otros han convertido los productos naturales en una panacea para todos los males. Tras la agresiva promoción publicitaria y la aparente inocuidad de los fármacos se ocultan redes caza tontos para exprimir los bolsillos.

El mismo efecto tienen los tónicos capilares, las pastillas para reducir peso en una semana y sin dietas y los regeneradores de piel. Nunca funcionan. La aparente venta de estos productos en centros comerciales prestigiados nos les quita su sobredosis de cuento. También hay timos para “inteligentes”. Un ejemplo son los cursos de “aprenda a hablar inglés en quince días”. Lo cursos acelerados de chino mandarín y cuanto idioma sirva en la universidad para pasar por agua caliente una maestría y un doctorado. Tal es la situación que con contadas excepciones, ninguno de los magísteres y doctores de nuestras universidades puede sostener una conversación en inglés por cinco minutos. Que conste que los “doctores” conforme a la ley deben tener pleno dominio de dos idiomas en los cuales pueden sostener una clase impecable, escribir un artículo científico y poder acceder a la producción científica de primera fuente. En la realidad esto no sucede.

Otra estafa son las academias universitarias exitosas. En realidad no lo son. Los alumnos, con contadas excepciones, razonan en absoluto. Son aprendices memoristas de soluciones incapaces de operaciones racionales básicas. Todo ello consecuencia de tener una colección histórica muy completa de los exámenes de admisión de tal o cual universidad. Las academias son prósperos negocios veraniegos. Una propuesta razonable debe ser la incineración pública de estas coloniales fórmulas repetidas y descompuestas de medir las inteligencias. El día en que se adopten procedimientos más creativos de descubrir las actitudes de los estudiantes se tendrá mejores cuadros en la universidad. En esta tarea tienen que medirse los indicadores de éxito en la educación primaria y la secundaria. Sólo así no se caerá en el fiasco de tener por excelentes a memoristas astutos. En lugar de reflexivos honestos e inteligentes. Otra forma de estafa es el rito académico. El sonar cascabeles con foto incluida al concluir la maestría y el doctorado sin tesis sustentada. Una simple constancia de culminación de los estudios es causa de ríos de cerveza y gastos innecesarios. La tesis que es investigación pura trabajada, pensada y la suficiencia en el dominio de los idiomas son tareas imprescindibles hoy postergadas. Michael Porter lo ha señalado en Urubamba. Si el país no invierte en educación con seriedad no podrá sustentar competitividad. Porter establece como meta la suficiencia en idioma inglés en la secundaria imprescriptiblemente. La educación precaria reproduce como cáncer la pobreza.

Un nuevo mito piurano ha surgido en plena avenida Grau donde viejitos y viejitas adoloridas y desahuciados de todos los males, vestidos de blanco, pugnan por las 28 camas coreanas que a su decir los restablecen de todos sus males. Pese a que el tratamiento es gratuito y la presunta terapia obra milagros. El cuento flota en el aire y se huele. No faltan, por ejemplo, los que seducidos por esta terapia de masajes térmicos muevan cielo y tierra para adquirir sus tarimas quita dolores y poner su negocio portentoso en su barrio. La devoción por la cama coreana no queda aquí. Los más persuadidos y sugestionados se unen y reúnen para en un paleteo colectivo contarse chistes y olvidarse de sus males tras un masaje con los jades orientales. La terapia, en apariencia inocua, tiene como prolegómeno la visita de los coreanos con la consiguiente oferta de adquisición de los catres milagrosos. Mientras tanto, la pesca de adoloridos prosigue y las colas son numerosas todas las tardes. Cierto es que quien padece sus tragedias dolorosas se aferra a cualquier solución en busca de alivio. Es innegable también que los piuranos pertenecemos a esa legión inacabable de caídos del guabo. Es la misma historia del viejo aduanero que en el paso fronterizo durante los últimos diez años de su vida vio a pasar a un hombrecito sonriente en bicicleta. Todas las veces que se le hizo una pesquisa nunca se le encontró nada que contraviniera le ley. Pero a punto de dejar su puesto. Detuvo al sujeto y en tono de ruego le preguntó. -¿Vas a decirme de una vez por todas qué es lo que contrabandeas?- Sin perder la calma el hombrecito respondió: “-Je-fe-ci-to bi-ci-cle-tas”. A propósito ¿Qué nos quieren vender los coreanos?.

domingo, 7 de noviembre de 2010

¿POR QUÉ SALIMOS MAL EN MATEMATICAS?


Por: Miguel Godos Curay

Esta semana que pasó fue de exámenes finales en la UNP. Confieso que es una de las etapas mortificadoramente desagradables e insoportables para cualquier docente decente en la universidad. Durante estos días hay que tener oídos para escuchar los argumentos sin argumento, al que recurren los estudiantes para justificar sus bajos rendimientos e indigencia académica. Si no es la enfermedad de la abuelita, recurren a problemas familiares de toda índole, enfermedades imaginarias y contagiosas justificadas por un irresponsable médico amigo, furtivos embarazos y hasta imperdibles oportunidades laborales que no nos permite estudiar.

Existe en la universidad una subdesarrollada gabela perniciosa llamada el examen “sustitutorio” o “suplicatorio”, que permite a estudiantes negligentes y a vagos redomados, tener una evaluación salvavidas. Finalmente a rastras y sin decoro, estudiantes de la hora undécima, aprueben cursos para mantenerse a flote en esa vacación permanente que para muchos es la universidad. Otros recurren al vínculo familiar con el que pretenden aceitar y lucrar un trato preferente. Otros utilizan una matemática absurda que permite esos conejos salidos de la manga que convierten un 10.45 o un 10.50 en un “once” aprobatorio. El once es la cuerda floja. La mediocridad piadosa disfrazada de aprobación.

En la matemática financiera un redondeo de estos que se aplican con facilidad y sin reparos en la universidad podría convertirse a escala en un robo descarado, brutal y descabellado. Nuestro decimal sistema aprobatorio es una heredad colonial. Un piso resbaloso que prolonga esa actitud fresca indefinida que se expresa en esas respuestas a la interrogante: ¿Cómo estás en matemática? “Estoy más o menos”. No es más ni es menos. No estoy ni bien ni mal. La lógica, sin embargo, sólo admite dos posibilidades. O estar bien o estar mal. Ontológicamente nadie puede ser y no ser al mismo tiempo. Mejor dicho nadie puede estar mal y estar bien a la vez.

Sucede que en nuestra mente hemos instalado este espacio indefinido para justificarnos. Ese ámbar del semáforo que no es rojo ni es verde. Una cultura ámbar del que nunca sabe como está y vive sumergido en una mística “ojalatera” de posibilidades especulando neciamente en el “ojala me saque la tinka”, “ojala apruebe”, “ojala me vaya bien” sin dirigir la voluntad a un esfuerzo humano con claros propósitos e ilusiones por ser mejor.

Existe una severa traba del aprendizaje llamada la “discalculalia” que no es otra cosa que la dificultad para el aprendizaje de las matemáticas, el equivalente a la dislexia pero con los números. Quien la padece, por ejemplo, no puede completar problemas numéricos, es incapaz de dar la hora, administrar dinero a la hora de ir de compras, hacer presupuestos. En la vida práctica, quienes la padecen, pierden la noción del tiempo con inaudita irresponsabilidad de su vida y sus actos. Entre los mayormente afectados por la discalculalia están los ludópatas, los incapaces de realizar economías y ahorros, los que pulverizan presupuestos en menos de lo que canta un gallo y los que compulsivamente gastan y se endeudan sin medir las consecuencias. Ese aparente bienestar de hoy se torna en la angustia de mañana a consecuencia de las deudas inmanejables.

Habría que imaginar a un alcalde o presidente regional tocado por la “discalculalia” con una incapacidad absoluta para manejar responsablemente los dineros públicos, ofreciendo lo que no puede dar o dando un uso impropio a los recursos públicos. Hay una discalculalia corrupta y medradora que es el soporte de las coimas y de esa desembozada forma de ir perforando presupuestos como si se tratara de un acto normal cuando en realidad se trata de una actitud criminal disfrazada de honestidad.

Cualquier persona con cinco dedos de frente sabe que sus acciones permiten valorar su talante moral. La moral no es un adorno sino un atributo de conducta impecable en los ámbitos público y privado. No es posible que una persona sea intachable públicamente y en su esfera humana íntima y personal sea una indigente de valores. Hay una moral cosmética y postiza de los malhechores del bien. De los que ejercitan la caridad y el altruismo para tranquilizar su conciencia o para las páginas sociales de los diarios. La densidad moral de una persona es como la luz del candil que ilumina el espacio que ocupa. La luz se asocia con la transparencia, la limpieza en cada uno de sus actos. En los pequeños pero también en los que entrañan grandes decisiones. Es distinta la moral de la moralina como es distinto el oro de la hojalata.

El inmoral sabe y tiene conciencia que transgrede el orden moral. El amoral vive al margen de la moral porque no se ha dado cuenta que está en los linderos de la moralidad y no se ha dado cuenta ni le interesa saberlo. Lo seres humanos no sólo aprendemos a razonar y a emplear los números para mensurar y dar sentido a nuestro vida. Los números no sólo expresan nuestros caminos lógicos para el raciocinio también provocan emociones y actitudes. Existe en nuestros estudiantes, pánico frente a los números. No es casual que entre los infortunados que huyen del cálculo existe una verdadera legión de impuntuales y poco ahorrativos. No es casual que entre los que pierden el tiempo sin límites haya adictos al juego por encima de sus posibilidades racionales de asumirse a sí mismos como personas.

En cambio, quienes valoran el tiempo dedicado al trabajo, al estudio al compartir familiar. Cimientan su responsabilidad, valoran el dinero que tienen en los bolsillos y cuánto cuesta producirlo. Son capaces en cualquier momento de la vida detenerse para medir el camino recorrido y sentir los saltos de progreso que le ha brindado la vida. En apariencia números y palabras van por caminos diferentes. En realidad existe una relación muy próxima que permite que seamos dueños de sí mismos. Hace algunos días científicos de la Universidad de Oxford realizaron una experimento científico en el que administrando imperceptibles estímulos eléctricos al lóbulo parietal del cerebro de un grupo de voluntarios les ayudaba a resolver problemas numéricos. La experiencia ha permitido concluir a neurocientíficos en que hay muchas posibilidades para enfrentar la discalculalia. Sin embargo, lo que no han anticipado, los hombres de ciencia, es el haber encontrado un eficiente antídoto contra la irrefrenable voracidad de los corruptos.

lunes, 1 de noviembre de 2010

EL TERREMOTO COMPETITIVO QUE SE VIENE


Por: Miguel Godos Curay

Cuando los cuatro mega centros comerciales que a ritmo febril se construyen en los cuatro puntos cardinales de a ciudad empiecen a funcionar. El impacto será el de un terremoto económico cuyo epicentro será el mercado central. Los pequeños comerciantes, adictos a la informalidad y acostumbrados a operar al margen de la ley serán los primeros afectados. Después, en jerarquía de mayor a menor, los damnificados por cientos y miles serán los mayoristas a mayor escala, los que redistribuyen y los que hasta hoy la pasaban bien de ahora en adelante -sino reaccionan- las verán negras.

El concepto de mercado sucio, hacinado y desordenado con bajos precios pero con peso incompleto está a punto de morir. Los cómodos y modernos centros comerciales ofrecen una transacción limpia, con peso completo y precio. Sin la hostilidad que provoca ese modo informal de hacer las cosas. Los sobrevivientes de esta asimétrica batalla serán los comerciantes formales los que actúan con la ley y que desde este momento emprendan una reconversión que les permita mantener la lealtad de sus clientes ganados con un buen servicio. Los que no lo hagan los van a perder irremediablemente.

La mejor estrategia para ganar clientes es la de brindar un buen servicio: Precio, peso y trato justos. Una de las ineludibles condiciones es la limpieza y seguridad. Un mercado limpio atrae. Un mercado sucio es producto del desorden. En la cabeza de cualquier consumidor está fijada la idea: la suciedad atrae a personas que viven al margen de la ley en pos de víctimas a quien despojar del poco dinero que puedan portar.

Es importante la estrategia de precios y la calidad de los productos. Nosotros nos hemos metido en la cabeza la falsa idea que las frutas fermentadas, en descomposición, son buenas para jugo. Y no es así. Igualmente se puede observar en la carnicería que hay piuranos que compran lomo fino, otros pulpa blanda, otros pulpa y hueso, otros sólo hueso, otros recortes. Lo mismo sucede con las aves. Hay quienes sólo se alimentan con vísceras y patas de pollo. Aunque todo el mundo argumenta que son para el gato. No hay evidencias en Piura de gatos con obesidad mórbida o muy bien nutridos. Hay muchos en aparente fortuna pero cuando acuden al mercado desnudan su falta de chibilines y su economía de guerra.

El mercado de Piura, que es bueno recorrer, con las necesarias provisiones, es un caleidoscopio de la economía de Piura. Hoy abunda la fruta con nuevos productos de la estación: mango, uva y ciruela. Pero el piurano es muy aficionado al arroz, al guiso graso, al frito oloroso a especias y ajo. Como en las pasadas elecciones en la que hubo cuatro candidatos andinos y serranos en la contienda. En el mercado de Piura, resuma la sierra, muchos desayunan tortillas de trigo y queso. Café de olleta y tamales. Lo que significa que hay una presencia mayor de Ayabaca y Huancabamba.

La informalidad, hoy, mañana y siempre, es una mala aliada para competir porque es una actividad al margen de la ley. El comerciante informal que tiene una buena jornada chupa y come el día. El formal ahorra, tiene un horario, paga impuestos, se asegura. Conoce con claridad lo que ingresa y lo que egresa a su bolsillo. Planifica y proyecta. El informal amanece y anochece sin interesarse mayormente en las mejores oportunidades del mercado. Vive a sobresaltos acosado por los usureros y los peces gordos que viven de sus necesidades.

No quisiéramos tener un mercado en escombros pero lo menos que pueden hacer nuestros comerciantes es perder el tiempo en componendas políticas y en reclamos callejeros que exacerbados sólo dejan en el camino víctimas inocentes y problemas sin resolver. Si en efecto la solución de los problemas del mercado requiere decisiones políticas. Los mecanismos de la economía operan sin decretos ni resoluciones. La competencia arrasa y sin contemplaciones a quienes no están preparados para enfrentarla. Ni los ruegos ni las invocaciones a todos los santos regulan el mercado. Como bien dice el refrán “a Dios rogando y con el mazo dando”. Mejor dicho para mejorar hay que trabajar arduamente, hay que sudar la camiseta. Hay que organizarse y ordenarse por encima de quienes con desconocida pretensión e interés, buscan ganar a río revuelto con las necesidades y expectativas de otros.

Se avecina un terremoto competitivo. Hay que estar preparados pero con lo mejor que podamos hacer. Es tiempo de claridad de ideas. Tiempo de decisiones. El salir a las calles con las cajas destempladas esperando la solidaridad colectiva no es ninguna solución. ¿Creen ustedes que las amas de casa saldrán a defender a la mala caserita que les vendió con falto de peso? ¿Creen ustedes que el pueblo que consume saldrá a las calles para preservar el maltrato histórico de un servicio incompetente? ¿Creen ustedes que el sacrificado padre de familia que adquiere un saco de arroz con peso incompleto pero por el que pagó precio justo saldrá a las calles?. No hay que pedir peras al olmo. Estas demandas no guardan correspondencia y lógica.

Piura tiene el privilegio mayor de ser la capital peruana de las microfinanzas. Sus cajas municipales son las de mejor salud y vigor en el sistema financiero y en alianza con los empresarios formales pueden mejorar el mercado y convertirlo en un centro de abastos limpio, moderno y competitivo. Es más pueden ayudar a miles de comerciantes al tránsito a la formalidad. Esta es una batalla entre las microfinanzas que cautelan el interés social y la usura que carcome la economía del mercado. Este es un negocio para ganar. Una estrategia para mejorar y ganar clientes. Una estrategia para que Piura se sacude y mejore la calidad de sus servicios. Realmente poco o nada se puede esperar de los políticos tan dados a vender humo en víspera de elecciones. Tampoco se puede cifrar la solución de este carnudo problema a regidores tan dados a resarcirse con la dieta de sus gastos de campaña. Aquí solo hay lugar para dos actitudes. Una actitud activa e inteligente de anticipación a lo que pueda ocurrir con soluciones consensuadas de mejora. O por el contrario actitudes reactivas como el salir a las calles, arrojar los tachos de basura para que Piura se ve a más sucia de lo que está, vociferar frente al municipio y finalmente contratar pandilleros para los enfrentamientos callejeros con los resultados que ustedes conocen. Para entonces la lucha por la competitividad estará irremediablemente perdida.
Gráfico: Primera plana de El Tiempo tras violento enfretamiento en el mercado.