jueves, 29 de abril de 2010

EL VIAJERO DE ABRIL


Por: Miguel Godos Curay
Medio siglo al frente de El Tiempo han servido para perfilar la entraña humana de don Víctor Helguero Checa. Como que en Piura los Helguero y los Checa estuviesen vinculados al papel y a la tinta. A la pasión política y a la idea. Con don Víctor en las angustias diluviales de 1983 fue posible que El Tiempo prestara bobinas de papel para que Correo, su competidor en las calles, no dejara de salir. Era un trato cordial y amable que permitía una intachable y consecuente conducta de caballeros y una batalla de reporteros por la primicia en las redacciones.

Tanto El Tiempo como el Correo vivieron esa gloriosa etapa de la composición en caliente de plomo hirviente en los crisoles. De aroma de tinta en los dedos y el alma. Los linotipos, las Ludlows, las rotativas iniciaban diariamente esa febril actividad de llevar noticias a los hogares de Piura. Los redactores vivían con pasión desaforada su hambre de noticias. El tener una buena abridora para la primera plana era un secreto que el honor recomendaba no compartir. Hoy las comparten de grabadora a grabadora. Y los matutinos finalmente acaban diciendo lo mismo. Cuando se ausenta la pasión la busca de noticias se convierte en una gimnasia aburrida. Un más de lo mismo que no trasciende y no deja huella.

Don Víctor llevaba el periodismo en la sangre. La piuranidad nutría su modo de ver y hacer las cosas fiel a la tradición de Federico Helguero (1885) su padre, cuyas sabrosas crónicas fueron compiladas por César Pacheco Vélez, en un volumen de la Colección Algarrobo de la Universidad de Piura con el nombre “De la Patria Vieja”. Don Víctor fue ejecutor testamentario para el retorno a Piura de los restos de Felipe Cossío del Pomar tal como fue su deseo postrero. Su madre doña Mercedes Matilde Checa Eguiguren fue una memorable matriarca cuya bíblica familia se ha extendido en Piura.

Gracias a su tenacidad e impulso condujo la modernización de El Tiempo. Don Víctor abrió las puertas de su matutino a los jóvenes periodistas egresados de la UDEP. Margarita Vega, Carlos Carrasco, Alina Antón, Teo Zavala, Irina Mauricio, Práxedes Queneche, Hilda Machuca entre otros aplicados periodistas de las nuevas hornadas. Fue un hombre de sonrisa franca que se había ganado el respeto de trajinados reporteros como Abraham Grados, Luis Chong y el Tuerto Eyzaguirre que son parte da esa historia. Igual gratitud prodigó a Carlos Robles Rázuri, José H. Estrada Morales y Juan Alvarado Chuyes fieles a la línea editorial de El Tiempo.

El periodismo es una tarea apasionante. Lo entendió bien don Víctor cuya presencia inconfundible es motivo de gratos recuerdos. El Tiempo es probable que como el gato tenga siete vidas y que como las grandes construcciones intelectuales se mantenga con vida y lozanía durante muchos años. Creemos que una tarea pendiente para las universidades es el mirar a Piura desde los ojos de sus diarios. Contrastar esas lecturas objetivas de los acontecimientos que han dejado huella. De sus aspiraciones colectivas y su vocación de futuro.

Recordaremos que hubo un tiempo en donde desde la otra esquina nos mirábamos los redactores de Correo y el Tiempo para el safari diario de buscar noticias. Cada uno con sus tácticas para distraer la atención. Como en el fútbol se podía recurrir a la finta, al engaño solapado para desviar el olfato noticioso. Esta batalla emocionante era un brindis de adrenalina pura. Lo que no era un impedimento para compartir un cebiche y clarito. Debatir sobre política o economía. O soportar las temibles calamidades que en las últimas décadas soportó Piura.

Don Víctor se ha ido en Abril, que huele a periódico y a tinta. Dicen lo aficionados a las letras que en abril se fue el cholo Vallejo, Cervantes, Shakespeare y nuestro Inca Garcilaso de la Vega. También emprendió viaje don Víctor Helguero. Una vida tan fructífera que ha dejado sólidos cimientos que perduran a través de El Tiempo. Nuestras condolencias a sus hijos y a su distinguida familia. Desde la vocinglera tribuna de CORREO nuestro último adiós. El patriarca cerró sus ojos para la eternidad. Como diría el poeta. “Si quieres saber cuando es abril, la golondrina te lo vendrá a decir”.

domingo, 25 de abril de 2010

LA UNIVERSIDAD INVISIBLE


Por: Miguel Godos Curay

En los albores de la Universidad de Piura, ningún alumno se pasaba de largo un texto de obligada lectura de Carlos Cueto Fernandini sobre la universidad causa de inevitables y profundas reflexiones. A todo ello se sumaba el ritual académico sobriamente solemne. Los colores distintivos de las becas. Las notas del Gaudeamus y lo sumamente sustanciosas que resultaban las lecciones de los profesores visitantes. De la Puente Candamo, Tamayo Vargas, Del Busto, Navarro Pascual, Reparaz Ruiz, Desantes entre muchos otros. Inolvidable fue la lección de la doctora Luz González Umeres sobre “La Unidad del saber”. La recuerdo de memoria y la aplicó en mis menesteres académicos. Creo que la eficacia de muchas enseñanzas está en el que uno las recuerde siempre y las sienta irrepetibles.

La universidad que es la patria del conocimiento despierta en quienes la aman emociones muy entrañables. Una universidad no es el casco de concreto que perdura o que se agrieta desnudando sus deficiencias constructivas a través del tiempo. Es mucho más que eso. Es un espíritu, un modo de vida. Un trato cuidadoso o indiferente a los jardines preservando o renunciando a la vida. Es un libro abierto o un libro cerrado que espera desde hace mucho tiempo ganas de leer. La universidad es el mobiliario que unos se empecinan en conservar y otros se empecinan en destruir. La universidad es también un encuentro esperado en el recodo de la existencia que con emoción sorprendente nos marca para toda la vida.

De la universidad, como de los temas capitales de la vida, puedes hablar a favor o en contra. Pero lo que no puedes hacer es dejar de hablar. Enmudecer, podría ser el efecto transitorio del asombro pero no una actitud perenne de un no estar en el mundo. La universidad ejercita la esperanza en un futuro mejor. Las tareas ineludibles de la universidad son el enseñar y el investigar. Se enseña la ciencia y el conocimiento hoy tan volátil y cambiante. Los ladrillos de la ciencia requieren la argamasa de la verdad y el trabajo. La ciencia requiere esfuerzo humano e intelectual. La ciencia “gratis” es siempre un baldón de sospecha. Una apariencia de verdad.

La verdad, el esplendor de la verdad del que nos habla Juan Pablo II ilumina las conciencias y las orienta a un norte humano que no puede ser otra cosa que un océano de caridad y generosidad. La genuina ciencia se proyecta a un tú universal. De la ciencia bebemos como en el agua de la fuente. Por eso el maestro trata de aplacar la sed de conocimiento de sus alumnos los que deben ser conducidos adecuadamente por los caminos del conocimiento con las luces de su capacidad de comprensión. Un maestro no sólo transmite conocimientos sino su irrepetible experiencia humana. Su certeza, su actitud personal ante la vida, sus valores, sus propias tensiones interiores. Su pensamiento y sus temores. El maestro que lee no persigue a sus alumnos para que se asomen a los libros. Es un incitador de lectura con su propia actitud humana.

Su vida es un permanente hacer. Y aunque tenga defectos es capaz de reconocerlos y convertirlos en oportunidades de cambio. La última lección del maestro se resume en el ¿cómo morir? Con una envidiable valentía como Sócrates o por el contrario con una inocultable pero maquillada cobardía tratando de encontrar el elixir de la eterna juventud. El manantial de la frescura no se posa en la piel tersa sin ninguna arruga que la marque sino en el cerebro que cogita y sigue cogitando con agilidad pese a los años. Pensar, enseñar, escribir, crear, hacer son verbos activos que pintan de cuerpo entero la naturaleza dinámica del trabajo intelectual del maestro.

El mejor combustible para una cerebro activo es la lectura. Quien lee bien, comprende bien, conversa bien, habla bien y oye bien. Quien no lee. No tiene tema de conversación. Habla mal y escucha peor. Un cerebro sin lectura es como un estadio vacío en el que nadie juega fútbol ni mete goles. El maestro que lee nunca está sólo y aunque soporta carencias materiales. Vive en un mundo de fortuna incomparable. Usted puede disponer de todos los artefactos inimaginables que en su hogar lo hacen y lo pican todo. Pero si carece de libros realmente está perdido. Su vida es probablemente un elogio a la estupidez. Lo es también para quienes tienen los libros y no los usan porque son parte de la decoración hogareña.

Existen bibliotecas para la apariencia cultural como las alfombras sintéticas. Una biblioteca leída es una alfombra mágica que no se cansa de conducirnos a mundos ignotos jamás imaginados. Por eso la lectura es una pasión que brota a borbotones en la universidad. Un universitario que no sienta amor por los libros es un alma de precariedad inconfesable. Es probable, que como las almas en pena, se arrincone en las esquinas insoportables de la ignorancia y la estulticia. Porque hay otra ignorancia del que no sabe pero quiere saber. O del que sabe poco y quiere saber más. La ignorancia de la que hablo es la del que además de no saber, no le interesa aprender y prefiere consumirse frente a la pantalla de su deformidad.
Ilustración Dra. Luz González Umeres, Foto UDEP.

sábado, 17 de abril de 2010

UNIVERSIDAD CON PAN BAJO EL BRAZO


Por: Miguel Godos Curay
Sería una insensatez imperdonable impedir que Sullana tenga universidad. La pretensión injustificada es la de crear una universidad aplicando la vieja fórmula capitulera de “desvestir un santo para vestir otro”. Crear una universidad a partir de la expropiación de los presupuestos e inmuebles de otra universidad violando el precepto constitucional y la propia autonomía universitaria. No resulta una pretensión justa. Sino una práctica que irrita el derecho y la justicia. Este no es definitivamente un pleito de piuranos y sullaneros. Es una demanda contra el Estado que debe proveer de recursos suficientes a sus universidades existentes y a las en proyecto creación. Nuestro desafío común es el mejorar las condiciones de vida de nuestra población. El afán de progreso nos une y es el deseo de la Alma Mater que su buena hija crezca en salud y en vigor para bien de los que ahí se formen.

Tiene el pueblo de Sullana derecho al progreso. Todos los pueblos lo tienen. Tiene derecho Sullana a acompañar su desarrollo material con el desarrollo de sus inteligencias. Tiene derecho Sullana a tener aspiraciones grandes. Tiene Sullana derecho a la cultura, a la seguridad, a la buena educación, a la buena salud, a la preservación de un ambiente saludable. Enhorabuena a su universidad pero con el pan para su sostenimiento bajo el brazo. Con recursos frescos que el Estado le debe procurar.

Cierto es que la institución universitaria no puede convertirse en un archipiélago de aspiraciones colectivas que más tarde se conviertan en frustraciones desabridas. La universidad no es un invento reciente. Tiene un milenio de existencia. La Universidad de Bolonia (Italia), una de las más antiguas data a 1088, Oxford (Inglaterra) al 1096. Los disidentes de Oxford crearon la Universidad de Cambridge en el 1208. Salamanca, en España, nació en el 1218. San Marcos el 12 de Mayo 1551, hace 459 años. La Universidad Nacional de Piura tiene 49 años y fue conquista de los obreros y jóvenes provincianos.

En su origen las universidades surgieron al amparo de la Iglesia en la catedrales, de ahí viene le término “catedrático”. Su tarea era la divulgación y preservación del conocimiento. Hoy la universidad está consagrada a la investigación profunda que aporta soluciones a la sociedad. La universidad no es un conejo que sale de la manga por prestidigitación legal. Tampoco es un negocio próspero y rentable dedicado al comercio de licencias y diplomas.

En cierta forma la universidad, como el periodismo, es lo que no es. La universidad es la mirada a la realidad como ejercicio crítico. Es discrepancia. Es argumento y contra argumento. Pero sobretodo es libertad de conciencias. Diálogo persuasivo y confrontación de inteligencias. La universidad es seso que nutre sesos. Una idea maravillosa que mueve el músculo y los brazos. No puede ni debe ser diatriba, emoción de estadio, capricho y antojo de nadie. Una universidad es ante todo una convicción serena y reposada capaz de estremecer las conciencias de todo un pueblo. No puede no debe ser un interés perentorio que permita decir como sostenía López Albújar de Tumbes. “Tumbes es un puente con una ciudad”. Hoy gracias al auspicio generoso de la Universidad Nacional de Piura. “Tumbes es un pueblo pujante con puente y universidad.

No se piense que se ha declarado una guerra entre Piura y Sullana de la que se puede ensayar titulares para las páginas de los diarios como en el conflicto del mercado. No es ese el espíritu que anima a la comunidad de maestros y alumnos que sentimos en carne propia que el Estado se olvida de nosotros. Que mejoramos pero no en la proporción que deseamos y no tenemos nuestras necesidades resueltas. No es ese el espíritu que acompaña a los estudiantes que comparten un menú en el comedor universitario por solidaridad colectiva. No es la rabia interior que siente un docente universitario que estira su presupuesto a no más por enseñar a sus estudiantes y que sueña con que la homologación algún día se cumpla. No es esa la emoción que nos embarga cuando se nos dice que la provincia de Sullana quiere tener universidad. Ese es un derecho, es una aspiración tan impostergable como el hambre de conocimiento y la sed en el desierto. Lo que nos hiere es que este parto de universidad nos arranca de cuajo lo poco que tenemos y aprendimos a compartir con el noble deseo de servir mejor a Sullana.

domingo, 11 de abril de 2010

LA HORMONA DE LA CONFIANZA


Por: Miguel Godos Curay

El proceso de socialización del niño empieza en el mismo momento de la concepción. La neuroquímica revela que en el momento mismo de la fecundación del ovulo por el espermatozoide. Se activa cerebralmente un mecanismo de defensa frente al intruso que es la liberación de la hormona cortisol.

Sin embargo, este huevo fecundado, en apariencia indefenso ordena al cerebro que suspenda este ataque agresivo y por el contrario libera una hormona llamada oxitocina denominada la hormona de la confianza que crea las condiciones favorables para facilitar la vida del nuevo ser. Es tal la maravilla genética que la oxitocina reconstruye el corazón de una madre con insuficiencia cardiaca o renal creando las condiciones para un embarazo sano y saludable. La píldora del día siguiente no provoca otra cosa que una “intoxicación hormonal” de efecto letal para el nuevo ser.
La belleza de la mujer embarazada tiene algún ingrediente de oxitocina. Incluso esa sensación de asco repentina y hasta los antojos del futuro padre no son otra cosa que producto de la oxitocina que esta presente en la saliva de la madre que comparte un amoroso beso por esta nueva criatura. Contra lo que pudiese pensarse el feto disfruta y siente la felicidad o infelicidad de sus padres.

Jérôme Lejeune (1926-1994), el genetista francés descubridor científico del síndrome de Down a consecuencia de la presencia de un gene de más. Experimentó un conmovedor estremecimiento en el corazón y en la conciencia, cuando escudriñando con el microscopio entre fetos arrojados como desperdicios a la basura descubrió que una criatura de sólo 21 días de vida. Un pedazo sanguinolento de carne humana del tamaño del lóbulo de la oreja, sonreía, cuando sobre sus labios se deslizaba un cabello. Este ser humano abandonado como un guiñapo, ante el calor demostraba signos de vida deslumbrantes. Este simple gesto humano provocó en el científico un amor extraordinario por la vida. En 1994 por sus convicciones científicas Lejeune fue designado Presidente Vitalicio de de la Academia Pontificia para la Vida. Aunque el Nobel de Medicina le fue mezquinamente negado. Su legado científico tiene hoy un enorme significado.

El amor a los niños, que no aparece en las propuestas de los candidatos, es una necesidad urgente en Piura. Nuestra región requiere una apuesta con garra por la salud y la educación más allá de los terminales terrestres, y la siembras de asfalto y de cemento. Necesitamos acabar con esas distancias abismales entre la escuela pública y la privada. En donde siendo el común denominador los mismos maestros los resultados son radicalmente diferentes. ¿Por qué? Podrían darnos una respuesta el Sutep, el Colegio de Profesores, las Ongs, la propia universidad.

En días pasados un taxista que me conducía me pidió encarecidamente que permitiera que llevara a sus hijos al “kínder garden” (al Pronei privado) donde una fachosa “miss” recibió al crío con besitos. Yo le comenté admirado por el buen trato que así con buen trato es agradable estudiar. Y el responsable conductor y papá me respondió sin pasmo “esos besitos me cuestan un ojo de la cara” y tengo que hacer taxi más de diez horas diarias.

Piura es un espacio territorio de 96 mil 950 kilómetros cuadrados, somos más grandes que Israel y Bélgica me canso ya de decir.. Si dividiéramos el territorio de Piura entre sus habitantes podríamos ubicar 50 a 60 piuranos por kilómetro cuadrado. Sin embargo, vivimos hacinados en departamentitos de 90 a 120 metros cuadrados y quejándonos que estos edificios multifamiliares, no tan económicos, no tienen playas de estacionamiento. Igual sucede con los Mercados Pueblo, once en total que nunca se usaron y vivimos hacinados en un mercado inmundo y asqueroso, en donde cada kilo tiene 800 gramos y en donde todo lo que ahí se compre pese a los remojos, para simular frescura, está en proceso de descomposición.

Nos hace falta “oxitocina” para remendar la confianza en nuestras autoridades. Con tantas inversiones debiendo vivir como personas dignas y decentes vivimos como en el pasillo de un hotel que fomenta el puterío porque turistas para recorrer nuestros basurales y ser asaltados a la vuelta de la esquina ya no hay en este mundo en donde todos se pasan la voz por Internet. Tampoco es cierto que los chilenos quieran comprar ese muladar llamado mercado. Les recuerdo que instructores de pesca con palangres chilenos les preguntaron a los sechuranos. Por qué si predicamos que el mejor alimento es el pescado. Lo vendemos en baldosas sucias y lo envolvemos en hojas de periódico de ayer.

En cambio los zapatos destinados a pisar el suelo están en vitrina. En las iluminadas tiendas del mercado, el centro y en las galerías de Plaza de Sol. Dijeron los chilenos: “El día que coloquen su pescado en vitrina. Piura y el Perú serán otra cosa”. Así son las paradojas. ¿Creen ustedes que los chilenos desearían comprar un mohoso centro de abastos pasto de la inseguridad?. O una historia reciente. ¿Sullana urge universidad cuando el clamor popular a voz en cuello exige seguridad?
Foto:Jérôme Lejeune (1926-1994)

sábado, 3 de abril de 2010

MUERTO Y RESUCITADO


Por: Miguel Godos Curay

Un acontecimiento misterioso, ocurrido el tercer día después de la muerte de Jesús es el que refieren con irreductible contradicción los evangelios. “Pasado el sábado, ya para amanecer el día primero de la semana…sobrevino un gran terremoto, pues un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose, removió la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. Era su aspecto como el relámpago, y su vestidura blanca como la nieve. De miedo de él temblaron los guardias y se quedaron como muertos” (Mateo XXVIII,1-4). María Magdalena, María la de Santiago y Salomé que compraron aromas para ungirle, vieron que la piedra estaba removida… (Marcos XVI, 1-4), “Y entrando, no hallaron el cuerpo del señor Jesús” (Lucas XXIV-3).

Estando ellas perplejas sobre esto, se les presentaron dos hombres vestidos de trajes deslumbrantes. Mientras ellas se quedaron aterrorizadas y bajaron la cabeza hacia el suelo, les dijeron: “¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?. No esta aquí ha resucitado, Acordaos cómo os habló estando aún en Galilea, diciendo que el hijo del hombre había de ser entregado en poder de pecadores y ser crucificado, y resucitar al tercer día. (Lucas XXIV, 4-7)

“Díjole Jesús: “Mujer ,¿por qué lloras?. ¿A quién buscas?. Ella, creyendo que era el hortelano, le dijo Señor, si le has llevado tú, dime dónde les has puesto, y yo lo tomaré”, Díjole Jesús “¡María!”. Ella volvió y le dijo en hebreo “¡Rabonni!” (maestro) y postrada ante Él quiso abrazarle. Jesús le dijo: “ Noli mi tangere…” “No me toques, porque aun no he subido al Padre, pero ve a mis hermanos y diles : Subo a mi Padre y a vuestro Padre a mi Dios y a vuestro Dios” (Juan XX,4-17).

Romano Guardini, sostiene, que la resurrección de Cristo no es un mito sino el fundamento de un mundo verdadero que revela lo que estaba oculto desde el principio de la naturaleza de Jesús. Mientras en nosotros, comunes mortales, el arco de la existencia empieza con el nacimiento y acaba con la muerte. En Jesucristo se extiende hacia la eternidad. Remarca Guardini: “El arco no se arruina con la muerte, sino que se prolonga arrastrando consigo la vida humana hasta la eternidad”.

¿Qué es la muerte?. Una definición propia del sentido común apunta que “es la cesación de la vida”. El término de la vida. La desaparición del ser que envejece. Frente a la disolución biológica sólo queda la memoria y el recuerdo. Sostiene Unamuno que en la muerte se revela el misterio de la vida. A Pitágoras se atribuye la frase que dice:” El hombre es mortal por sus temores, e inmortal por sus deseos”. Brennan precisa que: “ La muerte natural, en su aspecto fisiológico, no es realmente más que el descenso de los procesos metabólicos más allá del punto en que los productos de desecho pueden eliminarse y el intercambio de energía con el mundo físico puede ser efectuado”. La muerte de Cristo fue un acontecimiento histórico incontrovertible.
López Aranguren (1909-1996) bosqueja una tipología de la muerte con los siguientes términos: 1) Muerte eludible: Si la muerte es una realidad ineludible. El huir de la muerte a través del retardo del envejecimiento y represión del pensamiento de la muerte es una forma de muerte eludible. Se trata de estratagemas intelectuales para vivir el momento a través del placer desbocado. Se reivindica a Epicuro quien afirmaba que: “yo y mi muerte somos incompatibles”. Otros recursos son el maquillaje de los muertos para que parezcan vivos y el autoengaño de la cirugía plástica para ocultar la vejez.

2) Muerte apropiada: Es el admitir que desde que nacemos estamos muriendo. Siempre somos lo que todavía no somos anticipándonos a la muerte la asumimos como pre-ocupación. Como dice San Pablo. Ninguno muere para sí mismo, morimos para el señor. Dice Aranguren: porque morimos ante Dios y hacia Dios la muerte tiene sentido. 3) Muerte absurda: Es la muerte que acaba con mis posibilidades de ser. Finalmente muero para los otros.

4) Muerte negada: Es una condición humana el pensar en todo menos en morir. El pensar en la muerte tiene una carga de angustia. Dice Woody Allen: “A mí no me gusta morir. Sólo que no quisiera estar presente cuando me ocurra”. Elías Canetti, tiene una receta para combatir a la muerte. “Llévala en la boca todo el tiempo, con un lema: valor y honradez.”

5) Muerte buscada: El suicida, el buscador de la muerte ha perdido el amor por la vida. Sostiene Luis la Hoz, en su antología “33 Poetas Suicidas”, que el acto del suicidio posee siempre un efecto detonante; nos golpea por un momento la conciencia. Nos hace ver que estamos ciegos y muertos”. Miller refiere que: “Cuando compadecemos al suicida, los que hacemos en realidad es compadecernos a nosotros mismos por no tener el valor y el deseo de seguir su ejemplo. No podemos soportar demasiadas deserciones: nos desmoralizaríamos.. Pero seguimos observando la cortesía de los gusanos”

La segunda Epístola de Corintios dice: “Todos nosotros, a cara descubierta, contemplamos la gloria del Señor como en un espejo y nos transformamos en la misma imagen, de gloria en gloria, a medida que obra en nosotros el espíritu del señor” (II Cor.,III, 18). Vivir la resurrección de Cristo es sentir su presencia viviente. De modo que el hombre viejo viciado por la corrupción y el error renace en el hombre nuevo que es Cristo. El desafío del cristiano es transponer a Cristo en su propia vida, insertarlo en su vida cotidiana. La existencia cristiana, supera con creces a la existencia humana porque la arraiga hasta lo infinito.

Anota Romano Guardini: “El Cristo verdadero es el de la fe real. No hay otro. La fe está orientada hacia Cristo como el ojo hacia el color y el oído hacia el sonido. La medida del hombre es la de las posibilidades humanas. La dimensión de Cristo es divina e infinita rebasa nuestra inteligencia porque se proyecta a la eternidad. En Cristo nuestra muerte se torna en vida. Mientras tanto, como dice Alberto Boveris, hay que agregar años a la vida y vida a los años. Añadiría yo amor y fe.