domingo, 28 de junio de 2009

¿QUE ES LA UNIVERSIDAD?


Por Miguel Godos Curay
La universidad es todo lo que no es. No es repartija ni baratija. La universidad es un antídoto contra la insipiencia y la ignorancia. La universidad es cultura viva, no es cultura boba. La universidad pública no se mueve por el interés personal sino por el interés colectivo y pertenece al bien común y a la sociedad. La universidad muestra caminos de éxito y no maquilla las cuentas de su fracaso. La universidad es transparente y se sustenta en la diversidad plural y democrática. La universidad es honrada y cuando no lo es su dignidad es pisoteada. La universidad es transparente. Si se presenta turbia y opaca en el mal hacer y en el escándalo sólo destaca.

La universidad es solidaria. No se contenta con mirar sino con hacer buscando la solución de los problemas urgentes de la sociedad. La universidad no se esconde sino da la cara con sinceridad. La universidad ama la libertad y la honradez es su virtud primera. La universidad de acuerdo al precepto constitucional reconoce la libertad de opinión y de conciencia y no persigue a nadie por razón de sus ideas. La universidad reafirma y no conculca el derecho a tener y expresar los propios pensamientos. Si la universidad es libre expresión de las ideas le es consustancial la crítica no el sometimiento. Sostiene con claridad Paulo Freire: “Es precisamente la crítica la nota fundamental de la mentalidad democrática. Cuanto más crítico un grupo humano, tanto más democrático y permeable es”.

La universidad es libertad no es inmoralidad. La ética y la moral son sus soportes frente al autoritarismo abusivo e injusto. Corresponde a quienes la dirigen rectitud y probidad, el respeto para sus estudiantes y a toda la sociedad. La mentira, la manipulación y el maquiavelismo le son impropios. La universidad es lealtad, decoro y dignidad. La universidad es un derecho social. Un deber primordial del Estado que hace posible la pluralidad de concordancias. La universidad preserva los valores sin desfigurarlos. La universidad es el escenario propicio para los disidentes y estudiantes contestatarios. No para los áulicos, los conformistas, los vende conciencias y los innecesarios.

La universidad integra y revaloriza, no homogeniza despistando la pluralidad de opiniones. La universidad es identidad y mirada propia en la vida de los pueblos. Su vientre inagotable es causa viva de regionalismo y nacionalidad. En la universidad no hay lugar para el extravío y la perversidad. La universidad no es un casino mafioso para la falsedad. En la universidad como señala Simone Weil : “La necesidad de verdad es la más sagrada de todas”. La sociedad alimenta a sus hijos para conjurar el error y los envía a la universidad para que se formen y no para que se deformen. Como recalca Freire. “La formación es un acto de amor, por tanto un acto de valor. No puede temer al debate, el análisis de la realidad; no puede huir de la discusión creadora, bajo pena de ser una farsa”.

El desafío de la universidad es el pensamiento crítico no el conformismo acomodaticio. La universidad es una fuente de humanismo y abre caminos para la comprensión universal. La universidad une el ser, el aprehender a aprender conocimiento, el hacer y el convivir. Esta fórmula establecida por la UNESCO no puede cumplirse a medias sin riesgo de convertirse en un enunciado vacío. La universidad amplía el conocimiento y se nutre con la ciencia para abrir la conciencia. La esencia del conocimiento está en la calidad y no en la cantidad. De este modo la universidad responde a las necesidades prioritarias de su región y de su país. La universidad actualiza valores universales que son patrimonio de cada persona humana. Toda universidad es como un faro que guía en los mares tenebrosos del desconocimiento. Cuando su luz se extingue la orfandad se cierne sobre los pueblos que reclaman su luz visible.

Tener una universidad fiel a sus principios es una felicidad pública porque participa en la consecución del bien común. La certeza entonces es una incondicional adhesión a la verdad y a los principios. Una búsqueda que penetra en las raíces profundas y se proyecta en el esclarecimiento de los hombres. La universidad busca el saber sabroso porque sabio, por sus raíces etimológicas significa “el que degusta”. Tal como advierte Roland Barthes ser sabio no es tener acumulados conocimientos en grado superlativo: es haber desarrollado la capacidad erótica de sentir gusto por la vida. Lo demás. La conducta impropia es mal gusto. Grosería inmoral. Cuando no veneno intelectual. Una moneda falsa. Una mentira con apariencia con verdad. Un espejismo de universidad.

viernes, 26 de junio de 2009

EL SUEÑO ALUCINADO DEL CISNE



Por: Miguel Godos Curay

Michael Jackson era un fenómeno del espectáculo que convocaba a delirantes millones de admiradores en todo el mundo. Un repentino infarto convirtió el electrizado cuerpo del divo en un cadáver. En “merienda para los gusanos” nos lo recuerdan a la salida de la iglesia esas veteranas conversas amnésicas para sus pecados pero memoriosas para las flaquezas ajenas. Su vida fue una contradicción dialéctica. Teniendo la piel oscura y el cabello ensortijado como nuestro Amador Valleumrbosio (Q.D.D.G) a consecuencia de la cirugía se tornó blanco y su tez que cubría como odalisca llegó a ser tan delicada como el culito de un bebé.
Con esa renuncia humana a ser el mismo se convirtió en un mito al que no dejaron de atormentar sus excentricidades innumerables y las caníbales acusaciones de pedofilia que le mordieron la fortuna. Pese a todo, mantuvo a flote su popularidad y a su muerte capturó la atención del mundo. A los congresistas peruanos se les hizo leche aguada la interpelación ministerial. Todos los televidentes querían ver al ídolo al que arrebató la muerte para nada interesaban las urracas parlanchinas. El presidente Chávez, no faltaba más, en vano invocó a la CNN se ocupe de la crisis política en Honduras. En verdad a nadie le interesa, por el momento lo que acontece en el sieso del mundo. Jackson lo acapara todo. Su voz, su música, su deslizante baile sobre el piso encerado. La conmoción de las estrellas de cine no se hizo esperar. La bellísma Brooke Shields con lágrimas en los ojos dijo que le consumía la tristeza por la ausencia de su amigo, un genial artista y un gran contribuyente del mundo.
De él se ha dicho que cambió para siempre el género pop (saltarín) porque Michael emprendió sin avisarnos un salto a la eternidad. Hasta las abuelas recuerdan sus derroches de energía y su orgiástica incitación al movimiento. Hoy su cuerpo se ha detenido y frenado en seco para siempre. Jackson surgió a la fama con sus hermanos con los que conformaba el Grupo Jackson Five en el que su obstinado padre mostró el talento de sus hijos. Es hermano de las cantantes Toya y Janet Jackson unas zambas quimbosas con buen timbre de voz. Estuvo casado con Lisa Marie Presley hija del inolvidable Elvis. Uno de sus éxitos más reconocidos a nivel mundial son "Beat it" y "Bad". Michael pulverizó records al vender 50 millones de copias de su disco "Thriller". Sin contar 100 millones más de copias efectuadas por los piratas discográficos en América y Asia. Michael deja en la orfandad a tres hijos: Michael Joseph Jackson, Jr., Paris Michael Katherine Jackson and Prince "Blanket" Michael Jackson II.
Eso de morirse de infarto esta de moda. Y es fundado el temor de quienes permanecen indiferentes a esos silenciosos síntomas que se ocultan bajo el sedentarismo de una vida no exenta de preocupaciones. Se mueren de infarto los que hacen de sus problemas carne propia, los que guardan billete y no lo gastan, los que creen que el budín del poder es eterno y los que para auxiliar su virilidad recurren al veneno llamado Viagra. También hacen cola al más allá los que no caminan hace mucho tiempo y los que se olvidan de Dios. Pocos saben que acudir a misa y hacer cosas verdaderamente buenas hace bien al corazón y nos protege de infartos.
Jackson disfrutó de una fama planetaria. Y le gustaba repetir que los recortes periodísticos y fotografías sobre su fama daban varias vueltas a la tierra. Su fuerte eran los negocios de sus productos musicales. Aunque se hablaba de sus alicaídas finanzas fue un Rey Midas que todo lo que tocaba se convertía en billetes. Su figura espigada, su práctica constante del baile, y su rara afición por recostarse en una capsula para nutrirse de oxígeno no dejaban abierta ninguna sospecha de alguna afección al corazón. Por eso la noticia dejó sin aliento a sus admiradores.
La televisión lo muestra como el hijo de un obrero que llegó a ser estrella. Y que los 50 conciertos que tenía pactados para julio en Londres tendrá que darlos en el cielo. Según los bomberos que lo condujeron en la ambulancia vanos fueron los intentos de mantenerlo despierto con gritos que le decían a viva voz: “Vamos Michael, resiste ya casi llegamos”. “Vamos Michael quédate con nosotros, no te vayas”. Según refieren de los ojos del cisne brotaron algunas lágrimas. Cerró sus ojos y ya no los volvió a abrir. Como en los cuentos de hadas su sueño alucinado besó la eternidad.

sábado, 20 de junio de 2009

HISTORIAS DE MEDICOS Y PAPAS



Por: Miguel Godos Curay
Para mi padre los médicos simbolizan esa desigual lucha entre la ciencia y la muerte. El médico necesita ser profundamente humano, respetuoso y cristiano. De lo contrario puede caer en lo que Caviedes, llamó, el territorio vulgar y silvestre de los “matasanos”. Un médico cuando ausculta a su paciente cumple un rito personal que empezando en una sacada de lengua se completa con el escuchar los latidos del corazón. Los renombrados médicos brujos de las aldeas eran diestros en el manejo de las plantas y en el arte mágico de devolver la salud. Sacaban “el aire” con un cigarrillo Inca, soldaban huesos con pócima de aguardiente y tabaco, “quebraban” chucaques con jabón de pepa. Y santiguando niños recuperaban la alegría. Poco a poco se fue abriendo paso la ciencia y la nigromancia fue desplazada. Ha quedado incólume la calidad humana que debe acompañar a todo galeno.

Según mi padre los verdaderos médicos permiten que sus pacientes recuperan el aliento con un sonoro ¡buenos días!. El doctor Federico Gallup, un paradigma cívico de Paita, curaba con el saludo. Su receta era sencilla cortesía, buena alimentación con pescado y manos limpias. Muchos médicos ignoran los saludables efectos de la cortesía. Ingresan al consultorio con una arrogancia impropia que siembra temor entre sus adoloridos pacientes. Theoprhaste Renaudot (1583-1653), un célebre médico, padre del periodismo francés, distribuía entre los internos de un hospital hojas con buenas noticias que mejoraban el ánimo y provocaban curación. Las malas noticias son un veneno para el alma y el corazón.

Un renombrado médico al que la cortesía siempre le es esencial es el doctor Víctor Morales Corrales. Científico y académico, hombre y buen amigo. Lo demostró con creces cuando los deslices de la estupidez –tan abundante- interrumpieron una entrevista radial que con él sosteníamos. A pesar de los denuestos no se inmutó para nada. Yo comunicador con vergüenza ajena. Aprendí mucho de ese gesto de genuina integridad personal y humana. Víctor Morales, es toda una institución en la Universidad de Piura.

Lo conocí en Santo Domingo de Morropón. Amaba la música como a la ciencia y sus dedos hábiles para una cesárea con gillette eran capaces de producir requiebros en su violín. Baltasar Arámbulo, médico trajinante era un hombre bueno y culto. Fervoroso admirador de Haya y hombre de conversación interminable. Pese a que era un anciano venerable nunca se arredró al camión y a la tolva en donde viajaba con toda comodidad sintiendo sobre su rostro el rocío matinal de la sierra. Alguna Vez me comentó que los brujos de la Pilca de Morropón le enviaban pacientes “porque eran casos que debía resolver la ciencia” y en donde el huevo frotado y las hierbas ya no hacían efecto.

Endocrinólogos que no se cansan de disciplinar diabéticos que incumplen las prescripciones del consultorio son los doctores Rolando Vargas y Luis Zevillanos. Rolando le para el macho a los diabéticos que incumplen la dieta y que aún andan pensando que el asunto de la glucosa alta es un juego. Zevillanos es un amable escucha de esas pacientes empedernidas que intercambian recetas insólitas para curarse de este mal que consume a diez de cada cien piuranos. La diabetes es un producto de la buena olla y la buena muela de los piuranos para comer secos de chavelo, majados de yuca y secos vaporosos. Tratar diabéticos es como pretender que te hagan caso esos niños rebeldes que miran de reojo como si dijeran: “Ya veras que no te haré caso”. Estos rebeldes sin causa coleccionan recetas que no cumplen y esperan que el buen Dios, después de haber comido tanto y tanto, les haga el milagro de recobrar la salud.

Un médico del que no me olvido es del doctorcito colombiano de pueblo don Juvencio Ospina que para ahorrarse abrigo y algunos pesos tenía mujeres hospitalarias y consultorio por todo el culebrero camino. Una zamba a la que había dejado de visitar, en cierta ocasión, le envió el siguiente mensaje:“ Doctor Juvencio manda la plata hoy porque sino lo doy”. Dicen que el socarrón mediquito le respondió del siguiente modo: “Mi señora dalo hoy que yo mañana por la plata voy”. La historia me le contó don Otto Morales Benites, humanista y académico eminente en hipnótica travesía a Paita.

Humanista noble y desinteresado fue el doctor Luis Ginocchio Feijó, cristiano y mecenas, erudito admirador de Dante y conocedor de la historia de Piura. Investigador sin aspavientos y académico es Manuel Purizaca Benites, el conoce al detalle porque tenemos que mejorar la atención al binomio madre-niño para que la región cumpla con los objetivos del milenio. Jaime Bardales Ruiz, el médico alcalde de Sullana, es egresado de la Facultad de Medicina de la UNP. Su padre don Rodrigo, un memorable yerbatero, le abrió los ojos a la ciencia. Su Madre doña Odilia al filo de los 70 años y después de haber criado a cuatro hijos. Esta a punto de culminar sus estudios universitarios de psicología carrera que inició con don Rodrigo. Jaime Bardales, está convencido que sus vecinos son como esos pacientes a los que el rito de la consulta les devuelve el ánimo y eso es lo que va a hacer: Curar su bulliciosa ciudad.

Donald Morote, fue un médico de la seguridad social que probó en 1983 en el Bajo Chira los Hospitales Perú diseñados para enfrentar emergencias. Aquella tarde de creciente necesitaban al doctor en Amotape y había que atravesar el torrentoso Chira en frágil bote entre la palizada. En medió del río, el doctor Morote preguntó al boga si sabía nadar. El remojado le respondió que no. Pero se sentía muy seguro porque llevaba al doctor. Morote amaba al Perú y sus cataclismos. Mi madre y mi padre recuerdan siempre a don Aristóbulo Morey Cortés, aquel pediatra de consultorio repleto y con colas interminables que me salvó la vida en una edad de la que no tengo recuerdo.

Otro médico inolvidable con el que guardo mucha gratitud es el doctor Noe Zapata, que me abrió los ojos a esa gloria inmarcesible de un padre realmente ejemplar: don Miguel Grau, que tuvo diez hijos, que fue un hombre íntegro y un ciudadano ejemplar. Grau al inmolarse tenía 45 años. Su último vástago Miguel nació en enero de 1879, cuando su padre se elevó a la gloria era un recién nacido. Desde entonces cuando me siento fatigado invoco a Grau y no doy tregua a lo que hago. Mi padre, es también una entrañable inspiración, sacó adelante toda una tribu con su educación elemental pero un sentido indoblegable de la responsabilidad. Nunca bebió gota de alcohol ni una pitada de tabaco. Su adicción fue siempre el café. El buen café retinto hasta para conciliar el sueño. Es muy posible que hoy, cuando converse con él, ese reconcentrado mar de recuerdos que tiene en la memoria se abra para conducirme como ayer por los itinerarios habitados de su soledad.
Foto: Juan José Godos Atoche.

¡SI SE PUEDE CAMBIAR LA UNIVERSIDAD!


Por: Miguel Godos Curay
El otro día en plena clase en el aula 16 de la UNP-pabellón de estudios generales- nos indignó que en el tercer piso una insoportable turbamulta de alumnos a los que poco importaba lo que sucedía en la otras aulas había convertido el aula en una cancha de fútbol. El ruido impedía que los alumnos oigan lo que en esa mañana decía. De modo que tuve que intervenir enérgicamente. El resultado fue la estampida de los despavoridos alumnos de mecatrónica que abandonaron sus mochilas.

Recuperado el silencio y con cinco mochilas en mi poder y los correspondientes celulares de sus dueños abrí la posibilidad de una honrosa devolución. Los primero que pedí es que me dijeran que era para ellos la UNP. Advierto que ninguno me supo responder. Y alguno me argumentó que ninguno de sus profesores les había explicado qué era su universidad y lo que significan sus 48 años de existencia. La UNP tiene 48 años de vida. La institución universitaria en el mundo tiene un milenio de vida. El paso siguiente fue una carta firmada, una capitulación de decoro, en la que se comprometían de por vida a no convertir un aula universitaria en un impropio corral y un porquerizo. A ello se sumó el pedir disculpas en público a mis hasta ese momento perplejos alumnos de comunicación social.

Esta aparente anécdota muestra mucho lo que por la Universidad Nacional de Piura se puede hacer. En primer lugar rescatar la raíz de una universidad piurana -conquistada por los gremios obreros y la juventud inconforme- que debe ser conducida por piuranos y no por esas migratorias aves académicas que recalan de vez en cuando aquí pero que en el fondo no forman parte de su entraña y poco menos de su identidad y destino. Hacer universidad es procurar y exigir condiciones humanas y decorosas para que sus profesores sientan en un aula un ambiente digno para el intercambio del conocimiento. El buen trato empieza por ahí. La autoestima tiene un comienzo decoroso en el respeto.

Pienso que como en el mundo de la empresa existen dos tipos de universidades. A un lado están las universidades que tienen alma y al otro lado las universidades desalmadas. En las primeras prevalece el sueño ambicioso de un grupo humano que busca lo mejor para su universidad. En ellas el combustible del buen trato es la cooperación antes que la confrontación. En ellas prima la identidad y el respeto como el primero de los valores. La autoridad es la del hombre que en vez de almacenar las semillas, las cultiva y activa el potencial de todos los que la integran. En estas universidades se lee y se investiga. Se enseña y se aprende porque el entorno favorece el estudio, la tolerancia, las metas compartidas.

En la universidad desalmada prima un esquema vertical y autoritario que olvida que todo poder es transitorio y efímero y que quienes hoy gobiernan son simplemente los primeros entre sus iguales. En su erróneo sentido del poder buscan aniquilar por todos los medios a sus opositores porque temen perder sus beneficios. Esta lógica es la de los inescrupulosos que sólo admiten la tajada personal que pueden obtener sin importarles el rumbo de la institución. Para sentirse seguros compran lealtad a una argolla que alienta el desprestigio. Por supuesto que en esta situación anida el descontento y el mal trato a los alumnos que son la razón de ser de la institución universitaria. Y el ambiente de estudio se pervierte por el manoseo político y la desvergüenza. Sus objetivos son postizos y artificiales.

Quienes creemos en una universidad con alma tenemos la convicción de que se pueden cambiar las cosas. Piura y los piuranos tienen que asumir la conducción de su universidad por ejercicio elemental de dignidad y decencia. El alma de Piura está aquí y no podemos permitir que se convierta en la pelotera insoportable de los más ajenos intereses. Como señalaron los alumnos de Escuela Profesional de Mecatrónica, en sus sentidas disculpas: “Prometemos no volver a caer en lo mismo, esperamos su comprensión, Dios los bendiga”. Bien vale el esfuerzo de cambiar. Sí podemos.

domingo, 7 de junio de 2009

LA INFLAMADA HOGUERA


Por: Miguel Godos Curay

Un campo inexplorado de las comunicaciones es el tratamiento semiológico de los flujos de información que se generan después de los conflictos. Una simple lectura nos puede revelar interesantes informaciones sobre su origen, su inconfesado propósito y los rangos de verdad o mentira que encierran. La información que fluye en Internet en torno al conflicto entre el Estado peruano y las comunidades nativas no es neutra. Existe una grosera manipulación que busca exagerar estadísticamente el número de muertos los que no aparecen por ninguna parte y ocultar deliberadamente información referida a los efectivos policiales victimados. El objetivo presentar los crímenes de los nativos amazónicos como exóticas reacciones de comunidades sometidas a una desigual agresión del Estado peruano.

La violencia venga de donde venga no tiene justificación. Las tentativas de influencia están a la orden del día. Una estrategia de decepción que deforma el rol del Estado a la que se suma la exposición mediática de grupos de interés. Desde las primeras horas del choque violento del 5 de junio se puso en movimiento a través de Internet un flujo continuado de mensajes con el objetivo político de descalificar al gobierno y al TLC con los Estados Unidos. Los ataques de desinformación, la exageración en los daños, las confusiones y coincidencias técnicamente urdidas exacerban los conflictos. Advierto que no asumo la defensa del Estado peruano cuyas omisiones son inexcusables.

Las informaciones vertidas dan cuenta de muchos muertos y desaparecidos y pese a la intervención de instituciones como la Defensoría del Pueblo, la Cruz Roja y la propia iglesia las víctimas no aparecen por ningún lado. En comunicación social, este manejo de la información, responde a una estrategia de desinformación, técnica creada por Goebbels, el ministro de propaganda nazi que buscar exagerar las consecuencias del conflicto y establecer como pauta de acción la primacía de los riesgos relativos. Así los policías que representan el orden y el Estado son presentados como expresión de la violencia brutal y los crímenes perpetrados por los nativos como una justificada reacción natural.

El propósito final es la decepción y la exacerbación de la opinión pública sobre la base de la incapacidad del ciudadano común y corriente por buscar fuentes de información alternativa y realizar un contraste y verificación de las informaciones recibidas. La construcción de la credibilidad requiere por ello -para el propagandista- de maquiavélicos ejercicios capaces de presentar a la propia verdad como información falsa. En resumen las mentiras son útiles cuando no pueden ser desmentidas. Y como tal se reproducen en un flujo incontrolable de información manipulada.

A ello podemos añadir los rumores que se divulgan por la red en boca de líderes prestigiados. Todo rumor siempre contiene algo verdadero lo que sucede es que se trata de información sesgada y con un objetivo político muy claro. Los rumores proceden siempre de fuentes no oficiales que no se pueden fácilmente identificar. Sin embargo, resulta sintomático que todos aquellos que perciben los rumores nos tengan los suficientes reflejos para comprobarlos. Una vez creado el rumor, saben los propagandistas, que su efecto corrosivo es ilimitado.

Las estrategias de propaganda tal como las diseñó Goebbels buscan la excitación de masas desinformadas con mayor capacidad para la emoción desbordada que para la razón fundada. Es así que producido un conflicto y vertidos los rumores el hambre de información crece espectacularmente. Y para ello se recurre a la información que enviada al exterior rebota como reacción e indignación. Para muchos la información que viene del extranjero tiene aún mayor credibilidad. Otras ocasiones se utilizan acontecimientos fabricados para reforzar la indignación y la rabia.

Una forma de detectar estos manejos es el etiquetado de los protagonistas de tal manera que puedan ser polarizados con consignas distintivas. Utilizados estos medios la ansiedad empieza a movilizarse sola provocando reacción y rabia. Frente a este insólito panorama no queda sino cubrir los vacíos de la desinformación con información verificable. Los conflictos no se producen aisladamente. Tienen lo que los economistas denominan externalidades o costos para el país, la región y las propias comunidades que el Estado tiene que asumir y enfrentar. Económicamente las pérdidas son cuantiosas. En el plano social y político el Perú en el escenario mundial es visto como una república bananera en la que los logros y progresos son como un hipo efímero. En el Perú del siglo XXI conviven la civlización y la barbarie.

De ahí la necesidad de acabar con la ausencia histórica del Estado. Los conflictos requieren también para su solución la vigencia de la justicia y el respeto de la ley. Lo que menos se debe hacer es declaraciones simplistas de paz para la foto que en realidad no suprimen las causas de la conflictividad. No se trata solamente de acabar con los orígenes de los agravios sino de realizar esfuerzos efectivos de prevención de conflictos futuros. Un conflicto requiere de mecanismos de prevención operativa para la acción inmediata los que en el actual escenario son ejercicios dubitativos y temerosos por la actitud de un Congreso irresponsable muy dado al escándalo y a la espectacularidad. Otra es la prevención estructural que combina lecturas de arriba abajo y de abajo hacia arriba de las raíces del conflicto que permiten abordar con realismo y objetividad sus consecuencias inmediatas punto de partida para una urgente reconciliación.

El Perú no puede continuar en el desangramiento inútil, en la violencia callejera intestina y destructora, en la descalificación de sus instituciones viviendo en la ley de la jungla. Dando oídos a una prensa que exagera los acontecimientos fomentando el escarnio y el menosprecio de las fuerzas del orden. Nos hemos olvidado que los policías muertos ofrendaron su vida en defensa del sistema democrático y que el Perú indígena sigue siendo el rostro miserable y desvalido de peruanos que habitan tierras inhóspitas , olvidados históricamente, sin agua, sin energía, sin acceso a la salud la dignidad y el decoro. Tópicos suficientes para escribir una historia de profundas contradicciones en donde el canibalismo político busca convertir en una piñata al Estado y en donde se calla en todos los idiomas el origen de los dólares que financian el inflamable combustible de esta indeseable hoguera.

sábado, 6 de junio de 2009

EL VATICINIO DE LAS BESTIAS


Miguel Godos Curay
El epílogo sangriento de la revuelta indígena tiene como correlato el reconocimiento de los daños irreversibles con los que el mundo moderno se sacude con remordimiento. Clinton reconoció que el mayor error de los Estados Unidos fue el menosprecio a África negra. El mundo denuncia etnocidios, la usura bancaria de los préstamos internacionales a los países pobres, el apoyo financiero a los dictadores del continente, los despojos a pueblos indefensos. La propia Iglesia reconoció su débil posición frente a la persecución judía en la II Guerra Mundial y se arrepintió de su condena a Galileo. Nosotros tenemos una deuda no saldada con el Perú indio amazónico y andino. Sufrimos, anota Varallanos, una crisis de destino como pueblo y nos desperuanizamos debido a nuestra incapacidad de comprender a la Patria en su intimidad más trascendente y profunda. El neoliberalismo nos estandarizó de tal manera que dejamos de ser nosotros mismos.

No es casual que Perú limeño, urbano y centralista se enfrente con el otro rostro del Perú olvidado y confinado en donde resulta patética la ausencia del Estado. En donde los beneficios de las concesiones petroleras y forestales no se sienten en poblaciones olvidadas, diezmadas por la salud precaria y la arremetida del capital sin responsabilidad social. Esta reacción era previsible en un momento en donde urge la rehabilitación ética de la política tan invocada por los Obispos en Aparecida. Y en donde no se puede agotar el diálogo social para la solución de los conflictos.

Una cosa es el Perú urbano otra el Perú olvidado sostenido en sus creencias ancestrales y en sus tradiciones en donde la Constitución del Estado es letra muerta. Una realidad es la del Perú del discurso político otra la del Perú sumergido en la sombra de la inequidad donde el aparato legal del Perú institucional no funciona y en donde los discursos políticos son huecos y vacíos. En un Perú en donde el racismo tiene expresiones multiformes y en donde no tiene validez el pluralismo cultural estamos condenados a estos choques violentos producto del desentendimiento. Lo que de ninguna manera justifica el uso brutal de la violencia.

Otro aspecto que hay que mirar con detenimiento es la acción de los detonantes provenientes de grupos de interés que exacerban los conflictos con claros propósitos políticos. Su objetivo es la descalificación y señalamiento del Estado. De este modo resultan gananciosos a río revuelto creando climas de desasosiego y administrando el miedo se convierten en una amenaza para la estabilidad democrática y para las inversiones en el país. La advertencia de los Obispos en Aparecida es clara: “Por ello, hay que trabajar por una cultura de la responsabilidad a todo nivel que involucre a personas, empresas, gobiernos y al mismo sistema internacional”. Si responsabilidad social todos los abusos son posibles.

El propio Estado tiene que demostrar que su aparato legal procede de la legitimidad y el consenso y el mismo debe ser asumido por todos los peruanos. No por un fragmentada porción de quienes tienen la posibilidad de acceder al Perú institucional. De igual modo debe existir una autoridad policial sólida, visible, justa, activa y honesta que con respeto se gane la confianza ciudadana. Otra herramienta fundamental es un sistema judicial equitativo y accesible con capacidad para reparar agravios. Sin este ejercicio reparador la administración judicial se convierte en el circo de las injusticias. Finalmente debe existir un sistema penal, justo y prudente, en la aplicación de sanciones. Todo ello sólo es posible bajo la transparencia de procesos democráticos.

El Perú urge de una reconciliación nacional que permita que en el futuro aprendamos a procesar nuestras discrepancias por medios no violentos. En donde el Estado sea capaz de mantener la ley y el orden y garantizar el respeto a la propiedad pública y privada. Este proceso necesario requiere también una mirada profunda a nuestras raíces y valores esenciales para hacer visibles a esos peruanos invisibles cuyas necesidades y derechos, muchas veces, desconocemos. Necesitamos de una ética intercultural que permita anticiparnos a serias confrontaciones producto de la pobreza, el deterioro ambiental, la corrupción financiera, el terrorismo, el narcotráfico y el racismo. Por eso la aceptación y el respeto mutuo siguen siendo tareas pendientes. Nos duelen mucho los muertos. Niños inocentes, policías cumpliendo su deber y nativos en combate tribal con un Perú que no comprenden. La violencia de dónde venga será siempre el vaticinio de las bestias.
(Ilustración: Mitos amazónicos)