sábado, 28 de junio de 2008

LA MAGIA Y LA ESTUPIDEZ DEL CELULAR


Por: Miguel Godos Curay

El extendido uso del celular tiene algo de mágico y de estupidez. Resulta impresionante como verdaderas legiones de estudiantes ricos y pobres, grandes y chicos, los utilizan desaforada e ingenuamente. Con audífono o sin él con musiquillas atorrantes que interrumpen una clase o con cámara fotográfica para experimentar una sesión impúdica de fotografías de ombligo y de sus inmediaciones. Ante un “celu” caro sucumben las boquiabiertas y se paralizan los modestos propietarios de un ejemplar de esos con pantalla blanco y negro adquiridos en oferta de supermercado. Los enanos quieren también su teléfono inalámbrico y para ellos se ofertan, por cómodos 200 soles, el de la langaruta Barbie o el del hombre araña.

Las quinceañeras no son nada sin su celular costoso ese que atrae rateros y que con un cambio de chip, ese adminículo del demonio, se les pierde el rastro. Diariamente en Piura se roban no menos de cincuenta celulares. Los costosos son el botín preferido porque se van al mercado negro de Ecuador libres de polvo y paja. Los baratos esos de extendido uso entre los estudiantes misios son canibalizados y reducidos a piezas y repuestos. El consumo de celulares es una nueva peste cuyo síntoma es esa sensación infortunada que provoca el no tenerlo. Y el placer de poseerlo. Los hay hasta con poderoso vibrador para el bolsillo posterior de los maricos.

Las niñas de pantalón a la cadera, a partir de los 18, lo deslizan muy cerca del pubis. De ese modo lo preservan de las manos avezadas de los birladores pero no de los ojos indecentes. Después de los 20 los celulares se colocan en medio de los pechos fofos y surten el efecto de atractivo fatal. El contestarlo es un rapto de coquetería inimaginable. Las señoras entre treinta y cuarenta recurren a la cartera discreta o al estuche caro de cuero. El de sintético vinilo es para las ordinarias que no lo adquirieron en tienda. Hay celulares de visitadora médica que crispan los nervios en los hospitales. También con parlante que permiten enterarnos de todo sin quererlo.

Hay otros que interrumpen una película en el cine y son causa de mentadas de madre. Hay mentirosos profesionales para el uso intenso de los políticos. Aparecen en las tarjetas de los congresistas y sus chupes pero casi nunca responden. Los hay de vieja gazmoña que interrumpen las novenas a la Virgen del Socorro y permanecen envueltos entre los pañuelos del bolsillón. Los hay tristes merodeando los hospitales para alertar a las funerarias con las medidas precisas del muerto fresco. Los hay con pantalla cuya cámara fotográfica registra los apuntes de un cuaderno o la página de un libro para los copiones incurables en el colegio o la universidad.

Los hay prepago y post pago y los no pago conectados con la nada, empleados para la finta de los timadores que en plena calle simulan una llamada para impresionar a los tontones y tontonas pendientes de la marca del celular. Los hay de amante mentiroso o mentirosa para la farsa galopante, para el engaño de telenovela que se desconectan al simple atisbo de la ausencia de sinceridad. Hay celulares que provocan muertes en las carreteras y que la policía no sanciona. Es el caso: Un delirante conductor responde a su teléfono colocado entre los hombros y pierde el control del timón. La respuesta es ya conversa camino al cielo. En la morgue de Piura están convencidos que los muertos con el hombro torcido y rostro dulce, estaban contestando su celular.

Hay celulares de Ministro, Presidente Regional, alcalde, congresista, regidor, juez, rector, periodista, marido en apariencia honesta, de trajinada fémina, de narcotraficante, de dignidad eclesiástica, de profesor acosador, de empresario o de chupamedias que provocarían más de un terremoto si se revelaran los contenidos de sus conversaciones que son registradas puntual y puntillosamente en las computadoras del -en apariencia inofensivo- sistema celular. Aquel que le ofrecen para facilitarle las cosas, provocarle la sensación de proximidad e indolora perforación de su intimidad.

sábado, 21 de junio de 2008

ESCOLARES PERPETUOS Y ALFALFA ACADEMICA


Por: Miguel Godos Curay

Sostiene Jean Dubuffet ( 1901-1985) , un pintor y teórico de arte francés, que los profesores son escolares perpetuos, escolares que, una vez terminada la etapa colegial, salen de la escuela por una puerta, con certificaciones en mano, para ingresar por la otra. Como los militares que se reenganchan. Tal es ese afán de escolaridad inconsolable que compulsivamente recurren a cursos, maestrías y doctorados que se ofertan mercantilmente. Esta actitud, sin embargo, importa serios riesgos si se convierte en una extenuada pasividad que no provoca una sincera pasión por la investigación aplicada a la realidad. En efecto, la mayor parte de la producción académica forma pilas incontenibles de papel impreso bueno para nada.

Un cosa es la alfalfa académica y otra la investigación que resuelve problemas en la realidad. La mayor parte de las investigaciones que emprende la universidad peruana, con contadas excepciones, sólo sirve para la satisfacción personal. Son productos despojados de originalidad y creatividad ajenos a la realidad nacional movidos por el hilo del desinterés. La mayor parte de ellos no tienen utilidad práctica tampoco brindan provecho a la ciencia. A contrapelo tenemos una infinidad de problemas que resolver y desafíos que enfrentar.

La universidad, es en buena cuenta, la investigación que realiza en todos los campos de la actividad humana. Junto a la queja por la precariedad de los ingresos no hay la voluntad de mejorarlos. Muchos empresarios ávidos por conocer lo que la universidad sabe hacer en sus laboratorios, en la mejora de los estándares de producción agrícola o en el desarrollo de innovaciones pedagógicas están decepcionados No existe en la academia el futuro como un sueño posible. No hay producción humanística que refleje el esplendor de las mentes que leen y crean. La “mentefactura” puede ser un buen negocio para la universidad.

Una universidad que es un refugio de loros académicos, sin mayores logros es un cascarón de avestruz que no sirve para transformar la realidad. Somos expertos en colocar la carreta delante de los caballos y pretendemos justificar nuestras incoherencias inventando pretextos para cruzarnos de brazos. Como escolares reenganchados seguimos siendo para nuestros alumnos expresión del conformismo químicamente puro. No nos atrevemos a cambiar porque nos da miedo remover nuestros cimientos para construir la catedral de la esperanza en un país moralmente sustentable y productivamente próspero.

Hace poco, expertos en biología molecular, neurobiología, neuroimagen, psiquiatría y comunicación social de la Universidad de Navarra dirigidos por la profesora de bioquímica Natalia López Morralla confirmaron que en el mismo instante de la fecundación, el cerebro de la mujer, inicia un natural proceso de rechazo a ese elemento ajeno a su cuerpo. Sin embargo, un diálogo molecular surgido desde el feto desactiva el cortisol que provoca el stress y aumenta la oxitocina, la hormona de la confianza. También se ha demostrado que células procedentes del feto regeneran y rejuvenecen el cuerpo de la madre. Madres con cardiopatías han reparado su corazón en el instante en que se produjo el primer latido del corazón de su hijo al 21 día.
Esta es una investigación universitaria que compromete a facultades universitarias, aparentemente contrapuestas. Nosotros no hemos aprendido, aún, que la fortaleza de una universidad es la integración de sus conocimientos. Una universidad y sus facultades son como las manos con sus dedos. Y como decía Anexágoras, el hombre es el más inteligentes de los animales por tener manos. Las manos del hombre son su mejor defensa. Por supuesto, a cada uno de los dedos no se les ocurre bailar por su cuenta.
(Grabado Dubuffet)

sábado, 14 de junio de 2008

EN EL NOMBRE DEL PADRE


Por: Miguel Godos Curay

Mi padre a quien debo todo lo que tengo pasa los ochenta y tantos años. Durante su vida ejercitó empleos sorprendentes e inimaginables. Fue obrero de limpieza en hospital, pintor de brocha gorda, domador de perros y guardián en cuanta obra pública marcó el progreso de Paita. Es un hombre con un sentido sabio de la vida. Habiendo alcanzado como logro educativo la elemental primaria se empeñó en que sus hijos, siendo numerosos, no se desentendieran del estudio. Un gran acontecimiento irrepetible fue cuando habiendo ingresado a la universidad me entregó un reloj Olma de pulsera para que en su entender valorara el paso del tiempo. Después fuimos a la librería donde me permitió eligiera un par de buenos libros: El Diccionario de Dudas de la Lengua Española de Manuel Seco y la Breve Historia de América de Luis Alberto Sánchez. Aún los tengo. El primero permitió escribiera con corrección y recato y el segundo despertó una admiración e inolvidiable amistad con el viejo LAS.

Sus aficiones entusiastas, cuando no existía la televisión, eran el escuchar radio Caracol de Colombia, radio Habana, la voz de los Estados Unidos, la voz de los Andes en un viejo transmisor de tubos con una buena antena. Bebía café por litros placer que de él aprendí para mantenerme insomne con la mirada puesta en las páginas de un buen libro. Podemos decir con lealtad, somos once hermanos, que estamos orgullosos de nuestro padre y él debe estar muy orgulloso de nosotros. Si la vida se pudiera reeditar no lo cambiaríamos por nada es nuestro héroe favorito. Supermán, Batmán y el propio Indiana Jones no le llegan ni a los talones.El nos abrió los ojos a ese designio terrible de no quedarnos nunca callados y llamar a las cosas por su nombre.

Mi padre conversa ahora con los muertos. Los trae a su memoria y los llama por su nombre y se dirige a ellos con una confianza filial poblada de recuerdos. Durante las noches con los ojos abiertos frente al mar jura haber visto las fatigadas huellas de los difuntos a los que ofrenda ramos de margaritas todos los lunes. Durante sus caminatas, en plena madrugada, a la playa seca en la zona industrial siempre se sentía protegido. Otra de sus virtudes era la de sostener inacabables conversaciones con sus perros. Mi padre es feliz aunque a su edad no le son esquivos los achaques de la vejez.

Padre le llaman también a Eduardo Palacios Morey. Un cura de almas que con verdadera pasión se entregó al ministerio sacerdotal en Paita. Ahí lo conocí y desde entonces nuestra amistad permanece indeleble. El Padre Eduardo vive ese afán muy humano y noble de acompañar los acontecimientos de su comunidad. El se metió a fondo en el alma de un pueblo de raigambre religiosa y lo animó a iniciativas de progreso y de mejora. Abrió las mentes de muchos papás para que apostaran por la educación de sus hijos. Juan José Vega, con quien lo visitamos, lo recordaba como el muy ilustrado cura de Paita. Hoy está en Talara y ha dado un dinamismo impresionante a su parroquia. La moderna arquitectura de la iglesia la Inmaculada tiene personalidad propia gracias a su esfuerzo y a la ayuda de sus feligreses. Un altar muy hermoso con una preciosa iconografía que reúne a los frutos del cristianismo en el Perú es uno de sus logros.

Pero él es mucho más. Sigue obstinado en el estudio de los padres de la iglesia y la mano de Dios a quien le encanta jugar con el barro le ha librado de la perversa tentación del cáncer. La última vez que conversé con él me refirió con lujo de detalles esa vigilia humana previa al paso por el quirófano y esa sinceridad para decirle al Cristo de Chocán, una devoción muy nuestra: ¡Señor estoy en tus manos!. Nadie entiende la emoción profunda de este trance sino la vive. Nadie entiende el cariño entrañable de este pueblo cristiano sino penetra profundamente en su fervor. El padre Palacios, quien tiene muchos hijos, acompañara hoy sus ruegos por los que no tienen trabajo, los que sufren con desolación el dolor, por esos padres solos a los que Dios súbitamente altera la memoria para que no les resulte desoladora la ingratitud. Estos recuerdos son un recado de ternura para todos los padres en su día. Para los ausentes y los presentes. No podemos olvidar a esos papás que aparecen en las largas listas de las requisitorias judiciales por “omisión a la asistencia familiar” porque teniendo alma de perro son humanos y tenemos la viva esperanza de que por amor puedan cambiar.

lunes, 9 de junio de 2008

EL SUICIDIO DE LA VACA


Por: Miguel Godos Curay

El pasado viernes fue encontrado su cuerpo en el río Piura. Unos trajinantes de los que merodean por las orillas la vieron flotando panza arriba y presumiendo que se trataba de un “vaquicidio” llamaron inmediatamente al Secom. Los efectivos, que disfrutan de la espectacularidad periodística, se movilizaron inmediatamente y rescataron, con mucho esfuerzo, el cuerpo hinchado de la res que flotaba en las aguas. Para colocar la media tonelada de carne de la difunta en la camioneta fue necesaria una cuadrilla de vigilantes los que para cumplir con su tarea no tuvieron otra ocurrencia feliz que la de cerrar el tránsito por el puente Cáceres más de dos horas. No era para manos.

Así tras la congestión vehicular, los persistentes claxones y las protestas de los conductores con frases irreproducibles y con mucho sudor se puso a buen recaudo el cuerpo del animal. Pronto todo Piura se enteró de este inusual acontecimiento. Aquí, es una presunción, las vacas la pasan bien y las dedicadas a producir leche, como en la vieja canción que dice. “tengo una vaca lechera…no es un vaca cualquiera” viven felices. Quienes viven en constante peligro son los asnos y sus parientes equinos que son convertidos en carne de parrilla o carne molida para las hamburguesas que consumen los piuranos.

Muchos de los curiosos señalaron que se trataba de una vaca buena moza, de anchas y apetecibles ancas. Algunos románticos imaginaron que podría llamarse: Susanita, o Clarabella, Chabelita, Goya o Pelusita. En sus ojos había un invisible halo de serenidad producto de la muerte. No se negó la posibilidad de un suicidio utilizando la cuerda que la ataba. El parte indica que no pudo ser identificada. Los matarifes clandestinos, esa plaga de sicarios mata burros, se pasaron la voz y deseaban apasionadamente arrancarle la piel y convertirla en bistec en el mercado. Otros en mototaxi siguieron el vehiculo municipal en pos de los miserables despojos. Incluso se rumoreó que estaban dispuestos a pagar en contante y sonante por el cadáver de la señorona.

Elaborar el parte, sobre el macabro hallazgo, demandó para el Secom bastante tiempo. Algunos especularon que podría tratarse de un suicidio producto de una decepción amorosa o un invencible ataque de celos. Un torito pintado la dejó plantada tras una furtiva relación sentimental. Otros sostuvieron que se trata de la angustia existencial propia de la edad de las dudas metafísicas. No era una vaquita pobre de ubres resecas sino una vaca bien alimentada como regidora municipal, probablemente, arrastrada por la corriente mientras se refrescaba en las aguas del Piura. Esta hipótesis fue descartada porque nadie, en su sano juicio se baña cuando hace frío.

Definitivamente no se trataba de una “vaca loca” de esas para el jolgorio pueblerino. Sino de una criatura a la que se había despojado la felicidad de retozar por los campos. De su propietario también se barajaron una serie de posibilidades. Probablemente era vecina de Los Ejidos, o calló a las aguas cuando transitaba por estos canales sin protección que amenazan la vida. Tampoco se trataba de una vaca universitaria del Campus de la UNP. Ni una vaca extraviada en el vendaval del mundo.

Otros discutían, con impunidad, sobre el destino final de la finada argumentando a toda costa que la carne beneficiada en el camal y la carne de un animal encontrado flotando sobre las agua son lo mismo. Lo que comemos es carne de vaca muerta cuyo último deseo es encontrar siempre la paz.

miércoles, 4 de junio de 2008

MI AMIGO MIRAGE


Por: Miguel Godos Curay

“Mirage”que en francés significa "milagro" es el nombre de un perro chusco, que en sus doce o quince años de vida padece de la visión defectuosa. Lo que no impide que sea el can más querido de la UNP. De él se cuentan gestas innumerables. Se ha enfrentado a culebras y a los cuatreros que se asoman por los Ejidos. Su mérito mayor es el haber visto crecer la universidad. Con el tiempo se ha convertido en un can sabio y longevo. Si los canes que habitan el Campus Universitario tuvieran un Consejo Canino, es muy probable que lo hubieran elegido rector. Un cargo muy apetecible. Pero como no ambiciona cargos afortunados prefiere ser el primero entre sus iguales. “Primus inter pares…” dirían con su autoridad los latinos.

Ahí entre los muros aprendió el oficio de guardián acompañando a los guachimanes. A cambio de un hueso y un poco de cariño se convirtió en perro de provecho y bien. Por necesidad se hizo amigo de la picanteras con quienes colaboraba en el aseo de las ramadas y a las que muchas veces acompañó en la soledad del desierto. Cuando la universidad se pobló, amistó, con los estudiantes. Su vida se transformó cuando funcionó el comedor universitario. Había huesos de sobra y no fue mezquino con otros canes que la pobreza no podía sostener en los caseríos contiguos. Los admitió sin miramientos y sin convocar exámenes de admisión a cambio de lealtad y un recorrido cotidiano, durante las noches, por el Campus.

Y fue testigo de los enfrentamientos estudiantiles. Sus momentos de mayor sufrimiento fueron el asesinato de los apristas Lucho Paredes Maceda y Ricardo Ramos Plata. Algunas noches insomnes sintió en su soledad interior el fantasma de los recuerdos. Sus viejos romances caninos. Los arteros ataques de los amigos de lo ajeno a quienes mordió con voracidad. Un perro que tiene muchos amigos siente la gratitud de las colas que se mueven. La alegría de un ladrido que se escucha a los lejos. El dolor insoportable de un perro amigo embestido por un auto. . Muchas veces se curó lamiendo sus heridas

Últimamente “Mirage”, un verdadero milagro canino, llevaba la camiseta puesta para conjurar el frío. Y se arrinconaba junto a la garita. Sus pasos no tenían ya el vigor de los mejores tiempos. A duras penas caminaba al comedor universitario. Otras ocasiones amigos le traían algún hueso para saciar su hambre. Últimamente no sólo eran los ojos los que le fallaban sino también los dientes que se desprenden por la edad dejando raigones. A esta edad sólo se vive de los recuerdos y las satisfacciones.

A “ Mirage”, que tiene conciencia de perro, también le afecta lo bueno o lo malo que se dice de la UNP. Los comentarios maledicientes le incomodan y siente en carne propia vergüenza ajena.”Mirage” sueña con una universidad grande, querida y respetada. Es el sueño que con ladridos diariamente explica con pasión y entusiasmo a la jauría que le rodea. Se lo ha repetido hasta sus propios vástagos, muchos de los cuáles, por ser buenos, han partido fuera del Campus. Buena es la aventura pero lo mejor es estudiar elevar el espíritu, educarse y formarse, para bien de la sociedad.

“Mirage” es testigo de las ilusiones juveniles, de los amores de estudiante, pero también de los odios viscerales, de las luchas, de las pasiones y vicisitudes de los docentes y administrativos. Muchas veces como los canes, se repite a sí mismo, la universidad tiene que curarse con su propia medicina. Personalmente sentimos que los sabios canes tienen razón. Y nos parece insoportable que una bestia pida disculpas en el Congreso por haber matado sin remordimiento de conciencia a un perro indefenso.

domingo, 1 de junio de 2008

PENSAMIENTOS DE UN PIEDRA EN EL AIRE


Por: Miguel Godos Curay

Pensaba el filósofo y óptico holandés Benito de Espinosa ( 1632-1677) que una piedra que se arroja en el aire requiere de una causa externa que le impulse. Y cesada esta causa la piedra continuará con su movimiento hasta impactar con algo o contra alguien. Sin duda, que si la piedra pensara podría especular sobre la inmensidad de posibilidades que tiene en su trayecto independientemente de la causa externa que motiva su movimiento. Algunas veces se piensa que los asuntos públicos de los que se ocupa la prensa son como estas piedras arrojadas cuya forma de actuar está determinada.

Pocas veces se piensa que la función del periodismo es precisamente señalar con la pedradas vigorosas de la denuncia lo mal que se conduce la cosa pública. Y en estos casos menudean las pedradas cuya función es también la de despertar de su pasmosa mismicidad a los ciudadanos. Aquellos que por naturaleza están llamados a exigir actuaciones públicas impecables en todas las instituciones. No se piense que los periodistas tienen vocación de tiro al blanco y se les ocurre andar buscando personajes públicos para hacer papilla diariamente. Lo que sucede es que con tan desafortunadas gestiones públicas estamos en las siguientes disyuntivas: callar con inaudita irresponsabilidad dejando que los acontecimientos nos abrumen. Pasar piola sin complicarnos la vida. O denunciando para que la historia no nos diga mañana que fuimos cómplices lo que no nos dejaría tranquila la conciencia.

No faltan, sin embargo, quienes piensan que nos nutrimos con el apetito de buscar escándalos. En realidad los escándalos no los protagonizamos ni los urdimos nosotros. Son patrimonio de los funcionarios públicos responsables de sus decisiones afortunadas o desafortunadas , quienes por la naturaleza de su cargo y por administrar dineros que no son suyos tienen que dar cuenta de sus actos y de sus gastos. Lo que sucede es que no tenemos un historial de buenas prácticas para rendir cuentas, actuar honestamente, de tolerancia a las críticas que son como el zumbido del moscardón en la oreja. Mejor dicho advertimos oportuna y puntillosamente antes que la corrupción se convierta en una bola de nieve.

Los periodistas no somos delirantes charlatanes, ni aguafiestas de gestiones públicas buenas para el publireportaje pero realmente perniciosas para el erario y el bien público. Tampoco somos vendedores de sebo de culebra o de reconocimientos para encandilar la vanidad de ingenuos por unos cuantos soles. A nosotros nos importa el bien común que a decir de Arthur Fridolin: “es siempre el principio supremo del que no se puede prescindir”. Lo otro. Esos beneficios con nombre propio que muchas veces se ocultan porque son producto provechoso y friolera lucrativa del ejercicio de un cargo hay que denunciarlos.

El periodismo, bien señala Fernando Ampuero, últimamente se ha convertido en el dedo acusador de la rampante inmoralidad de funcionarios públicos pero también de inescrupulosos empresarios expertos en malabares financieros y en negocios sucios producto del narcotráfico. En países como el Perú en donde la informalidad tolera desde la reproducción pirata de películas y productos bamba la inmoralidad pasa a ser el atributo perdonable de quienes medran del estado o viven a expensas del rompe manos a funcionarios corruptos.
Si continuamos con este periodismo “agua de malvas” no vamos a salir de ese círculo vicioso de la corrupción. Nosotros necesitamos recordarles a los ciudadanos que las gestiones públicas no son enigmas y que la transparencia y el acceso a la información son derechos imprescriptibles de todos los ciudadanos. De modo que somos una piedra movida por el bien de nuestra sociedad. Una piedra que estremece las conciencias y sacude a los inmorales.

SOBRE POLVOS Y PICADURAS


Por: Miguel Godos Curay

Refiere Ricardo Palma en su tradición “ Los Polvos de la Condesa” (1631) que fue el indio de Loja Pedro de Leiva el que atacado por fiebres, para calmar los ardores de la sed bebió de un remanso en cuyas orillas crecían algunos árboles de quina experimentando una notoria mejoría. Para confirmar la cura se le ocurrió depositar raíces de cascarilla en cántaros de agua que luego daba de beber a otros enfermos del mismo mal. El resultado fue sorprendente pues los enfermos experimentaban mejoría. Sorprendido por su hallazgo se fue con la noticia a Lima en donde la dio a conocer a sus amigos los jesuitas quienes con curiosidad científica profundizaron en el tema. Por eso a los polvos de la corteza de quina también es les llamaba polvos de los jesuitas y se aplicaban al tratamiento de las tercianas.

Fueron estos polvos los que se le suministraron a doña Francisca Henríquez de Rivera esposa del Virrey Luis Jerónimo Fernández de Cabrera Bobadilla y Mendoza, conde de Chinchón quien después de desembarcar en Paita fue presa de fiebres del mal llamado tercianas. La condesa estaba desahuciada y recobró su salud después que un fraile jesuita le suministrara tal remedio. Durante la colonia la cascarilla era un producto que venido de Loja se comercializaba en Piura y se embarcaba a Europa en donde brindó valiosos servicios a la humanidad.

La quina, cuyo árbol frondoso está representado en el escudo nacional es un eficaz remedio para la malaria (mal aire) o paludismo (mal de los pantanos) el que despoblaba ciudades enteras en un santiamén. La misma Roma era víctima de los mosquitos y tras la convocatoria de los cardenales para elegir un pontífice muchos no retornaban a sus sedes pues eran víctimas de la malaria. Refiere la historia que hasta el invencible Alejandro Magno fue víctima de los zancudos tras retornar a Babilonia después de haber conquistado Persia y la India.

Piura, tras las lluvias del verano, se ha convertido en un apetecible bocado de los zancudos y los mosquitos propagadores del dengue a tal extremo que de no adoptarse las medidas de protección necesarias es muy probable que empiecen a reportarse casos de paludismo y dengue. El contagio se produce para la picadura de una hembra anofelina infectante, la que pica preferentemente al atardecer o en las primeras horas de la noche otros vectores prefieren la noche o las primeras horas de la mañana. La forma de paludismo más grave es la producida por el plasmodium falciparum conocida como “terciana maligna”. Otras forma de paludismo son las causadas por el plasmodium vivax (terciana benigna), plasmodium malariae (cuartana) y plasmodium ovale, que por lo general no amenazan la vida.

La enfermedad comienza con malestar indefinido, fiebres, escalofríos, nausea y dolor de cabeza. La confirmación de la malaria se realiza en el laboratorio mediante el estudio microscópico de muestras de sangre en donde se detecta la presencia de los parásitos. Otra afección de temporada es el dengue o fiebre rompe huesos, que se presenta con fiebre y fatiga. Es una enfermedad vírica propagada por el mosquito “Aedes” que infecta las fuentes y depósitos de agua fresca. Zancudos y mosquitos se han convertido en dolor de cabeza de los piuranos y la mortificación de grandes y chicos. Zumban al oído y no dejan en paz. Y son la causa por la que Houdini Guerrero en raptos febriles y dolor de huesos no escribe ni una línea hace una semana.