domingo, 23 de septiembre de 2012


EL VALOR DE LA VERDAD

Por: Miguel Godos Curay

Ruth Thalía Sayes Sánchez,asesinada tras revelar su doble vida en la Tv.
La telebasura no ha encontrado mejor forma de responder a la dictadura del rating que desnudar inescrupulosamente la vida oculta  de personas a cambio de dinero. El valor de la verdad, es en efecto, un programa concurso, adaptación del programa británico Nothing but the Truth, y segunda versión del colombiano Nada más que la verdad en donde los participantes responden a una serie de interrogantes sobre su vida personal oculta y privada a cambio de dinero. El nuevo formato fue estrenado el 7 de julio de 2012, bajo la conducción de Beto Ortiz.

El concurso consiste en 21 preguntas que se formulan al participante las cuales debe responder con la verdad. Si lo logra recibirá como premio mayor el monto cincuenta mil nuevos soles. Las preguntas suben poco a poco de tono. Si el participante no responde con la verdad alguna de las preguntas se va del programa sin dinero. El participante pasa por el polígrafo (detector de mentiras) y responde alrededor de 150 preguntas, los resultados a través del polígrafo no los conoce ni el presentador ni el participante.

Fue en este programa que Ruth Thalía Sayes Sánchez, una joven universitaria,  confesó que trabajaba como bailarina en un night club, y que no era empleada de un call center, como había indicado a sus padres. La hasta hace unos instantes anónima jovencita sumergida por dinero en la sórdida vida de la refinada prostitución capitalina reveló su vida oculta. Detalles desconocidos por sus padres. En la pantalla una chinita nerviosa se muerde los labios. Un novio mueve las piernas con insistencia. Y unos padres desconcertados sucumben con asombro a las revelaciones de la desnudada intimidad de su hija.

También  confesó que tuvo sexo por dinero, ingirió en tres ocasiones la píldora del día siguiente y se consideraba bisexual, íntimas revelaciones por las que ganó 15 mil nuevos soles. Rut Thalía señaló en todo momento que se trataba de decisiones personales. Tras  sus confesiones los televidentes peruanos pudieron observar el rostro turbado por los sentimientos de inferioridad y vergüenza de sus padres. Cuando se desgarra la intimidad la propia autovaloración queda  afectada. En este extremo el arrepentimiento actúa como un consolador transitorio. El prestigio y la estimación están  hechos añicos.

Como advirtió Ruth Thalía: “Más que el premio quise sacarme ese peso de encima. No lo hice en mi hogar, porque sabía que me iban a botar (sus padres) y los hubiera perdido. Ahora quiero empezar de cero. Con Bryant (su enamorado, quien le acompañó en el set) nos estamos dando un tiempo, él me ha dicho que no quiere herirme con sus palabras y yo estoy esperando”. Sin embargo, desde ese momento  su vida personal se hizo cuadritos y no faltaron las llamadas ofensivas consecuencias de sus confesiones. La demolición moral surtió efecto. Unos instantes  de popularidad televisiva acabaron con su vida

“Mi mamá no tiene la culpa, yo soy mayor de edad y asumo mis errores y, si quieren agarrarse con alguien, que sea conmigo no con mis padres, que vengan y me lo digan, que no escriban cosas en las redes sociales. Ahora, aparecen tíos, primos y solo salen para criticarme, son hipócritas. La verdad no estaba preparada para todo esto, pero ya lo hice”, añadió Ruth Talía Sayas Sánchez.

Después de la arremetida de su entorno familiar. La joven concursante rompió con su novio. El drama se convirtió ayer en tragedia  cuando  Bryan Romero Leiva, hoy detenido, confesó a la policía que victimó a Ruth Thalía y arrojó su cuerpo a un silo en la comunidad campesina Viñas de Media Luna, en Jicamarca. El detonante del crimen fueron las confesiones de la joven  en la televisión.  35 años de cárcel  por homicidio esperan a Romero Leiva. Su vida desde el pasado 7 de julio día de la emisión del programa se convirtió en tormento y obsesión. Que un programa de televisión se convierta en la trama de una película de terror parece el desembalse de la intriga y el naufragio del gusto pervertido de  los televidentes alimentados por una programación obsesionada  por ser el basurero miserable de una perforada intimidad.

sábado, 15 de septiembre de 2012


LA PRIMAVERA DE LOS POETAS
Por: Miguel Godos Curay

Alguna noche insomne nos confesó Juan José Vega que cuando se encontraba al frente de la Alcaldía de Miraflores  se hizo bien aconsejar de Manuel Scorza. Los poetas cuando aconsejan son transparentes y cristalinos como el agua. Sus convicciones no conocen  la coima, ni lo concursos amañados. Son espíritus sensibles a las expresiones de la cultura, el arte y la belleza. Son mucho más intuitivos  que los adefesieros y huachafos que destrozan el paisaje y aplican su malhadado mal gusto en desaparecer las áreas verdes. O por el contrario nos llenan de vericuetos y laberintos para aumentar el costo de las obras públicas. 

De los poetas se puede esperar todo y son capaces de confesar su amor acompañados de una banda de músicos. Allen Ginsberg el poeta beat fue un  entusiasta anárquico y como Walt Whitman se  convirtió en la voz de los marginados: “Quienes expusieron sus cerebros al Cielo, bajo El y vieron ángeles Mahometanos tambaleándose en los techos de apartamentos iluminados/Quienes pasaron por las universidades con ojos radiantes y frescos alucinando con Arkansas y la tragedia luminosa de Blake entre los estudiantes de la guerra./ Quienes fueron expulsados de las academias por locos por publicar odas obscenas en las ventanas del cráneo./Quienes se encogieron sin afeitar y en ropa interior, quemando su dinero en papeleras y escuchando el Terror a través de las paredes”. Ginsberg era una poeta contestatario rabiosamente anti-sistema. Pero era un hombre sinceramente bueno.
Neruda, era un sibarita de gusto refinado. Podía sucumbir a un caldito de congrio y a una botella de vino blanco. La sustancia de sus veinte poemas está en  Rabindranath Tagore a quien leyó y releyó hasta apropiarse de su fina belleza. Tagore, en la traducción de Zenobia Camprubí , dice: “Tú eres la nube crepuscular del cielo de mis fantasías, /Tu color y tu forma son los del anhelo de mi amor. / Eres mía, eres mía, y vives en mis sueños infinitos. / Tienes los pies sonrojados del resplandor/ansioso de mi corazón, ¡segadora de mis cantos vespertinos! / tus labios agridulces saben a mi vino de dolor.” .
Neruda escribe en su poema XVI. “En mi cielo al crepúsculo eres como una nube/ y tu color y forma son como yo los quiero. /y tu dolor y forma son como yo los quiero. / Eres mía, eres mía mujer de labios dulces,/ y viven en tu vida mis infinitos sueños./ la lámpara de mi alma te sonrosa los pies, /el agrio vino mío es más dulce en tus labios/ ¿Oh segadora de mi canción al atardecer/ cómo se sienten mis sueños solitarios!”.  Neruda  publicó por primera vez este poema en la revista Claridad en 1923 y lo firmó con el seudónimo de Sakchka. Las influencias son notorias. Una vez obtenido el Nobel nadie se atrevió a insinuar siquiera las apropiaciones del poeta.
Según Alejandro Jodorwski  mejor poeta que Neruda fue Enrique Lihn que en 1966 recibió el premio Casa de las Américas y en 1969 publicó La Musiquilla de los pobres. Lihn era un artista completo pintaba, escribía poesía y teatralizaba con pasión. De su poema Porque escribí. Son esos versos: “Estuve enfermo, sin lugar a dudas/y no sólo de insomnio, /también de ideas fijas que me hicieron leer/con obscena atención a unos cuantos psicólogos,/pero escribí y el crimen fue menor,/lo pagué verso a verso hasta escribirlo,/porque de la palabra que se ajusta al abismo/surge un poco de oscura inteligencia/y a esa luz muchos monstruos no son ajusticiados”.

Los poetas condensan una sensibilidad impetuosa y son el mejor antídoto para esos alcaldes que buscan ganar páginas en los diarios cambiando de lugar los monumentos. Ese es un menester de pelotudos y apaña sombras. Contemplar a Vallejo gozando del frescor de los ficus de Mansiche es suficiente para darnos cuenta  de su estatura superior. Lo otro esa chatura intelectual.La poesía es comunión pura, evangelio de esperanza. Encuentro con la naturaleza. Vallejo mismo fue un asceta místico sumergido en un baño de miel del socialismo. Poeta también fue Javier Heraud. Como todos los poetas se anticipó a su muerte en Puerto Maldonado.: “Yo soy un río/un río/un río    cristalino en la /  mañana. / A veces soy / tierno y/ bondadoso. Me/deslizo suavemente/ por los valles fértiles, /doy de beber miles de veces/ al ganado, a la gente dócil./  Los niños se me acercan de /  día,/ y/de noche trémulos amantes / apoyan sus ojos en los míos,/ y hunden sus brazos/ en la oscura claridad / de mis aguas fantasmales”.
Manuel Ibañez Rossaza fue un poeta cajamarquino que vivió en Trujillo que amaba  las flores por encima de todas las cosas. Imitaba los silbidos de los pájaros y se deslumbraba con la belleza de los brotes de las cucardas. A él pertenecen esos versos dedicados a la ventana de la alcoba en la que transcurrió su infancia.  : “Recuerdo los cuadernos del colegio y mi camisa/recién lavada como una bandera en el cordel/y en mi cuarto los versos y la noche desnuda de astros/descendiendo de esa montaña en un puñado de inviernos y veranos./ Hoy he vuelto otra vez después de años a esta casa/y ya no hay nadie, algunos se han ido, otros se han muerto/y yo soy como un fantasma entre llaves, telarañas en la lámpara/un espejo rajado y un silencio como un puente/que me dice que ya no tengo mis dieciséis años.”

La poesía de Blanca Varela es filosóficamente profunda: Su poema  Strip-tease lo dice todo: “Quítate el sombrero /si lo tienes/quítate el pelo/que te abandona/quítate la piel/las tripas los ojos /y ponte un alma/si la encuentras.”  Poeta fue también el cholo Nieto. Luis Nieto Miranda, cholo reivindicado. Fervoroso admirador de Francisco Mostajo. “Así fui hecho. Amasado/de materias contrarias, de destinos adversos. / De polvo y cielo,/ de llanto y pena,/de beso en los ojos y en el corazón,/de dentellada en el alma,/de latigazo en las carnes,/de rugido recorriéndome los extremos del ser./Yo paralicé de miedo el canto de las lámparas./Yo estrangulé el cuello de los violines./Yo me ceñí como una víbora/a la cintura de las guitarras/e hice que la palabra auxilio/se quebrara de espanto/en la garganta de las rosas”. Con este señor poeta fuimos a Paita a comer cebiche y a recitarle odas al océano. Este cebiche delicioso bien vale unos versos que repita el mar en su vaivén inagotable.

Se llamaba Ramón Rafael de la Fuente Benavides pero todos los poetas lo conocían como Martín  Adán. Se matriculó en jurisprudencia en la  Universidad Católica y su vida transcurrió en hoteles y sanatorios. Fue un huésped distinguido del Larco Hererra. Las pocas que se le vio en el Palermo disfrutaba de la compañía de su inolvidable amigo  el editor Juan Mejía Baca. “Todo lo ignoras porque eres de piedra, /Todo lo ignoras porque es otro el día;/Todo lo ignoras porque es otro el río/Y sigue siendo así todavía.”.

Martín Adán decidió su autoexilio. En cierta ocasión una periodista argentina le entregó una nota solicitándole una entrevista. El poeta respondió lacónicamente, “Si quieres conocerme vete a mirar el mar”. Filósofo, hombre sensible, poeta profundo: “ ¿Dormirás, Alma Mía?/¿Despertarás mañana a tu quehacer?/¿Serás otra vez la que te fuiste?/¿Serás otra vez?/¡Ante esta roca, que te está mirando/ Y que te ve,/Y que te ve tremenda con un solo ojo/De mil pies;/Ante esta roca, huir es imposible/Y hay que desnacer y renacer!/Porque ser es necesario,/No hay otro modo de no ser y renacer”.
Leopoldo Chariarse, un poeta de Chiclayo, en Alemania adquirió una fama de yogui y de gurú. Se adentró en la naturaleza y en la esencia de la poesía. “Estás cansada,/te duele mi alma bajo los brazos,/miras... y te sientes tan sola./Pero no te acongojes:/al paso de las nubes, de aquello perdido/verás surgir una resplandeciente mañana, /un río nuevo que encenderá tus pupilas./Entonces me reconocerás en el viento,/tal vez temblarás./Y yo desataré tus cabellos/y apartaré las hojas delante de tus pasos”. El alma del poeta José María Eguren, todavía recorre las calles de Barranco. Era un niño grande consagrado a la poesía y la pintura. Durante su existencia vivió grandes aprietos económicos y en su diario recorrido recogía de los restaurantes algunos mendrugos y sobras de comida “para su gato”. Cuando murió el poeta se descubrió que no tenía felino. Lo que con humildad recogía era para su subsistencia.

¿Qué país es este que se olvida de sus poetas? Le pregunté alguna vez a Víctor Delfín. Y nos estrellamos de nuevo con la vieja cantaleta oficial que escatima recursos para los libros y el arte. Este país que convierte en avaricia hermética la ciencia y hace añicos los viejos discos de carbón de música clásica. Este país que engorda los negocios turbios del hermano del  presidente. Y  nos pretende engañar con el increíble cuento del avión presidencial quema combustible cada fin de mes para justificar el viaje  Brasil de la Primera Dama. ¡Ay Perú yo te invoco!.  Nadine sigue volando. En el Vrae,  a una niña inocente muerta a balazos, están llorando.

sábado, 8 de septiembre de 2012


CULTURA Y APARIENCIAS
Por: Miguel Godos Curay

Torito de Pucará estilizado obra del artista Víctor Delfín
Las actividades culturales tienen buen rédito cuando quien las  promueve y organiza no las utiliza para justificar el errático rumbo de una gestión pública. Ganar indulgencias con avemarías ajenas no es una buena estrategia para justificar lo que no se hace y aparentar lo que no se siente. La cultura se regodea con el manoseo político y la apariencia. De apariencias estamos hartos y mal acostumbrados. El Museo Vargas Llosa en el antiguo local del Colegio San Miguel fue otra de las apariencias para una noche accidentada de flash y bocaditos. El gesto y los anuncios finalmente quedaron en la nada. El ruinoso local que se desmorona a pocos  sigue abandonado y no hay proyecto que justifique lo que los cuatro vientos se anunció al escritor. La sensación  es  la de que nuestras autoridades buscan notoriedad para la foto. Después nada. Vargas Llosa, finalmente donó su biblioteca personal a Arequipa. Piura, sigue siendo  el paraíso de los cuentos  y la resbaladora de las desilusiones.

No nos extrañe por eso el frío en la inauguración de la muestra de Víctor Delfín en la Plaza de Armas. A la ceremonia le falto calor humano. Por eso lo que diariamente sucede en la Plaza de Armas  es la prolongación de ese afán de notoriedad para la foto muy parroquial, rupestre y piurano. Es el mismo rito del caballo de palo para retratar al engreído.  Todo el mundo se encarama en los caballos, el toro y hasta el  minúsculo piajeno. Nadie pregunta por el artista y el significado de su presencia en Piura. Pocos conocen que Delfín se batió  contra la dictadura de Fujimori. De quedarse las piezas del artista en Piura  con nuestras proverbiales exageraciones es probable que sean carcomidas por ese fetichismo de quedarnos con algo del artista. La cultura no nos toca  todavía por nuestro regusto por el ordinario esplendor de la huachafería.
No se piense que la percepción  de una mala gestión pública mejora con la pirotecnia y la cosmética. No es así. Podría venir a Piura un coro angelical  y la ciudad continuará insegura y desordenada. Igual sucede con las bibliotecas, el buen cine y la cortesía en la que se muestra la buena educación de un pueblo.  Piura urbanísticamente  poco tiene que mostrar. Los escasos monumentos de nuestra arquitectura republicana se dejaron caer por la incuria y la indiferencia de las instituciones responsables en salvaguardar nuestro patrimonio monumental.

Lo poco que se tiene  debe ser preservado. Sucede que la arremetida demoledora de los nuevos negocios e inversiones no respetan nada del pasado. Basta contemplar el cuadrilátero de la Plaza de Armas para darnos cuenta que el único monumento que preservamos los piuranos es la Catedral. Después todo es nuevo. Todo es cemento que no encaja con la prosapia de la ciudad.
A ello podemos sumar la destrucción monumental al norte y sur de la ciudad. Los nuevos edificios han aplastado las antiguas construcciones. Y las placas conmemorativas que recordaban las moradas de ilustres piuranos son hoy un relicario a la incuria y al abandono en el que se encuentra el patrimonio monumental de Piura. Son contadas las casonas que se preservan  pues la mayor parte de ellas acabaron derruidas a vista y paciencia de todos. El mismo olvido encontramos en los puentes del que sólo nos acordamos en las crecientes del Piura.

Piura crece despojada de identidad. En la mayor parte de las urbanizaciones los árboles son talados salvajemente para que se luzca un negocio porque no nos importan las áreas verdes. En la propia Plaza de Armas en donde ayer abundaban los tamarindos y algarrobos. Hoy pocos árboles se mantienen en pie y nadie se ocupa de ellos. En cambio los huecos  en las calles se mantienen sin que nadie se ocupe de hacer de Piura una ciudad propicia para el caminar y contaminar menos. Si a estos atropellos sumamos los chillones carteles que promocionan eventos bailables atropellando el ornato podemos concluir  que falta en nuestras autoridades amor por la ciudad y sus habitantes.
El amor por la ciudad es un valor cívico que pondera el aprecio de los ciudadanos por el lugar donde viven. La ciudad, se puede observar, queda  en las tardes llena de basura que abandonan céntricos establecimientos comerciales que nadie sanciona. Hay rincones de Piura que han perdido su tradicional aspecto para convertirse en peligrosos recovecos  por donde se desplazan elementos de mal vivir. La seguridad ciudadana sigue siendo un problema. Se habla de videocámaras para la vigilancia y alerta ciudadana. Sin embargo. Como todas las promesas incumplidas no hay cuando se convierten en una realidad que podamos agradecer a nuestras autoridades. Por el contrario los diarios dan cuenta diariamente de la poca seriedad con la que se maneja la inversión pública. Sin que las protestas ciudadanas sean escuchadas y acogidas. Nuestras autoridades concluyen un año de gestión con nota  desaprobatoria. Ese es el sentir de todos los piuranos.

martes, 4 de septiembre de 2012

GUIDO CORAJE, GUIDO ESPERANZA

Guido Raffo Varona, histórico propulsor de la irrigación del Alto Piura

Por: Miguel Godos Curay

En julio de 1982 los piuranos recordaban con euforia el 450° aniversario de la fundación de San Miguel de Tangarará con solemnidad apoteósica. El anuncio del arribo del Presidente Belaunde fue motivo para la gran marcha de peregrinaje de los altopiuranos exigiendo la irrigación del Alto Piura. Hubo marcha y represión. Los cuatro mil agricultores fueron contenidos en el 50. Hubo bombas lacrimógenas y disparos. Con el entonces regidor Rolando Ramos Novoa en un escarabajo de la Municipalidad de Piura llegamos al 50. Todo era conmoción las picanteras con los ojos cubiertos de lágrimas mostraban los casquillos de las balas. El agricultor Manuel Bruno Suárez impactado por un proyectil de las fuerzas del orden resultó muerto en la protesta.

Fue una marcha conmovedora de agricultores enflaquecidos por la sequía. Aquel día Guido Raffo lloró por esa causa justa. Manuel Bruno Suárez fue el primer mártir. Un campesino pobre, puro coraje, puño en alto entregó su vida por un sueño irrepetible. Las aguas del río Huancabamba conjurando la sed de las feraces tierras del Alto Piura. El gobierno no entiende que queremos agua para hacer producir la tierra. No fueron suficientes los argumentos de la doctora Raquel Guerra y los del propio del alcalde Nacho Távara ante un gobierno insensible. Así fue la lucha con hitos dejados por los hombres. En todo este trecho se quedaron las energías de Guido Raffo Varona líder insomne que tocó enésimas veces las puertas del Ministerio de Agricultura y el propio Palacio de Gobierno exigiendo lo que por justicia y derecho nos corresponde. No estamos pidiendo caridad. Es nuestro derecho. Líder inconforme, terco de justicia hasta en la médula.

Así Guido se quedó rengo y sus dedos asomando por sus sandalias llevaban el polvo bendito de su tierra. Con él conversé muchas veces hasta que su cabeza de profeta se cubrió de canas. Recorrió sin tregua pueblos polvorientos explicando el proyecto y se hizo querer. Los niños le seguían para regalarle checos y hojas de cuaderno en las que dibujaban el paisaje de sus sueños. Otras veces Guido hombre con sus labios resecos alimentaba con oraciones su esperanza. Hombres como él son irrepetibles. Tejedores de sueños ya no hay en la tierra donde la boca se les hace agua a los traficantes de tierras.

Guido Raffo amó a la tierra como a su propia vida. En su nombre hay que levantar los potos llenos de chicha pletóricos de salud por el coraje y la energía que mueve los recuerdos. Así los siento recorriendo las calles de Chulucanas. Así los siento las noches que se descarga la lluvia. Así lo siento comiendo zarandajas con caballa. Así lo siento mirando el rostro de los chulucanos tristes porque se fue el hombre que amasó el barro de la esperanza. Las manos de Guido serán siempre benditas como las gotas del rocío. Hombres y mujeres no se sientan tristes con su ausencia.

Daniel Turley, el padre Daniel, el hermano Daniel, san Daniel de Chulucanas. Dígale a Dios que abra las puertas del cielo y que los ángeles coloquen arcos de flores y que truenen los cohetes porque Guido acabadas sus fatigas encontró reposo. Que todos los cumananeros se inspiren al majar el arpa e invocar la tierra. Todos los pajaritos repitan en sus trinos la vida de este hombre que creyó que la justicia tarda pero llega.

Todas las aguas lo recuerden siempre como el abecedario de la vida. Todos los políticos lo imiten porque Guido abrió las puertas del gobierno con la voz de un hombre humilde y se adhirió al partido de los pobres. Aquel que tiene como símbolo el coraje y por el que en su belleza natural se pelean todas las flores. Aquí lo veo viajando a Lima a defender sus sueños con su cayado en las manos. Padre Guido biznieto del aire y de los vientos. Guido hombre. Gigante ante la adversidad. Corazón de hombre que no da tregua. Hombre con alma de niño. Abejorro rebelde que zumba en las conciencias de los sinvergüenzas que desnaturalizan los proyectos con sus inmorales ambiciones. Aquí te siento Guido recorriendo las aguas del río la Gallega. Recorriendo los meandros del Ñácara.

Guido tu estatura no necesita de monumentos para que se honre tu memoria. Tú eres ya un monumento en la conciencia de los que te recuerdan. Tu sólo nombre es un rascacielos de la generosidad humana. Cuando se escriba la historia del Alto Piura colocaré una limeta con las aguas del Huancabamba sobre tu tumba. Y entonces las cenizas venerables de tus huesos sentirán la frescura del agua en las recónditas profundidades de tu alma. No más decretos, no más cuentos, no más palabras. Que los niños planten árboles, que los jóvenes multipliquen el algarrobal verde en tu memoria. Que los viejos preparen la tierra, que las abuelas caven hoyos para colocar la semilla. Guido cerró sus ojos como un niño y su sueño se hizo verde. Verde de esperanza.

sábado, 1 de septiembre de 2012


RAJONES Y RAJONAS
Martha Hildebrandt: "el raje es la maledicencia pura"

Por: Miguel Godos Curay

Martha Hildebrandt advierte que rajar en el habla familiar del Perú es “criticar en ausencia, censurar, hablar mal de alguien”. El raje o la rajadera es la maledicencia, la murmuración, la critica solapada o chisme. Por eso rajones y rajonas son  las personas criticonas, murmuradoras y chismosas. El “raje” es, en efecto,  un deporte nacional que nos condena al subdesarrollo mental e intelectual. Es la gimnasia de la lengua de chismosos y chismosas ocupados de la vida ajena. Entre los sentimientos de malevolencia el raje es producto del cinismo que es el menosprecio consciente a los otros. Es una falta de respeto a los demás y a sí mismo. Los comentarios suspicaces, burlones e impíos son la maldad primitiva que busca hacer daño a los otros producto del resentimiento propio.  
Las rajonas son lo que decía don Manuel Ascencio Segura de Doña Catita. “Viejas mañosas con cara de virtud”. Rajones y rajonas hay de todo tamaño y laya. Están los que aderezan sus chismes con exageraciones, los de pico fino mírame y no me toques y los de vocación de serpiente, por arrastrados y ponzoñosos dedicados al intercambio de veneno. No faltan los que para expiar su pecado se disfrazan de  piadosos  reza rosarios y golpeadores de pecho. Se trata de un ardid para registrar y criticar los acontecimientos que  se producen en la iglesia. Bodas, bautismos y trajes nuevos. Miran, presumen se santiguan y miran al cielo a la hora de limosna. Por su tacañería los conoceréis.

Rajones hay en todas partes. En el barrio, en el mercado, en la plaza y hasta en la academia. Ahí podemos clasificar a los rajones licenciados, las que han obtenido una maestría y hasta los doctorados. Aquellos tienen la lengua filuda como una chaveta. De todo se fijan, de todo hablan, de todo se quejan. Miran la pajita en el ojo ajeno y tienen una enorme biga en el suyo. Tras el rajón hay un desnaturalizado afán de dar malas noticias. Son aves de mal agüero, viven destripando al prójimo y no tienen escrúpulos hasta para hablar de los muertos. En este extremo acaban consumidos por el reconcomio de la infelicidad, la envidia y la hipocresía.
Entre los rajones abundan los adulones, sobones  y lameculos. En realidad se aproximan a personas que por la naturaleza de su cargo o influencia les pueden ser útiles. Entonces utilizan almibarados diminutivos hasta morder y no  desprenderse de su descuajeringada víctima. Se mueven por la maldad que nutre su deseo de poder, un enfermo afán de superioridad haciendo daño. Como viven ocupados de la vida ajena se olvidan de  su triste y opaco pasado. Fingen estrechez de señorita cuando el propio boquerón del Padre Abad  les queda corto. Así prosiguen  en su vida muelle, indecorosa y repugnante. Cuando mueren, refieren en Sullana, se les  enrosca la lengua. Por eso les  echan en la boca cántaros de agua bendita. Y si la fórmula no surte efecto. Optan  por comprar dos ataúdes. Uno grande para el cuerpo y otro de parvulito para la lengua.

No se piense que los rajones son candidatos de número para la Academia Peruana de la Lengua. Para ellos sólo hay posibilidad en la academia del desconsuelo y la infelicidad. De tanto hablar mal todo lo que prueban destila amargura, odio gratuito, inquina y maledicencia. Su mayor tortura es llegar a una senilidad insoportable contándole amarguras a su sombra. Hablando solos porque nadie las escucha y delirando de pura desolación interior.
Otra es la felicidad de los que no se ocupan de la vida ajena. De los que creen que la vida bien vale la sincera amistad y el respeto. El compartir con gratitud lo mucho o poco que se tiene. Sin penetrar con ese afán intruso en la vida de otros. Entonces hay más tiempo para leer, pensar, escuchar, conversar y reír sin que se sienta el transcurrir del tiempo. Hoy los tiempos han cambiado. El ocio y la vida intelectual tienen otros niveles de proximidad. La vida acogedora es de los inteligentes. La mala vida es propia de las bestias. La mezquindad y su costra mal oliente no tienen lugar en este espacio.

No es cierto que los rajones y rajonas, alcancen poder,  manipulando información a su antojo. Sucede que por tener fracturada la credibilidad nadie les da bola. Finalmente acaban siendo víctimas de su incapacidad de remordimiento y de su incontenible rabia interior. Entonces como cuando escupen para el techo todo les cae en su propia cara. Rajones y rajonas, hay en todas partes inoculando desesperanza. Fingiendo lealtad en las instituciones a cuyas expensas viven. Les sucede lo mismo que a las raposas. Se convierten en coloridas gelatinas de mimo y de ternura. Cambian de piel y hasta de voz. Pero como bien se dice en este mundo  “…aunque la rajona  se vista de oropel y seda rajona se queda”. De la m solo brota m.

¡VAMOS PIURANOS DESPIERTEN!

Por: Miguel Godos Curay

Chicha de jora provocadora de ensueños y corajes
En Piura, advierte Luis Alberto Sánchez, es posible distinguir al talareño que masca el inglés, el catacao acostumbrado  a los guisotes condimentados de una opípara mesa y a la chicha. Al morropano ligado a su tierra y a su río, aficionado a los gallos y a cantar cumananas, al paiteño  empedernido aventurero que sueña recorrer los siete mares y al piurano acostumbrado a la siesta muelle  y al raje de  la tarde . El piurano es distinto que el arequipeño y el trujillano. A unos acompaña la rebeldía a los otros  el humanismo y la cultura. La universidad en Piura es un invento reciente. El piurano no tiene ánimo  ni vocación de reclamo y revuelta. El piurano no se agua la chicha con nadie. Aquí todo es complacencia, amarre, repartija y condescendencia. Piura puede tener hoy siete universidades pero su cultura, su adhesión a la tierra es imperceptible.  
Como dicen las abuelas: Nadie sopla la candela para que no se levante la ceniza.  Las energías revolucionarias antes reconcentradas en la sierra  de Morropón y Ayabaca en donde la rabia y el reclamo contra el feudalismo y la hacienda provocó un 28 de enero de 1883 la toma de Piura por los comuneros de Chalaco.  Los alzados fueron quemados vivos y perseguidos a muerte para escarmiento. Después no hubo nada.

Una protesta colegial en el San Miguel, la toma de la Catedral de Piura por universitarios de la entonces Universidad Nacional Técnica de Piura y después un silencio de muerte. Las protestas sindicales fueron de Talara. Ahí hubo persecución  y lucha. La última demanda fue en defensa del Canon Petrolero después de eso nada. Hoy la ciudad y la región enfrentan menudos problemas pero energía social para exigir lo que por justicia nos corresponde. No hay.
Una institucionalidad frágil y fragmentada. Una educación para el rasero no contribuye al despertar ciudadano. El crimen organizado y el delito cobran vidas en la más aleve impunidad. Nuestra indiferencia persiste sin que hagamos absolutamente nada. Los barrios de la periferia están sitiados por delincuentes sin que nadie ponga fin a esta brutal agresión contra nuestras familias y la propia tranquilidad pública. Piura, desordenada y amenazada hace mucho tiempo por la inseguridad dejó de ser el mejor lugar para vivir.

En este escenario resulta grotesca la indiferencia de nuestras autoridades en busca de un afán de notoriedad para maquillar su incapacidad de resolver los urgentes problemas de Piura. Mientras esto sucede no hay quien detenga el tráfico de tierras, las corruptelas de todo pelaje y el abuso en perjuicio de los ciudadanos, en especial de los miles de madres, ancianos y niños que son los más afectados por los delitos que se registran a diario. Si al frente colocamos la indiferencia de los piuranos el resultado no puede ser otro que el deterioro de la calidad de vida y este dolor de cabeza cotidiano frente a tantos problemas irresueltos.
Hace tiempo que Piura se parece al lejano oeste. En donde la ley se vulnera al antojo sin que ninguna autoridad promueva una acción decidida y concertada. Ya estamos hartos de las declaraciones en los periódicos y las promesas. Al final en Piura se vive esa desazón que provoca el no haber realizado la elección correcta para nuestras principales autoridades. El colmo resulta que aquellos a quienes hemos elegido y que no aciertan una crean las mentiras de su séquito de adulones. Crean que están actuando bien cuando en verdad todos estamos rabiosos y descontentos contemplando como otras regiones avanzan y progresan. Nosotros seguimos a ritmo de cangrejo cada día hacia atrás y peor.

Piura tiene que despertar y expresar públicamente su reclamo. Todos aquellos que rechazan la violencia y el abuso tienen que salir a las calles a demostrar que no se puede continuar así. ¿Qué esperas piurano? Otra campaña electoral en la que te pinten pajaritos y te ofrezcan caramelitos de menta. Ya nos llegó a la coronilla esa letanía interminable de funcionarios ineptos que no saben hacer las cosas y esa pandilla detestable de inmorales que perforan presupuestos u encarecen obras públicas.  A nosotros, a usted ama de casa, a usted vecino que paga sus impuestos nos corresponde el exigir un trato humano a la ciudad. Por dignidad y por decoro no merecemos a esa retahíla de ineptos  que no dan fuego y que como dicen  con sorna las vecinas. “Son buenos para nada”.
Si algo tenemos que aprender los piuranos de los arequipeños es esa cultura cívica de reclamo y de protesta.  Ese coraje cívico para exigir y demandar respeto  a todos los ciudadanos. Piura no puede continuar así  con su traje de cenicienta abandonada. En manos de la rapiña de delincuentes  y saqueadores dentro y fuera de sus instituciones públicas. Ya es hora de que la población encuentre en sus diarios buenas noticias de que por lo menos algo mejora en Piura. Una buena noticia puede ser  que el Gobierno regional y el Municipio se deshicieron  de la ineficiencia y de los ineficientes  que despintan grotescamente cualquier gestión pública.  Estamos a cuatro meses de que acabe el año como de costumbre se nos dirá que no se ejecutaron los presupuestos, lo que es una demostración de mala gestión y que los problemas de Piura continuarán sin resolverse. ¿Hasta cuándo?