¡VAMOS
PIURANOS DESPIERTEN!
Por: Miguel
Godos Curay
Chicha de jora provocadora de ensueños y corajes |
En Piura, advierte Luis Alberto Sánchez, es posible distinguir al
talareño que masca el inglés, el catacao acostumbrado a los guisotes condimentados de una opípara
mesa y a la chicha. Al morropano ligado a su tierra y a su río, aficionado a
los gallos y a cantar cumananas, al paiteño
empedernido aventurero que sueña recorrer los siete mares y al piurano
acostumbrado a la siesta muelle y al
raje de la tarde . El piurano es
distinto que el arequipeño y el trujillano. A unos acompaña la rebeldía a los
otros el humanismo y la cultura. La
universidad en Piura es un invento reciente. El piurano no tiene ánimo ni vocación de reclamo y revuelta. El piurano
no se agua la chicha con nadie. Aquí todo es complacencia, amarre, repartija y
condescendencia. Piura puede tener hoy siete universidades pero su cultura, su
adhesión a la tierra es imperceptible.
Como dicen las abuelas: Nadie sopla la candela para que no se levante
la ceniza. Las energías revolucionarias
antes reconcentradas en la sierra de
Morropón y Ayabaca en donde la rabia y el reclamo contra el feudalismo y la
hacienda provocó un 28 de enero de 1883 la toma de Piura por los comuneros de
Chalaco. Los alzados fueron quemados
vivos y perseguidos a muerte para escarmiento. Después no hubo nada.
Una protesta colegial en el San Miguel, la toma de la Catedral de Piura
por universitarios de la entonces Universidad Nacional Técnica de Piura y
después un silencio de muerte. Las protestas sindicales fueron de Talara. Ahí hubo persecución y lucha. La última demanda fue en defensa del
Canon Petrolero después de eso nada. Hoy la ciudad y la región enfrentan
menudos problemas pero energía social para exigir lo que por justicia nos
corresponde. No hay.
Una institucionalidad frágil y fragmentada. Una educación para el
rasero no contribuye al despertar ciudadano. El crimen organizado y el delito
cobran vidas en la más aleve impunidad. Nuestra indiferencia persiste sin que
hagamos absolutamente nada. Los barrios de la periferia están sitiados por
delincuentes sin que nadie ponga fin a esta brutal agresión contra nuestras
familias y la propia tranquilidad pública. Piura, desordenada y amenazada hace
mucho tiempo por la inseguridad dejó de ser el mejor lugar para vivir.
En este escenario resulta grotesca la indiferencia de nuestras
autoridades en busca de un afán de notoriedad para maquillar su incapacidad de
resolver los urgentes problemas de Piura. Mientras esto sucede no hay quien
detenga el tráfico de tierras, las corruptelas de todo pelaje y el abuso en
perjuicio de los ciudadanos, en especial de los miles de madres, ancianos y
niños que son los más afectados por los delitos que se registran a diario. Si
al frente colocamos la indiferencia de los piuranos el resultado no puede ser
otro que el deterioro de la calidad de vida y este dolor de cabeza cotidiano
frente a tantos problemas irresueltos.
Hace tiempo que Piura se parece al lejano oeste. En donde la ley se
vulnera al antojo sin que ninguna autoridad promueva una acción decidida y
concertada. Ya estamos hartos de las declaraciones en los periódicos y las
promesas. Al final en Piura se vive esa desazón que provoca el no haber
realizado la elección correcta para nuestras principales autoridades. El colmo
resulta que aquellos a quienes hemos elegido y que no aciertan una crean las
mentiras de su séquito de adulones. Crean que están actuando bien cuando en
verdad todos estamos rabiosos y descontentos contemplando como otras regiones
avanzan y progresan. Nosotros seguimos a ritmo de cangrejo cada día hacia atrás
y peor.
Piura tiene que despertar y expresar públicamente su reclamo. Todos
aquellos que rechazan la violencia y el abuso tienen que salir a las calles a
demostrar que no se puede continuar así. ¿Qué esperas piurano? Otra campaña
electoral en la que te pinten pajaritos y te ofrezcan caramelitos de menta. Ya
nos llegó a la coronilla esa letanía interminable de funcionarios ineptos que
no saben hacer las cosas y esa pandilla detestable de inmorales que perforan
presupuestos u encarecen obras públicas.
A nosotros, a usted ama de casa, a usted vecino que paga sus impuestos
nos corresponde el exigir un trato humano a la ciudad. Por dignidad y por
decoro no merecemos a esa retahíla de ineptos
que no dan fuego y que como dicen
con sorna las vecinas. “Son buenos para nada”.
Si algo tenemos que aprender los piuranos de los arequipeños es esa
cultura cívica de reclamo y de protesta. Ese coraje cívico para exigir y demandar
respeto a todos los ciudadanos. Piura no
puede continuar así con su traje de
cenicienta abandonada. En manos de la rapiña de delincuentes y saqueadores dentro y fuera de sus
instituciones públicas. Ya es hora de que la población encuentre en sus diarios
buenas noticias de que por lo menos algo mejora en Piura. Una buena noticia
puede ser que el Gobierno regional y el
Municipio se deshicieron de la
ineficiencia y de los ineficientes que
despintan grotescamente cualquier gestión pública. Estamos a cuatro meses de que acabe el año
como de costumbre se nos dirá que no se ejecutaron los presupuestos, lo que es
una demostración de mala gestión y que los problemas de Piura continuarán sin
resolverse. ¿Hasta cuándo?
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