domingo, 26 de septiembre de 2010

¿ENTRE EL ESTADISTA Y EL OPORTUNISTA?


Por: Miguel Godos Curay

Esta semana que pasó, invitado por la Universidad César Vallejo, me pidieron hablara a un teatro municipal lleno de estudiantes sobre dos temas puntuales y vigentes: gobernabilidad y responsabilidad social. Mi primera reflexión surgió del repensar el territorio regional. Piura con 35 mil 962 kilómetros cuadrados de extensión territorial es más grande que Israel que tiene 22 mil 145 kilómetros cuadrados y Bélgica que tiene 30 mil 528 kilómetros cuadrados. De modo que siendo Piura, territorialmente “un país” encajado en el Perú, necesita de un gobernante con perfil de estadista. No puede ser un gobernante improvisado dedicado a las menudencias domésticas o a las repartijas. Tiene que ser un gobernante dedicado a mover los engranajes de la economía regional y por ello tendrá que optimizar la asignación regional de recursos y asegurar que en el cuadro de la política económica nacional no traten a Piura como una hija de vecino. Además debe estar conectado a las organizaciones sociales de la región lo que en política significa gobernar con todos y para todos. No puede ser ni debe ser la vedette de su partido.

Debe hablar perfectamente inglés para que los operadores del capital y la inversión extranjera no lo hagan cholito y tener la suficiente capacidad para convocar al empresariado, la sociedad civil y a las diversas dependencias del Estado, que en Piura, a mil kilómetros de Lima son organismos disminuidos, simples mesas de partes incompetentes que no resuelven absolutamente nada. Deberá coordinar estrechamente con la representación parlamentaria en asuntos tan serios y carnudos como la descentralización fiscal. Piura es un buen puerto para las inversiones. Con empresas que hacen aportes fiscales significativos. Pero estos lamentablemente no se hacen en Piura sino en Lima. De tal manera que el gordo centralismo sigue siendo alimentado por regiones muy ricas como Piura. Sin embargo en la redistribución de los beneficios siempre nos toca el hueso y el pellejo. Lima come siempre lomo fino.

Similar rol corresponde a los consejeros, a los alcaldes y regidores, cuyas desarticuladas gestiones son la causa de la ingobernabilidad y su causa inmediata, el caos, desorden y falta de autoridad en la que se sume Piura y sus provincias. Los señalamientos ciudadanos a gestiones corruptas no pueden ser desoídos. Es tal dimensión de la ineficiencia que la desconfianza ciudadana está presente en los procesos de licitación de obras públicas, en estudios técnicos observados, en las provisiones de enriquecidos lácteos de escaso valor nutritivo sostenidos por redes mafiosas en los municipios, en el nepotismo descarado y grosero. En la falta de indicadores efectivos de logro que permitan establecer si avanzamos o nos encontramos estacionados en el atraso como consecuencia de deficientes gestiones públicas.

Las paradojas se extienden a muchos sectores como el sector educación. Según la Defensoría del Pueblo, el más corrupto y quejado. Realmente no hay logro educativo y este se refleja en la precariedad del rendimiento en los exámenes de ingreso a la universidad, en el poco interés por la lectura, y en el extendido pánico emocional a las ciencias. Estudiantes de centros educativos públicos y privados. Enfrentan el mismo mal. Si los gobernantes se desconectan de un sector de crucial importancia para el futuro de la región estamos fritos. ¿Cómo transformamos los impulsos de crecimiento en estadios de desarrollo si la educación se encuentra en el rasero? En poco o en nada han contribuido los esfuerzos de capacitación emprendidos por el propio Ministerio de Educación. Las evaluaciones realizadas no reflejan la realidad porque son arregladas con cosmética de eficiencia para el cobro mensual. El maquillaje se cae por sí solo cuando se analizan críticamente los resultados en la escuela.

La construcción social de una región requiere de perfilar con nitidez la relación con el Estado y con todos los sectores sociales, sin exclusiones, en el propio territorio regional. El primer vínculo es político y requiere coraje para exigir lo que por justicia y por derecho nos corresponde. El segundo es social y requiere con todas las provincias un trato equitativo frente al superlativo peso de los enclaves urbanos y costeros. Instituciones como los colegios profesionales, los sindicatos tienen que ser oídos. No es posible, por ejemplo, que lo padres de familia no tengan expedito el derecho de participar como escuchas de una clase de matemática que reciben sus hijos en una escuela pública porque el Sutep se opone.

No es posible que se haya abandonado en la escuela pública la educación cívica que permite formar ciudadanos reconocedores de sus derechos fundamentales, ni que se haya abandonado el deporte que enseña a competir, ni la educación por el arte que nos asoma a la belleza. No es posible que tengamos servicios públicos deficientes y que las quejas no sean oídas oportunamente. Problemas como la inseguridad ciudadana tienen que ser tratados desde la raíz. La estadística señala que en Piura hay un efectivo policial por cada 800 ciudadanos. A la inseguridad social se suma la inseguridad jurídica y la falta de respeto a la propiedad pública y privada pues nos estamos exentos de las invasiones o las apropiaciones producto del mafioso negociado de tierras que ha acabado con los espacios públicos como nuestras playas. Vivimos enfrentando consecuencias mientras las causas, persisten ignoradas.

En Piura hablamos de desarrollo humano pero lo que se observa es “desarrollo inhumano” del trabajo de niños, que deberían concurrir a la escuela, en el mercado, en fundos agrícolas y en los socavones mineros. Igual sucede en los grandes mercados de los capitales transnacionales en donde se eluden beneficios sociales. Aún existe maltrato a los ancianos y el deambular de nuestros enfermos mentales es parte del paisaje urbano local. Sumemos a ello la trata de personas y el surgimiento de negocios prósperos producto de la acumulación sucia de la corrupción, el narcotráfico y la trata de personas. El desarrollo es también reducción del desempleo, la pobreza y la inequidad.

El gobernante que elijamos debe tener una visión clara del territorio regional y provincial no puede ni debe ser ajeno a la necesidad de aprovechar los variados capitales que tenemos y que en su calidad de bienes públicos deben utilizarse en armonía con las poblaciones. Los piuranos no hemos desarrollado aún capital simbólico, que es esa capacidad de pensar y asumir una imagen territorial y tener la capacidad de proyectarla en el espacio y en el tiempo. Todo ello bebiendo de las fuentes de la cultura, de la historia y asumiendo los desafíos de la geografía que no nos son esquivos. Queremos un estadista con visión que nos represente con legitimidad en la construcción de la región que queremos.

domingo, 19 de septiembre de 2010

LA DECENCIA POLITICA DE SANTO DOMINGO


Por: Miguel Godos Curay

Santo Domingo de Morropón tiene seductores encantos. No sólo la hermosura de su paisaje sino la bonhomía de su gente. No hay otro rincón de Piura en donde la cortesía, esa expansión del corazón, sea tan patente. Te conozcan o no los campesinos te saludan con un sonoro. –Buenos días de Dios- y un ¿Está Ud. alentadito? Por decir <>. Diariamente es un hormiguero humano. Por todos los caminos desde los caseríos vecinos. Quinchayo, Tiñarumbe, Chacayo, San Agustín, san Miguel o Chungayo se desplazan los alumnos a los colegios. La alegría se expande en las fiestas donde hermosas “bailonas” se divierten con sanjuanitos, albazos y tonderos. Las noches prosiguen animadas por globos aerostáticos, vacas locas de astas humeantes, golpe de arpa y baile de tierra, desfiles de gobernadores y reparto de conserva. Un dulce de achira, chancaca y frejol.
Cuando se trata de las obras comunales la minga, el trabajo colectivo de la comunidad es elocuente. Todo el mundo apoya, hombres y mujeres, grandes y chicos, jóvenes y viejos. Así se han construido las obras públicas visibles. La iglesia, las escuelas, la posta médica, el tambo comunal, los locales de los ronderos. Su propio himno dice: “Si loar provocan las proezas/ de pueblos que sólo se levantan/loor a tí mi Santo Domingo/ orgullosos tus hijos te cantan.” Así progresan. En los momentos electorales viven con pasión las contiendas.
Los animadores de esta lucha democrática son los partidos políticos. Militar por la izquierda, el Apra o Acción Popular es cosa seria. El trabajo político se realiza caserío por caserío y pueblo por pueblo. Y aunque las opciones políticas sean diferentes. Finalizada la contienda ganadores y perdedores se juntan dejando abierta la colaboración cívica. Eso fue lo que vi en tres personajes, hoy ausentes, a quienes conocí en mi periplo por la sierra. Braulio Calle López, simbolizaba al aprismo y junto a él venerables viejos seguidores de Haya. En su casa del jirón Comercio nunca dejaron de reunirse para animar la conversa y en tiempos de tregua política unirse para celebrar al santo patrón Santo Domingo. No sólo se pegoteaban los globos aerostáticos para las noches de la víspera sino que se acondicionaba la vieja y recorrida arpa para animar el baile de tierra.
Don Luis Amaro García Berrú, ex alcalde y madrugador agricultor, tenía un molino ahí concurrían con sus almudes de trigo todos los vecinos. Mantenía indeleble su lealtad a Belaúnde y de su cepa hay toda una generación de maestros y profesionales distinguidos. Don Ignacio Castillo Berrú, era el amanuense de la comuna. Su caligrafía obra en los libros de actas y en las partidas de nacimiento y matrimonio de todos los santeños. Su adhesión al socialismo es de vieja data. Estos tres personajes, a quienes conocí, se han ido en septiembre. Siento que en Santo Domingo en donde trajiné cinco años de mi vida me quedan pocos amigos como los dedos de la mano.
Aún conservo el recuerdo fresco de mis cotidianas caminatas al caserío El Yumbe. El aroma a vida del barro amasado en la morada de doña Quirina la alfarera en donde una tarde encontré a José Sabogal Wiesse. Mis diálogos vespertinos con el padre Juan Mc Knniff, agustino cuyo proceso de santidad está en camino. El diálogo ameno con Sinesio López Jiménez más tarde director de la Biblioteca Nacional.
Entre helechos, guayabos, higuerones y naranjos siento el bufido de los toros en las bravas peleas de la inverna El Jazmín. La sonrisa de los niños en el recreo penetra en mis oídos al cerrar los ojos. La alucinada presencia de doña Margarita Paz conversando con los pajaritos. Tantas historias contadas, tantos yaravíes deshojados en la tarde por el viejo Braulio Calle. Una luciérnaga se posa en el dintel de la puerta. “Veinticinco limones carga una rama/carga una rama/ y amanecen cincuenta/ cada mañana, cada mañana. Suena y resuena el arpa jaranera en mi memoria. En este camino tachonado de recuerdos y silencios.

sábado, 18 de septiembre de 2010

PERIODISMO CON EL CORAZON


Por: Miguel Godos Curay

El periodismo desapasionado es un oficio de difuntos y almas en pena. El periodismo light es anorexia intelectual. El periodismo adulador es pecado mortal. El periodismo es apasionado como el fútbol. Pleno de emoción humana, intenso, garra y coraje al mismo tiempo. Exige tener la camiseta puesta y la valentía suficiente para vivir intensamente la búsqueda de la noticia. Quienes tenemos puesta la camiseta de Correo la sentimos sobre la piel. Nuestros recuerdos son un puente tejido de gratitudes y recuerdos. Este tabloide fue un proyecto visionario de Luis Banchero y maqueta del genio Raúl Villarán. Nació para dar voz a las provincias que no tenían voz. Desde sus primeros momentos asumió los proyectos de Piura y se convirtió en una trinchera de causas valientes, nobles y memorables. Por la dirección de Correo, desfilaron, periodistas que Piura evoca por su personal manera de decir las cosas. Están ahí Gonzalo Añí, Rafael Vega, Juan Zúñiga, Carlos Manrique, Renán Estrada, Feddy Viveros, Teddy Montúfar y Rolando Rodrich. Modestia aparte me incluyo en esta lista.

El viejo local del jirón Ica 772, en donde estuvo el primer taller de Correo, es todo un hato de recuerdos. Ahí en las viejas Remignton se tecleaban las noticias. Y el diario se imprimía en una trajinada rotoplana. Hoy está en la era del offset y con fornidas máquinas. Correo consolida su presencia en el norte, centro y sur del país. No es el diario más viejo pero es posible encontrarlo en todos los rincones apartados del Perú. Un diario con personalidad es siempre fuente de información y generación de opinión. No es un diario que se siente grande con los pequeños ni tampoco se empequeñece frente a los grandes. Numerosas batallas de tinta no le han sido esquivas porque con la verdad nadie miente ni ofende. Tiene 48 años de madurez, los suficientes, para desgranar con orgullo su propia historia. Es un diario moderno porque tiene la agilidad del Internet y no anda con remilgos y achaques de vejez. Si algo caracteriza a Correo es llamar a las cosas por su nombre No es un diario excluyente y con banderías. Es un diario de todos, para todos y con todos. En sus páginas están registrados los acontecimientos que mañana serán la historia. Es un diario inclusivo que leen con avidez desde Octavio Zapata hasta el candidato afortunado por las encuestas.

Es un diario con convicciones claras respecto a lo ¿qué es? y lo ¿qué no es? la descentralización pues se acunó en las provincias. A los políticos, muchas veces, puede saberles a ají rocoto. Pues tiene un directo e impecable estilo de decir las cosas. Y un modo sorprendente de mirarlas de cabo a rabo. Sus nuevos redactores, en la hoy silenciosa redacción, viven su propia pasión por el periodismo. Son jóvenes egresados de la Escuela de Comunicación de la UNP y Facultad de Comunicación de la UDEP. Si un diario fuese como las pócimas curativas de Joaquín Córdova, bastaría, un <> y santo remedio. Un diario es una idea nutrida de una insobornable adhesión a la libertad y puro afán de servicio. Un diario no se hace para satisfacer la vanidad de sus editores sino para satisfacer a sus lectores. Un diario es una creación humana y por la tanto no está exento de errores. Importante es su propósito de enmienda. Un diario es alegre porque el esplendor de la felicidad es exultante. Un diario es un potente grito de reclamo cuando se atropella la justicia. Un diario educa y enseña porque la cultura y el conocimiento son parte de la diaria obligación. Un diario tiene publicidad porque es la sangre que lo nutre. Pero no confunde publicidad con impunidad. Un diario es una sintonía perfecta de cerebros y voluntades, pero no es un territorio privativo de hegemonías intelectuales. Un diario no es caprichito de los que lo escriben. Ni un mastín que ruge por sus propietarios.

Un diario es una tribuna abierta en donde las ideas se combaten con ideas, porque, los golpes bajos son el cabe de las bestias. Un diario es la palabra que predica, pero también la palabra que enciende la hoguera. Un diario es un atisbo de esperanza pero también el escozor, que en el estadio, provoca una derrota. Un diario dice lo que tiene decir y por pudor ubica en su reducto a la inmundicia. Un diario tiene amigos porque tiene lectores. Un diario sin lectores es la orfandad de los que se quedan solos. Un diario denuncia pero no es el tribunal que administra justicia. Un diario señala la llaga pero no cura, es la sociedad la que tiene que resanar sus heridas. Un diario es la memoria escrita en el mismo instante que pasa. Y es recuerdo en la memoria. Un diario es como un faro de luz que orienta en la noche tenebrosa. Un camino señalado, pero no el único camino, porque la libertad de las conciencias no tiene cortapisas. Un diario es una construcción humana que preserva a la democracia de los tiranos. Es una ventana donde asoma la justicia para quienes se sienten en su orfandad la injusticia.

Un diario es la esperanza que camina cuando con valor enerva una aspiración social de cambio que todos esperan. Es un abecedario de derechos cuando los niños recortan los caracteres de sus titulares para anotar sus sueños. Cuando, al filo de la madrugada, los canillitas lo vocean junto al pan, es alimento para las conciencias. Cuando lo leen en la intimidad del hogar es como el mensaje que recuerda la cotidiana existencia. Y cuando envejece en un rincón tiene la venerable dignidad de los papeles viejos, ocultan las glorias del pasado y las miserias que sacuden el presente. Cuando no, prosigue su humana utilidad como envoltorio. Hemos visto papel de diario cubriendo en la carretera el cuerpo humano con la vida despojada. Recortado y subrayado para conjurar el olvido. Un diario, es papel, que antes fue árbol. Vida que entregó la vida que aún camina por el mundo. Un diario es un esfuerzo humano. Un trofeo de dignidad para quienes su vida entregaron por esta causa llamada periodismo. Un diario es una experiencia humana inagotable. Una conquista literaria para un bardo al que consuelan las letras de imprenta. Un diario no es un tesoro de pirata legado como heredad. Sino insignificante papel que cuando el viento lo sacude puede estremecer, en su aparente debilidad, la humanidad. No en vano Bolívar dice que el periodismo es la artillería del pensamiento. Yo me adhiero a los 48 años de Correo. En mi memoria se agolpan los recuerdos. Correo, son sólo seis letras que significan con genuino orgullo dignidad.
Foto: Luis Banchero Rossi y Raúl Villarán artífices de Correo

domingo, 12 de septiembre de 2010

PIURA: ¿QUE CIUDAD QUEREMOS?


Por: Miguel Godos Curay

Piura, nuestra querida Piura es una ciudad con la vida en un hilo. Recortada con tijera por niños traviesos y faltosos que se empecinan en poblarla de invasiones, vulnerando el derecho a la propiedad y fomentando la aparición de tugurios ahí en donde deben ubicarse áreas verdes. En tolerar, hasta el extremo del abuso, la publicidad ahí en donde antes había cielo limpio. El colmo de los colmos es la autoridad perdida. Las empresas que colocan armatostes son como los malos vecinos a quienes poco importan las ordenanzas ediles. No somos el lejano oeste porque estamos peor que esas películas de pistoleros donde siempre se impone la ley.

La ciudad, nuestra ciudad es un asco, un vaho de estercolero hediondo invade el desordenado y hacinado mercado pero nosotros acostumbrados a la mierda potable no lo percibimos. Los puteríos autorizados no están el kilómetro siete. Están en el centro de Piura y a menos de cien metros de un colegio estatal de niñas. Nuestra zona industrial no debe llamarse así sino zona “prostibular”. Y eso que hemos clamado a Dios en el Estadio Miguel Grau que perdone nuestros pecados y que de ahora en adelante seremos como los arrepentidos buenos aunque tenemos fama de pendejos.

Últimamente, somos atractivos para la inversión y con ritmo febril se construyen no uno sino cuatro centros comerciales gigantescos. Por supuesto hay nuevas demandas de servicios públicos. Habrá impactos deseables pero también indeseables. ¿Qué pasará con los desordenados mercados? ¿Soportarán el marketing de los agresivos vendedores? Frente a la UNP se ha destrozado la cinta asfáltica y el jirón Ayacucho es un nuevo embudo. De la vieja Piura sólo queda las cinco letras de su nombre. Somos una ciudad en donde sus antañonas y hermosas casonas han sido demolidas. Somos una ciudad molida, hecha polvo y en escombros por las obras públicas que se realizan en todos sus extremos. Las empresas telefónicas, las contratistas del agua potable y alcantarillado compiten en este concurso interminable de zanjas y huecos. Según nos dicen para mejorar. Nuevos pozos para almacenar agua hay en Micaela Bastidas, en Santa Rosa y Chiclayito. Habrá suministro de agua pero hay que administrarla bien con micro medición para que no haya desperdicio.

Los amantes del turismo de aventura deben venir a Piura y recorrer el tenebroso circuito entre el mercado, la Sánchez Cerro una avenida que no es avenida porque los propietarios de los establecimientos comerciales con inaudito afán de notoriedad arrancan los árboles de cuajo y el jirón Loreto convertido, durante las peligrosas noches, en un burdel callejero. Según los “expertos en seguridad” es el corredor favorito de los rateros, de la polución, la basura, el agua de alcantarilla y el comercio ambulatorio. Este año para el desfile del 28 de julio se escogió una avenida menos hedionda. Aquí entre claxones se respira aire inmundo cargado de plomo.

Piura cambia cuando se ilumina. Pero al mismo tiempo se hacen visibles sus linduras. Esos contrastes de la incapacidad para administrar una ciudad. En Piura, sólo en Piura y en sus provincias, se remodelan plazas de armas en buen estado por sumas cuantiosas para perforar presupuestos. Finalmente se altera el paisaje urbano y surgen empresas constructoras expertas en coludirse descaradamente con la autoridad para robar. Lo mismo sucede con los proveedores del vaso de leche. Las vacas corruptas tienen nombre propio. Todos lo saben y consienten. Nadie absolutamente nadie ha tenido el coraje moral de la denuncia por el temor fundado en la administración de justicia. Todo se amarra en una trenza inagotable de inmoralidad.

Como somos amantes de la inseguridad reubicamos poblaciones sobre territorios inundables cerca al centro de la ciudad. Somos una ciudad con estadio pero parecemos un estadio con ciudad. Nuestro deporte favorito ya no es el fútbol sino el amor a Dios. Las iglesias nos quedan chicas y llenamos a bote el estadio. Somos una provincia con dos tumores cancerosos producto de la irresponsable actividad minera informal aquella que usa cianuro y mercurio. La que contamina las fuentes de agua y la agricultura. Las Lomas y Tambogrande, se envenenan velozmente. Ningún candidato toca el tema. Mañana nuestras verduras tendrán alto contenido de veneno. Ahí donde no se permitió la minería formal la informal se destornilla de risa.

Cuando hablamos de ¿cómo enfrentar la inseguridad? estamos a punto de llamar a la Fuerza Armada porque a decir de los expertos ediles ya no tienen con quien pelear y que por lo menos debería estar espantando malandrines. Se habla de patrulleros, legiones de policías, cámaras filmadoras, las que probablemente como los semáforos no funcionen cuando más se les necesite. Se enfrentan las consecuencias y no las causas. Las causas son la escasa inversión municipal en los colegios de la periferia. Muchos no tienen ni agua potable. Ahí la frustración incuba y las drogas y el alcohol detonan el pandillaje. En muchos sectores de Piura el Municipio ahorraría muchos soles comprando y reciclando basura. En Curitiba (Brasil) el arquitecto Jaime Lerner reunió al municipio, la empresa privada y la sociedad civil y logró una ciudad limpia, ordenada y oxigenada con áreas verdes a partir de la basura acumulada. El serenazgo, nuestro serenazgo es un artificio municipal porque con funciones tan limitadas poco se puede hacer. Perseguir ambulantes no es seguridad ciudadana. Después de eso nada. Estamos igual de inseguros.

La ciudad es un verdadero dolor de cabeza para un alcalde y sus regidores. Sin ordenamiento territorial no es posible recuperar el río contaminado ni ordenar el crecimiento de la ciudad. Sin autoridad no es posible preservar el orden, el respeto, la calidad de vida y los valores cívicos que hacen que los ciudadanos sientan afecto por ciudad. Con regidores capaces una sesión de concejo deja de ser un convite de peleles engordados por la dieta y la corrupción. Cada gestión edil, pese a las promesas del primer día acaba convertida en una procesión de nuevos funcionarios que desplazan a los anteriores. Así la comuna se convierte en un ghetto de profesionales desplazados por los nuevos contratados que engordan la planilla y el gasto. Por supuesto que los que llegaron con la anterior gestión no se van. La planilla puja.

“Piura: La ciudad que queremos” se denomina el forum convocado por el Colegio de Arquitectos para el próximo 18, el que me han pedido moderar. El panel está conformado por los arquitectos Augusto Ortiz de Cevallos, César Rojas Tafur, el sociólogo Pablo Vega Centeno, la periodista Teo Zavala Palacios y el ingeniero Luis Zegarra Caminatti. Será una exposición de planteamientos técnicos para una ciudad que crece pero no desarrolla. Para una ciudad que todos queremos y soñamos. Una ciudad moderna, amable, segura, pacífica y con alta calidad de vida. La ciudad que queremos existe mientras pensemos en cada uno de nuestros niños los que extrañamente no aparecen en las propuestas electorales ganadas por la voracidad de votos.
(Plano de Piura, en Truxillo del Perú, del Obispo Martínez de Compañón)

lunes, 6 de septiembre de 2010

¿DEBATE O CUENTA CUENTOS?



Por: Miguel Godos Curay

No es casual la alianza entre la Cámara de Comercio de Piura, los medios de comunicación social y la Universidad Nacional de Piura para promover el debate de las propuestas de los candidatos a la Municipalidad y el Gobierno Regional. Si hay un ingrediente novedoso en la contienda electoral es la confrontación de las propuestas para que el ciudadano informado decida, según su parecer, la mejor opción. Como advierte Paulo Freire: “lo que el pueblo rechaza es el discurserío sectario, las consignas envejecidas, y lo que no siempre nos resulta fácil es darnos cuenta que no se puede, en términos críticos, esperar un gobierno popular de un candidato de un partido autoritario y elitista”. Es importante que los ciudadanos adviertan que una elección es fundamentalmente una delegación de poder político para hacer realidad un sueño posible que nos permita convivir en equidad y dignidad.

Una ciudad es una totalidad y sus problemas tienen que ser abordados más allá de la Plaza de Armas y del centro, sin olvidar, la periferia. Hay que entender que no tiene sentido una elección sin vigilancia y el manejo transparente y limpio de los presupuestos municipales. Lo que hemos venido observando es pura cosmética urbana, remodelación de plazas cuando hay urgentes necesidades que atender. Por arriba flores y por abajo temblores. Un soplarse la pluma sobre asuntos carnudos, ineludibles y dramáticos como la administración del mercado y el transporte urbano. La inseguridad ciudadana, en Piura, es probable sea la consecuencia inmediata y compulsiva de la desatención de la periferia urbana. En donde los servicios son insuficientes, en donde existe un déficit de servicios básicos.

La ciudad podemos situarla en zonas felices y zonas infelices. La infelicidad creciente está ahí en donde el gobierno local no llega. Y en donde las oportunidades laborales para los jóvenes son negadas. Aún los responsables de las decisiones políticas creen que los problemas de seguridad ciudadana se resuelven comprando patrulleros y balas con cero de inversión municipal en los colegios de las zonas pobres. El día que el gobierno local invierta en un colegio desatendido y olvidado. Disminuirán los niveles de frustración y esa rabia interior que anida en un joven pandillero.

Los debates públicos de candidatos no son jarabe de lengua cuando los ciudadanos se informan y analizan las propuestas. No se trata de que tal o cual candidato, convenza o no, sino que su discurso y compromiso sea coherente. Que lo que dice corresponda a lo que hace. Etimológicamente “hablar” viene del latín “fabulari”, y quiere decir “contar fábulas”, contar historias. En castellano antiguo se decía “fablar”.En portugués, se dice “falar” pues tiene la misma raíz latina. En francés, “parler”, y en italiano “parlare”, porque proceden de “parábola”, cuyo significado es el de cuento o comparación con sentido pedagógico. El que habla fabula y cuenta.

Hasta en inglés, el verbo “to talk” viene de “tale” que puede interpretarse como fábula o historia. Y el “cuento” del candidato tiene que aproximarse a la realidad para ser creíble. Hay cuentos increíbles no porque refieran escenarios maravillosos sino porque resultan vacíos y cascarudos. Mucho ruido y pocas nueces. Hay quienes presentan programas que no lo son. Son mucho de maña política y poca preocupación por los pobres.

La democracia es una opción legítima que no sólo se puede interpretar como un votar para escoger al que va gobernar sino un pacto de convivencia que permita pedirle cuentas al que gobierna tantas veces como sea necesario para demostrar la transparencia de una gestión. Sin transparencia no es posible construir consensos entre posiciones conflictivas diferentes. El gobernante debe tener la suficiente capacidad ética y moral para transformar la enemistad política en amistad y avanzar. La confrontación desgasta, debilita y perturba.

Fritjop Capra (1996) hablaba de la necesidad de una urgente “alfabetización ecológica” de los gobiernos locales que permitiera hacer de una gestión un esfuerzo por construir, nutrir y educar de tal manera que las comunidades sean sustentables. Y no una comunidad de pedigüeños que merodea por los despachos municipales. Nuestros gobiernos municipales son percibidos por los ciudadanos como más de lo mismo. La mayor parte de ellos socavados por la corrupción enquistada en los programas “Vaso de Leche”, en la ejecución de obras públicas en donde la simulación de procesos de otorgamiento de la buena pro está a la orden del día. Muchas veces, una obra pública acaba costando dos veces más que el costo real por los mecanismos de la repartija y el robo descarado. Hay que innovar y ensayar redes de vigilancia ciudadana que permitan que las cosas se hagan bien. Ahí en donde producen atascos decisionales y en donde existe obstinación por no rendir cuentas. Es probable que anide la corrupción que se opone a la democracia.

Pese a sus visibles altibajos, limitaciones e imperfecciones la democracia es una oportunidad de cambio y desarrollo social. Un candidato podría ser ignorante en aspectos técnicos lo que no impide que su gestión sea intachable y moralmente impecable. En muchos casos la técnica es empleada para pulverizar presupuestos y desviar fondos públicos. Lo que significa que el propio sistema crea dificultades a las prácticas democratizantes. De ahí la importancia que la sociedad civil y el propio mercado representado por los empresarios y la universidad participen en la búsqueda de soluciones a los problemas que enfrenta la ciudad.

Piura necesita con urgencia de gestiones municipales innovadoras que reconstruyan la credibilidad ciudadana. Necesita de gestiones por encima de los cotidianos reproches por el mal estado de las vías públicas, deplorable calidad de los servicios públicos y desorden en el que está sumergida la ciudad. Gestiones edilicias que soporten el cuestionamiento de fuera hacia adentro y de abajo hacia arriba en el seno de la corporación municipal. Este debate democrático iniciado en Piura, inaugura con energía cívica el deseo de un aire fresco en la conducción de la cosa pública. A ello deben sumarse la vigilancia de la sociedad y el surgimiento de iniciativas que permitan mejorar la calidad de vida de todos los piuranos.