sábado, 27 de febrero de 2010

¿ARBOL DE LA MOSTAZA O ALGARROBO DE PROSPERIDAD?



Por: Miguel Godos Curay
Piura es con justicia la capital de las microfinanzas en el Perú. Con tres cajas municipales vigorosamente sostenidas en la calidad de un buen servicio bien podemos convertirnos en la capital de los emprendimientos. Pocos recuerdan, por aquello de que nadie es profeta en su tierra, que la tesis de Gabriel Gallo Olmos escrita en 1978 dio origen a las Cajas Municipales. Gallo fue acogido por el entonces alcalde César Cárdenas Bustillos. La providente presencia de los piuranos Jorge Abásolo Adrianzén y de Javier Silva Ruete en el Ministerio de Economía y Finanzas hicieron realidad el decreto Ley 23039 que en mayo de 1980 creó las Cajas Municipales. Después vino la cooperación técnica alemana, la GTZ y Klaus Peter Zeitinger, cuya severa disciplina impidió que las cajas fueran objeto del manoseo político. Así vacunadas contra el populismo crecieron en salud.

Tal como lo recordó Richard Webb, en el homenaje de la Caja Municipal de Paita, el Perú es una genial incubadora de iniciativas extraordinarias. Fue lo que sucedió en un primer momento con las cooperativas entre el 50 y 60 y con las mutuales entre el 60 y el 80. El cooperativismo que es bueno y permite expandir oportunidades entre los pobres y posteriormente las mutuales se envilecieron cuando políticos oportunistas y sinvergüenzas dilapidaron sus fondos. Fue lo que sucedió con la Cooperativa Santa Elisa que se la repartieron como botín los apristas y Patria Roja. Hoy las cajas que gozan de buena salud financiera tienen que ser protegidas por un adecuado control lejos de los apetitos políticos de quienes creen que el crédito fácil genera rédito electoral.

Urge que las cajas municipales cuyas agencias abundan como las farmacias en lo espacios urbanos se proyecten a los sectores rurales en donde existen muchos nichos de oportunidad que no han sido atendidos hasta el momento. Para ello tienen que diseñarse adecuados servicios de seguros que cubran este segmento del mercado del crédito. Si bien el microcrédito fue como esa semilla de mostaza bíblica que siendo una iniciativa diminuta se ha convertido en un árbol de copa enorme y segura en donde columpian sus nidos las aves. El microcrédito que brindan las cajas municipales de Piura, Paita y Sullana es como una semilla de algarrobo que ha convertido a las CMAC en un frondoso algarrobo de buenas raíces, sólido y fuerte en el que anidan con confianza los chilalos.

Aquellas avecillas que según los alfares de Simbilá son los mensajeros de Dios. En efecto, según el mito tallán, después de diluvio universal Dios se compadeció y envió al chilalo que enseñó a los hombres a construir sus moradas de barro pero también les enseñó el arte de la elaboración de ollas para que tengan oficio de que vivir. De modo que entre un grano de mostaza y una pepita de algarrobo hay una riqueza simbólica extraordinaria y asombrosa.

Tal como la ha señalado el Rector de la UNP dotor José Rodríguez Lichtenhedlt en el marco celebratorio del cincuentenario de la UNP, una de las actividades que debe dar relieve a este acontecimiento debe ser una cita planetaria de instituciones que impulsan las microfinanzas. Un evento en donde pequeños empresarios de Bangladesh, de Sullana de Paita o de Piura pueden intercambiar sus experiencias. Pero no sólo eso mujeres empresarias de Guatemala, Loja, Recife, Oaxaca, pescadores ceutas y pescadores sechuranos puedan mostrar el secreto de su éxito para rebatir la pobreza. Pienso que podríamos invitar especialmente al doctor Klaus Peter Zaitinger, el padrino de esta criatura que ya camina con sus propios pies que es el movimiento de las cajas municipales y en las que el sueño de Gallo Olmos y su indeclinable pasión le han dado vida. Bien vale recordarle, en piurano, que más vale ser envidiado que ser envidioso. Y que si en Piura la envidia fuera tiña muchos tiñosos habría. Pero dejemos a los tiñosos en su rascadera. Organicemos este encuentro que demuestre que en Piura las semillas germinan y dan fruto en el propicio territorio de la UNP que cumple medio siglo de existencia.
Foto: Gabriel Gallo Olmos, Universidad Santo Toribio de Mogorvejo.

viernes, 26 de febrero de 2010

PIURA CRISOL DE RAZAS Y CULTURAS


Lic. Miguel Godos Curay
Universidad Nacional de Piura
Conferencia en el ICPNA, 25.02.2010

Cuenta la leyenda que se pierde en la bruma de los tiempos que los primeros negros que llegaron a América arribaron en el siglo XIV, doscientos años antes del Descubrimiento de América. Se trata de una expedición africana organizada por Mohamed Gao, Sultán de Guinea. . No extraña por eso el hallazgo de rasgos netamente negroides en ceramios y en algunas esculturas de pueblos precolombinos.

El negro llegó a América como esclavo de los conquistadores. Refieren las crónicas, que Alonso Prieto, piloto de la Niña, era mulato. Los primeros negros esclavos se introducen en las Islas del Caribe en 1502. Ya en 1494 el Tratado de Tordesillas, trazó la línea divisoria entre España y Portugal para las exploraciones de nuevas tierras, igualmente se establecen límites para el comercio directo de esclavos desde las costas de África.

La rápida despoblación de la isla Española y la necesidad de trabajar las minas, inició el rápido aumento de la población negra esclava. El rey Fernando el Católico autorizo el 22 de enero de 1510, en Valladolid, el transporte de cincuenta esclavos negros para que trabajaran en las minas de la Española. El 14 de febrero pidió a la Casa de la Contratación que enviara otros doscientos esclavos, para que fueran vendidos en Santo Domingo.

En 1516 mano de obra esclava inicia la operación de los primeros ingenios de azúcar en La Española. Entre 1518 a 1519 se desató una enorme epidemia de viruelas en el Caribe que diezmó drásticamente la población aborigen, y aceleró el aumento de la población negra. En 1522 los esclavos negros se sublevan en el ingenio del gobernador Diego Colón. Gonzalo Fernández de Oviedo describe la sublevación y la brutal represión a los levantiscos. En 1530 el comercio de esclavos se extendió al resto del Caribe. Este mismo año se sublevan los esclavos en la ciudad panameña de Acla. Para entonces Puerto Rico contaba con una población de 327 blancos y 2 mil 292 esclavos.

En el siglo XVI Europa inicia un período de expansión económica y geográfica. La gran demanda de fuerza de trabajo provoca el comercio negrero y millones de africanos son arrancados violentamente de sus tierras y aldeas con destino a América y las islas del Océano Indico donde son obligados a trabajar en grandes plantaciones de azúcar, tabaco, algodón, cacao y en las minas de oro y plata.

Debido al hecho que en América los colonizadores no consiguieron utilizar a los indígenas como fuerza de trabajo en volumen y condiciones deseadas, recurren a los esclavos importados desde África. Alrededor del año de 1550, comienza este tráfico de esclavos del continente africano a América y a partir de 1720 a las islas despobladas del Océano Índico. Con el tráfico de esclavos, el hombre pasa a ser un objeto de cambio, una mercancía y una máquina de trabajo, en lugar del buey o del arado.

Eran varios los métodos utilizados para la obtención de esclavos. Las guerras entre los reinos por el control del comercio y la extensión de sus territorios constituían las principales formas de apropiación de esclavos, los que posteriormente eran vendidos en la costa a los traficantes. Incluso, a veces el tráfico se realizaba entre grupos de una misma jefatura, cuando la demanda era abundante. En ocasiones, los esclavos eran obtenidos a través de la imposición de tributos a los jefes sometidos. También los traficantes hacían por su cuenta guerras y "razzias" para conseguir esclavos.

AFRICA UN CONTINENTE DESPOBLADO SALVAJEMENTE
Para tener una idea del comercio negrero basta señalar que entre que entre los siglos XV y XIX el continente africano perdió más de cien millones de hombre y mujeres jóvenes. Varias regiones africanas quedaron casi totalmente despobladas. André Gunder Frank en su libro “La Acumulación Mundial 1492-1789” señala que 13 millones 750 mil esclavos fueron traídos a América entre los siglos XVI y XIX. Un 25% de esta población murió en el trayecto y otro 25% en las guerras de captura, lo que da un total de 20 millones 625 mil africanos perdidos para el continente en ese período señala el investigador Enrique Peregalli.

La esclavitud advierte José Antonio del Busto estuvo en boga desde el descubrimiento de América. A los indios esclavizados se les denominaba “piezas de caoba” para distinguirlos de los esclavos blancos llamados “piezas de marfil” cautivos en las guerras y de los esclavos negros o “piezas de ébano”.

EN 1528 SE PRODUJO EL ENCUENTRO ENTRE AFRICA Y EL PERU ANDINO
Sostiene el historiador Juan José Vega que 1528 fue un año decisivo en la aventura del descubrimiento del Perú. “Ese 1528 Piura ingresaba a la historia universal” . El carabelín del piloto Bartolomé Ruiz llegó al frente de Tumbes “cuyo esplendor alcanzaron a ver sólo dos de los de España y un esclavo negro que los acompañó” . Refiere el cronista Cieza de León que los indios estaban sorprendidos con tal negro dudando de la autenticidad del color de su piel, frotándolo y lavándolo para intentar quitarle la pintura.

“De otro lado, los regalos enviados por Pizarro al curaca lugareño (gallinas, un gallo, dos cerdos), provocaron en Tumbes un delirio general, que alcanzó su plenitud cuando desembarcaron uno con barbas, el marinero Ginés, y un negro anónimo con una negrura nunca vista por esos nativos en ser humano alguno.” . Este fue el primer encuentro entre el recién descubierto territorio piurano y tumbesino con el continente negro.

Sostiene Lastres que: “La raza de ébano traída de África, agregaba al ambiente, un pigmento y una nueva patología. Con ellos, a parte de una nueva raza, con todas sus taras, se produjeron cambios fundamentales en la radiología americana. Al indio adormilado y nostálgico, vino a sumarse el negro rugiente, con su tropicalismo exagerado, sediento de venganza contra el blanco y almacenando, por herencia racial, gran parte de los vicios de la humanidad”

Es también parte de la historia el hecho que: “Un negro salvó a Almagro en Pueblo quemado; un negro vino con los Trece de la Isla del Gallo, negros luchaban en la guerras civiles entre los Conquistadores y negro fue también el que con un golpe de alfange separó la cabeza del animoso y malogrado Virrey Blasco Núñez de Vela, en Añaquito”

PIURA FUE UN CENTRO DE COMERCIO DE ESCLAVOS
Durante los siglos XVII y XIX Piura fue un centro de comercio de esclavos, el puerto de Paita funcionaba como una estación cuarentenaria pues junto con las poblaciones de esclavos viajaban también la “viruela, sarampión y tabardillo de que venían infectados, de allí eran conducidos a los arrabales herrados, encadenados de dos en dos, como los presidiarios, en donde permanecían a la intemperie hasta que encontraban comprador” . Las deplorables condiciones en las que eran conducidos los esclavos los hacía presa fácil de indecibles males como el mal de Lázaro, la lepra, la viruela y el sarampión a lo que se suman las severas y brutales penas que impuso la Gasca para escarmentar a los esclavos prófugos. “la simple ausencia se castigaba con cien azotes y con prisión en cepo de cabeza; pero si el objeto de ella había sido vivir con alguna india, le eran cortadas al negro las partes pudendas, públicamente. Si permanecía huido se le destroncaba un pie a elección del amo, o sufría castigo mayor, si además de la fuga, había perpetrado otro delito. Era permitido matar a los negros que se resistiesen cuando se les fuera a capturar”.

La asimilación del negro a las faenas agrícolas fue más veloz que en los Andes . El comercio de esclavos se mantuvo en Piura hasta el siglo XIX. En Paita a partir del decreto de libertad del comercio de negros, dado en Madrid en 1795 se introducían negros bozales traídos directamente desde Nueva Guinea. Entre los años 1800 a 1850, la venta de esclavos “cautivos sometidos a la servidumbre perpetua” se hacía el menudeo. Al comercio negrero se dedicaban conocidos personajes de la élite piurana como don Fernando Seminario y Jaime Regidor Perpetuo del Cabildo de Piura, Roque Raigada o don Serafín del Castillo entre otros personajes públicos

El trabajo que desarrollaban era el trabajo doméstico, las faenas agrícolas en las haciendas, otro tanto se dedicaba al pastoreo y arrieraje. Otros se dedicaban al trabajo portuario en la pesca y en los astilleros del puerto. Una de las láminas del Obispo Martínez de Compañón representa a negritos en el trabajo de obtención de la brea empleada para el calafateo de los navíos.

LA ESCLAVITUD SE MANTUVO HASTA 1900
Señala Luis Cajavilca Navarro que la Jura de la Independencia no afectó en absoluto la situación de los negros esclavos pues siguieron siendo esclavos. En las constituciones de 1823,1828 y 1834 se afirmaba que la esclavitud era contraria nuestro sistema político y a los verdaderos intereses del estado y de la cristiandad. El Código Civil de 1852 señalaba con puntualidad que no habían más esclavos que los negros; y estos no podían ser sino esclavos. El negro que no podía dar razón de quien era su dueño se le apresaba hasta que este apareciera. Los negros finalmente fueron remplazados por los chinos en las haciendas, pero había negros esclavos hasta antes de la Guerra con Chile. En la Hacienda Yapatera (Morropón) había negros marcados en los brazos y se usaba el cepo para castigo en 1900.

El desembarco e introducción de esclavos se realizaba por Paita, Callao o Tambo de Mora en Chincha. El comercio de contrabando de esclavos estuvo también a la orden del día. En 1796 había en Piura 884 esclavos, 5,203 libres, 10,650 mestizos, 24,797 indios, 2,874 españoles, 18 religiosos y 61 clérigos.

Los esclavos eran cotizados de acuerdo a su edad y robustez. Un esclavo de menos de cinco años se valorizaba entre 100 a 150 pesos. Un en edad de trabajar de menos de 30 años se cotizaba en 350 a 450 pesos. Los negros viejos y viejas se vendían entre 50 y 100 pesos. La burguesía criolla se dedicaba al comercio de negros porque era una fuente de ingresos importante. La suerte del mulato dependía de la de su madre. Si la madre era esclava el hijo también lo era. Los niños negros se conservaban como mascotas y se obsequiaban como tales entre las familias nobles.

Toda una leyenda se generó en torno al comercio negrero. El día del embarque se les reunía en una iglesia y se les bautizaba en masa, a cada uno se le entregaba en un papel su nombre cristiano con el que serían, en adelante, llamados de por vida. Al momento de ser vendidos se les palmeaba para medirlos y se les marcaba a fuego con la carimba. La carimba, de hierro o de plata, usualmente era una R con una corona sobrepuesta. La marca se hacía generalmente en el pecho o en un lugar visible en los brazos.

LA LUCHA DE LOS NEGROS CONTRA LA ESCLAVITUD

El esclavo negro luchó de manera tenaz contra el régimen de explotación que le fue impuesto. Esta resistencia se presentaba como una actitud pasiva simulando obedecer pero trabajando lo mínimo o ejercitando terrible violencia contra los animales y destruyendo herramientas de trabajo. Otros recurrieron al suicidio y finalmente la evasión para refugiarse en comunidades denominadas de negros cimarrones que para sobrevivir se dedicaban al hurto y asalto en los caminos. Por este motivo el cimarronaje constituyó un gran problema para las autoridades coloniales y para los propietarios de esclavos. Al refugio de los negros fugitivos también se le denominaba Palenques. En Brasil se le denomina Quilombos y Cumbes en Venezuela. Estos refugios se convirtieron en espacios de libertad defendidos a pedrada limpia, rejones y espadas. Los esclavos negros que llegaron a las costas de Piura. Hablaban multiplicidad de dialectos. Y al ser bautizados reorientaban sus prácticas religiosas al cristianismo. Poco a poco se fueron familiarizando con el idioma y con las expresiones culturales locales. Al sur fueron famosos los palenques de Huachipa y Carabayllo.

CASTAS Y MESTIZAJES

De acuerdo al puerto donde eran embarcados con destino a América se les denominaba: Angola, Banguela, Carabelí, Congo, Chala, Guinea, Mangubí, Mina, Mondongo, Mozambique, Terranovo. Bozal se llamaba al recién venido de África y que aún no se había castellanizado. El ladino era el que habiendo nacido en África ya había aprendido castellano y iniciado su proceso de aculturación. Criollo era el negro nacido en Indias.

La pureza del negro venía dada por la mayor pigmentación negra. Había pues un distingo entre negros puros y negros de” color quebrado” producto de una serie de combinaciones. Los mulatos eran producto de la mezcla de negro con blanco. Los mulatos a su vez se subdividían en mulatos blancos, mezcla de “negro con blanco”; mulatos moriscos eran el producto de “blanco con mulata blanca”. Físicamente eran rubios y de ojos azules y pasaban por españoles. Los mulatos prietos eran el producto de “negro con mulata parda”. Eran casi negros. Los mestizajes producían una variedad de matices como el mestizo prieto producto de “mestizo con negra”, mestizo pardo surgía de la unión de “mestizo blanco con mulata parda”. Según el grado de sangre negra se les denominaba tercerones o cuarterones.

En Piura se hablaba de negros, mulatos y zambos. En algunas localidades de la sierra de Piura se habla de los zambos morropanos o de los negros de la yunga o yunganos. Contra el negro existían prohibiciones severas como la de no tener relaciones sexuales con indias. La sanción era de cien azotes, en la primera intención y en la segunda se le cortaban las orejas y se les desterraba si se trataba de negros libres. Las Leyes de Indias establecían con respecto a las mujeres negras las siguientes prohibiciones: “Las negras y mulatas horras (libres) no pueden tener zarcillos de oro, con perlas, ni mantos ni vestidos de seda, aunque estén casadas con españoles, bajo la pena de que se los quiten”.

citada por Fernando Trazegnies: “…debe recordase que la sociedad negra fue bastante estratificada en su interior: los ladinos y criollos consideraban inferiores a los bozales e incluso no querían mezclarse con ellos, solicitando que les tuvieran separados; a su vez los mulatos consideraban inferiores a los negros y, en general había una escala de desprecios en función de la mayor coloración negra.

Otra historia perdurable es la de Diego de Almagro un hombre de guerra. Poco antes de ser ejecutado por Hernando Pizarro advirtió que es un hombre viejo “con la cabeza quebrada por los golpes que recibió en la batalla y un ojo menos.” Era rudo y duro de matar. En la antesala de la muerte declara que tiene natural miedo a la muerte pero reconoce con sinceridad de hombre, que el amor «me ha hecho esclavo de mi esclava». Margarita era una negra hermosa y para la historia la primera no indígenallegada a Chile. Almagro la amaba intensamente. Le acompañaba al frente y en los tiempos duros como en las notas del vals “de sus lágrimas bebía”. Tras las cruentas batallas que libró don Diego curaba amorosamente sus heridas las que cicatrizan milagrosamente con amor. En las noches de crudo invierno brindaba calor humano al trajinado cuerpo lleno de tajos del soldado. Almagro se dejaba amar.

Almagro no fue ingrato con Margarita en su testamento el 5 de julio de 1537 dispuso lo siguiente: “Iten digo que por cuanto Margarita, negra mía esclava, por el mucho servicio que me hizo en el camino a Quito y por buena obra por amor de Dios le otorgué libertad en Tangarará con tal que me sirviese toda mi vida y entonces aunque se lo prometí no lo hice ante escribano y después acá me ha servido y me sirve muy bien , quiero y es mi voluntad que después de mis días queda libre y le dan carta en la forma y manera que mejor se pueda dar y ella quisiere, porque yo desde ahora la dejo por libre aunque no le den dicha carta”. Margarita la fue fiel en las buenas y en las malas. Refiere la historia no escrita que se llevó los secretos de su señor a la tumba. Y que muerto Almagró lo amortajó con altivo decoro. Esta historia de amor de la hueste perulera aconteció en la fundacional Piura.

EL TRABAJO DEL ESCLAVO SOSTUVO LA ECONOMIA COLONIAL
La economía colonial se sostuvo en el trabajo del esclavo. Según el historiador ecuatoriano Jorge Núñez: “Millones de seres humanos de piel oscura, sometidos a la brutalidad de la mita o a la barbarie de la esclavitud, gemían bajo el látigo de implacables capataces y sostenían con su trabajo esa primera expansión capitalista mundial, es decir, eso que Adam Smith llamara “la riqueza de las naciones”. De otra parte, esas mismas gentes trabajadoras constituían la inmensa mayoría de la población en cada una de las regiones americanas, lo que contrastaba con la realmente mínima presencia numérica de los colonos blancos de cualquier origen”.

Las proclamas del gran ideario liberal, que proclamaba la igualdad del linaje humano, germen de la descolonización fueron líricas. La “Declaración de Derechos de Virginia”, texto esencial de la revolución norteamericana, sostuvo en su primer artículo que “todos los hombres son por naturaleza igualmente libres e independientes, y tienen ciertos derechos inherentes, de los cuales, cuando entran en un estado de sociedad, no pueden ser privados o postergados; expresamente, el gozo de la vida y la libertad, junto a los medios para adquirir y poseer propiedades, y la búsqueda y obtención de la felicidad y la seguridad.” También dispuso, por su artículo 9, “que no se impongan, ni se dicten castigos crueles o anormales” y, recalcó, en su artículo 16, “que es deber mutuo de todos el practicar la indulgencia, el amor y la caridad cristianas.” Para entonces, se estima que existían en los Estados Unidos, cuatro millones de esclavos y en todo el continente americano la masa laboral esclava era de unos 7 millones de personas.

LA REVOLUCION HAITIANA

Un hecho de enorme significación histórica fue la Revolución Haitiana que iniciada en 1791 como eco caribeño de la Revolución Francesa, conmocionó a toda América colocando en el tapete de la discusión el tema de la esclavitud. El movimiento revolucionario dirigido por el patriota Toussaint Louverture, organizó una revuelta de antiguos esclavos que venció a sus opositores locales y derrotó a los ejércitos expedicionarios enviados por España e Inglaterra.

Dos años más tarde, en 1801, veinte años antes que la declaración de la Independencia del Perú, una Asamblea General convocada por Toussaint decretó la "Constitución de la colonia de Santo Domingo", por la cual Haití y sus islas adyacentes reconocían la soberanía de Francia, pero también el espíritu libertario de la Revolución Francesa, consagrado en la "Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano". En consecuencia, esa Constitución proclamaba:

"Art. 3. En este territorio no podrá haber esclavos. La servidumbre ha sido abolida para siempre. Todos los hombres nacen, viven y mueren libres y franceses.

Art. 4. Todo hombre, cualquiera sea su color, puede ser admitido en cualquier empleo.

Art. 5. No hay otra distinción que la de la virtud y el talento, ni otra superioridad que la otorgada por la ley en el ejercicio de la función pública. La ley es igual para todos, tanto cuando castiga como cuando protege."

La insurrección de los esclavos haitianos, consiguió que la Asamblea Nacional francesa declare abolida la esclavitud en las colonias. Pero poco después, en 1802, Napoleón Bonaparte anuló la abolición y envió al Caribe un gran ejército colonial, encargado de restablecer la esclavitud en los dominios de Francia. Toussaint fue apresado por los franceses, pero los haitianos resistieron valerosamente y, luego de dos años de guerra, derrotaron al ejército colonial y consolidaron definitivamente su libertad. En enero de 1804, bajo la jefatura de Dessalines, fue proclamada la independencia haitiana. La proclama de independencia decía:

“Hemos osado ser libres, osemos serlo por nosotros mismos y para nosotros mismos. ... Juremos ante el universo entero, ante la posteridad, ante nosotros mismos, renunciar para siempre a Francia, y morir antes que vivir bajo su dominación. ... Prestad entonces juramento de vivir libres e independientes, y de preferir la muerte a todo lo que pueda volveros al yugo." Los ecos de la revolución haitiana también resonaron en el Perú.
LOS MULATOS INTELIGENTES
Personajes extraordinarios en este mundo de discriminaciones y racismos por el esplendor de su inteligencia fueron don José Manuel Valdez (1767-1843) célebre mulato que brilló pues exploró todos los campos del saber humano. “Mientras que los salones de la aristocrática sociedad, recibían opulentamente a nuestro Unanue, por los méritos de su talento y estirpe, permanecían cerradas para nuestro modesto mulato, que tan alto colocaría después el nombre del Perú” Pero tal fue su talento y conocimiento en la medicina el Cabildo de la Ciudad de los Reyes recomendó “el asunto Valdez” a Carlos IV, quien accediendo a la súplica, otorgó, al dispensa por Real Cédula del 11 de junio de 1806, fechada en Aranjuez.
Otra inteligencia de color fue el cataquense Cayetano Heredia (1797-1861). Heredia nació el 7 de agosto de 1797, muy joven se trasladó a Lima, haciendo su instrucción al lado de un religioso franciscano adiestrándose en el manejo del latín. Por su talento para la anatomía se deslizó a la práctica de la cirugía. Llegando a ser Inspector General de Hospitales y en 1843 Protomédico General del Perú y reformador de la Facultad de Medicina de San Fernando. Heredia, fue un rara demostración de visión intelectual, fue amigo personal de Raiamondi y dio un gran impulso a las ciencias.
LA NEGRITUD EN LA VIDA DE PIURA
Refieren historias de abuelas que el niño Miguel Grau fue criado por una nodriza negra Tadea Castillo oriunda de Paita y comadre de la quiteña doña Manuel Sáenz. Doña Tadea fue madre de Paula Orejuela Castillo a quien logró entrevistar en 1922 Luis Alberto Sánchez. Dicen que con sus curiosidades y el uso de yerbas doña Tadea salvó al pequeño Miguel Grau de un maligno sarampión. Doña Manuelita arribó a Paita acompañada de sus negras jamaiquinas Juan Rosa y Jonatás. Ella las instruyó y aplicó al trabajo del bordado y el dominio del inglés.
Sin duda que nuestro Enrique López Albújar (1872-1966) tenía en sus venas sangre africana. En Piura se produjo un verdadero terremoto social cuando publicó en 1928 Matalaché, novela retaguardista. Es una novela apasionada y apasionante en la que los protagonistas principales viven un amor que intenta romper prejuicios raciales. Prevalece finalmente la vida y los sentimientos sobre el odio y la discriminación. Los amores de María de la Luz y el esclavo mulato José Manuel Sojo, quien finalmente es arrojado a la tina para ser convertido en jabón, tienen la pureza de su amor un halo misterioso que bien podría igualar a Romeo y Julieta de Shakespeare. Puedo referirles a ustedes una anécdota que cuando se levantaban los cimientos del hoy edificio del SENATI a espaldas de la Cruz del Norte los obreros que excavaban las zanjas encontraron sepultadas las tinas jaboneras y algunas viejas se persignaban porque allí se recocinó el cuerpo incombustible del mulato José Manuel. Creo que esta historia bien puede servir para reencontrar la identidad de nuestros antiguos y tradicionales barrios. La Mangachería al norte, barrios de negros y mulatos y la Gallinacera al sur, barrio de indios y mestizos de la ciudad
LA MEMORABLE CUYUSCA
Sin duda conmovedora es otra historia narrada por López Albújar en sus Cuentos de Arena y Sol (1901-1927). Se trata del relato “Un Día de Triunfo” que refiere la llegada a Piura de la equivocada noticia del triunfo de Grau sobre los chilenos. La noticia causó conmoción pues todo Piura se volcó a las calles a celebrarlo:
“En la vanguardia, batiendo el aire con su bandera bicolor, venía un grupo de mujeres, destacándose entre ellas una negra alta, musculosa, magnifica, como una divinidad bárbara. Blandía incesantemente sus robustos brazos en señal de reto haciendo bruscas contorsiones de bayadera infernal. Llevaba la falda pegada a la altura de las pantorrillas y en la crespa y menuda cabeza de ídolo africano, un sombrero de paja blanco, con cintillo rojo. Ostentaba dos pechos de ébano, que zangoloteaban como odres repletos. -¡La Cuyusca! ¡La Cuyusca! Gritaron los colegiales. ¡Viva la Cuyusca! Era ella la que encabezaba el grupo de mujeres, que parecían lobas hambrientas; ella era la que, dominando con voz de clarín la barbulla de la muchedumbre gritaba: -`Viva el Perú! ¡Muera Chile! ¡Para Valdivia, ladrones!”…
La antítesis de la alegría cunde a la mañana siguiente, cuando se rectifica la noticia, erradamente dada, y se asegura el sacrificio del perínclito marino en aras de la patria. La desolación cunde en la ciudad y en el colegio donde estudiaba López. “Cuando entré yo, ya en el patio del colegio habían muchos alumnos. Todos estudiaban llenos de recogimiento y con los semblantes tristones. Indagando por la causa de la tristeza en el aula preguntó y recibió por la bajo esta respuesta –“¿Cómo que no sabes lo que pasa? ¡Hemos perdido! ¡Los chilenos han echado el Huáscar a pique!- Pero ¿no decían ayer que habíamos triunfado? - Si pero ha resultado falso”.Este relato se publicó por primera vez en El Comercio, el 16 de septiembre de 1900 y fue reproducido en La Crónica de Lima el 1 de enero de 1958.
Piura, tiene el privilegio de ser crisol de razas y culturas aquí se produjo el más intenso y rico de los mestizajes. Nuestro mestizaje mezcló la sangre indígena con la europea y la africana. Sin desdeñar el aporte asiático porque este mestizaje aún no culmina. Nuestras expresiones culturales, nuestro sincretismo religioso. Nuestra variada gastronomía no es sino expresión colorida de lo que nos gusta y de lo que nos enerva con alegría en una cumanana o un tondero.
Dice la cumanana: “Negro cara de aceituna/ que dices sós de Ayabaca,/ todos los días “te veyo”/ de una banda a otra banda”. Y esta otra que dice: Te “arqueyas” para remar/ y te brilla el espinazo,/ negro, aunque al río te caigas,/ no te comen los lagartos”. Y voy concluyendo pues como advierte el cronista mestizo Felipe Guamán Poma de Ayala: escribir y hablar es cosa de nunca acabar.

sábado, 20 de febrero de 2010

UN CEBICHE EN EL TORIL


Por: Miguel Godos Curay

Existe en el Cementerio San Francisco de Paita, en el costado izquierdo de la Capilla de Animas una tumba que lleva mi nombre. En efecto se puede leer “Aquí descansa Miguel Godos”. Todas las veces que visito Paita y recorro las galerías en busca de mis recordados deudos. Concurro a este lugar y junto a un padrenuestro dejo un ramito de flores. Lo hago desde los tiempos colegiales y siento que este “Miguel Godos” y cada uno de mis abuelos son como la mano de Dios. Confieso que lo he sentido a lo largo de mi vida en aciagas circunstancias. A ellos encargo mis angustias. Después me voy a comer cebiche al muelle o al Toril con mi padre. Un buen cebiche a la orilla del mar con un viejo que desovilla su memoria es una gratificación humana que no tiene precio. No tienen precio la risa, la belleza, la ternura, la amistad y los sabores. El sudado, el chilcano, el pasado por agua caliente de cabrillón y sentir en la punta de la lengua el calibre de un ardiente ají.

Decía mi tía Eloísa que el ají vuelve a los jovencitos atrevidos y lo administraba con delicadeza. Pero asumía que un cebiche sin ají es cosa de enfermos. El cebiche con pescado fresco es un placer inigualable. En Paita, hay la costumbre del cebiche nocturno. Los antiguos marineros lo acompañaban con galletas de agua. Las sechuranas de Puerto Nuevo le añadían culantro y lo servían en lapa. Las paiteñas usaban sus fuentes enlosadas. Conchas, cangrejos y calamares eran un complemento del sudado y no se podía culminar un marisqueada suculenta sin una copita de anís del mono o de la licorería de Juan Mena o Juan Bolo memorables personajes porteños.

Paita, de lancheros y estibadores era un mundo de intenso movimiento. Pacas de algodón prensado se amontonaban en el puerto. Cueros de chivo, atún congelado y conservas enlatadas eran parte del comercio de exportación que daba vida al hormiguero humano.. Junto al muelle surgían verdaderas ferias de artesanos diestros en el tallado de los colmillos de cachalote y lobo , barbas de ballena y picos de pez espada como los Mauricio y Barrios. Por los muelles Paita se surtía de contrabando: Wisky, vinos italianos, caramelos y golosinas, tabaco turco y americano, perfumes, casimires, jabón Yardley perfumado y penetrante. Este comercio atraía a los piuranos de la hacienda y era motivo de cautivadora curiosidad de las paiteñas.

Todo un personaje fue don Miguel Nole, conocido como “Platitos”. Un repentista distinguido por su modo de ver las cosas. De él refieren que recorriendo las bodegas de un vapor que transportaba el zoológico de un circo con destino a América del Norte. Refiriendo su experiencia prorrumpió: ¡Taitito es la primera vez que he visto animales en persona!. En otra ocasión y conforme a las tradiciones antañonas un pretendiente acudió a pedir la mano de su hija. Concertada la boda. Y estableciéndose la dote (arras) para la novia. Don Miguel le respondió: “Se puede saber caballero cuando hace usted el depósito de la cuota inicial”. También en cierta ocasión le dijeron que su canchón en el barrio La Figura se estaba incendiando. Muy orondo respondió a los bomberos: “ No se preocupen que yo aquí tengo la llave”.

Don Felipe Vargas, el “sombrerón” era un hombre fornido de voz sonora de tenor. Su oficio “componedor de huesos” . Era un genuino fisioterapeuta que con sus manos aliviaba músculos adoloridos, torceduras, hernias y fracturas. Su técnica asombrosa recurría a untos secretos por él preparados con tabaco, alcanfor y manteca de macho. Muchos pies retorcidos y paralizados por la polio recobraron el movimiento. Don Felipe acudía presuroso a donde lo llamaban .Era un hombrón de manos delicadas que inspiraba respeto. No movía músculo o hueso sin contemplar la luna porteña. Las lunas llenas, los cuartos y los menguantes determinaban la soldadura de un hueso o un dolor insoportable. Lo recuerdo con gratitud. El era heredero de los curiosos de la Huaca. En su casita de la calle Alianza de Paita se entretenía leyendo historietas en las que con sabia discreción me confesó que había aprendido a leer. Hoy estaré en Paita -cara a cara- con ese “Miguel Godos” antepasado viejo que en los meandros de la vida me inspiró a asomarme con una sonora y fresca alegría a mi tierra.

jueves, 18 de febrero de 2010

ENCUESTITIS Y CANDIDATITIS


Por: Miguel Godos Curay

Mauro Vegas Carmen, es un comunicador profesional egresado de la Escuela de Comunicación de la UNP. En su corta pero bien cimentada carrera, con mucho trabajo y esfuerzo ha logrado acreditar su empresa encuestadora ante el Jurado Nacional de Elecciones, por el momento de perfil modesto, pero de grandes proyecciones al futuro. Quienes lo apoyan desinteresadamente sólo desean que este proyecto de realización humana y personal se consolide. El aprenderá a caminar sólo y con la certeza que da la experiencia y el tiempo podrá matar sus propias pulgas. Por eso sólo a un imbécil se le ocurriría pensar lo contrario.

Abrirse camino y competir profesionalmente es una tarea que propone pero en la que no te adiestra la universidad porque se requiere agallas, esfuerzo, preparación intelectual y unas ganas insobornables de hacer cosas, pero sobre todo hacerlas bien y honestamente. Este fue precisamente uno de los temas que tratamos en la concurrida reunión con los padres de familia de los alumnos de nuestra escuela de comunicación el pasado viernes. De ordinario los padres de familia sólo aparecen cuando sus hijos ingresan a la universidad y cuando se gradúan. Después les pierden el paso y nunca los acompañan cuando se pone en tensión la vocación, o cuando las emociones y tormentas personales sacuden el alma juvenil.

Por eso, los padres que concurrieron a esta cita nos dijeron que era el puente que estaban esperando porque la universidad no tiene porque ser un isla de logros y frustraciones. La universidad es un espacio compartido que no soporta ausencias y exclusiones. Otros padres y madres descubrieron a los mejores amigos de sus hijos, conocieron a sus docentes, se enteraron de primera fuente de sus limitaciones pero también sus logros personales. Este recuento permitió que descubramos que tenemos profesionales exitosos en la prensa regional y nacional, en radio y televisión. Que algunos de nuestros egresados gestionan sus propias agencias publicitarias y empresas de producción audiovisual. Otros compiten laboralmente con éxito en Lima y en Europa. Otros preparan sus prácticas profesionales fuera del país. Otros tienen cargos en empresas prestigiadas. ¡No es poco lo que hemos hecho!.

Hay tesis e investigaciones que abren camino sobre temas espinosos como el conflicto minero en Tambogrande visto a través de la prensa, pero también se ha abordado temas de responsabilidad social y el prometedor mundo de los blogs. Este año esperamos iniciar nuestra maestría en Comunicación para el Desarrollo y Resolución de Conflictos. Nuestros alumnos están en movimiento pese a las limitaciones. Hemos conseguido profesores fogueados en los medios con valiosa experiencia para que la viertan en sus alumnos con la frescura de quien sirve una jarrita de chicha. Son alumnos que vienen de toda la región de Sullana o de Huancabamba, de Paita o de Ayabaca, de Morropón o de Sechura. Son hombres y mujeres buenos como el pan. No son lagartijas despechadas que lo tienen todo y a cambio de nada se inventan una historia personal.

No es así. Y por eso por decoro no podemos permitir que un candidato aventurero de verijas sospechosas y retorcidas pretenda demoler lo que ha significado esfuerzo, trabajo y fatiga. Válganos Dios como dicen las abuelas cuando el río suena piedras trae. Y candidato que más habla es el que siempre pierde. El sentarse cuatro días al mes para cobrar una dieta inmerecida en la comuna no es una patente de corso para lanzar una candidatura a la alcaldía. Y no hay que ser tan estúpido para pensar que una encuesta lo define todo. No es así.

Una sucesión de encuestas permite “proyectar” una tendencia, algo así como tener una serie de fotografías de una carrera de asnos que permite determinar cual será el ganador. Pero nada garantiza, por ejemplo que el puntero tropiece en la recta final y pierda. Las encuestas no son infalibles. Infalible es Dios y punto. Por eso hay que seleccionar una muestra estadísticamente válida, formular correctamente las preguntas que se quieren indagar e interpretar correctamente los resultados. Por eso como repetí al oído de los padres respecto al futuro de sus hijos en la escuela de comunicación. Están preparados para no sentirse pequeños con los grandes ni grandes con los pequeños. Y lo más valioso de una persona es su lealtad con la verdad y consigo mismo. Lo demás. Lo demás no es sino el revés de un desinflada pre electoral.

domingo, 14 de febrero de 2010

INVENTARIO DE AMOROSAS PASIONES


Por: Miguel Godos Curay

Recordaba el buen don Otto Morales que el médico Juvencio Ospina que recorría los villorrios de Rio Sucio y Caldas (Colombia), encontró en la hospitalidad amatoria no sólo un alivio para su economía de médico rural. Sino que una razón para recorrer semanalmente su pueblerino harem de querendonas trepando por caminos culebreros en su mula. Refieren las malas lenguas que en cierta ocasión una de sus atrevidas zambas le envió el siguiente recado: “Juvencio Ospina manda la plata hoy porque sino lo doy”. Juvencio respondió con exultante chispa: “Mi señora delo hoy que mañana por la plata voy”. Todos los Juvencios siete suelas que recorren el mundo fueron traídos por él. En sus terapias primaba esa inyección de optimismo que los médicos de hoy han perdido. Parecen autómatas, no hablan ni ríen con sus pacientes. No lo miran ni los tocan. Otros no ocultan una desembozada repugnancia. Juvencio Ospina decía que el médico cura con amor. Cura una palabra amable. Una actitud humana abierta sensible y solidaria.

En Paita , mi padre me contaba las proezas de don Pedro Gallup un médico que se batió cara a cara con la peste bubónica en el puerto y recorría los canchones para combatir el mal. El amor humano es como un elixir que revitaliza. Una sonrisa amable hace más portentos que la cara dura que como una muralla bloquea toda comunicación. Dicen que entre los apestados se encontraban el médico samaritano y el cura don Virgilio Santo que administraba los santos oleos. Entre los dos la lucha por la vida resultó una proeza inagotable. El santo cura muchas veces decía:”Este paciente necesita más de la ciencia de don Pedro que de mi absolución”.

Un madre amorosa fue Anita Goulden un dama inglesa que se quedó en Piura para siempre. La Reina Isabel la condecoró como súbdita distinguida. Pero más pudo su amor a los niños con retardo y disminuidos físicos y sensoriales. Todo lo que hizo lo hizo por amor. Ese amor humano que es capaz de darlo todo a cambio de nada. Hay amores que sostienen el universo con su energía enorme.

Alguna vez visitando Trujillo al filo de la madrugada se nos ocurrió visitar la tumba de Haya en el cementerio de Miraflores. Ahí con una devoción conmovedora contemplamos a una vieja desarrapada que mantenía encendida la lámpara y cambiaba las flores resecas. Durante las noches, recubierta con mantas serranas de Otuzco, dormía junto con sus perros “cuidando la tumba del Jefe”. La llamaban “la Paloma” y ella no se ofendía. No sabemos de dónde llegó o si tenía extraviado el seso. Pero amaba con irrefrenable pasión a Haya. El otro día envié correos a algunos amigos trujillanos pidiéndoles alguna noticia de “la Paloma”. Pero nadie me dio razón. Cuando la conocí la imagine como esas santas mujeres que arrobadas contemplaban con desolación la tumba vacía del Señor después de la resurrección en la estampitas de la primera comunión. Sólo el amor provoca enormes extravíos y abismos. Sólo el amor incendia pasiones irrepetibles.

En Piura el amor está ligado a la magia del ensueño. Al rito, a la desolación, al dolor de la ausencia. Un estado de turbación que obnubila la mente de la criatura que ama al extremo que es incapaz de distinguir entre la realidad y el espejismo. Hay amores puros como el de la señorita Nora Pallete de Paita con su educado señor recorriendo las noches insomnes el malecón entre la conversación interminable y la delicadeza de las galletitas de vainilla y las tacitas de té. Amor desaforado por la lectura de la señorita Ventura Artadi que leía con su lamparín de foco amarillento libro tras libro al filo de la madrugada. Emoción tras emoción. Hora tras hora. Y los estibadores que culminaban su jornada la contemplaban con gratitud admirable porque por esta mujer Paita tuvo energía eléctrica y progreso. En Paita ni una calle, ni un rincón lleva su nombre. Fue una mujer que electrificó Paita porque según su lacónico decir la luz eléctrica favorece las luces del entendimiento. El amor es el combustible excelso que anima el universo.

Por él estamos aquí en tiempo de presente y por él nos atamos a la tierra y a las cosas detenidas. Personalmente amo a mis libros como a mis hijos. Pero he descubierto que no los puedo atar a mis deseos para que se abran camino libremente y sigan provocando irrefrenables pasiones. El otro día visite después de muchas lunas la Universidad de Piura y el aire fresco de los algarrobos húmedos por la lluvia me devolvió en la memoria y el corazón esa silenciosa gratitud que provoca el encuentro con la sustancia verde que nutre el amor y esas ganas de hacer siempre bien las cosas. El cielo esta poblado nubes. Camino entre las arboledas de la UNP hoy mi acogedora morada para concurrir al encuentro con los padres de los alumnos de comunicación. Bajo el cielo de Piura, dice el poeta, se esconde el alma entre algarrobos verdes y las ya ausentes arenas blancas, añado yo.
*Dr. Otto Morales Benites, fotografía de Sergio David Acevedo Valencia.

lunes, 8 de febrero de 2010

UN HELADO DE CAFÉ EN EL COPPELIA


Por: Miguel Godos Curay
Piura se mueve con sorbos de café. En plena madrugada los comerciantes que acuden presurosos al mercado buscan un jarro de café retinto con el que inician todo el día. El café descafeinado es un enjuagatorio que no tiene ni el aroma ni el sabor de un buen café de Canchaque o de Santo Domingo. Mi abuela Juana Valdivieso después de sus oraciones inauguraba el día echando agua hervida en su vieja cafetera y con la tinta obtenida de las primeras filtradas elaboraba una tacita humeante de cafecito para iniciar el día.

En Piura consumen café de manera potable los agricultores, los pescadores de Paita y de Sechura, los estudiantes, las amas de casa que lidian todo el día con los trabajos del hogar esforzándose más que sus maridos. Los profesionales, los periodistas que encuentran en varias tazas de cafecito la inspiración para empezar el día. Los periodistas de ayer y algunos de hoy somos miembros de la cofradía de los cafeteros. Los periodistas viejos tomaban café a las doce del día y en pleno calor. Los de hoy se empanzan de cremolada.

Un café es una grata compañía junto a un libro. Es motivo de conversación y de tertulia amena. En Piura se bebe buen café, tostado y secado al sol. El café lavado es para exportación. El café es delicioso acompañado de una butifarra de chicharrón o de pavo. En la sierra se le acompaña con tortillas de trigo y queso. Según mis abuelas, el café despierta el ánimo, es un antídoto de la pereza y nos transmite su energía. Sin café somos un globo desinflado, un grosero bostezo permanente.

El “café” es sinónimo de energía, de arranque y de levante. Un buen “café” en la oficina puede ser una severa llamada de atención, Decir “están de café en la redacción” significa que están reunidos para una “cuadrada” y reprimenda. En Piura, en la que soportamos un calor insoportable el café revitaliza. El buen café tiene aroma y se siente. En el paladar es una delicia. El café malo no huela a nada. Tiene sabor a lata sostienen los buenos catadores o a remedio de pomo.

En la sierra de Piura el café es un rito cada tarde. Las cafeterías se llenan de conversadores y cafeteros. Un factor para el buen sabor es la calidad del agua. El agua de Sullana, del risueño torrente del Chira acompaña bien un café. Sucede lo mismo con el agua de Catacaos. El agua salobre convierte al café un purgante. Piura, tiene su propia ruta del Café. Se podría empezar en la cafetería Zelada, La Huerta o el Chalán. El café vespertino está en la Pera Madura, el Café Central o en Capuccino en donde es posible pedir un café Express con limonada helada.

El café es cardiotónico y conjura penas. A los poco aficionados a esta bebida les provoca palpitaciones y los mantiene despiertos toda la noche. A los inteligentes les abre la mollera para escribir, pensar o dibujar. A los pecaminosos los excita a los más perversos pensamientos. A los pacatos los empuja a un interminable examen de conciencia. A los cavilosos los vuelve sabios. A los emprendedores les despierta audaces ideas para hacer negocios. El café aviva a los tontos pero no es un remedio para quienes llevan la estulticia en los huesos. Dicen que a los ebrios les permite recuperar el equilibrio y la razón lo que aún la ciencia no ha demostrado. Dicen que un buen café mantiene a los casanderos solícitos en la noche de bodas. Es suficiente una tacita. Con dos le pueden temblar las piernas. Con tres tazas sentirá su corazón latir con el oído puesto sobre la almohada y los resultados serán indeseables. Aunque el café dependiendo de donde venga tiene cuerpo. Unas sabias viejas comentaron que al protagonista del casorio le brindaron un café de esos que parecen pero no lo son. Y durante toda la noche durmió como un lirón. La novia muy temprano le preparó un retinto café dicen que en busca del tiempo perdido. Alguna vez, en La Habana, en el Coppelia probé helado de café y me pareció divino. Un helado de café en Piura, es un deseo vehemente que provoca insospechadas y silentes pasiones.