viernes, 26 de febrero de 2010

PIURA CRISOL DE RAZAS Y CULTURAS


Lic. Miguel Godos Curay
Universidad Nacional de Piura
Conferencia en el ICPNA, 25.02.2010

Cuenta la leyenda que se pierde en la bruma de los tiempos que los primeros negros que llegaron a América arribaron en el siglo XIV, doscientos años antes del Descubrimiento de América. Se trata de una expedición africana organizada por Mohamed Gao, Sultán de Guinea. . No extraña por eso el hallazgo de rasgos netamente negroides en ceramios y en algunas esculturas de pueblos precolombinos.

El negro llegó a América como esclavo de los conquistadores. Refieren las crónicas, que Alonso Prieto, piloto de la Niña, era mulato. Los primeros negros esclavos se introducen en las Islas del Caribe en 1502. Ya en 1494 el Tratado de Tordesillas, trazó la línea divisoria entre España y Portugal para las exploraciones de nuevas tierras, igualmente se establecen límites para el comercio directo de esclavos desde las costas de África.

La rápida despoblación de la isla Española y la necesidad de trabajar las minas, inició el rápido aumento de la población negra esclava. El rey Fernando el Católico autorizo el 22 de enero de 1510, en Valladolid, el transporte de cincuenta esclavos negros para que trabajaran en las minas de la Española. El 14 de febrero pidió a la Casa de la Contratación que enviara otros doscientos esclavos, para que fueran vendidos en Santo Domingo.

En 1516 mano de obra esclava inicia la operación de los primeros ingenios de azúcar en La Española. Entre 1518 a 1519 se desató una enorme epidemia de viruelas en el Caribe que diezmó drásticamente la población aborigen, y aceleró el aumento de la población negra. En 1522 los esclavos negros se sublevan en el ingenio del gobernador Diego Colón. Gonzalo Fernández de Oviedo describe la sublevación y la brutal represión a los levantiscos. En 1530 el comercio de esclavos se extendió al resto del Caribe. Este mismo año se sublevan los esclavos en la ciudad panameña de Acla. Para entonces Puerto Rico contaba con una población de 327 blancos y 2 mil 292 esclavos.

En el siglo XVI Europa inicia un período de expansión económica y geográfica. La gran demanda de fuerza de trabajo provoca el comercio negrero y millones de africanos son arrancados violentamente de sus tierras y aldeas con destino a América y las islas del Océano Indico donde son obligados a trabajar en grandes plantaciones de azúcar, tabaco, algodón, cacao y en las minas de oro y plata.

Debido al hecho que en América los colonizadores no consiguieron utilizar a los indígenas como fuerza de trabajo en volumen y condiciones deseadas, recurren a los esclavos importados desde África. Alrededor del año de 1550, comienza este tráfico de esclavos del continente africano a América y a partir de 1720 a las islas despobladas del Océano Índico. Con el tráfico de esclavos, el hombre pasa a ser un objeto de cambio, una mercancía y una máquina de trabajo, en lugar del buey o del arado.

Eran varios los métodos utilizados para la obtención de esclavos. Las guerras entre los reinos por el control del comercio y la extensión de sus territorios constituían las principales formas de apropiación de esclavos, los que posteriormente eran vendidos en la costa a los traficantes. Incluso, a veces el tráfico se realizaba entre grupos de una misma jefatura, cuando la demanda era abundante. En ocasiones, los esclavos eran obtenidos a través de la imposición de tributos a los jefes sometidos. También los traficantes hacían por su cuenta guerras y "razzias" para conseguir esclavos.

AFRICA UN CONTINENTE DESPOBLADO SALVAJEMENTE
Para tener una idea del comercio negrero basta señalar que entre que entre los siglos XV y XIX el continente africano perdió más de cien millones de hombre y mujeres jóvenes. Varias regiones africanas quedaron casi totalmente despobladas. André Gunder Frank en su libro “La Acumulación Mundial 1492-1789” señala que 13 millones 750 mil esclavos fueron traídos a América entre los siglos XVI y XIX. Un 25% de esta población murió en el trayecto y otro 25% en las guerras de captura, lo que da un total de 20 millones 625 mil africanos perdidos para el continente en ese período señala el investigador Enrique Peregalli.

La esclavitud advierte José Antonio del Busto estuvo en boga desde el descubrimiento de América. A los indios esclavizados se les denominaba “piezas de caoba” para distinguirlos de los esclavos blancos llamados “piezas de marfil” cautivos en las guerras y de los esclavos negros o “piezas de ébano”.

EN 1528 SE PRODUJO EL ENCUENTRO ENTRE AFRICA Y EL PERU ANDINO
Sostiene el historiador Juan José Vega que 1528 fue un año decisivo en la aventura del descubrimiento del Perú. “Ese 1528 Piura ingresaba a la historia universal” . El carabelín del piloto Bartolomé Ruiz llegó al frente de Tumbes “cuyo esplendor alcanzaron a ver sólo dos de los de España y un esclavo negro que los acompañó” . Refiere el cronista Cieza de León que los indios estaban sorprendidos con tal negro dudando de la autenticidad del color de su piel, frotándolo y lavándolo para intentar quitarle la pintura.

“De otro lado, los regalos enviados por Pizarro al curaca lugareño (gallinas, un gallo, dos cerdos), provocaron en Tumbes un delirio general, que alcanzó su plenitud cuando desembarcaron uno con barbas, el marinero Ginés, y un negro anónimo con una negrura nunca vista por esos nativos en ser humano alguno.” . Este fue el primer encuentro entre el recién descubierto territorio piurano y tumbesino con el continente negro.

Sostiene Lastres que: “La raza de ébano traída de África, agregaba al ambiente, un pigmento y una nueva patología. Con ellos, a parte de una nueva raza, con todas sus taras, se produjeron cambios fundamentales en la radiología americana. Al indio adormilado y nostálgico, vino a sumarse el negro rugiente, con su tropicalismo exagerado, sediento de venganza contra el blanco y almacenando, por herencia racial, gran parte de los vicios de la humanidad”

Es también parte de la historia el hecho que: “Un negro salvó a Almagro en Pueblo quemado; un negro vino con los Trece de la Isla del Gallo, negros luchaban en la guerras civiles entre los Conquistadores y negro fue también el que con un golpe de alfange separó la cabeza del animoso y malogrado Virrey Blasco Núñez de Vela, en Añaquito”

PIURA FUE UN CENTRO DE COMERCIO DE ESCLAVOS
Durante los siglos XVII y XIX Piura fue un centro de comercio de esclavos, el puerto de Paita funcionaba como una estación cuarentenaria pues junto con las poblaciones de esclavos viajaban también la “viruela, sarampión y tabardillo de que venían infectados, de allí eran conducidos a los arrabales herrados, encadenados de dos en dos, como los presidiarios, en donde permanecían a la intemperie hasta que encontraban comprador” . Las deplorables condiciones en las que eran conducidos los esclavos los hacía presa fácil de indecibles males como el mal de Lázaro, la lepra, la viruela y el sarampión a lo que se suman las severas y brutales penas que impuso la Gasca para escarmentar a los esclavos prófugos. “la simple ausencia se castigaba con cien azotes y con prisión en cepo de cabeza; pero si el objeto de ella había sido vivir con alguna india, le eran cortadas al negro las partes pudendas, públicamente. Si permanecía huido se le destroncaba un pie a elección del amo, o sufría castigo mayor, si además de la fuga, había perpetrado otro delito. Era permitido matar a los negros que se resistiesen cuando se les fuera a capturar”.

La asimilación del negro a las faenas agrícolas fue más veloz que en los Andes . El comercio de esclavos se mantuvo en Piura hasta el siglo XIX. En Paita a partir del decreto de libertad del comercio de negros, dado en Madrid en 1795 se introducían negros bozales traídos directamente desde Nueva Guinea. Entre los años 1800 a 1850, la venta de esclavos “cautivos sometidos a la servidumbre perpetua” se hacía el menudeo. Al comercio negrero se dedicaban conocidos personajes de la élite piurana como don Fernando Seminario y Jaime Regidor Perpetuo del Cabildo de Piura, Roque Raigada o don Serafín del Castillo entre otros personajes públicos

El trabajo que desarrollaban era el trabajo doméstico, las faenas agrícolas en las haciendas, otro tanto se dedicaba al pastoreo y arrieraje. Otros se dedicaban al trabajo portuario en la pesca y en los astilleros del puerto. Una de las láminas del Obispo Martínez de Compañón representa a negritos en el trabajo de obtención de la brea empleada para el calafateo de los navíos.

LA ESCLAVITUD SE MANTUVO HASTA 1900
Señala Luis Cajavilca Navarro que la Jura de la Independencia no afectó en absoluto la situación de los negros esclavos pues siguieron siendo esclavos. En las constituciones de 1823,1828 y 1834 se afirmaba que la esclavitud era contraria nuestro sistema político y a los verdaderos intereses del estado y de la cristiandad. El Código Civil de 1852 señalaba con puntualidad que no habían más esclavos que los negros; y estos no podían ser sino esclavos. El negro que no podía dar razón de quien era su dueño se le apresaba hasta que este apareciera. Los negros finalmente fueron remplazados por los chinos en las haciendas, pero había negros esclavos hasta antes de la Guerra con Chile. En la Hacienda Yapatera (Morropón) había negros marcados en los brazos y se usaba el cepo para castigo en 1900.

El desembarco e introducción de esclavos se realizaba por Paita, Callao o Tambo de Mora en Chincha. El comercio de contrabando de esclavos estuvo también a la orden del día. En 1796 había en Piura 884 esclavos, 5,203 libres, 10,650 mestizos, 24,797 indios, 2,874 españoles, 18 religiosos y 61 clérigos.

Los esclavos eran cotizados de acuerdo a su edad y robustez. Un esclavo de menos de cinco años se valorizaba entre 100 a 150 pesos. Un en edad de trabajar de menos de 30 años se cotizaba en 350 a 450 pesos. Los negros viejos y viejas se vendían entre 50 y 100 pesos. La burguesía criolla se dedicaba al comercio de negros porque era una fuente de ingresos importante. La suerte del mulato dependía de la de su madre. Si la madre era esclava el hijo también lo era. Los niños negros se conservaban como mascotas y se obsequiaban como tales entre las familias nobles.

Toda una leyenda se generó en torno al comercio negrero. El día del embarque se les reunía en una iglesia y se les bautizaba en masa, a cada uno se le entregaba en un papel su nombre cristiano con el que serían, en adelante, llamados de por vida. Al momento de ser vendidos se les palmeaba para medirlos y se les marcaba a fuego con la carimba. La carimba, de hierro o de plata, usualmente era una R con una corona sobrepuesta. La marca se hacía generalmente en el pecho o en un lugar visible en los brazos.

LA LUCHA DE LOS NEGROS CONTRA LA ESCLAVITUD

El esclavo negro luchó de manera tenaz contra el régimen de explotación que le fue impuesto. Esta resistencia se presentaba como una actitud pasiva simulando obedecer pero trabajando lo mínimo o ejercitando terrible violencia contra los animales y destruyendo herramientas de trabajo. Otros recurrieron al suicidio y finalmente la evasión para refugiarse en comunidades denominadas de negros cimarrones que para sobrevivir se dedicaban al hurto y asalto en los caminos. Por este motivo el cimarronaje constituyó un gran problema para las autoridades coloniales y para los propietarios de esclavos. Al refugio de los negros fugitivos también se le denominaba Palenques. En Brasil se le denomina Quilombos y Cumbes en Venezuela. Estos refugios se convirtieron en espacios de libertad defendidos a pedrada limpia, rejones y espadas. Los esclavos negros que llegaron a las costas de Piura. Hablaban multiplicidad de dialectos. Y al ser bautizados reorientaban sus prácticas religiosas al cristianismo. Poco a poco se fueron familiarizando con el idioma y con las expresiones culturales locales. Al sur fueron famosos los palenques de Huachipa y Carabayllo.

CASTAS Y MESTIZAJES

De acuerdo al puerto donde eran embarcados con destino a América se les denominaba: Angola, Banguela, Carabelí, Congo, Chala, Guinea, Mangubí, Mina, Mondongo, Mozambique, Terranovo. Bozal se llamaba al recién venido de África y que aún no se había castellanizado. El ladino era el que habiendo nacido en África ya había aprendido castellano y iniciado su proceso de aculturación. Criollo era el negro nacido en Indias.

La pureza del negro venía dada por la mayor pigmentación negra. Había pues un distingo entre negros puros y negros de” color quebrado” producto de una serie de combinaciones. Los mulatos eran producto de la mezcla de negro con blanco. Los mulatos a su vez se subdividían en mulatos blancos, mezcla de “negro con blanco”; mulatos moriscos eran el producto de “blanco con mulata blanca”. Físicamente eran rubios y de ojos azules y pasaban por españoles. Los mulatos prietos eran el producto de “negro con mulata parda”. Eran casi negros. Los mestizajes producían una variedad de matices como el mestizo prieto producto de “mestizo con negra”, mestizo pardo surgía de la unión de “mestizo blanco con mulata parda”. Según el grado de sangre negra se les denominaba tercerones o cuarterones.

En Piura se hablaba de negros, mulatos y zambos. En algunas localidades de la sierra de Piura se habla de los zambos morropanos o de los negros de la yunga o yunganos. Contra el negro existían prohibiciones severas como la de no tener relaciones sexuales con indias. La sanción era de cien azotes, en la primera intención y en la segunda se le cortaban las orejas y se les desterraba si se trataba de negros libres. Las Leyes de Indias establecían con respecto a las mujeres negras las siguientes prohibiciones: “Las negras y mulatas horras (libres) no pueden tener zarcillos de oro, con perlas, ni mantos ni vestidos de seda, aunque estén casadas con españoles, bajo la pena de que se los quiten”.

citada por Fernando Trazegnies: “…debe recordase que la sociedad negra fue bastante estratificada en su interior: los ladinos y criollos consideraban inferiores a los bozales e incluso no querían mezclarse con ellos, solicitando que les tuvieran separados; a su vez los mulatos consideraban inferiores a los negros y, en general había una escala de desprecios en función de la mayor coloración negra.

Otra historia perdurable es la de Diego de Almagro un hombre de guerra. Poco antes de ser ejecutado por Hernando Pizarro advirtió que es un hombre viejo “con la cabeza quebrada por los golpes que recibió en la batalla y un ojo menos.” Era rudo y duro de matar. En la antesala de la muerte declara que tiene natural miedo a la muerte pero reconoce con sinceridad de hombre, que el amor «me ha hecho esclavo de mi esclava». Margarita era una negra hermosa y para la historia la primera no indígenallegada a Chile. Almagro la amaba intensamente. Le acompañaba al frente y en los tiempos duros como en las notas del vals “de sus lágrimas bebía”. Tras las cruentas batallas que libró don Diego curaba amorosamente sus heridas las que cicatrizan milagrosamente con amor. En las noches de crudo invierno brindaba calor humano al trajinado cuerpo lleno de tajos del soldado. Almagro se dejaba amar.

Almagro no fue ingrato con Margarita en su testamento el 5 de julio de 1537 dispuso lo siguiente: “Iten digo que por cuanto Margarita, negra mía esclava, por el mucho servicio que me hizo en el camino a Quito y por buena obra por amor de Dios le otorgué libertad en Tangarará con tal que me sirviese toda mi vida y entonces aunque se lo prometí no lo hice ante escribano y después acá me ha servido y me sirve muy bien , quiero y es mi voluntad que después de mis días queda libre y le dan carta en la forma y manera que mejor se pueda dar y ella quisiere, porque yo desde ahora la dejo por libre aunque no le den dicha carta”. Margarita la fue fiel en las buenas y en las malas. Refiere la historia no escrita que se llevó los secretos de su señor a la tumba. Y que muerto Almagró lo amortajó con altivo decoro. Esta historia de amor de la hueste perulera aconteció en la fundacional Piura.

EL TRABAJO DEL ESCLAVO SOSTUVO LA ECONOMIA COLONIAL
La economía colonial se sostuvo en el trabajo del esclavo. Según el historiador ecuatoriano Jorge Núñez: “Millones de seres humanos de piel oscura, sometidos a la brutalidad de la mita o a la barbarie de la esclavitud, gemían bajo el látigo de implacables capataces y sostenían con su trabajo esa primera expansión capitalista mundial, es decir, eso que Adam Smith llamara “la riqueza de las naciones”. De otra parte, esas mismas gentes trabajadoras constituían la inmensa mayoría de la población en cada una de las regiones americanas, lo que contrastaba con la realmente mínima presencia numérica de los colonos blancos de cualquier origen”.

Las proclamas del gran ideario liberal, que proclamaba la igualdad del linaje humano, germen de la descolonización fueron líricas. La “Declaración de Derechos de Virginia”, texto esencial de la revolución norteamericana, sostuvo en su primer artículo que “todos los hombres son por naturaleza igualmente libres e independientes, y tienen ciertos derechos inherentes, de los cuales, cuando entran en un estado de sociedad, no pueden ser privados o postergados; expresamente, el gozo de la vida y la libertad, junto a los medios para adquirir y poseer propiedades, y la búsqueda y obtención de la felicidad y la seguridad.” También dispuso, por su artículo 9, “que no se impongan, ni se dicten castigos crueles o anormales” y, recalcó, en su artículo 16, “que es deber mutuo de todos el practicar la indulgencia, el amor y la caridad cristianas.” Para entonces, se estima que existían en los Estados Unidos, cuatro millones de esclavos y en todo el continente americano la masa laboral esclava era de unos 7 millones de personas.

LA REVOLUCION HAITIANA

Un hecho de enorme significación histórica fue la Revolución Haitiana que iniciada en 1791 como eco caribeño de la Revolución Francesa, conmocionó a toda América colocando en el tapete de la discusión el tema de la esclavitud. El movimiento revolucionario dirigido por el patriota Toussaint Louverture, organizó una revuelta de antiguos esclavos que venció a sus opositores locales y derrotó a los ejércitos expedicionarios enviados por España e Inglaterra.

Dos años más tarde, en 1801, veinte años antes que la declaración de la Independencia del Perú, una Asamblea General convocada por Toussaint decretó la "Constitución de la colonia de Santo Domingo", por la cual Haití y sus islas adyacentes reconocían la soberanía de Francia, pero también el espíritu libertario de la Revolución Francesa, consagrado en la "Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano". En consecuencia, esa Constitución proclamaba:

"Art. 3. En este territorio no podrá haber esclavos. La servidumbre ha sido abolida para siempre. Todos los hombres nacen, viven y mueren libres y franceses.

Art. 4. Todo hombre, cualquiera sea su color, puede ser admitido en cualquier empleo.

Art. 5. No hay otra distinción que la de la virtud y el talento, ni otra superioridad que la otorgada por la ley en el ejercicio de la función pública. La ley es igual para todos, tanto cuando castiga como cuando protege."

La insurrección de los esclavos haitianos, consiguió que la Asamblea Nacional francesa declare abolida la esclavitud en las colonias. Pero poco después, en 1802, Napoleón Bonaparte anuló la abolición y envió al Caribe un gran ejército colonial, encargado de restablecer la esclavitud en los dominios de Francia. Toussaint fue apresado por los franceses, pero los haitianos resistieron valerosamente y, luego de dos años de guerra, derrotaron al ejército colonial y consolidaron definitivamente su libertad. En enero de 1804, bajo la jefatura de Dessalines, fue proclamada la independencia haitiana. La proclama de independencia decía:

“Hemos osado ser libres, osemos serlo por nosotros mismos y para nosotros mismos. ... Juremos ante el universo entero, ante la posteridad, ante nosotros mismos, renunciar para siempre a Francia, y morir antes que vivir bajo su dominación. ... Prestad entonces juramento de vivir libres e independientes, y de preferir la muerte a todo lo que pueda volveros al yugo." Los ecos de la revolución haitiana también resonaron en el Perú.
LOS MULATOS INTELIGENTES
Personajes extraordinarios en este mundo de discriminaciones y racismos por el esplendor de su inteligencia fueron don José Manuel Valdez (1767-1843) célebre mulato que brilló pues exploró todos los campos del saber humano. “Mientras que los salones de la aristocrática sociedad, recibían opulentamente a nuestro Unanue, por los méritos de su talento y estirpe, permanecían cerradas para nuestro modesto mulato, que tan alto colocaría después el nombre del Perú” Pero tal fue su talento y conocimiento en la medicina el Cabildo de la Ciudad de los Reyes recomendó “el asunto Valdez” a Carlos IV, quien accediendo a la súplica, otorgó, al dispensa por Real Cédula del 11 de junio de 1806, fechada en Aranjuez.
Otra inteligencia de color fue el cataquense Cayetano Heredia (1797-1861). Heredia nació el 7 de agosto de 1797, muy joven se trasladó a Lima, haciendo su instrucción al lado de un religioso franciscano adiestrándose en el manejo del latín. Por su talento para la anatomía se deslizó a la práctica de la cirugía. Llegando a ser Inspector General de Hospitales y en 1843 Protomédico General del Perú y reformador de la Facultad de Medicina de San Fernando. Heredia, fue un rara demostración de visión intelectual, fue amigo personal de Raiamondi y dio un gran impulso a las ciencias.
LA NEGRITUD EN LA VIDA DE PIURA
Refieren historias de abuelas que el niño Miguel Grau fue criado por una nodriza negra Tadea Castillo oriunda de Paita y comadre de la quiteña doña Manuel Sáenz. Doña Tadea fue madre de Paula Orejuela Castillo a quien logró entrevistar en 1922 Luis Alberto Sánchez. Dicen que con sus curiosidades y el uso de yerbas doña Tadea salvó al pequeño Miguel Grau de un maligno sarampión. Doña Manuelita arribó a Paita acompañada de sus negras jamaiquinas Juan Rosa y Jonatás. Ella las instruyó y aplicó al trabajo del bordado y el dominio del inglés.
Sin duda que nuestro Enrique López Albújar (1872-1966) tenía en sus venas sangre africana. En Piura se produjo un verdadero terremoto social cuando publicó en 1928 Matalaché, novela retaguardista. Es una novela apasionada y apasionante en la que los protagonistas principales viven un amor que intenta romper prejuicios raciales. Prevalece finalmente la vida y los sentimientos sobre el odio y la discriminación. Los amores de María de la Luz y el esclavo mulato José Manuel Sojo, quien finalmente es arrojado a la tina para ser convertido en jabón, tienen la pureza de su amor un halo misterioso que bien podría igualar a Romeo y Julieta de Shakespeare. Puedo referirles a ustedes una anécdota que cuando se levantaban los cimientos del hoy edificio del SENATI a espaldas de la Cruz del Norte los obreros que excavaban las zanjas encontraron sepultadas las tinas jaboneras y algunas viejas se persignaban porque allí se recocinó el cuerpo incombustible del mulato José Manuel. Creo que esta historia bien puede servir para reencontrar la identidad de nuestros antiguos y tradicionales barrios. La Mangachería al norte, barrios de negros y mulatos y la Gallinacera al sur, barrio de indios y mestizos de la ciudad
LA MEMORABLE CUYUSCA
Sin duda conmovedora es otra historia narrada por López Albújar en sus Cuentos de Arena y Sol (1901-1927). Se trata del relato “Un Día de Triunfo” que refiere la llegada a Piura de la equivocada noticia del triunfo de Grau sobre los chilenos. La noticia causó conmoción pues todo Piura se volcó a las calles a celebrarlo:
“En la vanguardia, batiendo el aire con su bandera bicolor, venía un grupo de mujeres, destacándose entre ellas una negra alta, musculosa, magnifica, como una divinidad bárbara. Blandía incesantemente sus robustos brazos en señal de reto haciendo bruscas contorsiones de bayadera infernal. Llevaba la falda pegada a la altura de las pantorrillas y en la crespa y menuda cabeza de ídolo africano, un sombrero de paja blanco, con cintillo rojo. Ostentaba dos pechos de ébano, que zangoloteaban como odres repletos. -¡La Cuyusca! ¡La Cuyusca! Gritaron los colegiales. ¡Viva la Cuyusca! Era ella la que encabezaba el grupo de mujeres, que parecían lobas hambrientas; ella era la que, dominando con voz de clarín la barbulla de la muchedumbre gritaba: -`Viva el Perú! ¡Muera Chile! ¡Para Valdivia, ladrones!”…
La antítesis de la alegría cunde a la mañana siguiente, cuando se rectifica la noticia, erradamente dada, y se asegura el sacrificio del perínclito marino en aras de la patria. La desolación cunde en la ciudad y en el colegio donde estudiaba López. “Cuando entré yo, ya en el patio del colegio habían muchos alumnos. Todos estudiaban llenos de recogimiento y con los semblantes tristones. Indagando por la causa de la tristeza en el aula preguntó y recibió por la bajo esta respuesta –“¿Cómo que no sabes lo que pasa? ¡Hemos perdido! ¡Los chilenos han echado el Huáscar a pique!- Pero ¿no decían ayer que habíamos triunfado? - Si pero ha resultado falso”.Este relato se publicó por primera vez en El Comercio, el 16 de septiembre de 1900 y fue reproducido en La Crónica de Lima el 1 de enero de 1958.
Piura, tiene el privilegio de ser crisol de razas y culturas aquí se produjo el más intenso y rico de los mestizajes. Nuestro mestizaje mezcló la sangre indígena con la europea y la africana. Sin desdeñar el aporte asiático porque este mestizaje aún no culmina. Nuestras expresiones culturales, nuestro sincretismo religioso. Nuestra variada gastronomía no es sino expresión colorida de lo que nos gusta y de lo que nos enerva con alegría en una cumanana o un tondero.
Dice la cumanana: “Negro cara de aceituna/ que dices sós de Ayabaca,/ todos los días “te veyo”/ de una banda a otra banda”. Y esta otra que dice: Te “arqueyas” para remar/ y te brilla el espinazo,/ negro, aunque al río te caigas,/ no te comen los lagartos”. Y voy concluyendo pues como advierte el cronista mestizo Felipe Guamán Poma de Ayala: escribir y hablar es cosa de nunca acabar.

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