miércoles, 14 de octubre de 2015

LUIS ALBERTO SANCHEZ EL DOCTOR OCEANO

Miguel Godos pregunta. LAS responde. Observan el doctor Noe Zapata,Luis Alva y Alcalde José Aguilar.
LAS toda una leyenda y un modelo de consecuencia política.
LAS y su infaltable pipa y sus anteojos de gruesos cristales. Un zahori memorable.
La generación del Conversatorio Universitario, en el extremo derecho LAS
Miguel Godos en entrevista a LAS
Por: Miguel Godos Curay
Universidad Nacional de Piura

LA ARISTOCRACIA DE LA INTELIGENCIA         

Nació Luis Alberto Félix Sánchez Sánchez, un 12 de octubre de 1900 en la tradicional calle Monopinta 214 (hoy jirón Caylloma). Fue bautizado en la parroquia de San Marcelo, sus Padrinos fueron Domingo Olavegoya y Carmen Blanco de Sánchez (su abuela). Sus padres fueron Alberto Leandro Sánchez Blanco y Carmen Margarita Sánchez Patiño, primos hermanos, que contrajeron matrimonio en 1892 en el Callao. Tuvo dos hijos con Mercedes Vargas, su primera esposa: Luisa y Luis Alberto. Su segunda esposa fue Rosa Dergán, de origen libanés con quien contrajo matrimonio en 1934. Doña Rosa aportó cuatro hijos al segundo matrimonio los cuales recibieron el apellido Sánchez, así como sus dos hijos sanguíneos recibieron como segundo apellido Dergán. La familia Sánchez-Dergán quedó conformada por: Aurora, César, Luisa, Joselo, Luis Alberto y Salma.

Como señala Pablo Macera: “Era hijo de la clase media peruana, angustiada por el empobrecimiento que vino después de la guerra con Chile; pero sus familiares se ajustaron los cinturones para darle la mejor educación posible, cuando lo matricularon  en La Recoleta, que era uno de los colegios más exclusivos de Lima y en donde sus compañeros de carpeta eran los hijos de la oligarquía o burguesía limeña”.[1]

Sin duda, tuvo un talante extraordinario para el deporte, la amistad, la buena lectura y las frases inteligentes. Macera, refiriéndose a esta etapa juvenil anota: ““El "cholo Sánchez", como lo llamaban cariñosamente, nunca se sintió menos que los demás ni los demás ejercieron despotismo, quizás porque eran otros tiempos, quizás porque las clases altas peruanas se sentían entonces -hacia 1900-  más seguras que hoy, y la seguridad siempre hace amable a la gente; pero, sobre todo, porque Luis Alberto Sánchez tenía un ángel de simpatía que hipnotizó siempre hasta a sus peores enemigos.  Era imposible dejar de sonreír o reírse a carcajadas con una frase ingeniosa suya y aunque hablase mal de uno mismo, lo hacía con tal alarde de inteligencia que escucharlo resultaba una verdadera fiesta”.[2]

No es raro por ello que descollara en las lides literarias y que fuese tan talentoso con las letras y con la pluma. Durante su vida fue un apasionado por el papel impreso y la lectura. En él, como en el pensamiento Bergsoniano, no regía la temporalidad racionalista que  polariza entre el pasado consumado e irremediable y el presente fugaz e inaprehensible. Sino dos temporalidades diferentes la duración exterior del mundo de los cuerpos, en la que el tiempo se comporta como un  espectador que no penetra en su realidad.  Y otra la vida interior, espiritual, que es la duración de la vida de cada uno. Entonces el paso del presente al pasado es una categoría radical insuperable. El tiempo psicológico entonces es irreversible porque es la sustancia de nuestro ser.
Sánchez, por su disminuida agudeza visual fue una inteligencia sumergida en las sombras y laberintos de la ceguera pero no en los espejismos y alucinaciones de  la ilusión. Su caverna, como en el mito platónico, sólo le permitía distinguir sombras. Las yemas de sus dedos leían la esferita con relieve de un Longines para invidentes acostumbrado a su inglesa  puntualidad.

Era de estatura mediana. Frente ancha, su pelaje de zorro gris se hizo blanco en los 93 años y cuatro meses de su azarosa existencia. Usaba anteojos de cristales gruesos con los que apenas divisaba sombras. Su aspecto era el de un genuino zahorí intelectual, un alquimista fascinado de la palabra.  Ameno conversador animaba sus diálogos con ocurrencias imprevistas y anécdotas graciosas. Era un conversador impenitente y un crítico mordaz. A consecuencia de la retinitis pigmentaria, que es una incapacidad genética de respuesta a los estímulos de la luz, fue perdiendo la vista hasta no ver nada.

Sobre el tema Sánchez recurría siempre a la sutileza dialéctica y paradigmática: “Yo no creo que el mundo se divida en sol y sombra. Todo es matiz en la vida. Cada vez creo menos en los colores fuertes. Cuando yo empecé a perder la vista –y en mi tiempo la tuve muy perdida-yo creía que la ceguera era negra y resultó que era blanca…”[3]

No se arredró ante esa personal tragedia y por el contrario se abrió al diligente apoyo de sus discípulos y de su secretaria asistente, la bibliotecaria de profesión, Marlene Polo Miranda. Marlene Polo Miranda organizó el archivo de La Prensa considerado uno de los más completos del Perú. Fiel a su legado se encuentra hoy al frente del Instituto Luis Alberto Sánchez que edita sus obras y preserva su legado. Lo acompañaban siempre como lazarillos por los pasillos de la universidad sus alumnos.

Entre ellos: Alberto Franco Ballester que fue parlamentario aprista y el actual Académico de la Lengua, el periodista Ismael Pinto Vargas. A donde fuera siempre le rodeaban los jóvenes nunca despojados de la curiosidad para conocer a un maestro extraordinario y a un zorro de carne y hueso. Uno de sus discípulos fue el estudiante Javier Eduardo Cheesman Jiménez, estudioso de Valdelomar y valioso acopiador de su obra dispersa. En Piura lo conocimos como el Padre Cheesman, ya sacerdote, nos introdujo en el estructuralismo de Saussure en la Universidad de Piura. En lo escritos sobre Valdelomar se oculta con las iniciales de (JCHJ).

Nunca mostró miedo a las tinieblas y a la oscuridad. Sus itinerarios habían sido memorizados matemáticamente. Gradas de escalera cuando iba al estudio del jirón Moquegua, pasos, esquinas. La peor ceguera es la de la ignorancia atrevida del que no sabe nada y presume, advertía. La ignorancia indagadora y penetrante es la del sabio. Sánchez fue un sabio y un maestro memorioso. Su erudición humanística fue como la del eminente sanmarquino don Pedro Peralta Barnuevo Rocha y Benavides (Lima, 26.11.1664- Lima, 30.4.1743): “El Doctor Océano” que abordó con pasión todos los temas por la inteligencia humana escudriñados y conocidos. Peralta fue un académico de “abrumadora universalidad”. A su modo  y con una voracidad insaciable lo fue Sánchez.

Advierte Sánchez: “… a través de Peralta se puede estudiar tantos temas y subtemas de su época: la ciencia física, la astronomía, las matemáticas, la ingeniería militar, la poesía, la arquitectura, la teología, la historia, el derecho, la política, la docencia universitaria, la lingüística. Esta increíble máquina de pensar y decir asombra no sólo por la cantidad de sus obras, sino por la extraña cualidad de algunas de ellas, suficientes en número y  mérito como para justificar la más alta fama”.[4] Peralta fue tres veces Rector de la Real y Pontificia Universidad de San Marcos. Merecimiento que en la  historia de San Marcos sólo lo tuvo Sánchez. Tres veces Rector de San Marcos en la república.

En sus artículos, como en su columna Cuaderno de Bitácora no hubo tema que no abordara con singularidad exquisita. Macera, con humanas pinceladas describe al multifacético Sánchez juvenil: “Esgrimista, nadador, bailarín, mujeriego, amigo de los cafés, era también un lector impenitente medio ciego, que en vez de leer los libros los rozaba y palpaba con sus ojos miopes.  Con esta lectura casi al tacto devoró documentos, toda la poesía y novela posible publicada en Perú o en América y Europa,  para terminar siendo a los 21 años un asombroso erudito”.[5]

La prosa periodística de Sánchez es una muestra de un amplio conocimiento de los temas  que aborda, con citas oportunas y llenas de episodios de historia viva. En este extremo resulta persuasivo y convincente, es un magisterio para doctos e indoctos, próximos y lejanos, para peruanos, latinoamericanos y extranjeros. Hay quienes extraen enseñanzas de sus escritos, en otras, escalda a los políticos porque entiende que la prosa periodística es una forma de educar al pueblo. Si polemiza no es sólo para sentar posición sino para hacerse comprender de quienes están al otro lado de su orilla ideológica. Sánchez, por propia confesión, se declaró enemigo de la pereza y mejor amigo del estudio, la lectura y la inteligencia.
Sin duda, amó al Perú por encima de los naturales desencantos y los odios viscerales. Siendo uno de los intelectuales que mayor influencia tuvo sobre Haya de la Torre, fue el único que le expresó con firmeza todas sus discrepancias. Como señala Nelson Manrique:  “Haya era siete años mayor que Sánchez, pero el prestigio continental del que este gozaba como intelectual acortaba las distancias y lo convertía en un interlocutor privilegiado. No es que Sánchez le dijera a Haya qué debía hacer, sino que en él Haya encontró el más firme respaldo al cambiar algunas de las definiciones fundamentales de lo que hasta entonces había sido la doctrina y la práctica aprista[6]
Sánchez, corta más que una espada filuda cuando responde. Esta soberbia respuesta que  le dio a Haya nos exime de mayores comentarios: «Por no creer en la infalibilidad de nadie, me aparté del catolicismo, no obstante los 2.000 años de dogma, de entrenado dogma de que disfruta. Mal voy a creer en mi propia infalibilidad, si no admito la secular del Pontífice»[7]
Un genuino esgrima verbal que sólo acabó en las postrimerías de Haya. Confiesa Sánchez, que acudió a Villa Mercedes, a horas de su viaje a Boston quebrantada su salud por el  cáncer pulmonar. Haya me besó la mano y yo le besé la frente. Fue como una despedida postrera plena de ternura. No lo volvió a ver más sino hasta las exequias en Trujillo.
Aunque Sánchez no ocultó sus diferencias nunca llevó la sangre al río.  Ello en parte a su iniciación masónica en Lima el 3 de mayo de 1926. Los vínculos entre la masonería el Apra bien pueden dar lugar a una heurística del liberalismo y la sutileza de la ideología. Antenor Orrego se incorporó el 16 de julio de 1933, Luis Heysen, el 17 de septiembre de 1933 y Haya de la Torre el 23 de octubre de1933. Como señala Eugenio Chang-Rodríguez “la masonería les inculcó la vida virtuosa, la práctica del cristianismo respetando la libertad de creencias religiosas y pautas de conducta ceñidas a altas exigencias de realización personal normadas por la virtud”.[8]
PERTENECIO A LA GENERACION DE LA REFORMA UNIVERSITARIA
La proximidad de la celebración del primer centenario de la Independencia despertó un interés histórico por la efeméride lo que llevó a un grupo de jóvenes a organizar una serie de conferencias por el período 1800-1825 a la que se denominó Conversatorio Universitario inaugurándose el 10 de junio de 1919. Los objetivos enervados fueron: La investigación profunda del alma y la historia nacional a fin de construir una teoría del Perú. Esta empresa exigía una aproximación crítica a la sociedad y a la cultura cimientos de la república. El grupo mostró una preocupación sensible por la necesidad de una Reforma Universitaria que colocara a la institución universitaria en la dirección de los cambios e innovaciones que bullían en la academia en Europa y el grito de Reforma de Córdova. Por primera vez se colocaron bajo la mirada de la universidad las expresiones del indigenismo y el Perú profundo. Esta constatación finalmente despertó un sentido profundo de compromiso y solidaridad con los históricamente olvidados del Perú oficial.

Como advierte Macera: “La historia fue su primera amor. Precisamente en torno a ella se constituyó el Conversatorio Universitario de 1919, grupo juvenil ansioso de escribir una nueva historia del Perú en vísperas del primer centenario de la independencia nacional. En la revista Mundial aparece la histórica fotografía del Conversatorio, en la que se aprecia a Luis Alberto acompañado de Raúl Porras, Jorge Guillermo Leguía, Víctor Raúl Haya de la Torre, Ricardo Vegas García, Manuel Abastos, Guillermo Luna, Carlos Moreyra Paz Soldán y José Luis Llosa Belaúnde, sumándose a ellos el joven Jorge Basadre. Eran los tiempos de la reforma universitaria, movimiento que le permitió sentirse carne, hueso y alma de su generación. Allí parece que, sin rubricas ni voz, se suscribió el pacto de honor que lo mantendría unido a Haya de la Torre y otros grandes líderes de esa eclosión estudiantil que habría de cambiar la historia del Perú y América”.[9]

La generación del conversatorio fue una especie de recomposición de energías intelectuales tras la debacle de la guerra con Chile. Sánchez define a esta etapa con los siguientes objetivos: Desconcierto frente a la incertidumbre del futuro, entusiasmo capaz de enormes emprendimientos, nacionalismo brotado de un amor al Perú, y rencor por las heridas no cicatrizadas del pasado. La primera guerra mundial sobreviniente, el choque de las ideologías no sólo aumento la perplejidad. Los ideales por el Perú, surgieron entonces en el destierro, la violencia, la melancolía y la mutilación. El resultado fue la búsqueda de un nuevo destino para el Perú. Las conferencias de los integrantes del conversatorio fueron publicadas con colectas realizadas en cada conferencia. El aporte abrí caminos y erizó los espíritus con inagotable admiración por el Perú. A la vuelta de la esquina la Reforma Universitaria, la primera guerra mundial, la revolución mejicana y la revolución rusa. El manifiesto a los hombres libres en Sud América  de los estudiantes cordobeses (1918) proclamaba: “Si en nombre del orden se nos quiere seguir burlando y embruteciendo proclamamos bien alto el derecho sagrado  a la insurrección… El sacrificio es nuestro mayor estímulo, la redención espiritual de las juventudes americanas, nuestra única recompensa, pero sabemos que nuestras verdades lo son –y dolorosas- de todo el continente… Estamos haciendo una revolución; estamos viviendo una hora americana”.

UNA AFIEBRADA PASION POR LAS LETRAS
Temprano empezó la actividad de escritor de Luis Alberto Sánchez. Para él, escribir fue una pasión desmesurada, una manera de palpar el mundo, el más eficaz vehículo de relación con los demás”.[10] Siendo aún estudiante publicó en el boletín recoletano. A los 9 años ya había redactado su primer cuento titulado “Los ladrones audaces”.
Luis Alberto Sánchez marco con sus escritos casi toda una centuria. Continentalmente perteneció a esa generación de ensayistas que hicieron de América el eje de sus pasiones, entre los que estaban Alfonso Reyes, Germán Arciniegas, Pedro Henríquez Ureña, Alejo Carpentier, José Carlos Mariátegui, Víctor Raúl Haya de la Torre, Samuel Ramos, Gabriela Mistral, Baldomero Sanín Cano, Miguel Ángel Asturias, Luis Cardoza y Aragón, entre otros. Cultivó con igual fervor la Literatura, la Educación y la Política, así con mayúsculas
Según el crítico Washington Delgado, Luis Alberto Sánchez es el fundador de la historia literaria del Perú. La literatura peruana, es un derrotero para una historia cultural del Perú, publicada por primera vez entre 1929 y 1936, siendo reeditada y ampliada varias veces, hasta 1975, en que salió la definitiva edición, en 5 tomos. Para Sánchez la literatura era un hecho social, anticipándose en su metodología a Pierre Francastel que interpretó la pintura como un hecho social y a Pierre Bordieu como “exteriorización de la interioridad” con la que es posible el despliegue de la comprensión del texto literario en sus significaciones íntimas y profundas en un contexto social.
Sánchez es un cultor de la biografía. Historias dispuestas con tramas de novela escritas con prosa aceitada y sonora. Su estilo es como el que emplea Louis de Wohl en sus biografías de los santos. Sánchez penetra en la vida de reconocidos intelectuales peruanos, los humaniza y los muestra en sus vericuetos humanos e intelectuales. Destacan sus biografías del Inca Garcilaso de la Vega, Manuel González Prada, Manuel Ascencio Segura, José Santos Chocano, Pedro de Peralta y Barnuevo, Augusto B, Leguía y Abraham Valdelomar.
El epílogo de Garcilaso es de por sí un final de película en el que se concentra el leit motiv de la añoranza. “¡Lírico clérigo indiano: tanto despecho y la ternura! Bandera de rebelión serán en adelante la nostalgia de Garcilaso Inca de la Vega. ¡Tuyos son para siempre Isabel Chimpu Ocllo, su gloria su amargura y su dolor![11]
Entre sus ensayos históricos destacan la Historia General de América, varias veces reeditada, Breve Historia de América editada por Losada,  El Perú: Retrato de un País Adolescente, (Buenos Aires, 1958), América, desde la revolución emancipadora hasta nuestros días (México, 1975) y Fuentes Documentales Sobre la Ideología de la Emancipación Nacional (1980). Destacan también sus memorias que publicó bajo el título de Testimonio personal; memorias de un peruano del siglo XX (6 volúmenes, 1969-1988); y sus escritos de política partidaria, como Apuntes para una biografía del Apra (3 volúmenes, Lima, 1978-1981).
Entre sus libros publicados destacan:
Los Poetas de la Revolución. Lima, Imp. Torres Zumarán, 1919. Folleto No. 16 del v. de "Folletos Peruanos".
Los Poetas de la Colonia. Lima, "Euphorion, 1921; 301 p. Antes del título: Historia de la Literatura Peruana, 1.
Elogio de Manuel González Prada. Lima, Imp.Torres Aguirre, 1922; 142 p.
Sobre Las Huellas Del Libertador. Lima, E. Rosay, 1925; 179 p. "Crónicas escritas en el transcurso de una romería por los países de Bolívar".
Don Ricardo Palma y Lima. Lima, Imp. Torres Aguirre, 1927; 144 p.
Góngora en América. El lunarejo y Góngora. Imp. el Sol. Lima 1927; 44 p.. Reeditada en Quito, Ecuador en "Publicaciones de la Biblioteca Nacional de Quito". 1927.
Literatura Peruana. Derrotero para una historia espiritual del Perú. Lima, Imp. y encuadernaciones Perú, 1928; 3 t.
Se han sublevado los indios. Esta novela peruana. Lima, Casa Ed. La Opinión Nacional, 1928; 69 p. (Publicado conjuntamente con Equivocaciones de J. Basadre).
Lima Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Facultad de letras. Programa de Literatura americana y del Perú, dictado en 1928 por Luis Alberto Sánchez. Lima, Talls. tips. de la Prensa, 1929; 20 p. Folleto No. 8 del v.4 de "Folletos Peruanos: Literatura".
Don Manuel. Lima, F. y Ed. Rosay, 1930. 266 p.(Biblioteca Peruana, Director: Jorge Guillermo Leguía).
Don Manuel; vida de Manuel González Prada, un precurseur sudaméricain. Tr. de l'espagnol par Francis de Miomandre. París, Ed. Excelsior, 1931; 318 p.
Carta a una indoamericana. Cuestiones elementales del Aprismo. Quito, 1932; 39 p. "Carta dirigida a la escritora peruana Rosa Arciniega".
América: novela sin novelistas. Lima, Ed. Librería Peruana, 1933; 211 p.
Castellano, para la instrucción media, primer año. Lima, Ed. Librería Peruana, de Domingo Miranda, 1933; 76 p. Para el segundo año; 84 p.
Curso de Historia Literaria, Para la instrucción media, quinto año. Lima, Librería Peruana, de Domingo Miranda, 1933; 82 p.
Nociones de Literatura y Arte Nuevo, para el cuarto año de instrucción media. Lima, Ed. Librería Peruana, de Domingo Miranda, 1933; 110 p.
Aprismo y Religión. El anti Rodó. Lima, 1933; 47 p. (Colección Ensayos. Serie Trujillo).
La Escuela Primaria en el Perú, Quito, Imp. Nacional, 1933; 42 p. Antes del título: Publicaciones del Ministerio de Educación Pública.
Gramática Castellana, para el cuarto y quinto año de primaria. Lima, Ed. Librería Peruana, 1934; 86 ps.
Historia de la Edad Media. Lima, Ed. Librería Peruana, 1934; 142 ps. ilust.
Panorama de la Literatura actual. Chile, Ed. Ercilla, 1934; 209 p.
Principios de Economía Política Aplicada al Perú, texto para el quinto año de secundaria. Lima, Ed. Librería Peruana, de Domingo Miranda, 1934; 174 p.
Víctor Raúl Haya De La Torre o el político. Crónica de una vida sin tregua. Santiago de Chile, Ed. Ercilla, 1934; 237 p. (Biblioteca América, VII).
Breve tratado de Literatura General y notas sobre la Literatura nueva. Chile, Ed. Ercilla, 1935; 174 p. (Biblioteca Ercilla).
Historia Contemporánea. Cuarto curso. Lima, Ed. Librería Peruana, 1935; 223 p.
Historia Moderna. Lima, Librería Peruana, 1936; 168 p. ilust.
La Perricholi. Chile, Ed. Ercilla, 1936; 175 p. (Colección Contemporáneos).
La literatura del Perú Republicano; derrotero para una historia espiritual del Perú. Chile, 1936; 145 p. Tirado aparte de Atenea, Revista de la Universidad de Concepción.
Don Manuel. Biografía de Manuel González Prada, precursor de la Revolución Peruana. 3a. ed. corr. Chile, Ed. Ercilla, 1937; 236 p.
Historia de la Literatura Americana (desde los orígenes hasta 1936). Chile, Ed. Ercilla, 1937; 631 p.
Índice de la Poesía peruana contemporánea. (1900-1937), Chile, Ed. Ercilla, 1938; 359 p. (Colección Biblioteca Americana).
Garcilaso Inca de la Vega, Primer Criollo. Chile, Ed. Ercilla, 1939; 257 p.
Balance y Liquidación del Novecientos. Chile, Ed.Ercilla, 1941; 210 p.
El Pueblo en la Revolución Americana. Buenos Aires, Ed. América, 1942; 226 p.
Historia General de América. Chile, Ed. Ercilla, 1942; 2 t. ilust. mapas.
Una mujer sola contra el mundo (Flora Tristán, La Paria). Buenos Aires, A.L.A., 1942; 241 p. (Tercera serie, IV).
Breve historia de América. México, Ed.Coli, 1943; 664 p.
Nueva Historia de la Literatura Americana. Buenos Aires, Ed. Américalee, 1944; 476 p.
¿Existe América Latina?. México, Fondo de Cultura Económica, 1945; 289 p.
La literatura Peruana, Derrotero para una historia espiritual del Perú. Ed.P.T.C.M., 1946, 2a. ed.
El Señor Segura, Hombre de Teatro; biografía y crítica. Lima, Ed. P.T.C.M., 1947; 165 p.
Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Memoria leída por el señor Rector Dr. Luis Alberto Sánchez, en la inicio del año académico de 1947; 32 p.
Proceso y Contenido de la Novela Hispanoamericana. Madrid, Ed. Gredos, 1953; 664 p.
Haya de la Torre y el Apra, Crónica de un hombre y un partido. Chile, Ed. El Pacífico, S.A., 1954; 475 p.
¿Tuvimos maestros en nuestra América? Balance y Liquidación del Novecientos. Buenos Aires, Ed. Raygal, 1956; 192 p.
Escritores Representativos de América. Madrid, Ed. Gredos, 1957.
Una mujer sola contra el mundo. Prólogo de José Jiménez Borja. 1957. Nueva Ed. Lima, Mejía Baca & P.L.Villanueva; 245 p.
El Perú: Retrato de un país adolescente. Buenos Aires, Ed. Continente, 1958. 201 p.
Aladino, o vida y obra de José Santos Chocano. México, 1960; 551 p.
La Universidad no es una isla...Lima, Ed. Villanueva, 1961; 237 p.
Examen espectral de América Latina. Buenos Aires, Ed. Losada, 1962; 240 p.
La Universidad de San Marcos. Memoria. Imp. de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; 118 p.
La Universidad en la América Latina. Lima, Imp. de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1962; 61 p.
El pecado de Olazábal. Lima, 1963. Edición Populibros.
La Literatura Peruana. Derrotero para una historia cultural del Perú. 3a. ed. 5 vlms. Lima, Ediventas, S.A. 1963.
El Doctor Océano. Estudios sobre don Pedro de Peralta y Barnuevo. Lima, Imp. Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1967; 338 p.
Balance y Liquidación del Novecientos. 3a. ed. corregida. Lima. Imp. Universidad Nacional Mayor de San Marcos; 238 p.
Un sudamericano en Norteamérica; ellos y nosotros. Lima, Universidad Nac. Mayor de San Marcos, 1968; 322 p.
Testimonio Personal. Memorias de un peruano en el siglo XX. Lima, Ed. P.L. Villanueva, 1969; 1377 p.
Valdelomar o la Belle Epoque. México, Fondo de Cultura Económica, 1969; 450 p.
El Pueblo en la Revolución Americana. 2a. ed. corregida y aumentada. Lima, Ed. Villanueva, 1970; 236 p.
Breve Historia de América. Buenos Aires, Ed. Losada, 1972; 553 p.
Introducción Crítica a la Literatura Peruana. Lima, Ed. Villanueva, 1972; 235 p.
Historia comparada de las literaturas americanas. t. I y II (con ilustraciones. grabados, fotografías). Buenos Aires, Ed. Losada, 1973; 401 y 464 p.
Cuaderno de Bitácora. (Selección de artículos periodísticos recopilados por Willy Pinto G.). Lima, Mosca Azul; 339 p. 1974.
Historia comparada de las Literaturas Americanas. (t. III). Buenos Aires, Ed. Losada; 371 p.
Los poetas de la colonia y de la revolución. Lima, Ed. Universo, 1974; 341 p.
Panorama de la Literatura del Perú. (Prólogo de Washington Delgado). Lima, Ed. Milla Batres; 173 p.
Conversaciones: Luis Alberto Sánchez y José Miguel Oviedo. Lima, Ed. Mosca Azul, 1975; 100 p.
La Literatura Peruana; derrotero para una historia cultural del Perú. (4a. Ed. aumentada; 5 tomos), 1975 - Ed. L.P. Villanueva.
Visto y vivido en Chile: Bitácora chilena 1930-1970. Lima, Editoriales Unidas, 1975; 191 p.
El Señor Segura, Hombre de Teatro (vida y obra con documentos originales). 2a. Ed. Lima, Ed. San Marcos, 1976; 237 p.
Escritores representativos de América. (3A. serie; 3 vls.) Madrid, Ed. Gredos, 1976.
Historia comparada de la literatura americana.(t.IV). Buenos Aires. Ed. Losada, 1976; 446 p.
Mito y realidad de González Prada. Lima, Ed. Villanueva. 1976; 90 p.
Testimonio personal: memorias de un peruano en el siglo xx. (t.IV). Lima, Ed. Mosca Azul.1976; 513 p.
Documentos inéditos sobre la familia González-Prada. Lima, Ed. Jurídica, 1977; 70 p.
Drama de las palanganas veterano y bisoño. (Documentos inéditos sobre Micaela Villegas "La Perricholi", La Quinta de Copacabana y el hijo del Virrey Amat). Lima, Ed. Jurídica, 1977; 143 p.
El Pecado de Olazábal. (Novela), 2a. Ed. México, Joaquín Mortiz, 1977; 242 p.
La Juramentación de Darío Beltran. (Novela). Lima, Ed. Mosca Azul, 1977.
Escafandra, Lupa y Atalaya. (Antología de Ensayos, 1923 y 1976). Madrid, Ediciones Cultura Hiapánica, 1977; 363 p.
Nuestras vidas son los ríos. (Historia y leyenda de los González Prada).Lima, Ed. de la Universidad Nac. de San Marcos, 1977; 405 p.
Apuntes para una biografía del Apra. Lima, Ed. Mosca Azul, 1978.
Historia de una industria peruana. Cervecería Backus y Johnston, S.A. Lima, Editorial Científica S.R.L., 1978; 300 p.
Tres Ensayos Polémicos. Lima, Editora Atlántida, S.A., 1978; 135 p.
Garcilaso Inca de la Vega. (Reedición). Lima, Banco de los Andes, 1979.
Apuntes para una Biografía del Apra: la violencia. (t. III). Lima, Ed.Mosca Azul, 1981; 243 p.
El Perú: Nuevo Retrato de un País Adolescente. Lima, Ed. Mosca Azul, 1981; 126 p.
Correspondencia Luis Alberto Sánchez-Haya de la Torre. (2 tomos). Lima, Ed. Mosca Azul, 1982.
Nueva historia de la literatura americana. Chile, Universidad Católica de Valparaíso, 1982; 614 p.
Los Señores. Relato Esperpento. Lima, Ed. Mosca Azul, 1983; 176 p.
Los Burgueses. Relato Esperpento. Lima, Ed. Mosca Azul, 1983; 167 p.
Los Redentores. Relato Esperpento. Lima, Ed. Mosca Azul, 1985; 144 p.
Los Revoltosos. Relato Esperpento. Lima, Ed. Mosca Azul, 1984; 152 p.
Política Sin Caretas. Cuaderno de Bitácora. Okura Editores, S.A. Lima,1984; 257 p.
Pasajeros. P.S.N.C. Orcoma. (Novela). Lima, Print Colors, S.A., 1984; 55 p.
Sánchez tiene la palabra. Testimonio Parlamentario. (3 tomos). Lima, Centro de Documentación Andina, 1985.
Conservador no; reaccionario sí. Nota sobre la vida, obra y proyecciones de don José de la Riva Agüero y Osma. Ed. Mosca Azul. Lima, 1985; 115 p.
Escafandra, Lupa y Atalaya. 2a. Ed. Banco Industrial del Perú. Lima, 1986.
Nuestras vidas son los ríos. 2a. Edición. Banco de Comercio. Lima, 1986.
El Perú: Nuevo retrato de un país adolescente. Reedición. Lima, Ed. Mosca Azul, 1986.
Rigoleto el sigiloso. 1a. Ed. Editorial Mosca Azul. Lima,1987; 154 p.
Flash Perú retrato de un país adolescente. 1a. Ed. Editorial PEISA. Lima, 1987.
Historia General de América. Reedición, 3 tomos Editorial DESA S.A. 1987.
Las crónicas de Luis Alberto. Editado por Luis Alva Castro. Editorial DESA S.A..Lima 1988; 358 p.
La vida del siglo. Antología y extractos de libros de LAS. Compilación y prólogo de Hugo García Salvatecci. Cronología y bibliografía de Marlene Polo. Biblioteca Ayacucho, N° 135, 461 p., 1988
El Coronel. Relato. Mosca Azul Ed., 164 p. 1989
Leguía, el Dictador. Presentación de Luis Alva Castro. Ed. Pachacutec, 192 p. 1993
Sobre la Herencia de Haya de la Torre. Con la colaboración de Hugo Vallenas. Ed. Nova Print S.A., 251 p. 1994
A Bolívar. Libro póstumo, escrito en 1968. Al cuidado de Hugo Vallenas. Lima, 1997.2




SU FILIACION POLITICA UNA PASION MONOGAMA
Sánchez se afilió al Apra en 1931. Desde entonces tuvo una pasión monógama por el aprismo del que fue asambleísta constituyente en dos oportunidades y parlamentario en cinco más. En efecto, ese mismo año fue elegido diputado al Congreso Constituyente, que se instaló al inicio del  gobierno del presidente Luis Miguel Sánchez Cerro. Poco después fue apresado y deportado, al igual que el resto de los miembros de la Célula Parlamentaria Aprista (1932). Trabajó como profesor visitante y periodista en Cuba, Centroamérica y Ecuador. En 1933 retornó al país al amparo de la amnistía decretada por el gobierno de Óscar R. Benavides. Asumió entonces la dirección de La Tribuna, vocero del aprismo. Pero al reiniciarse la persecución política, fue nuevamente deportado en noviembre de 1934.

El Perú se sumergió en un baño sangriento. Se fusiló a ocho marineros en la Isla de San Lorenzo tras un proceso sumario (11.05.1932),  seis mil apristas en Trujillo fueron pasados por las armas (7-12 .05.1932), se llenaron las cárceles de presos políticos, los 22 congresistas apristas partieron al destierro. El 15 de mayo de 1535, a la 1.40 de la tarde fueron asesinados el Director del diario El Comercio Antonio Miro Quesada de la Guerra y su esposa María Laos de Miro Quesada, en el frontis del Teatro Colón, frente a la Plaza San Martín, cuando se dirigían al Gran Hotel Bolívar. El asesino Carlos Steer Lafont, un joven aprista de 19 años.

Sánchez se trasladó a Chile, donde se desempeñó como subdirector y luego director de la Editorial Ercilla. Simultáneamente, ejerció la docencia en la Universidad de Chile (1935 y 1937-1938) y dictó cursos y conferencias en distintas ciudades del continente. Pocos conocen que Luis Alberto Sánchez fue compadre de Salvador Allende y padrino de su hija María Isabel Allende Bussi.
En 1943 retornó al país y en 1945 fue elegido diputado por Lima. En abril de 1946 es elegido decano de la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y, poco tiempo después, rector de la Universidad para el período de 1946 a 1951; como tal, actualizó el proyecto del rector Manuel Vicente Villarán, para la construcción de la Ciudad Universitaria. A finales de 1946 fue nombrado jefe de la delegación peruana en la Unesco. En 1948, el gobierno de  Bustamante y Rivero, declaró ilegal al Partido Aprista, acusándolo por su participación en la frustrada rebelión del 3 de octubre de 1948. Al día siguiente el Ministro de Educación informó que Sánchez estaba impedido de continuar en funciones de rector. El 13 de octubre Sánchez partió por tercera vez al exilio.
Durante su destierro laboró como profesor universitario en diversos países como México, Puerto Rico, Cuba, Guatemala, Uruguay, Panamá, Colombia, Venezuela, Francia y Estados Unidos. Al retornar el Perú a la senda democrática, Sánchez regresó al país y a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En ella se desempeñó como decano interino de la Facultad de Letras (1958). El 26 de abril de 1961 la Asamblea Universitaria lo eligió por segunda vez rector para el período 1961-1963. Esta vez la dictadura recurrió a presuntos malos manejos y corrupción.
Todos los señalamientos se hicieron nada cuando sus acusadores comprobaron que el rector acusado de enriquecimiento no cobraba hace mucho tiempo su sueldo de rector. En 1962 Sánchez fue electo Senador pero el golpe de Estado de aquel año impidió el funcionamiento del Congreso. Al año siguiente volvió a ser elegido para integrar la Cámara Alta para el periodo 1963-1969. Fue elegido Presidente del Senado en 1966; ese mismo año, la asamblea de San Marcos lo eligió por tercera vez como rector. El golpe de estado del general Juan Velasco Alvarado puso fin a su periodo como senador, así como a su rectorado en San Marcos.
Retornó a las labores legislativas al ser elegido miembro de la Asamblea Constituyente (1978-1979), de la cual fue Primer Vicepresidente y Presidente de la Comisión Principal. A raíz de la enfermedad del Presidente de la Asamblea, Víctor Raúl Haya de la Torre, se encargó de su conducción durante el transcurso del debate constitucional. Sánchez volvió a ser elegido Senador en las elecciones generales de 1980. Durante su gestión fue presidente de la comisión de Constitución y Derechos Humanos del Senado. En las elecciones de 1985 postuló para Primer Vicepresidente de la República en la fórmula electoral aprista encabezada por Alan García, resultando electo. En mayo de 1989, García lo nombró Presidente del Consejo de Ministros y Ministro de la Presidencia, cargo al que renunció en setiembre del mismo año. En las elecciones de 1990 fue elegido Senador, pero sus labores legislativas se vieron interrumpidas por el autogolpe de 1992.
En un artículo publicado en la revista Caretas, César Lévano decía que Luis Alberto Sánchez encarna la verdad de que en América, política y cultura marchan juntas, pero a esto habría que agregar que Sánchez supo hábilmente combinar la experiencia misma de la vida para hacer de cada una de sus obras, una novela.”[12]

César Hildebrandt en un artículo y a la vez homenaje póstumo escribió sobre su inventario de virtudes y defectos. Sus acusadas inexactitudes, su vocación sin regodeos por la belleza femenina pero sobretodo su integridad moral. Refiere Hildebrandt esta nota muy humana, muchos televidentes le reclamaban por los tiempos suplementarios que graciosamente le otorgaba para que se explaye en sus programas de entrevista en la televisión. Es que Sánchez tenía mucho que decir en un país en donde los políticos enmudecen y su pretensión es sólo balbucear.

Fue el último hombre culto de la política peruana y ni siquiera su dócil proximidad a Haya de la Torre le impidió otear otros horizontes y alimentar su curiosidad de humanista picaflor y omnívoro. Su figura se agiganta frente a la piara de traidores que el fujimorismo arrea hacia la nada. Sus estrecheces de senador despojado y columnista plural lo condecoran. Frente a los Trelles, los Rey, los Yoshiyama, los Montesinos, los Hermosa y los Freundt, el humano e imperfecto Sánchez resulta un titán de la honestidad. Al fin de cuentas, él sólo tuvo que convivir con el odriísmo reciclado y hacer migas con Julio de la Piedra. Esos cadáveres con chofer y escolta, esos viudos de sí mismos ignoran, desde luego, que el viejo Sánchez, ciego y mordaz vidente para tantas cosas, enterrado y homenajeado, solo como solo pueden estar los que se fueron, hecho hoy musgo y mañana olvido, está infinitamente más vivo que todos ellos.”[13]

SAN MARCOS UN REFERENTE MARAVILLOSO PARA UNA VIDA
Sánchez está ligado a la vida de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos la Decana de América, fundada un 12 de mayo de 1551. Ahí  se inició en la cátedra de Literatura peruana y Americana a los 27 años. Sánchez mantuvo vivo e invicto su amor a la Alma Mater. Por propia confesión San Marcos fue una intensa pasión: “Mi novia, mi esposa, mí viuda”. Fue su Rector  en 1945, 1961 y 1966, sin embargo en estas tres oportunidades, debido a las intrigas políticas y las parroquiales pellejerías, no culminó sus periodos de gobierno. En 1948, en el 1963 y en 1969 fue arrancado de San Marcos. No fueron suficientes los tanques y las bayonetas para acallar su voz de protesta. En el Perú las dictaduras se cebaron con la inteligencia.  

Como advierte Macera: “Sánchez democratizó la universidad al incorporar masivamente a las clases medias y populares, por una ampliación de vacantes que solventó económicamente gracias al enorme poder que tenía en el parlamento.  Internacionalizó también a San Marcos convocando a maestros de todos los continentes para dictar cursos, conferencias, congresos, etc. Quiso también restablecer los derechos de San Marcos sobre sus inmensas propiedades, tan descuidadas en ese entonces”.[14]

A pesar de los pesares y de los indecibles sufrimientos que le provocó la ingratitud maniquea y el temor a su inteligencia se mantuvo en pie. Mientras en el Perú le cerraban las puertas, las universidades del continente le conferían distinciones académicas y le abrían sus aulas de par en par:  “Aunque sufrió agravios, insultos y maltratos de algunas gentes de San Marcos, Sánchez amó a San Marcos casi por encima de todo. Quizás ahora convenga decir algo sobre lo que San Marcos significa.  He repetido varias veces que, junto con la Iglesia Católica y las comunidades indígenas, San Marcos es la institución más antigua del Perú, anterior a la República, al ejército y a los partidos políticos; es muy probable que San Marcos sobreviva a todos ellos y de hecho a nosotros, que aquí en el Congreso, ya estamos de salida sin haber ingresado, del todo”.[15]
Las clases de Sánchez fueron realmente lecciones memorables que copaban las aulas. Ahí estaban sus epígonos y detractores, unos con la libreta de notas y otros con la lengua desenvainada. Su magisterio es timbre de orgullo para San Marcos. “Intelectual cultísimo, su didáctica ha sido viviente y no libresca. Hombre de responsabilidades a veces agobiadoras, las tuvo en todos los órdenes, todos los días, toda la vida. Pero, hombre de profundos sentimientos humanos, ha estado siempre, sin rebajas, sin falta de tiempo, en la preocupación personal afectuosa, en la amistad leal; lo que no cambiaríamos ni aun por todo lo demás tan valioso, como con justicia admirativa hemos dicho”.[16]

EL SANCHEZ QUE YO CONOCI
Lo conocí en la plenitud de su vida pero con un vigor intelectual extraordinario. Se repartía para dar conferencias en el Club Grau, el salón de actos de la Municipalidad de Piura y en el antiguo local del Partido Aprista en el jirón Ica. Impresionaba, a primera vista, por su escasa visión, era conducido como un ciego por su infaltable lazarillo Carlos Alberto Franco Ballester, pero con afiladas respuestas a sus críticos. Tenía la fama de ser “el zorro de la política peruana” Entonces sus respuestas se convertían en estruendosa ovación. Como en el Club Grau algunos jovencitos se ubicaban incluso sentados en el lustrado piso en pos de un discurso magistral ilustrado. Aún recuerdo una pregunta a boca de jarro formulada por Armengol Ríos, cuya inocultable militancia por la izquierda era su impronta. La pregunta hacía alusión a la ubicación política del conferencista: -¿Usted es de derecha o de izquierda doctor Sánchez?- preguntó. Sánchez, respondió, sonriente: “Depende  desde el lugar en que usted decida mirarme. Bien podría decir ahora que usted está ubicado en la derecha y yo en la izquierda. Yo me ubico en la izquierda porque es el lugar del corazón y es mi afiliación personal que no es la suya pero que yo respeto porque es convicción”. La respuesta despertó una ovación y prosiguieron las preguntas.

Otra ocasión, siendo aún estudiante de la Universidad de Piura, acompañé al periodista Segundo Infante a una entrevista pertrechada de una carga casettes y de pilas en el Hall del Hotel de Turistas. Infante, caustico en sus preguntas al estilo de César Hildebrandt a quien los periodistas de los sesenta y setenta querían imitar. Trató de sorprenderlo. Sánchez, era una tromba demoledora en corrección gramatical y en soberbias respuestas. Asistí a una verdadera  ronda de box intelectual que el provocador no pudo culminar. De testigo actuario pasé a entrevistador para culminar la jornada. Le pregunté ¿Cuál era el mayor virtud de Luis Alberto Sánchez? y me respondió: “Ser Luis Alberto Sánchez un lector y escritor insobornable y empedernido”
  
¿Y su mayor defecto? “Dejar de ser Luis Alberto Sánchez”. Los temas se deslizaron por tópicos piuranos. Una alusión a Felipe Cossío del Pomar, el piurano del gran exilio, en Gandia (Valencia) y en San Miguel de Allende  en Mexico, cuyo deseo era ser sepultado en Piura y por eso fiel a esa voluntad póstuma, está en el Cementerio San Teodoro. Con una fineza proverbial confesó que Cossío era un hombre múltiple. Un estudioso profundo del arte cusqueño. Que a fuer de sumergirse en la iconografía de los arcángeles  de la Escuela Cusqueña y en las bellezas del renacimiento empezó a mover sus pinceles como ellos. Felipe quería pintarlos y le brotaban del alma indios  con mejillas sonrosadas casi europeos. Pero no cejó en sus propósitos estéticos y los practicó en San Miguel de Allende donde envejeció la arquitectura nueva, y a la arquitectura vieja le dio la lozanía de la juventud gracias a sus amigos ricos como el torero Juan Belmonte, su cuñado,  y Mario Moreno Cantinflas.  Sánchez evocó al gran amor de Felipe que fue la cubana Estella Fons.  Ella lo acompañó en su periplo por el mundo. Era como su hada madrina. Y como en los cuentos de hadas al cerrar sus ojos para nunca más abrirlos Felipe. Como las hadas buenas se llenó de profunda tristeza y también se marchó. La grabación y la transcripción del discurso la publiqué en Correo, la leí tantas veces, que me resultó inolvidable. Otros de los temas conversados con Sánchez fue  la entrevista que hiciera a Paulita Orejuela Castillo  “La Morito” en Paita en 1922 sobre el final de Manuela Sáenz, el gran amor de Bolívar. Y me dio muchas luces. Otras veces habló sobre su amistad piurana y aprista con Alfonso Vásquez Arrieta, Carlos Manrique León, Miguel Guevara Morán y el joven abogado Luis Paredes Maceda entre otros. De Vásquez Arrieta era su compadre y este parentesco espiritual tenía el común denominador de su proximidad a Haya de la Torre y al aprismo. Pese a su edad tenía una memoria de elefante, pormenorizada y escrutadora de los detalles. Gracias a su acogida lo entrevisté siempre en cada ocasión que vino a Piura en donde se podía compulsar su amena conversación y su sapiencia. Durante el proceso de regionalización acompañó a Alva Castro a ciclos de conferencias con Javier Pulgar Vidal, también erudito y con profundo conocimiento de la geografía peruana. Realmente fueron ocasiones extraordinarias de escuchar a peruanos inteligentes de primera fuente. Los políticos  y algunos intelectuales de ahora salvo excepciones como las de Mario Vargas Llosa y Marco Martos, nunca hablan ni declaran porque sus agentes entregan la  nota hecha para publicar. Parecieran criaturas despojadas de inteligencia para la esgrima verbal y no pronuncian palabra. No sucedía esto con Sánchez. Era un genuino señor de las palabras.

EPILOGO
La familia estableció un horario para no dejarlo sólo en la clínica. En completa lucidez pidió que llamaran a su viejo amigo  el Padre Gustavo Gutiérrez, con él sostuvo un diálogo largo, una confesión prolongada, el viático necesario para la partida. Todo estaba dispuesto  como él quería. Su mayor fortuna eran sus libros. Sus bienes, los que la honestidad permite tener y nada más. Cerró sus ojos ahora ausentes y partió. Falleció el 6 de febrero de 1994 y fue sepultado en el cementerio de La Molina. Hoy se cumplen 115 años de su nacimiento para la universidad peruana es un acto reparador de justicia recordarlo.




[1] Macera Pablo, LUIS ALBERTO SANCHEZ EL MAESTRO MAYOR DE LA LITERATURA, Conferencia de homenaje 2007.
[2] Macera Pablo, Opus cit.
[3] Hildebrandt César, Cambio de Palabras, Segunda Edición, Editorial Tierra Nueva ,2008
[4] Sánchez Luis Alberto, EL DOCTOR  OCEANO, Estudios sobre don Pedro Peralta Barnuevo, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1967
[5] Macera Pablo, Opus cit.
[6] Manrique Nelson. “¡Usted fue aprista!” Bases para una historia crítica del APRA, Fondo Editorial de la PUCP, Clacso, 2009. 
[7] Haya de la Torre, Víctor Raúl y Luis Alberto Sánchez,  Correspondencia 1924-1976. 2 tomos, Mosca Azul Editores.
[8]  Alva Castro Luis, “El Aprismo es un acierto y una profecía” Cartas de Víctor Raúl haya de la Torre a Felipe Cossío del Pomar 1948-1975, Instituto Víctor Raúl Haya de la Torre, Lima, 2010.
[9] Alva Castro  Luis, Homenaje a Luis Alberto Sánchez, 2007.
[10] Martos Carrera Marco, Múltiples miradas de Luis Alberto Sánchez sobre el Perú contemporáneo, Fondo Editorial del Congreso del Perú, Lima, 2002
[11] Sánchez Luis Alberto, Garcilaso Inca de la Vega Primer Criollo,  Fondo del Libro del Banco de los Andes, Lima 1979.
[12] Gonzáles Carla V, Sánchez Biógrafo. Espéciales de la UNMSM
[13] Hildebrandt César, Estar lejos. Desde Madrid,  Oiga, 7 de marzo de 1994.
[14] Macera Pablo, Opus cit.
[15] Macera Pablo, Opus cit.
[16] Del Mazo Gabriel,  Libro de homenaje a Luis Alberto Sánchez en sus 40 años de docencia universitaria, Talleres Gráficos P. L. Villanueva S. A., Lima, Perú, junio de 1968

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