domingo, 31 de mayo de 2009

LA PORTENTOSA VACUNA DE SECHURA


Por: Miguel Godos Curay
En días pasados un dirigente de construcción civil de Sechura denunció que obreros de Bayóvar después de haber sido vacunados no podían dejar de trabajar ni dormir concluyendo que esta sustancia desconocida una vez inoculada provocaba de modo delirante el trabajo mas allá de los horarios permitidos. Presumo por lo oído, que se trata de una vacuna que estimula el trabajo e inmuniza contra la ociosidad en todas sus formas. El caso será denunciado a los organismos de Derechos Humanos. Personalmente pienso que una vacuna de este tipo en una república de ociosos es una necesidad urgente.

Un antídoto perfecto contra la ociosidad es un invento portentoso. Con una sola hincada y su refuerzo oportuno acabaríamos con la pereza y el no hacer nada que campea en el gobierno regional, los municipios, las dependencias públicas y las propias universidades. De este modo, aplicada la vacuna los estudiantes insomnes no se cansarían de estudiar y los alcaldes recorrerían, palmo a palmo la ciudad resolviendo sus problemas. En las universidades rectores, decanos y docentes ya no amarrarían la chiva. Los periodistas, en especial aquellos que comparten sus noticias con la competencia se convertirían en verdaderos premios Pulitzer del periodismo.

De ahora en adelante esas mamás cuyos ruegos a Dios no surten efecto por tener en su hogar parásitos sin futuro no tendrían que hacer sino adquirir la vacuna contra la haraganería y aplicarla de inmediato. Es más podrían vacunar a sus vástagos improductivos como al perro contra las garrapatas en pleno sueño. Habría que imaginar a escala lo que podría suceder con esta vacuna de la que se habla en Sechura en todos los poderes del Estado. Los ministros gastarían la suela de sus zapatos. Rumas de expedientes desaparecerían en los despachos judiciales. Los curas, es probable, rezarían misas todo el día y con la cara sonriente no serían el cuco de los feligreses.

En el congreso y los consejos regionales los parlamentarios no usarían lentes oscuros al momento de las sesiones. Y los consejeros – que no aconsejan y realmente no hacen nada- tendrían una razón para demostrar que saben legislar a favor de sus pueblos. Y no como ahora que se la llevan suavecito y con productividad legislativa cero. Esta vacuna contra la ociosidad tendría una efectividad enorme en los cuarteles en donde realmente y con sinceridad no se hace ni se produce absolutamente nada. Tener un ejército bien comido y bien vestido sólo para los desfiles del domingo, los sietes de junio y las conmemoraciones de Ayacucho es un irracional despropósito. Sobretodo cuando hay mucho que hacer en nuestros pueblos olvidados en donde nos faltan brazos para abrir caminos, construir escuelas, hospitales y hacer patria. Como dicen los piuranos y no se ve soldados ni en la retreta. Esa vieja institución pueblerina que permitía la expansión musical en la Plaza de Armas.

Una vacuna contra la ociosidad nos preservaría del raje y de esa abundante fauna de destripadores de honras ajenas. Se imaginan el efecto en nuestros congresales tan dados al calentamiento de silla, a los saludos por aniversario y de la creación del pueblito. Tendríamos una representación digna y decorosa como la defensa de un buen equipo de fútbol. No andarían nuestras almas en pena parlamentarias buscando condecoraciones y homenajes por sólo hacer lo que les corresponde.

Por supuesto que los mercados estarían pulcra y decentemente aseados y un pueblo como el nuestro tan poco dado al aseo y al respeto estaría limpio. Limpio y digno porque no se puede llamar dignidad al comprar lo que comemos en el suelo allí en donde discurren los albañales y la inmundicia. No puede ser dignidad tampoco el saborear carnes de origen desconocido y peces en proceso de putrefacción porque los productos del mar sólo hieden cuando dejan de serlo.

Una vacuna contra la ociosidad podría ser también el camino para encontrar un antídoto contra la miseria académica de tener consejeros universitarios que avalen con complicidad miserable el bajo rendimiento en los estudios. En los mil años de historia de la universidad nunca la estupidez anidó tanto y socavó tanto los cimientos de la academia. La universidad, corporación de maestros y alumnos, se nutre del saber y el hacer bien las cosas. El convalidar el “mal hacer” es propio de los truhanes, los pillos, los falsarios, los vende conciencias, los indignos, los capituleros, los mafiosos, los incultos, los rastreros y los excrementados. Como dice el lema fundador de de la UNP extraído del Evangelio : “ Duc in Altum” que significa “Guía mar adentro” y no hundirse en las profundidades abisales de la ignorancia.

lunes, 25 de mayo de 2009

MAESTROS CARITA DE LENGUADO


Por: Miguel Godos Curay

Tengo en la Universidad Nacional de Piura un contingente de 96 alumnos en el curso de empresa periodística y 62 en el propedéutico curso que abre puertas a la comunicación social, 52 en historia del periodismo y 50 en un curso denominado democracia y periodismo. En estos tiempos de escasez de alumnos tenerlos es un privilegio. Un aula con alumnos es como una biblioteca con lectores o una iglesia con feligreses. Este semestre, en pleno ventisco otoño, surtieron efecto los pedidos del verano y las aulas amanecieron con ventiladores. Lo contradictorio es que por colocarlos en algunas aulas se recortó un metro y medio cuadrado de pizarra. Las puertas, las inquietas y sonoras puertas sin cerrojos se siguen batiendo perversamente y los servicios higiénicos (los viejos) cerrados con siete llaves despiden un hedor insoportable.

Últimamente en la UNP hay un vigoroso ritmo de construcción de aulas nuevas, pero no son para la facultad de educación que quiere acreditarse, ni para la escuela de comunicación, indigente y aplastada por el olvido. Pese a todo, el orgullo mayor nuestro es tener alumnos. Alumnos a los que queremos persuadir apasionadamente en el genuino sentido de lo que es la universidad. A que deben criticarlo todo pero con argumento incluyendo a sus maestros. A que no hay tiempo que perder. A que hay que leer para pensar y escribir correctamente. A que deben reclamar todo aquello que se les niega. A que deben sacudirse de esa costra estudiantil comedida, mafiosa y sin sinvergüenza que todo lo negocia por el disfrute gozoso del poder.

Nuestro mayor regocijo es tener audiencia. Tener oídos que oyen y penetrar en el interés humano para que estos jóvenes recién ingresados a la universidad no se fatiguen pronto escuchando más de lo mismo. No podemos desilusionarlos ni provocarles esa crisis lastimosa de la decepción irrespetuosa y vergonzosa que provoca el descubrir que sus profesores no son lo que se esperaba que fueran. Ellos son el capital humano que tenemos. Su asombro no tiene límites. Les brillan los ojos, proceden de diversos lugares de Piura. Y en su presentación dijeron “soy de Paita”, “venimos de Talara”, la más entusiasta dijo: “vengo de Huancabamba la bella la ciudad que camina”. Otros vienen del Alto Piura y de Ayabaca.

Entre todos ellos. Hay dos alumnos que nos han tocado las fibras interiores y nos dan garra. Una que dijo que no podía ponerse de pie en su presentación y otro, un jovencito valeroso, que con la ayuda de sus compañeros sube en su silla de ruedas hasta el aula acompañado por su madre. Su esfuerzo, ese esfuerzo humano de conducir esa silla de metal cuesta arriba las escaleras en brazos de todos, bien vale una universidad, digna, honesta y enorme. Una universidad consistente pero también resistente a los embates del canibalismo y los apetitos de poder.

La peor desgracia de un maestro es no tener alumnos y tratar de consolarse predicando a su propia y fatigada sombra. Su peor defecto el creerse la última chupada académica del mango. El no cambiar de piel para refrescar sus conocimientos tantas veces repetidos y nunca revitalizados en una era de profundos cambios y transformaciones. El creerse imprescindible confiado en su egoísmo pesetero y no decir todo lo que sabe para que nadie lo supere o el de pervertirse de tal modo hasta llegar a creer que la universidad es un gran negocio prostituyendo sin decoro su magisterio.

La mayor satisfacción de un maestro es el haber sido grano de trigo con el que sus alumnos elaboren la harina para el pan que nutre sus conciencias. Los discípulos quieren a rabiar a esos maestros que reconocen sus errores pero que son exigentes. Prefieren a los que tienen una vida y no a los que juegan a la carita de lenguado. Un rostro para la sonrisa y otro soterrado en el cieno y la inmundicia. Los quieren con una sola camiseta pues los que la cambian reiteradamente acaban en el otro equipo. En el equipo de los que pasan por agua caliente en la prueba ácida de la identidad y el respeto personal. Mejores maestros son los que aprenden todos los días, los que mueven a cada momento con su inteligencia lo que se quiere construir como un dogma de concreto. Un buen maestro es como un árbol que crece y despide oxígeno baja la copa frondosa de sus ramas. No sólo es hermoso para la foto. Sino que da frutos sin pedir nada a cambio.

miércoles, 20 de mayo de 2009

LA ATARAXIA PIURANA


Por: Miguel Godos Curay

Últimamente el clima está cambiado. Los piuranos que procuran una siesta son desplazados por los que andan con las pilas bien cargadas dispuestos a no perder el día. La siesta, nuestra tradicional gimnasia, vive arrinconada en aquellos lugares en donde la santa paz aún tiene sitio como en Sechura o en el Bajo Piura en donde cualquier vecino -entre la una y las dos de la tarde- no se resiste a un pestañeo o a un sueñito con periódico en mano. Para unos es el calor para otro un descansito reparador pues inician la jornada a las 4.00 de la mañana.

Lo sueños de perro y las cabeceadas también se registran en la universidad. Curiosamente quienes más bostezan en las clases vespertinas son los jovencitos que practican el acostarse tarde. Otros se duermen embotados de ruido con los audífonos del walkman y recurren a los lentes oscuros como si fueran congresistas. No faltan los que viven en una flojera permanente acompañada siempre de una salvaje indiferencia por el hacer cosas. Lo propio de la juventud es el movimiento. La energía y el esfuerzo. Para esta nueva especie no lo es. Ellos y ellas preferirían dormir panza arriba en su casa o estar en un no hacer nada todo el día. Otros dominan la técnica de dormir con los ojos abiertos.

Esto implica una flojera invencible para leer y una incapacidad para anotar cuatro ideas en un cuaderno. Y como no saben tomar apuntes, finalmente y mecánicamente, se dedican a anotarlo todo sin orden ni concierto. El resultado es un producto sin pies ni cabeza que nada tiene que ver con la disciplina de los estudios universitarios que son esencialmente críticos y estimulantes de nuevos conocimientos. Cuando se lee inadecuadamente y por síncopes se empobrece el vocabulario y el aprendizaje práctico de la ortografía no surte efecto. No se valora el libro como producto cultural. Mucho menos el pensamiento analítico y causal. Algunos docentes confunden casual con causal. La casualidad es improvisación. La causalidad es elaboración, análisis y profundidad metódica. La causalidad es filosófica. La casualidad es hipertrófica.

El mejor uso del tiempo es la base de la disciplina universitaria. Por eso el desarrollo de una clase tiene tres componentes fundamentales: Un componente sintáctico y participativo (la enunciación lógica de un problema), un componente sintagmático (la búsqueda de la comprensión posible del problema en todas sus partes) y finalmente un componente paradigmático (aplicación de soluciones a los problemas planteados). Una clase monólogo en la que sólo habla el profesor es un fracaso como posibilidad de aprendizaje. Se engaña el docente y se en gañan sus alumnos.

Mucho se habla de la ataraxia piurana poco se dice de la ataraxia académica que ronda y habita en las universidades. Esa indiferencia activa tan nuestra a lo qué pasa y a lo que nos pasa. Esa resignación desdeñosa incapaz de sacudirse y sacarse el polvo. Para Ferrater Mora ataraxia: “es la impasibilidad del ánimo, la imperturbabilidad determinada por la suspensión del juicio en vista de la relatividad de todo conocimiento”. Para el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua es la imperturbabilidad y la serenidad. Pero una cosa e la serenidad que concentra las energías y los argumentos para disentir. Otra la mansedumbre floja y perezosa. Ese flotar en los océanos de la ignorancia jugando al muertito. O esa indiferencia concesiva con la inmoralidad.

Esto explica la inutilidad de las investigaciones universitarias realizadas, salvo contadas y heroicas excepciones. La mayor parte de estos esfuerzos monográficos abultados que a medio leer evalúan los tribunales académicos son más de lo mismo. Ataraxia más ataraxia. Ataraxia 1+ ataraxia 2 + ataraxia 3 cuyo resultado es una ataraxia mayor que la suma de sus partes. Un errático deambular por la inutilidad y la irrealidad. En la mayor parte de las universidades prestigiadas y prestigiosas las mejores tesis son visibles resultados en la realidad. No arrumacos de papel encuadernado para las estanterías. Otro tanto son los diplomas que no lo son repartidos como títulos nobiliarios al culminar los estudios post graduales para la foto. En realidad la investigación está ausente. Lo que sucede es que a veces la veleidad ignorante se enjabona con subjetivismo. La mentira injustificable presume la verdad justificable. En piurano aunque la mona se vista de seda mona se queda.

martes, 12 de mayo de 2009

EL GOLAZO DE RICARDO CASTILLO


Por Miguel Godos Curay

La noticia de la prematura partida de Carlos Carrasco nos dejó sin aliento. Esa noche estuvimos acompañando a la familia toda la madrugada. Nos la pasamos conversando con Ricardo Castillo recordando todos esos momentos que nos tocó vivir en la Universidad de Piura. Ahí con Marco Agurto, Carlos y Ricardo se animaban las cotidianas caminatas por los arenales que conducían a la UDEP. Caminar nos hizo bien y conversar conocernos mejor por dentro. Siendo estudiantes de periodismo provincianos nos movía la vocación, nos apasionaba el aroma de la tinta, nos enardecía la polémica y la lectura. Mucho aprendimos juntos. Para Ricardo el diseño gráfico, el periodismo y la práctica deportiva eran un ejercicio cotidiano.

Posteriormente con Carlos Ginocchio, César la Torre, Miguel Ross Morey , Lino Saavedra y Manolo Merino editamos la revista cultural Nova. Una estrella fugaz en el firmamento de la cultura piurana. En algún momento todos recalamos en la redacción de Correo donde ya eran parte del equipo Segundo Infante y Koko Zavala. Como era previsible cada uno fijó su camino. Marco Agurto a Correo, Carlos se fue a El Tiempo, yo a la sierra, y Ricardo al CIPCA ahí desarrolló dos de sus pasiones el diseño gráfico y el periodismo deportivo. Cuando el cubano Mario García era un gurú aún lejano de las artes gráficas en Piura. Ricardo, uno de sus ávidos seguidores, era toda una promesa de la edición en un momento en que los ordenadores no habían desarrollado toda esa enormidad de diseños e ilustraciones posibles.

Ricardo Castillo Ojeda -de Querecotillo- es un hombre metódico. Hombre de lecturas selectivas y de una preocupación muy sensible por la educación esmerada de sus hijos. Hombre fidelísimo a su familia y a su oficio. Con Ricardo transcurrimos esa noche tratando de explicarnos ese acontecimiento humano que es la muerte y de la que los periodistas no estamos exentos porque así es la vida. Descubrimos que en el gremio hay dos tipos de periodistas los que le hacen cara y los que se resignan a encontrarse con ella a la vuelta de la esquina. Son muchos más numerosos los periodistas que acuden a un encuentro furtivo e inesperado con ella. Ellos son parte de una contabilidad de ausencias en una lista escolar. Los otros la enfrentan palmo a palmo hasta el final.

Ricardo Castillo, enfrenta hoy una dura batalla contra el mal favorito de los apasionados de la noticia. De los que no dan tregua, de los que se resisten a un encuentro que acabe empatado 0 a 0 con la vida. Su lucha consume energías pero él tiene conciencia que este trance requiere el suficiente coraje humano para entender que está sudando la camiseta con la que aprendió a enfrentar todos esos desafíos que le colocó la existencia en el camino.

Quienes lo queremos como buen amigo estamos a su lado porque sabemos que ese calor humano -tan nuestro- es como ese impulso que enerva el espíritu de las multitudes en lo estadios, es como la expansión humana que provoca un cebiche de cachema de esa memorable Chepa Mena del CIPCA. O la enorme sinceridad humana de un apretón de manos del cura Juan Hernández. Me imagino una bulliciosa barra de un equipo bien unido alentando con garra y pundonor a su crack favorito. Están ahí los Brunos, los Maquis, los Migueles, los Luchos, los Rodolfos, Belia, Verónica, Gladys. Todos y todas con una sola camiseta verde. Verde como el oasis bucólico de Querecotillo.

Y ese crack de goles inteligentes con picardía busca la pelota, se hace uno con ella, se lleva a uno a dos y a tres hasta llegar al arco para su mejor gol aquel que permite que el balón con potente energía bese con velocidad de bólido las piolas. Entonces sudorosos, convertidos en un solo grito, todos levantan sobre los hombros al autor de esa proeza humana que se llama Ricardo con su sonrisa felina y sus bigotes de película. Algunos dirán fue un gol de gato, ágil, audaz y valiente. Ser gato en Piura y en el Perú es una condecoración de honestidad y decencia en un país donde las ratas y los pericotes tienen partido propio, nombre propio, equipo propio y candidato propio.

Entonces Ricardo posará para las fotos con vocación de eternidad. Y nosotros tendremos que decirle a quienes más lo aman que este crack vale oro porque es grande, porque su lealtad es enorme, porque su mayor tesoro es su ejemplo y esa tenacidad de gladiador elemental pertenece a un hombre valiente. Y cuándo nos pregunten de quién fue este estupendo gol en este estadio planetario de la dignidad y el decoro tendremos que decir con orgullo que fue de Ricardo Castillo.

Nota: Hoy 12 de mayo a las 2.30 de la tarde dejó de existir Ricardo Castillo Ojeda en el Hospital Cayetano Heredia.Un recuerdo y una oración por este buen periodista y amigo.

sábado, 9 de mayo de 2009

EL AMOR PERFECTO


Por: Miguel Godos Curay

El amor de mamá es perfecto. Tiene el sol y la luna en una sola mirada. Tiene toda el agua del planeta en un sorbo que aplaca la sed del alma. La voz de mamá es una melodía que enternece los oídos de todos los hijos. Su recuerdo es como el brillo de una estrella y sus huellas señalan siempre el camino hacia el bien apetecido. Sus manos lo son todo, la herramienta dúctil que nos enseña a descubrir el valor inagotable de las palabras. Esas manos que nos llenan de caricias no envejecen y si envejecen se convierten en los dedos de Dios. Los ojos de mamá hablan por sí solos. Y sus palabras con sinceridad miran nuestro interior intensamente. Tu presencia mamá en el recuerdo no se acaba.

Mamá lo sabe todo porque estudió en la escuela inolvidable de la vida. En el silencio de la noche es escuchan sus ruegos y sin que los hijos se den cuenta los bendice a todos recitando oraciones al oído. Nada le iguala en fortaleza. Es un titán que sostiene en sus manos la grandeza de su familia. Cuando todos huyen del coloquio con Dios ella le confiesa, cara a cara con pesadumbre, sus dolores, pidiendo no por sí misma sino por todos sus hijos en especial por los que para las dificultades tienen suerte.

Mamá es una palabra con cuatro letras pero conjuga en todos los tiempos el verbo amar. Su tiempo verbal favorito es el presente en el diálogo con sus hijos. Ella lo merece todo pero todo lo da. Su postre favorito es la alegría de sus críos. Cuando esta triste se vuelve alegre para no mostrar sus penas y llenar de felicidad y consuelo a los otros. Y cuando está alegre de todo corazón reparte su felicidad entre todos como un pan. En la soledad su corazón viaja en sus latidos a todos los rincones en los que se encuentran sus hijos. Durante las noches solo concilia sueño encontrándose con sus recuerdos más preciosos.

Su vida es como un libro abierto que todo lo sabe y todo lo enseña. Ella con sencillez desanuda la ciencia y enseña a construir con lógica irrebatible el significado de las cosas. La patria del amor y la dignidad se llama mamá. El abecedario de los derechos humanos está inscrito en sus ojos y lo enervan en la legítima defensa de sus hijos. Sus besos son la condecoración que lucran todos los olvidadizos y desmemoriados. En valentía contra el dolor se hizo fuerte para toda la existencia y por pura generosidad economiza con rubor todas sus lágrimas ante sus hijos.

Su vida es fugaz como la de las flores y cuándo menos nos damos cuenta sus sienes se coronaron de plata. El mejor cosmético para embellecer su rostro es la gratitud humana. Todo lo comparte y todo lo reparte. Todo lo cree y todo lo espera de sus hijos. Siendo joven y hermosa se llena de esplendente honestidad y delicadeza. Siendo venerable anciana revive su dignidad de reina. En el hogar es como el fuego que nutre la alegría y el amor. Su ausencia es un océano de tristeza que sólo se soporta con su brillo de estrella lejana.

En este día inventado para la evocación de tu nombre todos te recuerden con gestos nobles que repliquen el amor sin la mercantil materialidad que despoja de naturalidad y grandeza a las cosas. Madre del Perú es nuestro deseo que la justicia permita que este país reconozca este esfuerzo silencioso de mover el país y te extienda con gratitud los beneficios de la seguridad social y la administración -sin manoseo político- de los programas de lucha contra la pobreza.

Madre del Perú que alimentas al país en plena crisis mundial y no te arredras. Madre del Perú motor de todas las reformas que el país necesita en plena arremetida neoliberal. Madre del Perú que con sudor y lágrimas educas a tus hijos, confirmando tu derecho a la vivienda digna, al transporte seguro, a la salud oportuna y a la gobernabilidad digna. A ti nuestro homenaje y una oración que conjure todos los olvidos. Madre del Perú que estás en la tierra de la papa y el maíz santificado sea siempre tu nombre.
*Foto: Doris Heiber, Torsten y Maximilian (Bremen-Alemania)

lunes, 4 de mayo de 2009

GRIPE PORCINA Y ESTORNUDO ECONOMICO


Por: Miguel Godos Curay

Históricamente las enfermedades infecciosas han causado más muertes que las guerras. En el siglo XIV la Peste Negra arrasó con la población de Europa. Durante los siglos XVI y XVII un 60 a 90% de la población nativa de América, entre México y la Patagonia murió de Viruela, sarampión y gripe. Entre 1918 y 1919 una influenza de cerdos (“gripe española”) mató a 22 millones en todo el mundo. En el Perú en 1991 un brote de cólera causó 800 millones de dólares en restricciones comerciales y turismo perdido. Las lecciones recientes demuestran que una información inadecuada sobre el riesgo de brotes epidémicos tiene como consecuencia graves perjuicios comerciales y económicos.

El Banco Mundial estimó el año pasado que una pandemia de gripe generaría una caída de casi un 5 por ciento en el PBI mundial, con un costo cuantioso de 3 billones de dólares. Hace seis años, cuando apareció el brote de gripe aviar, se estimó que sólo la región asiática perdió 80 mil millones de dólares. En 2007, el Foro Económico Mundial publicó un informe sobre potenciales riesgos globales. En uno de sus escenarios visualizó qué pasaría si se juntaran una pandemia mundial y una crisis global de liquidez, similar a la que se vive en estos momentos. El resultado, afirmaba el documento, sería "una ofensiva contra la globalización que agravaría la caída en la demanda económica global".

Los estornudos de la epidemia de gripe porcina afectan negativamente las cotizaciones de los granos. La soja experimentó una baja en sus cotizaciones a un promedio de 13 dólares por tonelada, la mitad de su precio original debido a la reducción del consumo de carne de cerdo, lo que conllevaría una menor demanda de forrajes para el engorde. Pese a que, según la OMS, "ninguna persona fue contaminada por cerdos", y el virus se transmite de persona a persona. Nadie quiere comer chicharrones ni chuletas. Egipto en una media drástica dispuso esta semana el sacrificio "inmediato" de todos los porcinos del país.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que nos encontramos en la fase 5 del nivel de alerta mundial. En esta etapa la propagación del virus entre seres humanos se produce en al menos dos países en una región de la OMS. Si bien la mayoría de los países no serán afectados en esta etapa, la declaración de Fase 5 es una señal fuerte de que una pandemia es inminente. Económicamente se estremecen los mercados de acciones. Los volúmenes de operaciones podrían comenzar a caer, especialmente si la gripe porcina se propaga más en Estados Unidos. Las actividades económicas buscan un mayor movimiento hacia el uso de dinero efectivo. En el nivel 6 las caídas abruptas de los mercados son inminentes. Para algunos observadores una ocasión perfecta para disfrazar la gigantesca defraudación monetaria y financiera mundial, similar fue lo ocurrido en 1929. Una cresta de ola en la que se deslizan con suavidad los embaucadores.

El brote de gripe porcina a nivel mundial tiene un gran impacto en la economía global. Turistas y compañías de viajes han cancelado o postergado sus viajes por temor al contagio. Todos los productos cárnicos derivados del cerdo han caído de precios. China el principal consumidor mundial de carne de cerdo cerró sus puertas a las importaciones procedentes de California. México que ha sufrido las consecuencias de la recesión global tiene que soportar hoy el colapso de los servicios, principalmente el turismo, que aportaba al presupuesto de México poco más de 13 mil millones anuales, lo que equivale a un 8% del Producto Interno Bruto (PIB). El mismo temor se extiende a otros países latinoamericanos entre los que están el Perú, Ecuador, Bolivia y Chile.

El mercado interno, motor económico de la economía mejicana, está paralizado. En Ciudad de México, se han suspendido conciertos, se han cerrado salas de cine y se han prohibido todo tipo de eventos masivos incluso los tradicionales actos religiosos en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Y todas estas medidas provocan pérdidas económicas. Según Agustín Carstens, ministro de Finanzas de México. El que los mexicanos permanezcan en su casa desincentiva el consumo. Si la gente permanece varios días en su casa, gastará menos y la crisis interna se va a agudizar, aunque aclaró que los efectos negativos podrían ser "transitorios" y no estructurales. La economía global está tan interrelacionada que un estornudo en México tiene consecuencias en el resto del planeta.

Las pérdidas provocadas por la caída en las acciones de las aerolíneas, agencias de viajes y hoteles y son enormes. Los analistas financieros aseguran que los inversionistas están actuando con cautela ante las noticias para que n o cunda el pánico. El mundo está a la espera, dicen, de si se comprueban más casos en otros países y de cuán afectado se vea el sector turismo. La OMS viene desarrollando un estricto programa de vigilancia internacional. Sin embargo la mayor brecha del sistema son los niveles nacionales, donde son débiles la vigilancia local y las capacidades de laboratorios. Muchas veces las alertas son tomadas como simulacros que mueven recursos humanos y desnudan carencias. En otras ocasiones muestran que no estamos preparados y que hay que pedir a Dios que nos tenga, en buena hora, confesados.

LA INAGOTABLE SONRISA DE ELIZABETH BEER


Por: Miguel Godos Curay

Fue una mujer institucional. Ese talante humano de quienes sin fatiga y sin tregua entrega su vida a causas nobles y de servicio a los demás. La Cámara Junior, el Club de Leones, el Club Grau, el ICPNA y la Alianza Francesa pueden dar testimonio de este propósito. Elizabeth ha partido en pleno otoño y su sonrisa y don de gentes ya no animarán la vida piurana. Para ella no fueron impedimento la silla de ruedas, las barreras físicas para concurrir con puntualidad a todas las sesiones, coger el teléfono para recordar una cita o dar ánimo el día del cumpleaños. Esa era Elizabeth Beer, siempre alegre y con un extraordinario optimismo de la vida a pesar de todo.

Hace poco la República de Francia reconoció esa sensible preocupación por la cultura con una oportuna condecoración que ella no pudo recibir pero que agradeció a través de Hedi su hermana. Elizabeth no tenía temperamento para los cauces institucionales turbios y proclamaba su verdad con inaudita sinceridad. En una tribu de comedidos regañadientes no tenía porque ser convidada de piedra. A ella sin ser política le preocupaba y le dolía Piura. Mucho le agradaba que escribiera lo que pienso en un territorio donde la sinceridad es destronada por la hipocresía.

Hay quienes piensan que el hacer vida institucional es un peldaño para la exhibición pública y no es así. Hay quienes piensan que la vida se debe coronar con fotos para las páginas sociales y no es así. La vida institucional es parte de ese unirse a los otros no para pasarla bien sino para hacer el bien. Ese era el espíritu de Elizabeth tan piurana y tan acogedora como su padre. Pero ahora tan ausente en cada una de las instituciones con las que se encariñó y forjó. Ella, es bastante probable, que con el mismo ímpetu humano que movió la tierra ahora con denuedo movilice por causas que valen la pena a quienes hoy la acompañan en las dimensiones del cielo.

Desde el punto de vista humano fue una mujer tenaz que se sobrepuso al deterioro de la polio. No fue un espíritu amargado ni frustrado. Fue una prueba permanente de ese amor por la vida y por hacer mejor las cosas. Quienes le recuerden no deben hacerlo con un ápice de tristeza y amargura. No, a Elizabeth no le hubiese agradado ese tono lastimero sino esa sonrisa abierta sonora y expansiva que provoca grandes ganas de vivir.

Elizabet Beer Seminario, hija de Piura, sembradora de sueños. Un hada madrina de proyectos en apariencia ilusos como el de una Piura limpia en la que todos, ricos y pobres amen a su ciudad. El que seamos pobres decía no es una justificación para que no seamos limpios. El que haya que hacer las cosas bien –repetía- no es solamente una obligación humana sino un deber. Quien sabe más tiene el deber ineludible de enseñar al que no sabe. Y sino lo hace allá él porque tendrá que responder a su conciencia.

Otras veces recordaba al inolvidable Kurt Beer, su padre, cuyo sueño maravilloso era el ver a Piura en una ciudad poblada de algarrobos y tamarindos para que se cuelguen en ellos y se diviertan los muchachos imitando al héroe helvético Guillermo Tell. Estas locuras cuerdas están hoy plenamente vigentes en donde alcaldes dados a la cosmética corrupta arrasan con las plazas de armas y todos los espacios verdes.

Elizabeth Beer Seminario, mujer institucional está ausente en los rincones que frecuentó con esas ganas de hacer de Piura una ciudad ávida de cultura y de respeto por sus tradiciones. Hay una ausencia imperceptible y otra como la que dejan los árboles arrancados de cuajo de la tierra. Ausencia de los que parten y no retornan. La ausencia de Elizabeth Beer es sutil como el vuelo de un hada o de una inquieta abeja cuyos labios se posan sobre los pétalos de un botón de rosa. Al fin de cuentas la felicidad de quien sirve a los demás es siempre las más humilde pero la más enorme de las cosas.