lunes, 1 de noviembre de 2010

EL TERREMOTO COMPETITIVO QUE SE VIENE


Por: Miguel Godos Curay

Cuando los cuatro mega centros comerciales que a ritmo febril se construyen en los cuatro puntos cardinales de a ciudad empiecen a funcionar. El impacto será el de un terremoto económico cuyo epicentro será el mercado central. Los pequeños comerciantes, adictos a la informalidad y acostumbrados a operar al margen de la ley serán los primeros afectados. Después, en jerarquía de mayor a menor, los damnificados por cientos y miles serán los mayoristas a mayor escala, los que redistribuyen y los que hasta hoy la pasaban bien de ahora en adelante -sino reaccionan- las verán negras.

El concepto de mercado sucio, hacinado y desordenado con bajos precios pero con peso incompleto está a punto de morir. Los cómodos y modernos centros comerciales ofrecen una transacción limpia, con peso completo y precio. Sin la hostilidad que provoca ese modo informal de hacer las cosas. Los sobrevivientes de esta asimétrica batalla serán los comerciantes formales los que actúan con la ley y que desde este momento emprendan una reconversión que les permita mantener la lealtad de sus clientes ganados con un buen servicio. Los que no lo hagan los van a perder irremediablemente.

La mejor estrategia para ganar clientes es la de brindar un buen servicio: Precio, peso y trato justos. Una de las ineludibles condiciones es la limpieza y seguridad. Un mercado limpio atrae. Un mercado sucio es producto del desorden. En la cabeza de cualquier consumidor está fijada la idea: la suciedad atrae a personas que viven al margen de la ley en pos de víctimas a quien despojar del poco dinero que puedan portar.

Es importante la estrategia de precios y la calidad de los productos. Nosotros nos hemos metido en la cabeza la falsa idea que las frutas fermentadas, en descomposición, son buenas para jugo. Y no es así. Igualmente se puede observar en la carnicería que hay piuranos que compran lomo fino, otros pulpa blanda, otros pulpa y hueso, otros sólo hueso, otros recortes. Lo mismo sucede con las aves. Hay quienes sólo se alimentan con vísceras y patas de pollo. Aunque todo el mundo argumenta que son para el gato. No hay evidencias en Piura de gatos con obesidad mórbida o muy bien nutridos. Hay muchos en aparente fortuna pero cuando acuden al mercado desnudan su falta de chibilines y su economía de guerra.

El mercado de Piura, que es bueno recorrer, con las necesarias provisiones, es un caleidoscopio de la economía de Piura. Hoy abunda la fruta con nuevos productos de la estación: mango, uva y ciruela. Pero el piurano es muy aficionado al arroz, al guiso graso, al frito oloroso a especias y ajo. Como en las pasadas elecciones en la que hubo cuatro candidatos andinos y serranos en la contienda. En el mercado de Piura, resuma la sierra, muchos desayunan tortillas de trigo y queso. Café de olleta y tamales. Lo que significa que hay una presencia mayor de Ayabaca y Huancabamba.

La informalidad, hoy, mañana y siempre, es una mala aliada para competir porque es una actividad al margen de la ley. El comerciante informal que tiene una buena jornada chupa y come el día. El formal ahorra, tiene un horario, paga impuestos, se asegura. Conoce con claridad lo que ingresa y lo que egresa a su bolsillo. Planifica y proyecta. El informal amanece y anochece sin interesarse mayormente en las mejores oportunidades del mercado. Vive a sobresaltos acosado por los usureros y los peces gordos que viven de sus necesidades.

No quisiéramos tener un mercado en escombros pero lo menos que pueden hacer nuestros comerciantes es perder el tiempo en componendas políticas y en reclamos callejeros que exacerbados sólo dejan en el camino víctimas inocentes y problemas sin resolver. Si en efecto la solución de los problemas del mercado requiere decisiones políticas. Los mecanismos de la economía operan sin decretos ni resoluciones. La competencia arrasa y sin contemplaciones a quienes no están preparados para enfrentarla. Ni los ruegos ni las invocaciones a todos los santos regulan el mercado. Como bien dice el refrán “a Dios rogando y con el mazo dando”. Mejor dicho para mejorar hay que trabajar arduamente, hay que sudar la camiseta. Hay que organizarse y ordenarse por encima de quienes con desconocida pretensión e interés, buscan ganar a río revuelto con las necesidades y expectativas de otros.

Se avecina un terremoto competitivo. Hay que estar preparados pero con lo mejor que podamos hacer. Es tiempo de claridad de ideas. Tiempo de decisiones. El salir a las calles con las cajas destempladas esperando la solidaridad colectiva no es ninguna solución. ¿Creen ustedes que las amas de casa saldrán a defender a la mala caserita que les vendió con falto de peso? ¿Creen ustedes que el pueblo que consume saldrá a las calles para preservar el maltrato histórico de un servicio incompetente? ¿Creen ustedes que el sacrificado padre de familia que adquiere un saco de arroz con peso incompleto pero por el que pagó precio justo saldrá a las calles?. No hay que pedir peras al olmo. Estas demandas no guardan correspondencia y lógica.

Piura tiene el privilegio mayor de ser la capital peruana de las microfinanzas. Sus cajas municipales son las de mejor salud y vigor en el sistema financiero y en alianza con los empresarios formales pueden mejorar el mercado y convertirlo en un centro de abastos limpio, moderno y competitivo. Es más pueden ayudar a miles de comerciantes al tránsito a la formalidad. Esta es una batalla entre las microfinanzas que cautelan el interés social y la usura que carcome la economía del mercado. Este es un negocio para ganar. Una estrategia para mejorar y ganar clientes. Una estrategia para que Piura se sacude y mejore la calidad de sus servicios. Realmente poco o nada se puede esperar de los políticos tan dados a vender humo en víspera de elecciones. Tampoco se puede cifrar la solución de este carnudo problema a regidores tan dados a resarcirse con la dieta de sus gastos de campaña. Aquí solo hay lugar para dos actitudes. Una actitud activa e inteligente de anticipación a lo que pueda ocurrir con soluciones consensuadas de mejora. O por el contrario actitudes reactivas como el salir a las calles, arrojar los tachos de basura para que Piura se ve a más sucia de lo que está, vociferar frente al municipio y finalmente contratar pandilleros para los enfrentamientos callejeros con los resultados que ustedes conocen. Para entonces la lucha por la competitividad estará irremediablemente perdida.
Gráfico: Primera plana de El Tiempo tras violento enfretamiento en el mercado.

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