domingo, 23 de agosto de 2009

VIVIR EN LA CASCARA DE LA APARIENCIA


Por: Miguel Godos Curay

Poco o nada conocen nuestros estudiantes de la secundaria de los beneficios de la inversión en Piura. Lo que demuestra un inexcusable desconocimiento por parte de sus maestros. A ello puede sumarse una ignorancia estupenda de la geografía y del territorio. De sus potencialidades y de los beneficios. Recuerdo que en cierta ocasión Anne Marie Hocquenghem parada en la puerta de la catedral de Piura preguntó a los estudiantes que venían de Castilla a Piura – la mayor parte del Don Bosco- dónde quedaba el norte y al unísono le señalaron con dirección a Sullana que está al oeste. Lo propio sucedió con los que venían de Piura e iban a Castilla –venidos del San Miguel- cuando se les preguntó dónde quedaba el sur ellos señalaron la vieja ruta de la Panamericana que está al este. El despiste es total

La conclusión de esta experiencia es muy clara. Quienes desconocen su ubicación en el terreno que pisan finalmente no saben a dónde van. La vida no tiene sentido si es que no tenemos dirección ontológica y rumbo. Muchas de las cosas que se enseñan en la escuela realmente resultan despojadas de sentido. Anne Marié recuerda, por ejemplo, que en la pizarra de una escuela de Huarmaca los apuntes de la última clase se referían a las Guerras Púnicas que nada tienen que ver con la lucha contra la pobreza en la puna.

Podríamos sumar desconciertos en la escuela pública y privada en donde existe una preocupación por las formas más que por los contenidos de fondo. Un caso patético es el plan lector que lejos de ser un estímulo para la lectura se ha convertido en un próspero comercio de resúmenes. No se piense tampoco que los textos que las editoriales ofertan para los pequeños lectores son de lo mejor. Hay mucha alfalfa en el mercado. Muchos de ellos son producto de otro despiste mayor.

El desafecto por la lectura de los docentes entre los que menudean, por ejemplo, lo que ni por asomo han leído El Quijote y los que no acaban de descubrir a la lectura como uno de los placeres que puede proporcionar la soledad. En Piura, por ejemplo, de cada cien docentes uno afirma haber leído más o menos a Cervantes. Otro sondeo reveló que muchas autoridades académicas a duras penas podrían sostener una conversación sobre García Márquez o Vargas Llosa. En menor proporción de economía con cifras y buena parte de ellos desconoce en números la población mundial. Ninguno, por ejemplo, pudo hablar con pelos y señales del último libro que había leído.

Como señala Harold Bloom: La mejor forma de practicar la buena lectura es tomarla como una disciplina implícita; en última instancia, no hay más método que el propio, cuando uno mismo descubre el goce de leer. Por eso advierte que la crítica literaria no debería ser teórica, sino empírica y pragmática. Leer es una experiencia humana tan intensa como el aprender a expresarnos con el cuerpo a través de la danza. Para un docente es una oxigenación imprescindible.

Un caso patético es el de las escuelas en donde se enseña a los niños talleres de cocina y repostería para imitar a los populares de los chefs de la televisión elaborando galletitas y hamburguesas sin conocer las propiedades nutritivas de los alimentos. Igual sucede cuando se pide a los jóvenes estudiantes hablen de los beneficios del fenómeno El Niño para la región. Es mucho más fácil hacer un inventario de desgracias, las caídas de los puentes y la destrucción de la ciudad. En Piura existe un miedo emocional a las lluvias y poco se valora lo que significa el agua para la vida. Sin embargo, los piuranos tienen y mantienen la perversa costumbre de regar con costosa agua potable jardines imaginarios.

Vivimos quejándonos respecto al desaseo en la ciudad pero en la escuela no se enseña a los niños y a los jóvenes a no arrojar papeles donde se les ocurre. Si a ellos sumamos los rituales coloridos que simulan graduaciones y otros actos aparentemente solemnes que convierten a la escuela en el territorio de la presunción. El epílogo son esas ceremonias académicas en la universidad bien montadas escénicamente para la entrega de una constancia de egresado y una foto para el recuerdo. Por supuesto que la investigación como un asunto profundamente académico no existe. Sólo la cáscara de la apariencia.

Una nota de prensa de una universidad privada cuyos edificios crecen aceleradamente señala que está considerada entre las diez mejores empresas prósperas del Perú. Lo que probablemente es cierto porque es un buen negocio y las universidades que son buenos negocios en esencia son negocios y no universidades. La universidad genuina es el conocimiento puesto al servicio de la sociedad, el país, la ciencia y la decencia por supuesto.

1 comentario:

Camila dijo...

Como quiero dedicarme al periodismo me interesa poder leer artículos de profesionales del tema. Es por eso que trato de leer mucho. Ademas también me gusta viajar y por eso leo en otros lugares. En los Hospedajes averiguo sobre los diarios mas importantes del país