lunes, 12 de febrero de 2007

UNIVERSIDAD Y SEBO DE CULEBRA

Por: Miguel Godos Curay

Un reciente estudio sobre “Retornos a la Educación Superior en el Mercado Laboral” efectuado por el economista Gustavo Yamada de la Universidad del Pacífico revela cifras que nos dejan estupefactos. Actualmente en el Perú medio millón de jóvenes prosiguen estudios en 85 universidades, otros 400 mil lo hacen en institutos superiores no universitarios con resultados inciertos respecto a su futura colocación laboral.

Mientras tanto abundan los profesionales-taxistas desempleados o subempleados ganando para sobrevivir. Sin embargo, nadie detiene la ola anual de cien mil egresados de las universidades e institutos superiores. Preocupante es la educación superior no universitaria pues, según el informe, no genera rentabilidad ni publica ni privada. Esto significa que alrededor de 400 mil jóvenes que cursan carreras técnicas son virtualmente “estafados” por cientos de institutos tecnológicos que ofrecen especializaciones de moda pero sin futuro laboral.

Frente a este drama el Estado peruano debe exigir seriedad en la oferta de las universidades y centros superiores de tal modo que los jóvenes y los padres de familia tomen mejores decisiones en cuanto al tipo y calidad de educación superior y la carrera especifica escogida. También debe exigirse a universidades e institutos información desagregada y verificable sobre el desempeño laboral de sus graduados pues muchos de estos establecimientos ofertan realmente sebo de culebra y producen desocupados en serie.

Hay toda una serie de carreras cuya inutilidad práctica salta a la vista. Una de ellas es derecho en donde sobran penalistas y faltan expertos en comercio internacional, patentes y marcas. Sobran los picapleitos faltan los expertos en abrir y penetrar mercados globales. De acuerdo al estudio los ingenieros civiles son los profesionales mejores pagados y obtienen un ingreso promedio de 4 mil 79 mensuales. Los peores remunerados son los maestros cuyos ingresos son inferiores a los mil soles. Los médicos obtienen ingresos entre mil a dos mil soles promedio. Los ingresos de los galenos sólo mejoran con costosas especializaciones en el exterior.

La solteras que se deslumbraban por el uniforme militar se quedarán boquiabiertas con la boleta de pago de cualquier oficial de las fuerzas armadas y policiales pues ganan un promedio de mil 585 soles. Lo que explica de algún modo la voracidad por las raciones de combustible en los cuarteles. Un abogado con cartel de torero puede obtener mensualmente 2 mil 910 soles. Otros alquilan su firma por pocos soles a tinterillos siete suelas. Los arquitectos y los ingenieros agrónomos oscilan entre los 2 mil 425 y los 2 mil 173 soles. Los peruanos prefieren la ingeniería funcional a la arquitectura decorativa.

Los contadores las ven negras a consecuencia de los simplificados programas informáticos. Un contador con clientela obtiene 2 mil 523 soles mensuales. Un odontólogo con las justas llega a mil 727 soles mensuales. La mayor parte de ellos no saca muela durante semanas y sus clientes acaban en las manos de económicos técnicos dentales por los elevados costos de las clínicas. Una secretaria ejecutiva eficiente gana 922 nuevos soles. Un cajero en la ventanilla de un banco mil 397 soles.Un economista, en un país que requiere inversiones, gana promedio mil 970 soles, la mayor parte de ellos acaba cambiando ocupación.

Los peor pagados en el Perú son los maestros lo que explica la dramática situación de nuestra educación en la que los estudiantes enfrentan serias dificultades en comprensión lectora y en razonamiento matemático. No existen en el Perú mecanismos de orientación de la oferta laboral calificada y muchos consideran que la única posibilidad de obtener un empleo es la “tarjeta de recomendación”. Los capaces e inteligentes no cuentan y tienen que migrar o esperar una oportunidad a la vuelta de la esquina.

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