Por Miguel Godos Curay
Una investigación realizada en la Universidad de Washington ha descubierto que es posible crear orden introduciendo desorden en un sistema complejo. Tal como explica la revista Physical Review Letters. Para ello se utilizaron una red de osciladores o péndulos interconectados, a los que se aplicaron distintas fuerzas. Si la aplicación de estas fuerzas seguía un orden, los distintos péndulos comenzaban a comportarse de manera caótica.
Por el contrario, y para sorpresa de los investigadores, si introducían el desorden, esto es, si aplicaban fuerzas diferentes a cada uno de los osciladores, el sistema adquiría un orden y los osciladores se sincronizaban unos con otros. Este hecho sorprende a los físicos. Las investigaciones acerca del papel del desorden en los sistemas complejos aún son demasiado recientes, por lo que todavía no se comprende bien este fenómeno.
Es el caso, por ejemplo, de las neuronas, las células cerebrales, que están interconectadas unas a otras. En la práctica, el cerebro funciona como un superordenador. Sólo pesa unos mil 300 gramos, pero contiene alrededor de 100 mil millones de células conocidas con el nombre de "neuronas" que constituyen las unidades básicas del sistema nervioso. En un solo segundo, estas células son capaces de procesar hasta 200 mil millones de bits de información. Para ello se valen de sus casi 100 trillones de interconexiones.
El modelo de sistema empleado para esta investigación, al igual que el sistema neuronal, tienen un punto en común: ambos son sistemas no lineales que muestran un comportamiento que no es igual a la suma de los comportamientos de cada uno de sus componentes. Es decir, estos sistemas son mucho más que la suma de sus partes.
Así mientras los sistemas lineales permiten realizar aproximaciones matemáticas, así como predecir algunos resultados. En los sistemas no lineales, por el contrario, resulta muy difícil, o imposible, predecir los comportamientos. El estudio de la Universidad de Washington confirma que el comportamiento de los sistemas complejos puede ser inesperado e imprevisible.
Sin embargo, es necesario entender que el orden y el desorden se necesitan el uno al otro, se producen mutuamente; son antagónicos, pero, al mismo tiempo, complementarios. En ciertos casos, un poco de desorden posibilita un orden diferente casi siempre más rico y deslumbrante. Sin embargo, el caos no es más que un desorden aparente y tiene muy poco que ver con el azar. Aunque parecen evolucionar de forma errática, los sistemas complejos tienen -en realidad- un cierto orden interno subyacen.
Lo mismo sucede en la educación y en la política. Los mejores aprendizajes se realizan en condiciones adversas. Y contra lo que pudiera pensarse en la propia escuela pública con múltiples carencias se desarrollan vigorosas inteligencias que en los espacios surtidos de comodidad y apariencia. Dios mismo hizo la luz a partir del caos informe que era la tierra. No es posible detenernos en la belleza sin antes no percibir el la fealdad.
El desorden permite en la política abrirnos los ojos hacia un panorama con los contornos difusos en donde aparecen con claridad las propuestas. Como el diamante del carbón surgió Grau en la Guerra del Pacífico probablemente sin esta circunstancia aciaga Grau hubiese culminado su vida como un parlamentario más sostenido por la anécdota. Hoy los ritos de la democracia revelan la pobreza emocional de un momento crucial para el futuro del Perú.
Lejos de sentirnos defraudados aún podemos abrirnos la oportunidad de recomenzar el sueño de un Perú con menos distancias entre los ricos y los pobres. Un Perú en donde los niños accedan a la cultura y no a la procacidad gratuita. Un Perú en donde la cultura no sea un don preciado de segunda mano. Y en donde el delito sea una forma de vivir. En la antigüedad en el sueño los dioses se comunicaban con los hombres. En el Antiguo Testamento los profetas en sueños divinos inspiraban sus decisiones. Sea esta una ocasión para frente al caos construir un sueño legítimo de justicia y grandeza que hace muchos siglos espera el Perú.
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