REFLEXIONES DE
VIERNES SOBRE LA UNIVERSIDAD
Por: Miguel Godos
Curay
El pasado viernes se realizó en la Universidad Nacional de Piura el Seminario
Descentralizado Estudio y debate sobre la educación superior universitaria y no
universitaria promovido por la Comisión de Educación, Juventud y Deporte del
Congreso de la República. Una de las conclusiones de consenso fue la
elección de las autoridades
universitarias (Rector, vicerrectores, decanos, etc) por sufragio universal.
Según se propuso, el proceso
eleccionario podría ser realizado por la Oficina Nacional de Procesos
Electorales) ONPE preservando la neutralidad.
El sufragio universal es una
saludable práctica democrática, aplicable incluso a la elección de los mejores
docentes de tal modo que los proclives a las malas prácticas quedan
descalificados y fuera de lugar. La universidad necesita un vivo impulso a la
meritocracia y producción intelectual. El objetivo de la jornada, advirtió el
congresista Daniel Mora Zevallos, fue el escuchar a las autoridades
universitarias, docentes y estudiantes respecto a una nueva ley universitaria.
En el diagnóstico se resumió
los problemas de la universidad peruana en los siguientes aspectos: 1) Bajo nivel académico expresado
en una enseñanza superficial despojada de una actitud crítica y de disciplina intelectual,
realmente pocos son los universitarios que leen y confrontan sus conocimientos;
2) incertidumbre económica por la falta
de recursos para mejorar la calidad formativa, equipar laboratorios y bibliotecas, hay
universidades con un atraso de medio
siglo; 3) la ausencia de investigación científica seria y profunda, abunda la
investigación monográfica plagada del
corta y pega en donde muchas veces se elude el respeto a la propiedad
intelectual y finalmente, 4) la desconexión total de la universidad con el
sector empresarial.
En el Perú hemos
asistido a un crecimiento explosivo de
universidades privadas convertidas en negocios rentables. Pocas universidades
han asumido el desafío de I + D. La mayor parte de su actividad se ha
burocratizado por la falta de incentivos para la investigación. En cualquier
centro de investigación universitario del planeta se trabajan las 24 horas.
Concluida la jornada nuestras universidades son cementerios donde no se hace
nada.
Tampoco existe claridad en
la oferta formativa. En el mundo la
proporción es de 8 técnicos por cada
profesional, en cambio en el Perú existen 11 profesionales por cada técnico. Un
técnico altamente calificado puede obtener remuneraciones equivalentes a cinco
o seis veces lo que gana cualquier
profesional liberal como un abogado, un maestro o un contador. Actualmente
existen ofertas profesionales de carreras con escasas posibilidades de retorno.
Existen universidades privadas en las que la carrera de derecho se culmina en
tres años. En estos casos es necesaria la intervención de la ANR.
Otro punto de la discusión
fue la relación entre la educación primaria, la secundaria y la educación
superior. La actual asimetría en el rendimiento académico en los estudiantes
guarda relación con su procedencia geográfica. Los rendimientos son variables
entre los estudiantes de la sierra con los de la costa. Si no se mejora la
calidad de la educación primaria y secundaria difícilmente se pueden obtener
mejores resultados en la universidad. La educación es una gran oportunidad para
cambiar la vida de un estudiante y su
familia. Sin embargo, hay que señalar
que diplomas, otorgadas por algunas universidades, conducen al subempleo. En el
Perú la buena calificación laboral depende del prestigio académico de la universidad
que otorgó el diploma.
De ahí la responsabilidad
social de la universidad en los impulsos del desarrollo y el progreso. No hay
argumento para desconectar la educación
primaria y secundaria de la educación superior. Otro tema es el discurso
demagógico de los políticos. Una cosa es lo que dicen y otra lo que hacen
realmente en la provisión de presupuestos destinados a la universidad. Un
desafío para la universidad peruana es la acreditación y una evaluación continuada
y sostenida de la calidad de la educación impartida.
Esta es la única posibilidad
de discriminar y distinguir entre universidades que cumplen los estándares exigidos
y las que por el contrario no reúnen las condiciones para brindar aceptables servicios
académicos. La universidad es un agente de cambio social pero muchas veces, se
convierte en un repositorio de ideologías fracasadas y en una comunidad de intocables
vacas sagradas que no soportarán las fuerzas tectónicas e innovadoras de
Internet, los impulsos de la economía y la competitividad mundial.
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