jueves, 7 de marzo de 2013



EL SILENCIO DEL COMANDANTE
Por: Miguel Godos Curay

El Comandante Hugo Chávez un caudillo autócrata,omnímodo y retórico
A las 4.25  de la tarde murió ayer el Comandante Hugo Chávez Frías tras un largo deterioro producto del cáncer. Chávez encarnó la versión del caudillo, autócrata y omnímodo. Retórico e histriónico Chávez  emprendió un original estilo de diálogo con las masas utilizando la radio y la televisión los que monopolizó estratégicamente pulverizando la pluralidad informativa.

El populismo exacerbado le ganó la adhesión de las masas. Este estilo de conducción política consumía millones de dólares de la prosperidad petrolera. Sostener la revolución chavista  significó un gran drenaje de recursos a las organizaciones sindicales y a los barrios pobres en donde se convirtió en un líder indiscutible. Las misiones sociales dirigidas a estos sectores en la lucha contra el analfabetismo y el hambre alimentaron el mito del Comandante.

En el sector empresarial era una amenaza  para las nuevas inversiones. Sus críticos fueron etiquetados como la derecha reaccionaria liquidada por la Revolución Bolivariana. Su desbordada generosidad le permitió a Cuba capear la crisis energética. Se precisa que diariamente se envían a Cuba 100 mil barriles de crudo. Su admiración por Fidel Castro no tenía límites. Le llamaba padre y maestro. Su sintonía política tenía dos extremos Bolívar y Fidel.

Chávez se definía como el socialista del siglo XXI y su admiración por Bolívar llegó al extremo de desenterrar los restos del Libertador para determinar las causas de su muerte y utilizando procedimientos de escáner reconstruyó el rostro del inmortal Simón. En su entorno próximo se hablaba de la convicción presidencial de sentirse la reencarnación del Libertador. Su ambicioso proyecto de  la Revolución Bolivariana atravesó fronteras y encontró eco en Ecuador con Correa, en Bolivia con Morales, en Nicaragua con Ortega y en Argentina con la señora Fernández de Kirchner. La proximidad del entonces candidato Ollanta Humala era abierta y por todos conocida. La temperatura cambió con Ollanta en el poder.  Ollanta expresó ayer su pesar “Adiós Comandante y amigo Hugo Chávez. Mis sentidas condolencias a su familia y a todo el pueblo venezolano”.

Chávez se comportó en política como  un estupendo dueño y señor de escenarios. En la Asamblea de la ONU  llamó al presidente Bush diablo y en otra ocasión el Rey don  Carlos de Borbón tuvo que pedirle a boca de jarro “¿Por qué no te callas?”. Por supuesto Chávez no renunció a su natural histrionismo de zambo respondón. La controvertida imagen de Chávez  reposaba en su amistad con personajes sórdidos como Muamar Gadafi y a los  inocultables signos de corrupción en su entorno familiar. Chávez en todo momento señaló que se trataba de arteros ataques de sus enemigos.  También se le acusó de violentar los Derechos Humanos de sus opositores.

En sus últimos días mostró raptos de predicador cristiano  que se acentuaron en la misma proporción que el cáncer se agravó. Tenía a Cristo en la punta de la lengua y las advocaciones religiosas de la Virgen  le acompañaban en la cabecera. En los sectores populares Chávez es un símbolo y un mito. El vicepresidente Nicolás Maduro, sin duda, va a tener que cimentar su popularidad en la memoria del Comandante. Pero como sucede en política los mitos también se desploman y  dan paso a nuevas corrientes que refrescan los escenarios políticos. Se anuncia que el último adiós al Comandante  será apoteósico. Sin duda Chávez es todo un personaje al que la historia no le puede menoscabar un capítulo y  un derrotero al zigzag de su memoria. ¡Descanse pues Comandante!

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