EL SILENCIO DEL
COMANDANTE
Por:
Miguel Godos Curay
El Comandante Hugo Chávez un caudillo autócrata,omnímodo y retórico |
A las 4.25 de la tarde murió ayer el Comandante Hugo
Chávez Frías tras un largo deterioro producto del cáncer. Chávez encarnó la
versión del caudillo, autócrata y omnímodo. Retórico e histriónico Chávez emprendió un original estilo de diálogo con
las masas utilizando la radio y la televisión los que monopolizó
estratégicamente pulverizando la pluralidad informativa.
El populismo exacerbado le
ganó la adhesión de las masas. Este estilo de conducción política consumía
millones de dólares de la prosperidad petrolera. Sostener la revolución
chavista significó un gran drenaje de
recursos a las organizaciones sindicales y a los barrios pobres en donde se
convirtió en un líder indiscutible. Las misiones sociales dirigidas a estos
sectores en la lucha contra el analfabetismo y el hambre alimentaron el mito
del Comandante.
En el sector empresarial era
una amenaza para las nuevas inversiones.
Sus críticos fueron etiquetados como la derecha reaccionaria liquidada por la
Revolución Bolivariana. Su desbordada generosidad le permitió a Cuba capear la
crisis energética. Se precisa que diariamente se envían a Cuba 100 mil barriles
de crudo. Su admiración por Fidel Castro no tenía límites. Le llamaba padre y
maestro. Su sintonía política tenía dos extremos Bolívar y Fidel.
Chávez se definía como el
socialista del siglo XXI y su admiración por Bolívar llegó al extremo de
desenterrar los restos del Libertador para determinar las causas de su muerte y
utilizando procedimientos de escáner reconstruyó el rostro del inmortal Simón.
En su entorno próximo se hablaba de la convicción presidencial de sentirse la
reencarnación del Libertador. Su ambicioso proyecto de la Revolución Bolivariana atravesó fronteras
y encontró eco en Ecuador con Correa, en Bolivia con Morales, en Nicaragua con
Ortega y en Argentina con la señora Fernández de Kirchner. La proximidad del entonces
candidato Ollanta Humala era abierta y por todos conocida. La temperatura
cambió con Ollanta en el poder. Ollanta
expresó ayer su pesar “Adiós Comandante y amigo Hugo Chávez. Mis sentidas
condolencias a su familia y a todo el pueblo venezolano”.
Chávez se comportó en
política como un estupendo dueño y señor
de escenarios. En la Asamblea de la ONU
llamó al presidente Bush diablo y en otra ocasión el Rey don Carlos de Borbón tuvo que pedirle a boca de
jarro “¿Por qué no te callas?”. Por supuesto Chávez no renunció a su natural histrionismo
de zambo respondón. La controvertida imagen de Chávez reposaba en su amistad con personajes
sórdidos como Muamar Gadafi y a los
inocultables signos de corrupción en su entorno familiar. Chávez en todo
momento señaló que se trataba de arteros ataques de sus enemigos. También se le acusó de violentar los Derechos
Humanos de sus opositores.
En sus últimos días mostró
raptos de predicador cristiano que se
acentuaron en la misma proporción que el cáncer se agravó. Tenía a Cristo en la
punta de la lengua y las advocaciones religiosas de la Virgen le acompañaban en la cabecera. En los
sectores populares Chávez es un símbolo y un mito. El vicepresidente Nicolás
Maduro, sin duda, va a tener que cimentar su popularidad en la memoria del
Comandante. Pero como sucede en política los mitos también se desploman y dan paso a nuevas corrientes que refrescan
los escenarios políticos. Se anuncia que el último adiós al Comandante será apoteósico. Sin duda Chávez es todo un
personaje al que la historia no le puede menoscabar un capítulo y un derrotero al zigzag de su memoria.
¡Descanse pues Comandante!
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