sábado, 9 de febrero de 2008

ENTRE RATAS Y PIOJOS


Por: Miguel Godos Curay

Esta semana que pasó las repugnantes ratas tan abundantes en los gigantescos basurales de nuestras ciudades y los piojos una verdadera legión en las melenas de nuestros niños al inicio del año escolar se han convertido en tema de interés científico. En efecto, científicos australianos que han estudiado 165 variedades de rata negra en 32 países, han descubierto que seis distintos grupos familiares tienen un origen común: Asia.

A las ratas negras (rattus rattus) de conocidos hábitos migratorios se debe la propagación de epidemias por los cinco continentes. La rata de barco o rata negra casera, que es la más común de las 56 especies existentes, propagó la peste bubónica y el tifus en Paita en el siglo pasado. Tal como señala Ken Alpin , la máxima autoridad científica de Australia, seis estirpes de este roedor son originarias de la India, Asia del este, Indonesia y la Delta del Mekong desde aquí se han desplazado por Africa, Asia, Australia , Europa y América hace 2,000 años. El linaje procedente del este se desplazó a Taiwán, Japón. Filipinas, Indonesia y Micronesia. Se ha podido comprobar también que las ratas siguieron las antiguas rutas del comercio mundial incluso se puede afirmar que viajaron de oriente a Europa con Marco Polo y el propio Cristóbal Colón las condujo de Europa hacia América. Actualmente favorecidas por el comercio mundial transitan comodamente por todo el planeta.

Otro hallazgo es el estudio del ADN (molécula que contiene la información genética que define a todo ser vivo) de piojos hallados en momias peruanas de hace mil años DC. realizado por científicos de la Universidad de Florida. Los piojos, insectos succionadores que se nutren de la sangre de los sujetos parasitados, siguieron al hombre desde su primera salida de África, hace 100 mil años. Estas pruebas genéticas han revelado que los piojos se desplazaron en las cabezas de hombres y mujeres cuando se inició la colonización del planeta, señaló, el doctor David Reed.

Según refiere Gracilazo de la Vega, durante el incario, los pobres estaban obligados a tributar a los gobernadores “ciertos cañutos de piojos”. La intención del Inca era “obligarles a que se despiojasen y limpiasen para que no pereciesen comidos por los piojos”. Los piojos, objeto del estudio científico, fueron obtenidos de las cabezas de dos momias halladas en un desierto del sur de Perú. "Las momias pertenecen a la cultura posterior a los Tiawanaku y Chiribaya", y datan del año 1.000 D.C. Las dos cabezas, removidas por profanadores de tumbas, tenían intactas trenzas de cabello. Los investigadores recolectaron en los moños de una cabeza más de 400 piojos y 500 en la otra. "Estaban llenos de piojos” comenta Reed.

Los científicos, concluyeron, que las sofisticadas trenzas no permitían peinar el cabello regularmente, lo que era un medio adecuado para los diminutos parásitos. Reed pudo extraer intacto el ADN de los piojos y su secuencia mostró que eran todos de la misma familia. Los piojos africanos llegaron a América antes que los europeos. Estudiar genéticamente a los piojos reveló con mucha facilidad las migraciones humanas por el mundo.

Las ratas y los piojos son parte de la tradición de Piura. En pleno siglo XVI anota el viajero Felipe de Pomanes, que en Piura La Vieja, segundo asiento de San Miguel una plaga de ratones en un santiamén acabó con las sementeras. El Cura y Vicario del lugar Licenciado Pedro Bravo de Verdasco al ver que las rogativas, conjuros y exorcismos no surtían efecto para ahuyentar a los roedores abrió proceso de excomunión a las sabandijas. Acabada la misa de domingo en la ermita de San Sebastián, pronunció la fórmula excomulgatoria. En este preciso momento, anota Pomanes, los ratones en cuadrilla se dirigieron al río y la corriente se los llevó al mar para no retornar. Los piojos son parte de esa costumbre piurana que acompaña las siestas en nuestras familias campesinas. Hoy en día piojos, ratas y ratones disfrutan migas en nuestras instituciones gracias a ese afán de disfrute del que se nutren los políticos.

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