jueves, 24 de julio de 2008

SE LLAMABA MIGUEL Y ERA DE PIURA


Por: Miguel Godos Curay
Se llamaba Miguel Grau y amaba el mar en cuyas orillas perdió el miedo corriendo olas. Tenía profunda la mirada y era bueno. Se reía a carcajada sonora como los marineros y era devoto de Santa Rosa de Lima. Aprendió a navegar antes de cumplir los ocho y lo dio todo por el Perú cuando sólo tenía 45 años. No era el viejo patilludo que nos muestran los monumentos. Era un hombre que sabía sonreír ante sus numerosos hijos. Predestinado, vino al mundo en la víspera del día patrio un 27 de julio. Su sola evocación une al Perú en una cadena de generosidad interminable. Supo en el fragor de la guerra ser valiente y con el vencido un adelantado de los Derechos Humanos. Grau no practicó nunca los excesos sangrientos de la guerra. Fue un ajedrecista inteligente en el tablero inmenso de la mar. Sus fichas blancas siempre sorprendieron a las negras de la sombra. Y en el momento supremo se batió como un león.

Su efigie en las escuelas del Perú convoca cívicos ejemplos. Los niños pobres lo contemplan con admiración. Su imagen bendita está presente en la inmensidad del océano y en cada nave donde flamea la bandera del Perú. El ennoblece a la Marina y con él la Marina de Guerra del Perú se ennoblece. ¡Grau nuestro alabado sea eternamente tu nombre!. No profanen tu memoria los jactanciosos que se aupan pretendiendo la heredad de tu gloria. Ni los saltimbanquis de los circos pervertidos del patriotismo de plazuela. Tú que inspiras a nuestros escolares con la epopeya emocionante de tus hazañas, tu que enciendes las hogueras del fervor y la esperanza enséñanos el abecedario de la consecuencia para recordárselo a nuestros gobernantes.

Tú que hiciste de tu vida la entrega y el valor en cada gesto muéstranos el Perú de tus sueños. Que tu ejemplo se expanda en las memorias de los hombres y mujeres de este Perú agradecido que en un rito de amor corona tus sienes de grandeza. Grau esencial, materia y forma de le heroica huella. Grau en acto y potencia, facultad purificadora de la vileza. Grau lógica y pensamiento, raíz cuadrada del sacrificio y fórmula matemática del deber cumplido. Grau nuestro catecismo de civismo para conjurar la anemia de valores que consume a nuestro pueblo. Grau de genética genial para olvidar los meandros caprichosos del destino sin perder la sustancia del amor que se desprende de las entrañas de la madre inmortal.

Grau es la esencia del Perú y y del Perú la esencia. ¡Grau como el mar de Valencia!. Grau verbo, acción y pensamiento. Grau verso épico esplendor de la grandeza. Grau clarín del deber que nos recuerda la obligación elemental para con la patria. ¡Grau Seminario de Piura!. Grau, pendón elevado en el mástil de los corazones que deletrean invictas las cuatro letras de tu inmarcesible gloria: Grau.

Grau en tiempo presente agitador de las conciencias. Grau universidad de todos los deberes, catedrático de amor por el Perú para todos los peruanos. Grau, fórmula de bondad para todos los humanos. Ideal de calidad para todos los empresarios. Grau mandamiento de probidad para todos los legisladores, modelo que imitar para todos los mandones del Ejecutivo. Cuando los tratados de comercio lesionan la soberanía del Perú ahí esta Grau para arrinconar a los vende patrias. Maestro del Perú si te consume el desanimo y la desesperanza ahí tienes en Grau el combustible de mayores bríos y de entrega.

Grau, es la brújula que señala el norte a todos los peruanos. Grau es también un desafío para todos los piuranos. Mirándonos en el espejo de su vida podemos construir las coordenadas de la patria chica que progresa atendiendo con prioridad a la niñez que un mejor trato espera. Grau es como la kryptonita verde que aleja de su tentación voraz a los medradores e inmorales. Grau, que teniendo sustancia humana nos enseñó con la integridad de su vida una lección inconmensurable de grandeza.

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