Una página que reune los artículos periodísticos de Miguel Godos Curay. Siempre con una lectura polémica, fresca y deslumbrante de la realidad.
lunes, 31 de diciembre de 2007
LAS CABALAS DEL AÑO NUEVO
Por Miguel Godos Curay
Sempronio Castillo, se llevó la sorpresa de su vida el día que decidió colocarse dos billetes verdes de cien dólares, uno en cada zapato nuevo, para según las orientaciones cabalísticas inaugurar un nuevo año de fortuna y abundante dinero. El infortunio le sobrevino con demasiada anticipación cuando a sólo una cuadra de la casa de su prometida en la urbanización Miraflores los rateros los sorprendieron y al no encontrar nada de valor en sus bolsillos, excepto, las tarjetas para el baile en el Club Grau lo dejaron sin calcetines y sin zapatos.
Grande fue la sorpresa también para don Juvencio Olivares a quien las agraciadas chibolitas que conoció en una cevichería de la Panamericana le rompieron el corazón cuando le solicitaron a boca de jarro les regale un calzoncito amarillo que el presuroso Juve adquirió en el mercado de telas del mercado. Lulú y Bibí, según le explicaron, para que la diminuta prenda amarilla surta efecto tiene que ser regalada de lo contrario no convoca la buena suerte.
Juvencio, cumplió, con las agraciadas con emoción superlativa pese a sus cincuenta abriles y se quedó sin palabras y con el bolsillo abierto cuando las buenas mozas lo invitaron a una fiesta en casa de una tía en Quinta Julia al sur de la ciudad. Antes las chibolitas lo condujeron al cuarto de su pensión en donde con algunas cervecitas heladas de lata tipo exportación iniciaron a las cuatro de la tarde una ronda de brindis por la felicidad. Juvencio recuerda que la cerveza estaba deliciosa y la promesa de mostrarle el calzoncito amarillo en el cuerpo no se cumplió pues un incontenible sueño se apoderó de él. Cuando despertó, a media noche, estaba en plena Avenida Grau y sin ningún cobre en el bolsillo. Algunos taxistas que lo observaron le dijeron que denuncie a las “peperas” en la comisaría, pero desistió pues su nombre sería registrado en el parte policial y con toda seguridad aparecería en la página policial de los diarios locales.
A doña Micaela Fuentes le ofrecieron un baño de florecimiento para empezar el 2008. Para ello le solicitaron perfumes caros y pétalos de rosas de cuatro colores. Rojas para el amor, amarillas para la buena suerte, blancas para la paz y armonía en el hogar y rosaditas para rebozar de encanto femenino, pues habiendo quedado viuda a consecuencia de un accidente y teniendo treinta añitos y muchos encantos podría rehacer con un apuesto galán su acongojada existencia. Todo iba bien hasta que la curandera huancabambina que había llevado a su casa para el baño de florecimiento en una tina recién comprada justo en el momento en que se encontraba desnuda en pleno ritual de la suerte, esperando la fortuna, se llevó su ropa y televisor de 21 pulgadas recién sacadito a crédito en Electra. Su tragedia se hizo patente cuando tuvo que decidir entre bañarse en los menjurjes o caerse de espaldas calata al notar la ausencia de su preciado artefacto.
Para Rafito Canseco las delicias del año nuevo se disolvieron cuando con Paolita, su novia, se vino desde Lima en buscama para disfrutar del año nuevo en Máncora en hotel frente a la playa con todas las comodidades y confort de acuerdo a la oferta de la Agencia de Viajes “A Máncora me voy” en la que por 200 dólares hizo reservas para tres días de placer en el hipnótico balneario norteño. Casí se queda sin aliento cuando nadie le pudo dar referencia del Hotel “Luz de Luna” que nadie recordaba. Su perturbado rostro recuperó el semblante cuando uno churres que jugueteaban en la playa le dijeron que había un hospedaje con ese nombre al otro extremo de la playa.
“Luz de Luna” era en efecto un rincón de mala muerte en donde por cinco soles y un poco de suerte los vagos y mochileros podían pasar la noche. Y a vísperas del año nuevo las localidades estaban copadas. En efecto mochilas y tablas se apiñaban en el único cuarto seguro. El viejo que administraba los ingresos sonriendo, indicó, que no había reservas. Ni cuartos exclusivos con agua y todas las comodidades. Es imposible en año nuevo encontrar un rinconcito confortable pero como toda la gente se divierte en año nuevo nadie duerme y si se trataba de descansar podría disponer de alguno de los colchones libres pero eso sí tendría que llegar temprano antes del retorno de los borrachitos de las fiestas. Y pagar por anticipado cinco soles.
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