martes, 1 de mayo de 2012


Tomás Borge, Miguel Godos y Presidente Alan García

EL SILENCIO DEL COMANDANTE

Por: Miguel Godos Curay

Tomás Borge Martínez (1930-2012), el último de los legendarios comandantes del sandinismo murió el pasado lunes en Managua. El 2007 el sandinismo le confió la Embajada de Nicaragua en el Perú. Borge se nutrió políticamente y se entrenó como guerrillero en Cuba pero su vocación de rebeldía es realmente histórica. A los doce años fue uno de los estudiantes que por dignidad no le extendió la mano a Somoza que visitaba la escuela. En 1955 entró en contacto con los movimientos patrióticos opositores a Somoza. Tras el asesinato del dictador por Rigoberto López Pérez fue encarcelado en septiembre de 1956. En 1961, junto a Carlos Fonseca Amador, Francisco Buitrago, Jorge Navarro, Silvio Mayorga, José Benito Escobar, Noel Guerrero y Germán Pomares, y excombatientes de Sandino, fundó el FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional) que asumió el ideario de Augusto Sandino.

Borge era un fogoso orador que subyugaba con su palabra y encandilaba a las masas con versos de Darío y propios en contraste con la parquedad de Daniel Ortega. El pequeño personaje de grandes orejas y cabello ralo se transformaba por el vigor de su palabra y entusiasmo. A sus esperados discursos por el 1 de mayo se conducía un podio hecho a su medida en donde con sonora voz y brincos se agigantaba con inflamada oratoria. Era un hombre de una personalidad combativa extraordinaria. Fue amigo personal de Che Guevara, Arafat, Gadafi y el propio Fidel Castro. Conocimos a Tomás en La Habana y posteriormente en Piura al presentar sus credenciales como Embajador de Nicargua. Era un conversador ameno, erudito y culto.. Su papel fue clave en 1979 en el derrocamiento de Anastasio Somoza Debayle como en el establecimiento de la junta y elección del gobierno Sandinista.

Su aparente dureza contrastaba con su fina sensibilidad de escritor y de poeta. Entre sus libros destaca “La paciente impaciencia” (1989) un testimonio autobiográfico por el que recibió el Premio Casa de las Américas, “La ceremonia esperada”, "Un grano de maíz", donde ataca a Estados Unidos y a la ONU por inmiscuirse en los asuntos internos de Nicaragua ; "Salinas, dilemas de modernidad" (1994), una biografía sobre el expresidente mexicano; y la novela "El amanecer dejó de ser una tentación". Amigo de Julio Cortázar, Gunter Grass y Eduardo Galeano administraba con fina ironía la paradoja. Su primera esposa fue asesinada en junio de 1979. Estuvo casado con la cantante y actriz peruana Marcela Pérez Silva, con la que tuvo tres hijos

Nacido en el seno de una familia pobre el 13 de agosto de 1930 en Matagalpa, al norte de la capital, Borges abandonó la universidad antes y se dedicó a la lucha patriótica contra Somoza que manejaba a Nicaragua como su hacienda. Uno de los roles ingratos que le tocó desempeñar fue de ministro de interior del gobierno sandinista. Todos recuerdan que en la fachada de la sede del ministerio hizo colocar la consigna “Centinela de la felicidad del pueblo”. Fue también vicesecretario del FSLN, Diputado y diplomático.

Como consecuencia de sus actividades en la guerrilla, en 1977 fue arrestado y permaneció nueve meses en prisión en Tipitapa. De aquí fue liberado en 1978 por la temeraria acción del sandinismo que ocupó el Palacio Nacional y tomó a los legisladores como rehenes. La acción ejecutada en agosto aceleró la ofensiva sandinista que detonó en enero de 1978 con el asesinato del periodista Pedro Joaquín Chamorro, ejecutado por sicarios somocistas. Tras la caída de Somoza dedicó toda su energía a la formación de la Junta de Gobierno Sandinista. Borge fue acusado de participar en una masacre de 37 presos políticos en junio de 1980, lo que siempre negó. Tras la derrota electoral sandinista en 1990, cesó como ministro y pasó a conformar el Directorio del Frente que hizo oposición política a la presidenta Violeta Chamorro. En el 1996 fue elegido diputado del Parlamento Centroamericano para un mandato de cinco años (1997-2002). En el II Congreso del FSLN, en 1998, fue reelegido como vicesecretario general y fue el único de los históricos líderes que se mantuvo en el gobierno. Coincidiendo con su partida el volcán Masaya inició inesperada actividad arrojando material inflamable. El fogoso volcán de la palabra quedó en silencio. El tumulto de la calle repitió la noticia: ¡Carajo murió Tomás!

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