Mis
hijos lo recuerdan con sus ojos azules hablando en un balbuceado español y
francés. Con él mantuve una fructífera amistad que tenía como común denominador
los libros y periódicos de Piura y sobre Piura, posteriormente mantuvimos a tope un vivo interés tras la
edición de Cataccaos de Jacobo Cruz Villegas, el Atlas Regional de Nicole
Benrex y el Compendio Bibliográfico Regional un vademécum sobre Piura que
trabajó al lado de Jorge Requena. Sumemos a ello su copiosa producción. Por eso
duele e indigna que en una pretenciosa historia del libro piurano se ignore
este esfuerzo, silencioso y sin estridencias, pero fructífero para la cultura
regional. Bruno fue un pionero de ese esfuerzo por editar libros sobre Piura.
Los libros no son la cosmética de la vanidad.
A
ello se sumaron las reuniones de trabajo de Propuesta Regional en la redacción
de Correo y el acompañamiento del proceso de reconstrucción de Piura tras el
Niño catastrófico de 1983. En aquellos días tras la inundación de La Arena y
sobrevolando en helicóptero el cauce desbocado del Piura comprendimos como lo
dijo Alicia Benavides que tras la tragedia la solidaridad tiene nombre propio.
Alicia, a quien acompañé, enviada por Caretas para cubrir
los embates de El Niño trajo un bolso con plátanos para consumir en el
camino. Conmovida los entregó a unos churres que habían dormido ensopados por
las lluvias. El mayorcito los repartió, trozo a trozo, entre los más pequeñitos
y se dejó para el las cáscaras.
En
otras ocasiones recorrimos el Bajo Piura, impulsamos un encuentro internacional de Bibliotecarios
de Piura junto a Anahí Baylon y Birgitta Verdall la Presidenta de la Federación Internacional de Asociaciones
de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA). Organismo internacional que representa
los intereses de los servicios bibliotecarios y de información y de sus
usuarios. En esta tarea se confundió con Carmen Checa de Silva inolvidable
bibliotecaria y amiga. Piura y su Biblioteca
Pública y el recinto académico de la Universidad de Piura fueron excelentes
anfitriones para los debates académicos de esta jornada por las bibliotecas a
vísperas de la irrupción explosiva de Internet.
Bruno,
era un genuino espíritu investigador
apasionado por la tierra, la agricultura, los procesos políticos y la mejora de
las condiciones de vida. Bruno fue uno
de los jesuitas fundadores del CIPCA,
sin duda, su conocimiento y erudición convirtieron al Centro de
Documentación en el referente obligado para cientos de tesis e investigaciones
sobre el tópico regional. Con Laura Hurtado Galván las referencias sobre Piura
se convirtieron en un derrotero sistemático y hermenéutico. Otra de sus
pasiones fue el mar, sobre la caza de cetáceos y la presencia en Paita de Herman Melville mantuvimos
amena conversación y intercambio de datos.
Aún
conservo una Antología de Alfonso Reyes que me trajo de México y fue un acierto
para un empedernido lector. Sus huellas en el Cipca y en Cutivalú son un
tránsito irrepetible por la vida del que se tienen que nutrir los nuevos y
recientes. Son muchos los amigos que se suman a esta lista de ausencias Carlos
Schmidt, Vicente Santuc, Ricardo Castillo y Miguel Abramonte. El XIV Seminario Permanente de Investigación Agraria (SEPIA) realizado en Piura en el 2011 recogió mucho de su pasión por la
agricultura y sus dinámicas territoriales. Miguel Abramonte, partió en plena
organización del evento.
Con
Bruno Revesz, el debate prospectivo se anticipó a los conflictos pendientes
entre agro y minería. La descomposición de la propiedad agraria y el
descomunal mercado de tierras han demostrado a la luz de las dinámicas
territoriales que la voracidad prosigue sin que hayamos determinado con
claridad el costo energético de producir etanol y la necesidad de preservar la
agricultura alimentaria. Nuestros cultivos de algodón languidecen aplastados
por el descomunal mercado chino. Piura se abre paso a nuevos cultivos como la
uva para exportación, el mango, el pimiento piquillo y el espárrago. Los
pequeños productores tienen que cohesionarse frente a la aplanadora global.
Juntos todos somos, unidos todo lo podemos. Desunidos somos nada. Ni siquiera
una Coca-Cola en el desierto. La globalización a todo costo no es una cosecha
de productores sino una explosión adictiva de consumidores. Bruno, el silencio
selle con profunda admiración este recuerdo anclado en la invisible lealtad del
corazón.
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