La
universidad en su significación esencial es la comunidad del conocimiento. Le
es consustancial el saber y la ciencia. La producción intelectual es su primera
obligación. Pero también es
fundamentalmente expresión viva de la democracia en donde se procesan
racionalmente las discrepancias y las disidencias. En ella el pensamiento y la
idea adquieren dimensiones múltiples y dan vida a propuestas racionalmente
aplicables a las demandas de la sociedad. La universidad debe por ello
vincularse con las empresas que pueden
brindarle su patrocinio económico para
la realización de investigaciones. La investigación es una condición
imprescindible e inagotable. Quizás el valor que añade coherencia a la razón de
la universidad. El complemento directo de la autonomía universitaria es la
búsqueda de la verdad y la construcción de la ciencia.
La
universidad no envejece pese al paso de los años porque su sustancia es la
juventud que inocula vitalidad y
rebeldía en su torrente sanguíneo. Rabia frente a la injusticia pero también
propuesta para ayudar a mejorar las condiciones de la sociedad.La
universidad domesticada, quieta, estacionada no es universidad. Por ello la
actuación académica exige responsabilidad. Los estudiantes pueden pasar por
alto todos los defectos y la apariencia de sus maestros. Pero no soportan la
impuntualidad, el fiasco y el cinismo.
La universidad se nutre en la proximidad
de los pasillos donde maestros y alumnos dialogan, discrepan y se nutren de lo
nuevo aprendido. Un maestro que no lee, que no indaga ni investiga. No tiene
nada nuevo que enseñar y ha agotado su capacidad de aprender. Un maestro que no
lee es un analfabeto funcional. Un estudiante que lee es producto de maestros
que leen y una comunidad de maestros
lectores es producto de una universidad vigorosamente conectada al mundo del
conocimiento. Si esta desconectada lastimosamente no puede motivar en sus
estudiantes esa admiración por el saber y esa pasión incontenible por la
lectura. Hay estudiantes que pasan por la universidad, lamentablemente la
universidad no se incorpora a sus vidas.
La
universidad requiere laboratorios, bibliotecas, aulas, parcelas para la
prácticas agrícolas en todos estos rincones se aprende. En el orden y la
reciprocidad de los servicios a los estudiantes. La universidad flota hasta en
la actitud de los que cumplen las funciones
de limpieza. Son de alguna forma expresión de un trabajo humano de calidad. Si este trabajo es
deficiente es porque los actores principales de esta experiencia humana fallan
en el ejercicio de su magisterio. La
universitaria es sustancia pedagógica hasta en su propia médula. Se educa con el ejemplo y se enseña con la vida.
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