Las irracionalidades y los mitos nos acompañan siempre |
No
faltan tampoco los bolsones de arroz y lentejas para que no falte el qué comer
en la alacena. Y los velatorios de billetes de alta denominación, mucho mejor
si son verdes, para que la plata llegue
en el nuevo año a raudales. Por supuesto numerosos son los entusiastas que
recurren a los lectores de las cartas y expertos en la adivinatoria materia de
por sí complicada para asomarse a
las vaticinios del año que se avecina.
Todos desean saber cómo les irá en el nuevo año.
Los
cabalistas especulan que el 2015, conforme al horóscopo chino, corresponde al
año de la cabra. Y como tal este año
será un año “loco como una cabra” en donde prima la inestabilidad, lo
inesperado y a contrapelo la creatividad
y la actitud reflexiva. Otros se empecinan en quemar el año viejo y su
estela de pasado para que no retorne jamás. En realidad el éxito y el fracaso no reposan en los astros,
las estrellas ni en las conjunciones
planetarias. Ni en ningún otra parte. Son producto de la voluntad, el esfuerzo
personal de construcción del porvenir.
Lo
demás es la irracionalidad químicamente pura en todas sus variantes. Sean estas
videncia, numerología, tarot, horóscopos, cartas astrales, espíritus que se
comunican tras la muerte, apariciones y milagros que finalmente no son otra
cosa que los variados rostros de la ficción humana. La mitología es la
sustancia de las religiones. Como correlato para quienes se nutren y destetan
con los mitos no es necesario pensar,
razonar y reflexionar con espíritu crítico. Es suficiente creer y
posteriormente obedecer a tientas y a ciegas. La irracionalidad finalmente se convierte
en una bisagra de sujeción y sometimiento.
Lo irracional es lo que aún no ha sido sometido a la razón y ocupa el territorio de la imaginación
desbocada que aloja a la ignorancia.
Tememos
a la razón porque mata las ilusiones y las apariencias. La filosofía es una
herramienta que proporciona remedios útiles contra todo aquello que provoca el
miedo y la inutilidad paralizante. Theodor Adorno (1901-1969) advierte: “El
ocultismo es la metafísica de los mentecatos.
Desde los primeros días del espiritismo, el más allá no ha comunicado
cosas de mayor monta que los saludos de la abuela fallecida junto a la profecía
de un viaje inminente”. Bachelard (1884-1962) señala con mucha precisión: Todo
conocimiento para el científico es una respuesta a una interrogante. Si no hay
pregunta no puede haber conocimiento científico. Nada está dado. Todo se
construye. Ambrose Bierce, periodista norteamericano del siglo XIX, invitado a colaborar en el San Francisco Examiner por William
Randolph Hearst señaló en su columna titulada Diccionario del diablo esta definición certera: “El destino, es la
justificación del crimen de un tirano y pretexto del fracaso de un imbécil”. Ni
más ni menos.
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