viernes, 9 de octubre de 2009

EL ALMA DE ZAMBO CAVERO DESCANSA EN PAZ


Por: Miguel Godos Curay

El zambo Cavero simboliza la memoria sentimental de millones peruanos delirantes con sus interpretaciones de “Contigo Perú” y otros valses en los que asomaba el despecho y la sentida evocación adolorida de una pérfida infiel. Para muchos compatriotas ausentes era la propia identidad peruana, para otros, un sentimiento puro recargado de peruanidad. El Zambo Cavero formó con Oscar Aviles una dupla memorable de ya antológicas interpretaciones. Cavero, en el cajón y Avilés, en la guitarra, estuvieron en Piura en 1955 en la víspera de la guerra del Cenepa, aquella noche no pudo culminar el concierto porque presa de emoción se sumió en incontenible llanto. En otra ocasión en el 2002 vino a la UNP con Cecilia a Barraza.

En 1987 la OEA (Organización d Estados Americanos) lo reconoció junto con Luis Abanto Morales, Jesús Vásquez y Augusto Polo Campos como expresión de la cultura peruana. Todos recuerdan sus interpretaciones a dúo con el candidato y posteriormente Presidente Alan García. Sin duda memorable fue su interpretación de “Alma Mía” de Pedro Miguel Arrese, la que con lágrimas en los ojos le arrancó sentimiento. Según recordaba la primera vez que la escuchó fue de los labios de su madre: “el día que me olvides alma mía, no sé si existirás en mi penar…”. En otro de sus versos dice: “si los lazos que nos unen se llegaran a romper, que se acabe ahorita mismo la existencia de mi ser”. “Por eso la canto hasta ahora, y la cantaré hasta mi muerte”. Repetía.

Arturo Cavero Velásquez, rebosaba con su opulenta humanidad. Pese a sus esfuerzos nada pudo hacer para bajar de peso. Más pudo su devoción por la cuchara. Dominaba la lisura como buen palomilla y su mayor mérito musical fue el mantener fresco y lozano nuestro peruano vals. Su voz penetraba el mundo y ahí donde los peruanos podían juntarse un rato esas notas bohemias arrancaban sentimientos de las profundidades del corazón. Nació un 29 de noviembre de 1940 fiesta de San Saturnino y víspera de San Andrés en la Lima de callejones y jaranas.

El zambo Cavero era un gastrónomo empedernido y religiosos eran sus itinerarios en La Victoria, Lince, los Barrios Altos y Breña en pos de la buena comida. Conocía todos los rincones en donde podían encontrarse delicias con la incomparable sazón de una buena cocinera. Carapulcras, patitas, chicharrones, cebiches y caldos de pescado. En Piura no le hacía remilgos a una buena olla de cabrito con frijoles. Otro de sus platos favoritos era el seco de gato.

Cavero parecía un niño travieso enorme trajinado por todas las jaranas inimaginables. Bohemio, apasionado y vital parecía haber nacido entre guitarras y cajones en donde su voz se alzaba con un exultante fervor por la vida. La lengua no le faltaba y aderezaba con picardía sus coplas. Con Oscar Aviles, guitarra y cantor, se hicieron uno. Su voz inmortalizó las más bellas composiciones del cancionero criollo peruano. E hizo universal las composiciones de Augusto Polo Campos que hoy debe llorarlo.

Pocos conocen que a los 21 se graduó de profesor primario en el Instituto Pedagógico Nacional. Y porque ser maestro en el Perú es un acto de heroísmo y de pobreza se dedicó de lleno a la música. Fue admirador y conocedor del pintor iqueño Sérvulo Gutiérrez, de Juan Gonzalo Rose y de Hudson Valdivia con sus geniales interpretaciones de los poemas de Vallejo. De ahí surgió la recitación que dice:“un suspiro de mi pecho aquí es prueba de mi fiel cariño” y en la parte rapidita que dice: “yo-quiero-que-escuches-imagen-de-mi-alma-que-te-ama-y-te-adora-como-una- aventura -que nadie-ha soñado” que hacían delirar a los criollos.

De la pluma de Polo Campos surgieron para su interpretación: “Cariño malo”, “Cariño bonito”, “Contigo Perú”, “Y se llama Perú”, que todos entonan y recuerdan para reafirmar sus encontrados sentimientos. Una de sus últimas interpretaciones fue este vals premonitorio que dice: “El día que yo muera/ quiero que me entierren/ donde entierran a los hombres...de ésta tierra./ Si mi cuerpo inerte no encontrase ya lugar,/quiero que mis cenizas, /vayan todas al mar”. El 'Zambo' Cavero murió ayer al promediar las 12:55 PM: Hora peruana. Dicen las notas en el ciberespacio. Las guitarras lloran. El juglar se quedó en silencio

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