sábado, 17 de octubre de 2009

SOBRE CULTURA Y BUENAS INTENCIONES


Por: Miguel Godos Curay

Un grupo de piuranos se reúne a tomar limonada y a debatir cómo es que se puede mejorar la oferta turística a Piura. El debate después de la presentación de cada uno de los bien intencionados concluye en que necesitamos con urgencia defender el patrimonio cultural y natural de Piura. Unos advierten que el templo de los jaguares en Mitupampa (Sondorillo) está en peligro. Otros, que huaqueros de Olmos y Lambayeque ingresan al territorio de la Comunidad San Martín de Sechura, como Pedro en su casa, y depredan salvajemente las tumbas prehispánicas en el desierto. Otros denuncian que el Canal del Tongo (Morropón) corre el riesgo de desaparecer porque las compañías constructoras se están llevando las piedras de este acueducto prehispánico ante la ausencia de canteras para cimientos.

Igualmente, la depredación de los bosques resulta imparable. La Policía Forestal no puede hacer nada. No tienen ni combustible para sus unidades móviles y en algunas ocasiones los policías han sido amenazados con motosierra en mano por los depredadores. En el Bajo Chira la compañía que explota hidrocarburos tala bosques de algarrobos y arroja sus sedimentos en donde se la antoja. Nadie le dice absolutamente nada. Nadia denuncia y nadie sanciona. La empresa de marras es la que financia los afiches de la piurana “Semana de la Identidad Cultural”.

Para el patrimonio cultural y el natural son una amenaza los coleccionistas furtivos y los ignorantes bien intencionados. El coleccionista voraz adquiere piezas por el prurito de poseerlas y negociarlas sin importarle el contexto. Piezas descontextualizadas no tienen valor científico y convierten en un verdadero rompecabezas el trabajo de los expertos. Esta, por ejemplo, es la causa por la que el Museo Municipal de Piura no pueda disponer de mejor forma sus colecciones. La mayor parte de ellas pertenecieron a la colección del Padre Justino Ramírez y el sacerdote bien intencionado recibía de sus feligreses de todo.

Desde ceramios legítimos, incluyendo huacos indecentes fabricados en Narihualá hasta callanas encontradas en el corral que fueron de la gentilidad. Un museo es en primer lugar un centro de estudio científico, investigación, recuperación y restauración de bienes culturales. Un museo no puede limitarse a cuatro huacos sino a todas las expresiones de la vida de un pueblo. Otro tema es la incapacidad de la burocracia para distinguir el valor de un huaco (patrimonio cultural) y de un fósil (patrimonio natural). Esta confusión llevada al terreno legal permite que cualquier fósil pase sin problemas por las aduanas. Pues se registran como piedras u objetos sin mayor valor. Sólo por la valija diplomática cientos de nuestros fósiles emprendieron viaje sin retorno por todo el mundo.

El arqueotráfico y el paleográfico son tan viejos que no resulta raro que por Internet se oferten fósiles extraídos en Talara o ceramios de antiguas civilizaciones piuranas sin que nadie diga ni haga nada. Con el paleontólogo Jean Noel Martínez, recorrimos pasillos del Congreso, nos conectamos con otras universidades. El resultado fue constatar una desalentadora indiferencia y frustración de nadar contra la corriente. La agenda del patrimonio goza de un inaudito desinterés para nuestras autoridades.

Anne Marie Hocqueghem , en cierta ocasión nos dijo que hasta las propias piedras del Capac Ñan (el camino Real Inca) -en algunos sectores de Ayabaca- habían sido arrancadas de cuajo para levantar muretes que dicen “Bienvenidos a Ayabaca” y para los propios cimientos de esa pasmosa siembra de cemento de algunas municipalidades. El ejecutar obras sobrevaloradas es un corrupto deporte que facilita el patrimonio visible de autoridades municipales serranas en la capital departamental. ¿Qué está pasando con el patrimonio?.

En San Cayetano, en pleno desierto de Sechura, la chicha se sirve en jarras de plástico porque usar los viejos mates es signo de atraso y de pobreza. Chefs venidos de Piura vestidos, en apariencia de cirujanos, sirvieron la comida. Los guayruros amazónicos que se usan para proteger a los churres del “mal de ojos”. Han sido reemplazados por otros sintéticos venidos probablemente de Taiwán. Según me dijeron “duran más”.

En el día del ambiente niños de un Pronoei del Bajo Piura marcharon portando perros, zorros y ardillas disecadas queriendo significar la fauna del bosque seco. Hace horas la directora del centro cultural de la UNP me pidió que la dijera cuál era el término propio ¿ballet folklórico? o ¿grupo folklórico?. Todo periclita en tensión porque hasta nuestros bailes autóctonos están en riesgo. Antes un cumpleaños empezaba con valses y marineras que inauguraban la jarana. Hoy han sido reemplazados por la esquizofrenia indetenible de la “hora loca”. Yo pregunté a un psicólogo la razón de esta valvulita de desenfreno tan de moda y me dijo lo siguiente: “Es una especie de arrechura colectiva -con Pierrots y Colombinas- en donde está visiblemente ausente lo nuestro”.

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