SI TENEMOS DE TODO ¿POR QUE NO DESARROLLAMOS?
Por: Miguel Godos Curay
Sergio
Boisier tras una lectura crítica de la revista de Planeamiento y Políticas
Públicas del Instituto de Investigación Económica Aplicada del Ministerio de
Planeamiento de Brasil obtuvo una interesante conclusión respecto a los factores que dinamizan el
desarrollo de las regiones. En esta media docena de factores incluyeron los
siguientes. En primer lugar estuvieron los recursos que pueden ser materiales,
humanos, psicosociales y el conocimiento que se genera en las universidades.
Entre
los recursos materiales está la dotación natural de riqueza aprovechable, las
personas, la confianza en los colectivos sociales y el conocimiento útil aplicable
al bienestar de la sociedad. El conocimiento surge de la investigación que es
indagación metódica. El conocimiento es también capacidad de resolver los
problemas urgentes de la sociedad pero también de un sector empresarial que
acude a las universidades en donde la investigación es una actividad diaria y
natural. En este extremo bien vale interrogarse:¿Qué investigan las
universidades?, ¿cómo investigan? y ¿qué aplicación práctica tiene este
conocimiento?. Junto a la investigación está la producción editorial. Una
universidad se refleja en los libros que produce y publica.El desarrollo territorial requiere claridad de objetivos y liderazgo democrático. Javier Atkins,Presidente Regional |
Un
segundo elemento son los actores sean estos individuales, corporativos y
colectivos. Sean estos los movimientos regionales, los gremios, las
asociaciones de artesanos y hasta las
corporaciones empresariales. Todos ellos tienen un peso específico y juegan su
rol en la sociedad. Un tercer elemento
son las instituciones, el mapa organizacional de la región, la arquitectura social
y su capacidad para actuar con flexibilidad e inteligencia en el escenario
donde se asumen las decisiones relativas a la economía y al cambio. En este
extremo es posible observar la agilidad para dar respuesta a las demandas
sociales y a la solución de los urgentes problemas.
Un
cuarto elemento son los procedimientos dominantes de la acción societal, las
funciones de gobierno y administración. Aquí también se ventila la confianza o
la desconfianza en las instituciones. Los ciudadanos pueden confiar o desconfiar
de sus gobernantes. Un quinto elemento
es la cultura como cosmogonía, concepción del mundo, o como una actitud
personal y colectiva frente al progreso,
el trabajo, el ahorro, el riesgo, la asociatividad.
En este punto los piuranos, por ejemplo, creen que la prosperidad de unos puede
arrastrar la envidia de otros. En blanco y negro. La aceptación del progreso
del otro o de los otros implica un largo proceso humano de aceptación,
tolerancia y respeto.
El
sexto factor es la capacidad de una región para penetrar mercados y colocar sus
productos en la economía internacional. Es la capacidad que tiene una región
para exigir al propio Estado, la cooperación internacional y los inversionistas
recursos que puede aplicar en su desarrollo y bienestar de su población. Todos
estos factores perfilan un hexágono, con la forma de una cometa que en su vuelo metafórico representa el
desarrollo territorial.
No
se piense equívocamente que el desarrollo regional es producto de la atención preferente del gobierno central.
Una región exige lo que por justicia y por derecho le corresponde y por ello
está obligada a mejor utilizar los recursos que tiene y administra. El
desarrollo territorial tampoco se puede reducir al ejercicio parlamentarista de un Consejo Regional que no
está enterado de nada y cuyas decisiones no son apropiadas ni asumidas por los
actores sociales. Si los gobiernos municipales y el gobierno regional no
sintonizan en sus propuestas y proyecciones la inversión pública se convertirá
en un bocado apetecible del populismo y las corruptelas que devoran
presupuestos.
Sin
duda, que el mayor desafío del desarrollo territorial es el articular mejor el territorio con una
vialidad que permita el traslado de los productos a los mercados. Igualmente
mejorar las condiciones de vida de los pobladores con un adecuado acceso al agua, a un
tratamiento adecuado de los residuos sólidos, a la preservación ambiental y al
cuidado preferente del trinomio: niños, madres y ancianos. La salud preventiva
tiene que ocupar el espacio destinado a las inversiones cuantiosas en
infraestructuras hospitalarias cuya veloz obsolescencia las arrincona
prematuramente. Una ciudad limpia procura mejores condiciones de vida para los
pobladores que se enferman menos. Por el contrario una ciudad sucia, mal
administrada es un foco infeccioso peligroso para la vida humana.
Todo
ello requiere un liderazgo que se exprese en un diálogo social abierto en donde
todos los sectores de la sociedad puedan ser escuchados. Lo que importa es el
bien común. No el desborde de intereses de grupos económicos excluyentes que
provocan marginalidad y frustración. Hay quienes ven en los municipios y en los
gobiernos regionales recursos frescos para inciertos proyectos políticos o para
el cohecho propio. Este es el riesgo mayor, el mal entendimiento de la política
puesta al servicio del interés personal contra el interés público. Piura como territorio
es una posibilidad de construcción de
una región de progreso y desarrollo. Una región en donde se priorice la
educación y la salud. En donde sean posibles mejores condiciones de vida y en
donde el diálogo entre gobernantes y gobernados no sea una ficción bien
intencionada. Tenemos los ingredientes que señalaba Sergio Boisier al hablar
del desarrollo. Para que nuestra cometa levante vuelo necesita de una decisión
firme de no volver a repetir los errores del pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario