sábado, 10 de noviembre de 2012


PEDRO ALARCÓN : UN OFICIO PARA ALIMENTAR LOS SUEÑOS
Por: Miguel Godos Curay

Pedro Gonzáles Alarcón o Pedro Alarcón (1947) son la misma persona  y un espíritu perseverante e indomable para promover la cultura  sin el apoyo oficial. Pedro lo hace todo con su magro sueldo de profesor. Año a año organiza una muestra pictórica denominada Expo Piura en la que artistas amigos y conocidos  entregan sus cuadros y dan vida  a esta notable exposición de fin de año.  La  Expo Piura  cumplió este año su trigésima edición. Lo que significa que esta entusiasta artista lleva treinta años de ininterrumpida  labor sin que  las instituciones llamadas a promover  la cultura se acuerden de él. Este año el catalogo, muy modesto, fue elaborado a mano por su autor. Lo que añadió mayor merecimiento a la actividad cultural.
Pedro no se arredra. Transporta cuadros, organiza la muestra, distribuye invitaciones y elabora el catálogo. El Municipio le cede la Sala de Artes Visuales del museo. Aunque  la prensa lo ignora. Ahí esta Pedro con el arte a cuestas tratando de combatir la modorra de la ciudad. La muestra reúne trabajos de  40 artistas  piuranos. Este año Pedro nos sorprendió y al momento inaugural de la expo  dio paso a una grabación de las emotivas palabras del pintor Felipe Cossío del Pomar. Sin duda, un valioso documento y testimonio. Las palabras de Cossío exhortaban a la juventud piurana a un despertar por la cultura y el arte. Este simple gesto dio un inusual relieve a esta singular fiesta del espíritu en la que como era previsible estuvieron ausentes las vacas sagradas tan dadas al flash y los bocaditos abundantes. 

Pedro Alarcón, cuyo entusiasmo conmueve es artista plástico y profesor de arte, poeta, autor de piezas teatrales inspiradas en la mitología tallán y un enjundioso estudioso de la pictórica piurana. Nadie que pretenda un estudio serio de la pintura piurana podrá pasarse de largo sus dos volúmenes de Plásticos Piuranos, ediciones de  1970 y 1977. Los artistas que participan en la muestra son de reconocida trayectoria, muchos jóvenes y artistas aficionados suman sus aportes. ¿Puede un hombre desplegar tanta energía y pasión por el arte? Pedro sí. Aquel día de la inauguración de la muestra nos pidió  que habláramos de Piura y el arte, que pensáramos en voz alta y así lo hicimos.
Pedro tiene la convicción que los artistas pueden salvar lo poco que queda de Piura. Los artistas se expresan con sinceridad. No tienen facilidad para el cuento  que les sobra a los políticos. Los piuranos tienen que rescatar la apropiación de su paisaje y de su cultura. Piura es una ciudad luminosa. Los piuranos al abrir los ojos se encuentran con la luz de su cielo iluminado. Los piuranos sienten el reverberar del desierto pero al mismo tiempo el gris y el azul del océano. El verdor de los algarrobos y los ficus salvajemente talados y arrancados de cuajo por las bestias. El niño piurano se extasía con el esplendor de la luna  llena y el verdor  de sus valles. Sin embargo, poco a poco, a consecuencia  de la rutina, se desconecta  de la belleza. Piura tiene un hermoso paisaje que nuestros abuelos resumían en el blanco cal de sus muros que mantenía las casonas frescas y los aleros para hacer más soportable el calor del mediodía. Piura tiene su hechizo y su encanto. Lo menos que podrían hacer  nuestras autoridades es preservar lo que nos queda de esa Piura  surgida entre algarrobos y tamarindos.

Piura, poco a poco, pierde sus atractivos y encantos por la falta  de autoridad en materia urbana que permita acabar con los excesos publicitarios y la destrucción de espacios urbanos como el de la avenida Bolognesi. Sin autoridad en la ciudad pueden cometerse atropellos a la arquitectura y al paisaje urbano de impacto incalculable. Los piuranos no queremos una ciudad  para los centros comerciales sino un lugar apacible para la vida de los ciudadanos. Los ciudadanos somos primero. Los intereses de los negocios y las inmobiliarias no pueden someter a su arbitrario interés a los habitantes de la ciudad. Una ciudad es un espacio de vida y de relación cuya identidad une y vincula a los vecinos. Cuando la ciudad se despersonaliza pierde los hilos invisibles de la admiración y el respeto.
Pedro Alarcón, un maestro abnegado de escuela y un artista empedernido, tiene mejor criterio y sensibilidad que quienes  con patente de corso han convertido a Piura en un mamotreto de la improvisación y el mal gusto. Por Pedro Alarcón, muchos años de vida. Pedro cifra la esperanza de muchos piuranos en una ciudad en donde el arte  es posible y en donde la creatividad destierra las pretensiones voraces de la improvisación. Uno de los concurrentes a la XXX Expo Feria se me acercó con ánimo inquisitorio y me dijo: “¿Ha visto usted el pobre catálogo? A lo que respondí: “Es pobre, verdad, pero tiene el mérito y la grandeza de su autor. Hay catálogos para la finta y la notoriedad. Este está hecho para la posteridad”.

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