¿HACIA DONDE VA EL GOBIERNO REGIONAL?
Por: Miguel Godos Curay Atkins:¿Tiempo de rectificación? |
Tampoco es buen signo de una gestión pública el cambio y recambio de funcionarios. Salir con la cola entre las piernas para no regresar y disfrutar de premios consuelo no es una saludable práctica política. Unos amanecen y otros no anochecen. Los que ayer con vanidad hinchaban el pecho se han ido sin pena ni gloria al rincón de las ánimas. El pueblo que observa estos menudos entuertos urde sus propias explicaciones y especulaciones. “Presidente banquero cambia ventanillero”. Mejor dicho los cambios podrían interminablemente continuar. Esa es la percepción ciudadana.
La gobernabilidad está fracturada en la misma proporción que la credibilidad. El poblar las oficinas del gobierno regional con funcionarios de Lima con alguna experticia incrementa esa sensación de agotamiento prematuro y fracaso anticipado de una gestión en el ojo de la tormenta. Finalmente los limeñitos se van y la mazamorra de la ineficiencia se queda. Para unos el gobierno no da para más. Para otros y en especial para quienes votaron por la actual fórmula al gobierno regional crece la decepción y la fundada probabilidad que este plato no se vuelva a repetir más.
Quienes recorren el gobierno regional saben que no hay ningún puente ni vaso comunicante entre el Presidente y el vicepresidente regional. Las distancias como en las rancheras son cada día más grandes y nos obligan a reflexionar y pensar seriamente en mejores propuestas con claridad política para las próximas elecciones. La desilusión salta a la vista y los más perjudicados somos los piuranos que nos hemos quedado turulatos y sin aliento frente a esa incapacidad de poder ejecutar presupuestos y dinamizar la gestión. Ya estamos a puertas de fin de año y realmente una gestión plana y un consejo regional anodino e improductivo nos demuestran que nos equivocamos.
¿Cambiará de rumbo el gobierno regional? La democracia tiene sus propios mecanismos de rectificación y de respuesta. Corresponde a los políticos y a la sociedad civil organizada zurcir la media rota de los sueños en un futuro mejor. Devolver la confianza en una Piura que progrese lejos de ese oportunismo sensual y pasajero de quienes perentoriamente tienen el poder. Este pleito parroquial y menudo en el que se aúpan a pelear por una marca registrada convertida en el hazmerreir de los ingenuos y los candorosos. La batalla ciudadana de hoy en Piura es la de fortalecer una oposición digna y respetuosa de lo que hoy Piura urge, necesita y quiere por encima del engaño y la improvisación.
La rectificación política es posible pero importa el reconocer errores. No nos vienen bien ni la arrogancia ni la soberbia. Cuando las promesas no se cumplen se entroniza la demagogia, el discurso vacío, la paseada y la mentirilla detrás de otra más grande que la anterior. Piura realmente merece un mejor trato y la oportunidad de vivir mejor. No estamos pidiendo imposibles ni la entronización del cinismo que es el peor desembalse del oportunismo político. Pedimos que se atiendan las urgentes necesidades de miles de piuranos del campo y la ciudad que esperan mejores condiciones de vida.
Hace algunas semanas escuchamos al doctor Manuel Serdoya, autor de los proyectos Parque Industrial de Guipúzcoa en San Sebastián ( España) y la Ciudad del Conocimiento (Panamá) hablar de un proyecto entusiasta: El Parque Tecnológico de Piura. Es un sueño posible de gran aliento para la región. El hacerlo realidad requiere claridad de ideas y asumir con seriedad el propósito. La actual gestión regional tiene en sus manos la posibilidad de señalar rumbo lejos de esas accidentales pellejerías políticas y el triunfalismo que suele acompañar con sus vaivenes a los responsables de las decisiones por el futuro de Piura. Es oportuno advertir que el futuro tiene también un costo político. El hacer una buena gestión.
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