sábado, 10 de septiembre de 2011

ZIZEK Y LA PIURANA CENICIENTA


Por: Miguel Godos Curay

Slavoj Žižek (1949) es un filósofo eslovenio cuyas críticas al capitalismo contemporáneo adquieren hoy plena vigencia. Sus intrépidas afirmaciones critican la globalización, el ciberespacio los estudios de cine, la teología y la música. Filosóficamente Žižek reconecta nuevamente lo eterno con la realidad diaria. Para ello toma de Lacan lo que denomina la lectura del sujeto. Metodológicamente, “la formulación genérica de lo real”. Para Lacan lo real esta asociado a dos dimensiones básicas: lo simbólico y lo imaginario. Lo real persiste como una dimensión eterna de falta. Las construcciones simbólico-imaginarias son una respuesta a esta ausencia. En sus últimas reflexiones Žižek precisa que la realidad no sólo es un límite exterior duro a la significación. Sino juega un papel más intangible retorciendo la realidad, dándole forma y textura.

Žižek a partir de esta vía inicia una proceso “deconstrucción” distinguiendo entre “lo real-real”, lo “real–simbólico” y lo “real- imaginario”. Lo real-real es la experiencia destructora de la negación. Lo real simbólico es la textura básica y abstracta de la realidad. Lo real imaginario ocupa el territorio de los sueños y las pesadillas que provocan la compulsión de volver hacia la realidad.

Lo real simbólico de nuestros tiempos advierte Žižek está representado por las ciberbolsas que de modo indiferente y abstracto determinan el destino de los mercados nacionales e internacionales. Diariamente se mueven en el mundo billones de dólares por clicks de computadoras. Millones de millones se desplazan a velocidad inimaginable por las autopistas de la información. Los retortijones de la economía mundial antes de desatar la crisis y el pánico financiero son impulsos electrónicos. Los padres de familia que facilitan a sus hijos computadoras con la ilusión de brindar una herramienta dispensadora de contenidos educativos inocuos y neutros. Despiertan horrorizados a la realidad al constatar la enorme cantidad de contenidos mórbidos y repugnantes de inimaginables perversiones sexuales y sociales.

La vida diaria en esta dimensión periclita entre lo real, lo simbólico y lo imaginario. Sucede lo propio con el empleado público que fantasea con su jubilación, el jefe que ambiciona incrementar su poder y sus ingresos económicos, el novio que anhela la proximidad a la mujer que deseó como complemento de su vida. Cuando la aspiración se cumple. Se esfuma el ideal. El sueño se disuelve como caramelo de menta. Las frustraciones humanas son desnudas aspiraciones ideales sepultadas en el cementerio de las aniquiladas esperanzas.

Los piuranos queremos con legitimidad una región progresista y desarrollada. Por ello aspiramos a mejorar nuestras condiciones de vida. También confiamos en que el debate político se nutra democráticamente del aporte de todos los actores (universidades, gremios, partidos políticos, organizaciones sociales, de los que gobernantes y gobernados). Esto es en cierta forma lo real simbólico. Lo real-real es que todo aquello que deseamos con vehemencia se diluye en la angustia y en la frustración colectiva, alimentada por el tremendismo morboso de las primeras planas de los diarios. Lo real imaginario es el horrísono paisaje de una Piura que teniendo enormes potencialidades, sigue siendo una cenicienta envejecida por la desilusiones y la falta de coraje de sus ciudadanos. Esa es la realidad.

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