domingo, 27 de febrero de 2011

¿QUO VADIS UNP?


Por: Miguel Godos Curay

El próximo 3 de marzo se cumplen cincuenta años de creación de la Universidad Nacional de Piura. Es un año de jubileo universitario. La palabra jubileo es de origen latino y hebreo. El jubileo era una solemne fiesta pública judía celebrada cada 50 años. Significa, también “tiempo de entrada y salida frecuente de personas de una casa” y nos remite al “regocijo y jolgorio y la alegría que produce un acontecimiento que se celebra”. Por eso, no es, ni debe ser, flor de un día. Sino un año intenso de actividades académicas, culturales, deportivas y universitarias que conmemoren con genuino espíritu corporativo el primer siglo de la Alma Mater de Piura.

Es y debe ser también un año de reflexiones profundas. De revisión histórica y crítica de lo que se hizo pero también de lo que se dejó de hacer. Un año para medir el impacto de la universidad en la sociedad y en la región. Cuando surgió la UNP Piura era un departamento de gran prosperidad económica. En la cúspide de la sociedad se hallaban los grandes propietarios de las haciendas que se consideraban a sí mismo “blancos”. En realidad, advierte Miguel Gutiérrez, se trataba de familias criollo-mestizas cuya endogamia había sido profanada desde el siglo XIX por alianzas matrimoniales con inmigrantes europeos ingleses y alemanes. Lo “piurano” y la “piuranidad” no era sino el reflejo de la autoconciencia sublimada de este sector lleno de orgullo y prejuicios raciales. La clase media estaba conformada por una legión de empleados de las casas comerciales y un numeroso grupo de pequeños y medianos comerciantes. El sector popular, por un incipiente proletariado y abundante sector artesanal. Los piuranos al concluir la secundaria no tenían otro camino que aspirar a modestos cargos de empleados o ir a Lima o a Trujillo en pos de universidad. Los afortunados iban a Europa. Por eso, la iniciativa de la universidad pública para Piura surgió de la juventud y de los asiduos concurrentes de la Confederación Obrera.

En este escenario, la iniciativa de los jóvenes de la Asociación de Estudiantes Piuranos en Ciencias Sociales fue decisiva. Las movilizaciones en Lima y en Trujillo, recuerda su entonces presidente Miguel Varillas, permitieron suscribir un memorial con mil firmas que fue entregado a la representación parlamentaria departamental. Este memorial fue acogido por los senadores Checa Eguiguren, Castillo Colonna y los diputados por Piura. La iniciativa fue sustentada por Luciano Castillo Colonna, pese al consenso mayoritario no contó con el apoyo de la Cámara de Diputados. La nueva representación parlamentaria conformada por Ramón Abásolo Rázuri, Carlota Ramos de Santolaya, Marco Antonio Garrido Malo, Samuel Torres Olave, entre otros, hicieron suyo el proyecto, cuyo texto sustitutorio redactó el diputado Mario Alzamora Valdez, el que presentó y fundamentó en el Congreso el Dr. Ramón Abásolo Rázuri, siendo aprobado por amplia mayoría. El 3 de marzo de 1961 el Presidente Prado Ugarteche promulgó la ley 13531 que creó la Universidad Técnica de Piura germen de la UNP. Inmediatamente después se constituyó el Primer Patronato de la Universidad Técnica de Piura, acto que se realizó el 16 de mayo de 1961 en la Municipalidad de Piura.

La historia de la UNP está ligada a la vida de Piura. El paisaje social, tras medio siglo de existencia, es totalmente diferente. La conmoción económica que provocó la Reforma Agraria de Velasco nos insertó en la paradoja de valorar los capitales más preciados de una sociedad no en los que más tienen y acumulan sino en los que más saben. En la necesidad de articular mejor la universidad con la economía y el desarrollo, con la innovación y el cambio. Con la competitividad y la investigación que reproduce capital y mejora las condiciones de vida. Con la educación por encima de modelos excluyentes que multiplican la miseria y el subdesarrollo.

¿A dónde vas UNP? Es una interrogante que tenemos que responder quienes somos parte de la corporación. Maestros, alumnos o servidores administrativos. No sólo porque hemos sido testigos de los marcados contrastes de la historia. Sino porque la universidad como institución trasciende y anticipa futuros. La universidad puede y debe señalar, la ruta de navegación de una región con enormes posibilidades como Piura. Debe ser, al mismo tiempo, el silabario cívico de los principios para elegir una representación parlamentaria honesta. El profesor universitario en el aula no sólo da su lección. Sino que se entrega a sí mismo en su “e-lección”. De él depende resonar en las conciencias o sumergirse en el insondable silencio de la nada. La esencia de la universidad es servir a la sociedad. Es darle futuro y porvenir. Vislumbrar un tiempo que no será nuestro tiempo porque será el tiempo de los que vendrán. Será el porvenir o la vida por venir de una Piura de progreso y felicidad.

Raúl Estuardo Cornejo, afirma y confirma, en su “Ideario de la Universidad” que la universidad: instruye, educa, profesionaliza, investiga, crea, irradia, es morada de la inteligencia, fuente de sabiduría, es depositaria y acrecentadora de la cultura, es bastión de la verdad y de la ciencia, es reducto de pensamiento libre, es altar de los valores, es la casa de los espíritus superiores, es senda hacia la libertad, es la esperanza del mundo. De modo que la universidad no puede ser lo contrario sin renunciar a su esencia. Me adhiero al homenaje con los versos de un bardo del pueblo como don Pedro Miguel Arrese: “Yo te doy amor al cubo/ tómalo sin condición, / sólo tienes que ayudarme;/ a encontrar la ecuación”.

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