miércoles, 30 de abril de 2008

A PROPOSITO DEL CONGRESO DE ORNITOLOGIA


Por: Miguel Godos Curay

Resulta en Piura una rara coincidencia que en el marco del VII Congreso Nacional de Ornitología arribe a Piura el “Loro” Aguilar un personaje de singular fibra humana que con inaudita pasión se aferra a la vida y al ejercicio del cargo de Alcalde de Piura. Piura tiene una genética pasión por las aves. Soñitas y Negros Finos alegraban, con sus trinos alegres, la cabina de Radio San Miguel desde donde transmitía con natural audacia creativa Carlos Trelles Salazar. El “loco” Trelles arrancaba de la cama a todos los estudiantes dormilones con el estentóreo grito de Tarzán grabado con magnetófono en la primera fila del cine Variedades. Trelles no necesitaba torturar la conciencia con admoniciones y Radio San Francisco, entonces propiedad de los redentoristas, acompañaba la siesta de Piura con música clásica en celebradas emisiones “para no interrumpir conversaciones”.

La radio piurana popular de hoy es un artificio de lenguas de trapo con insalvables defectos de dicción. No saben leer, ni pronuncian correctamente lo que leen, con contadas excepciones. Muchos de estos improvisados, traga micrófonos, no entienden los tópicos de los que hablan. La música estridente que propalan es una verdadera tortura al oído y al buen gusto. Las letras de las canciones son más de lo mismo. Un híbrido de pasillos convertidos en cumbias. Con una dejo propio de los corridos mejicanos de esos que arrastra la subcultura del narcotráfico. El resultado es una cumbia rara con tanta prosperidad popular similar a la de los hoteles, farmacias, grifos y casinos que trastornan el paisaje con neón pero que son el signo del blanqueo del dinero sucio de los narcos.

Era vieja costumbre piurana tener un perico en casa y se utilizaba las páginas judiciales de los diarios como la alfombra de sus jaulas. Otros preferían las chirocas aquel ave canora a la que los bardos de la sierra cantan cumananas como aquella muy celebrada que dice: “Chiroquita...chiroquita…/ ya se murió tu marido/ ya no habrá quien te lleve/ pajitas para tu nido”. El sabio Lecuanda en su informe sobre Piura, en el siglo XIX; refiere que aquí abundan el pájaro carpintero, el paujil semejante al pavo, también menciona al “guerequeque”, los halcones, al cóndor “corpulento y glotón”, las cuculíes, papagayos y periquitos abundantes.

Refiere Cronwell Jara que en el pueblo de Santo Domingo, para cada festividad patronal marchaban hasta la cordillera los principales acompañados de una bestia la que desollaban en las alturas y la que era tragada por los cóndores con tanta voracidad que hartos y saciados no podían volar. Entonces los atrapaban con facilidad y eran conducidos a las fiestas del pueblo en donde los exhibían con curiosidad en las procesiones. Concluidos los festejos ataban cintas de colores a sus alas y los dejaban retornar hacia las cumbres. Muchos topónimos andinos como Condorhuachina y hasta la propia etnia guayacuntur están ligadas al cóndor, mítico personaje. Bandadas de cóndores bajan con sus críos desde las alturas hasta el macizo de Illescas a alimentarse de las que las lobas recién paridas dejan en las playas.

Otra ave emblemática de la tierra piurana es el chilalo. Onomatopeyicamente lo simbilás sostienen que el chilalo silba así. “ Chila..la.lá..chi..la.lá”. En la antigua lengua tallana el sufijó “lá” significa agua. Punyuntulá, Yecalá, Chalacalá, Pucusulá, Narihualá y Tacalá son topónimos tallanes. Para los viejos alfareros de Simbilá, el chilalo (hornero) es un mensajero de Dios. Según cuentan tras el diluvio universal Dios se apiadó de los hombres y envió al chilalo. Este pajarito enseñó a los hombres a construir sus casas de adobe. Pero también les enseñó la alfarería, la técnica de la confección de ollas, para que pudieran sobrevivir. Los chilalos viven en parejitas y simbolizan la lealtad. Dicen las abuelas que los chilalos no pueden vivir en cautiverio y cuando son atrapados prefieren morir antes que perder su libertad. Sugerente lección.

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