jueves, 20 de septiembre de 2007

CONSULTA, POBREZA Y FELICIDAD


Por: Miguel Godos Curay

La consulta convocada por los Municipios de Pacaipampa y Ayabaca es legítima pero ilegal. Como sostiene Gerard Verna lo legítimo pero ilegal es una acción informal. Cuando una consulta es legítima y legal tiene validez de consenso y permite procesar las discrepancias. Sobretodo facilita el libre flujo de informaciones a favor y en contra. Con este clima de miedo y temor aupado por prácticas brutales como el azote cruel, la humillación y la amenaza se configura una situación ilegítima e ilegal que transita a los puede llamarse una acción criminal. Criminal es todo aquello que se condiciona a la violencia.

En este caso, como señalaba Rousseau en su Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, la consecuencia inmediata es la suma aritmética porfiada del temor y el miedo. Cuando prevalece la legalidad pero falla la legitimidad hablamos de violencia legal. Como es previsible se trata de una consulta pírrica en donde podemos anticipar fácilmente los resultados. Y en donde el ¡No! será una demostración del conocimiento distorsionado y de la absoluta incapacidad de la población para procesar información sobre la materia de la consulta.

También se podrá medir las condiciones de vida en los distritos de Pacaipampa ( 25,788 habitantes) y un Indice de Desarrollo Humano de 0.4769 (1,729 del Ranking nacional), Carmen de la Frontera (12,693 habitantes) y un IDH de 0.4932 (1,608 del Ranking nacional) y Ayabaca (37,444 habitantes) y un IDH de 0.5565 857 del Ranking Nacional. Se trata de los distritos más pobres entre los pobres de los 1,828 distritos que tiene el Perú. Su pobreza es clamorosa y la ausencia del estado visible. Es una pobreza secular en donde no existe un hospital digno, una escuela decente o la posibilidad de un futuro mejor para la niñez condenada a la esclavitud del trabajo doméstico o a la perpetuación de la miseria.

La consulta debe servir como punto de partida para una estrategia que permita que sentados en una sola mesa: el Estado, los inversionistas y la Sociedad Civil puedan conocerse las ventajas y desventajas del proyecto. No es cierto que actividades productivas como la agricultura y la minería sean excluyentes. Son necesarios, sin embargo, el respeto a los estándares ambientales. Para una agricultura pobre que sólo permite una subsistencia precaria e infeliz la minería puede ser una palanca financiera. Es cierto que subsisten temores fundados pues se trata de una actividad totalmente nueva. También es cierto que hoy la minería es vigilada por organismos de control ambiental nacionales e internacionales. Hoy la corporación financiera internacional y el Banco Mundial penalizan la producción minera producto de afectaciones a las fuentes de agua, desplazamientos de poblaciones o consecuencia de la explotación del trabajo infantil.

La nueva minería ha desarrollado tecnologías totalmente novedosas en la protección de las fuentes de agua. Hoy los pasivos ambientales obligan a las empresas a necesarios programas de remediación ambiental y a una redistribución de los beneficios de tal modo que mejoren las condiciones de vida de los vivientes de las zonas de impacto directo de la minería. Hoy los conflictos en buena parte del mundo son negocios de quienes viven azuzando los mismos. En este escenario conflictivo son necesarios signos de confianza por parte de los inversionistas que demuestren un interés por mejorar las condiciones de vida. Para ello existen ficciones jurídicas como las fundaciones y los fideicomisos sociales que permiten que la sociedad civil organizada haga el mejor uso de los recursos del canon, regalías, derechos de vigencia y derechos de servidumbre que derivan de esta actividad productiva. Fondos que hay que proteger de la propia voracidad de muchos alcaldes dados a la cosmética urbana y a la siembra de cemento justifica robos. Como decía Popper no disputemos con palabras y sobre seudo problemas. Las palabras son los anteojos de lo que pensamos. La realidad del vivir y morir en la pobreza es otra. La felicidad de un niño que remonta la pobreza no tiene precio.

No hay comentarios: