sábado, 26 de octubre de 2013


AGUA Y TIERRA:LA AGENDA PENDIENTE

Por: Miguel Godos Curay

¿Agricultura para la exportación o seguridad alimentaria?
El ordenamiento territorial y la zonificación ecológica son una valiosa herramienta de gestión. Sin embargo, no es de ninguna manera la solución a los problemas que enfrenta en Piura. Un caso patético es la disponibilidad de agua para riego y agua potable para consumo humano. El problema se traduce en un excesivo consumo de agua, una mala distribución  y tarifas no compatibles con el costo real del recurso. Un caso patético es el uso irresponsable el agua que discurre por el canal Daniel Escobar por empresas que no pagan absolutamente nada por el caudal que utilizan a su antojo, para producir y obtener jugosa renta. La gestión del agua  desnuda la incapacidad de las incapacidades que vive Piura.

A contrapelo el 50 % del agua potable que produce la empresa prestadora se pierde por la informalidad, la falta de control y el irresponsable uso del recurso. En Piura las provincias de mayor vigor económico como Paita, Talara y Sullana, a duras penas, tienen cuatro horas diarias de suministro. En Piura populosos sectores del oeste de la ciudad disponen de agua para consumo humano hasta el mediodía. Mientras Paita muere de sed. En el balneario de Colán el agua potable abastece piscinas y remoja jardines. El común denominador en el campo y en la ciudad es el mismo. La escasa importancia otorgada por los usuarios al buen uso de un recurso natural imprescindible para la vida.

Un problema que tiende a exacerbarse es la inexistencia de un volumen hídrico para las recientes demandas de las plantaciones de caña de las empresas productoras de etanol. Tampoco hemos llegado en Piura a determinar el costo energético de producir alcohol dejando de producir alimentos. La aparente bonanza de hoy puede ser la desencajada angustia de un mañana  con crecientes conflictos. El vaso de Poechos ha reducido su capacidad de almacenamiento en más del 50%, su recuperación,  elevando los taludes, demanda una inversión superior a los 650 millones de dólares. Lo que no garantiza el uso responsable del agua en cultivos como los del arroz que consumen enormes cantidades de agua.

En Piura, se han perdido 25 mil hectáreas  salinizadas por el mal uso del agua. Las 20 mil nuevas hectáreas que se obtengan con el proyecto Alto Piura no harán sino suplir las que hemos perdido por la mala gestión de un recurso. Si los piuranos no despiertan de su letargo y continúan con esa mala práctica hipotecan su futuro y acortan su horizonte de progreso. Otro aspecto crítico son los conflictos por la tierra. Si cualquier piurano quiere acceder a un espacio para construir su vivienda tiene que pagar en promedio 200 dólares por metro cuadrado.  Empresas como Maple pagaron 69 dólares la hectárea, por 10 mil metros cuadrados. Estas tierras se superponen a propiedades comunales. La asimetría en el trato por parte del Estado que favorece a las grandes empresas y aplasta derechos territoriales no hace sino alimentar conflictos. La pequeña agricultura se enfrenta a la agricultura empresarial  conectada a la economía global.

La producción tradicional de algodón pima que con las justas hoy llega a las cinco mil hectáreas. Contrasta con las 60 mil de los mejores tiempos. La actual agricultura del nuevo latifundio que exporta mangos, uva, espárragos, jugo de maracuyá, páprika y palta tiene como destino la agro-exportación. La seguridad alimentaria, el papeo de los peruanos está en manos de los pequeños agricultores que siguen abasteciendo los mercados regionales y locales. La producción frutícola que llega a los mercados donde se abastecen las mayorías es la de descarte. La que por su mala calidad no tiene como destino la exportación.

Los pequeños productores subsisten, a pesar de los pesares, con lo que tienen y con lo que pueden producir. Empujados en muchos casos a arrendar o a vender sus tierras. Es lo que sucede en el bajo Chira en El Arenal, la mayor parte de la tierra agrícola está arrendada y el ayer villorrio agrícola se ha convertido en una ciudad de fantasmas cuya paz habitual soporta hoy los ruidosos camiones que transportan la caña. Si a los vaivenes de esta economía David contra Goliat llamamos progreso. Hemos perdido de vista la desproporcionada despoblación del campo  y su afectación a la seguridad alimentaria.

Se habla de una reconfiguración productiva de la región. En efecto, se habla de provincias como Paita y Sullana que han alcanzado el pleno empleo. Sin embargo, esta tendencia arrastra una creciente informalidad y deslegitimidad de los nuevos ricos de la región. ¿Qué hacer? Piura entre los años 1982-1983 a consecuencia del fenómeno del Niño se puso de pie y movilizó sus organizaciones y fuerzas sociales en favor de la reconstrucción de una región arrasada por la naturaleza. Una de las conquistas fue el Canon Petrolero. En 1987-1988 nuevamente la naturaleza se empecinó con Piura. Pero Piura nuevamente se puso de pie.

Urge hoy que los actores Estado, el mercado (productores) y sociedad civil emprendan un debate más allá de las promesas electorales y asumiendo la reconfiguración democrática de sus fuerzas políticas. Sobre una base social que comprometa el futuro. Es un debate en el que no es ajena la universidad como espacio de debate y discusión. Es un debate en el que la descentralización fiscal es una demanda frente a los perentorios olvidos del Estado. El Ministro de Energía y Minas Jorge Merino Tafur, decía que Piura era la California del Perú. Lo que no queremos que Piura sea es la cenicienta del Perú, exprimida por Lima. Y por una madrastra bruja que mirándose al espejo pregunte. Espejito, espejito ¿cuál es la región más cojuda del Perú?.
 

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