AGUA Y TIERRA:LA
AGENDA PENDIENTE
Por: Miguel Godos
Curay
¿Agricultura para la exportación o seguridad alimentaria? |
El
ordenamiento territorial y la zonificación ecológica son una valiosa
herramienta de gestión. Sin embargo, no es de ninguna manera la solución a los
problemas que enfrenta en Piura. Un caso patético es la disponibilidad de agua
para riego y agua potable para consumo humano. El problema se traduce en un
excesivo consumo de agua, una mala distribución
y tarifas no compatibles con el costo real del recurso. Un caso patético
es el uso irresponsable el agua que discurre por el canal Daniel Escobar por
empresas que no pagan absolutamente nada por el caudal que utilizan a su antojo,
para producir y obtener jugosa renta. La gestión del agua desnuda la incapacidad de las incapacidades
que vive Piura.
A
contrapelo el 50 % del agua potable que produce la empresa prestadora se pierde
por la informalidad, la falta de control y el irresponsable uso del recurso. En
Piura las provincias de mayor vigor económico como Paita, Talara y Sullana, a
duras penas, tienen cuatro horas diarias de suministro. En Piura populosos
sectores del oeste de la ciudad disponen de agua para consumo humano hasta el
mediodía. Mientras Paita muere de sed. En el balneario de Colán el agua potable
abastece piscinas y remoja jardines. El común denominador en el campo y en la
ciudad es el mismo. La escasa importancia otorgada por los usuarios al buen uso
de un recurso natural imprescindible para la vida.
Un
problema que tiende a exacerbarse es la inexistencia de un volumen hídrico para
las recientes demandas de las plantaciones de caña de las empresas productoras
de etanol. Tampoco hemos llegado en Piura a determinar el costo energético de
producir alcohol dejando de producir alimentos. La aparente bonanza de hoy
puede ser la desencajada angustia de un mañana
con crecientes conflictos. El vaso de Poechos ha reducido su capacidad
de almacenamiento en más del 50%, su recuperación, elevando los taludes, demanda una inversión
superior a los 650 millones de dólares. Lo que no garantiza el uso responsable
del agua en cultivos como los del arroz que consumen enormes cantidades de
agua.
En
Piura, se han perdido 25 mil hectáreas
salinizadas por el mal uso del agua. Las 20 mil nuevas hectáreas que se
obtengan con el proyecto Alto Piura no harán sino suplir las que hemos perdido
por la mala gestión de un recurso. Si los piuranos no despiertan de su letargo
y continúan con esa mala práctica hipotecan su futuro y acortan su horizonte de
progreso. Otro aspecto crítico son los conflictos por la tierra. Si cualquier
piurano quiere acceder a un espacio para construir su vivienda tiene que pagar
en promedio 200 dólares por metro cuadrado.
Empresas como Maple pagaron 69 dólares la hectárea, por 10 mil metros
cuadrados. Estas tierras se superponen a propiedades comunales. La asimetría en
el trato por parte del Estado que favorece a las grandes empresas y aplasta
derechos territoriales no hace sino alimentar conflictos. La pequeña
agricultura se enfrenta a la agricultura empresarial conectada a la economía global.
La
producción tradicional de algodón pima que con las justas hoy llega a las cinco
mil hectáreas. Contrasta con las 60 mil de los mejores tiempos. La actual
agricultura del nuevo latifundio que exporta mangos, uva, espárragos, jugo de
maracuyá, páprika y palta tiene como destino la agro-exportación. La seguridad
alimentaria, el papeo de los peruanos está en manos de los pequeños agricultores
que siguen abasteciendo los mercados regionales y locales. La producción
frutícola que llega a los mercados donde se abastecen las mayorías es la de
descarte. La que por su mala calidad no tiene como destino la exportación.
Los
pequeños productores subsisten, a pesar de los pesares, con lo que tienen y con
lo que pueden producir. Empujados en muchos casos a arrendar o a vender sus
tierras. Es lo que sucede en el bajo Chira en El Arenal, la mayor parte de la
tierra agrícola está arrendada y el ayer villorrio agrícola se ha convertido en
una ciudad de fantasmas cuya paz habitual soporta hoy los ruidosos camiones que
transportan la caña. Si a los vaivenes de esta economía David contra Goliat
llamamos progreso. Hemos perdido de vista la desproporcionada despoblación del
campo y su afectación a la seguridad
alimentaria.
Se
habla de una reconfiguración productiva de la región. En efecto, se habla de
provincias como Paita y Sullana que han alcanzado el pleno empleo. Sin embargo,
esta tendencia arrastra una creciente informalidad y deslegitimidad de los nuevos
ricos de la región. ¿Qué hacer? Piura entre los años 1982-1983 a consecuencia
del fenómeno del Niño se puso de pie y movilizó sus organizaciones y fuerzas sociales
en favor de la reconstrucción de una región arrasada por la naturaleza. Una de
las conquistas fue el Canon Petrolero. En 1987-1988 nuevamente la naturaleza se
empecinó con Piura. Pero Piura nuevamente se puso de pie.
Urge
hoy que los actores Estado, el mercado (productores) y sociedad civil emprendan
un debate más allá de las promesas electorales y asumiendo la reconfiguración
democrática de sus fuerzas políticas. Sobre una base social que comprometa el
futuro. Es un debate en el que no es ajena la universidad como espacio de
debate y discusión. Es un debate en el que la descentralización fiscal es una
demanda frente a los perentorios olvidos del Estado. El Ministro de Energía y
Minas Jorge Merino Tafur, decía que Piura era la California del Perú. Lo que no
queremos que Piura sea es la cenicienta del Perú, exprimida por Lima. Y por una
madrastra bruja que mirándose al espejo pregunte. Espejito, espejito ¿cuál es la
región más cojuda del Perú?.
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