COMO LA ARENA QUE
SE LLEVA EL AGUA
Por: Miguel Godos CurayPiajeno piurano ultimado por las embutidoras trujillanas |
Las ligas protectoras
de animales, algunas convertidas en Ongs, tienen sus naturales preferencias:
perros o gatos. Se desviven por ellos, sin embargo, guardan silencio en todos
los idiomas cuando se habla de castración, cortes de las cuerdas bucales para
que el perro no ladre, sin contar las extendidas mutilaciones cosméticas de
orejas y cola. Todo ello provoca indecibles sufrimientos a las mascotas. Las
estadísticas señalan que cada 10 piuranos hay un perro. Si estimamos en Piura
una población de un millón 800 millón habitantes. Deben existir en todo Piura
180 mil perros entre los bien tratados, mal tratados y los que viven en el
completo abandono. Los que tienen casa y hogar y los que viven a la de Dios en
las calles.
Preocupante resulta el
tráfico salvaje y brutal de los piajenos. La gran demanda que existe de carne
de equino la que se comercializa como carne industrial y se utiliza para la
elaboración de jamonadas, mortadelas, salchichas y toda clase de embutidos es
la partida de defunción de todo equino en pie. El destino final es Trujillo,
pero también las parrilladas que proliferan en toda la ciudad. Carne de burro
se consume en Piura en cantidades inimaginables. Los matarifes logran “cabecear”
la carne de vacuno con la de equino.
Los burros son una
especie en Piura en riesgo de extinción. Sin embargo, nadie dice nada. Nadie
absolutamente nadie se preocupa por ellos. Que conste que el asno tiene un
flanco de honor en el escudo republicano de Piura. Los abigeos no tienen
escrúpulos. Bartolo un asno adulto
campeón de las últimas carreras festivas de las fiestas jubilares de la
ciudad fue secuestrado en La Legua y arrastrado a un camión con destino a estos
camales en donde se ultima a los civilizadores borricos.
Nadie dice nada frente
a esos cazadores furtivos que masacran a las tortugas en el macizo de Illescas
(Sechura). El colmo es que la matanza de especies de nuestra fauna se extiende
a los lobos de mar, delfines y hasta los
cóndores que se desplazan a Bayóvar a
aparearse y alimentarse con las placentas de las lobas. En esta relación de
fauna en peligro están los venados del Coto de Caza El Angolo , los zorros, lo
pihuichos y los pericos macareños tan abundantes en las plantaciones de la
costa. No es cierto que en Piura no haya
fauna en peligro. Lo que sucede es que los indefensos no tienen quien los
defienda.
El afecto por las
mascotas es en cierta forma una medida de la actitud de una sociedad frente a
las variadas formas de vida. Lo es también el respeto por los árboles, las
flores y la vida vegetal. Una bestia que destruye un árbol o lo mea demuestra
su incultura y un precario respeto por la naturaleza. Quien maltrata animales
es probable que maltrate personas. El mundo exige un respeto elemental por la
vida en todas sus formas. Refiere la
historia que San Romedio retornaba
de Roma tras un largo
peregrinaje. El santo había dejado sus caballos pastando, cuando uno de sus
compañeros de viaje le alertó que un oso hambriento devoraba uno de sus
caballos. Romedio se acercó al oso y le increpó de la siguiente manera: -¿Tenías
hambre, eh? No me parece mal que tengas hambre, sin embargo, te advierto que no
puedo volver a casa a pie. Tú tendrás ahora que hacer de caballo. Dicho eso le
colocó la silla de montar del rocín devorado y lo montó como una pacífica mula.
En todo el camino la oración de Romedio
fue la siguiente: “Señor, domestícame también a mí, hazme más servicial y menos
oso”. De modo que tenemos que ser menos osos con los propios animales.
Ignoramos, si esta raíz brutal e implacable tiene como
antecedente la violencia que nos asalta y desborda todos los días. Se afirma
que entre enero y mayo del presente año en Piura se registraron 56 homicidios,
cuatro más que la estadística total del 2012.Las cifras espeluznantes
escarapelan el cuerpo y nos demuestran el desprecio por la vida. Estas cifras
no incluyen el explosivo número de abortos registrados a consecuencia del
embarazo adolescente, la sexualidad irresponsable y el clandestino manejo que
acompaña estas malas prácticas. Sólo la Iglesia ha asumido con valentía la defensa
de la vida de los niños por nacer. En La
escala de valores la preservación y la defensa de la vida humana es una
obligación ineludible y un mandato impostergable. En Piura, en la que surte
efecto el afán del consumismo y la publicidad, muchas veces, puede
trastocarse esta percepción. La amistad
y el amor en la comunidad humana preservan la vida. Este afán se extiende a estas
pequeñas criaturas que nos rodean y se acaba cuando entendemos que somos como
la arena a la que se lleva el agua.
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