domingo, 9 de junio de 2013


COMO LA ARENA QUE SE LLEVA EL AGUA
Por: Miguel Godos Curay
Piajeno piurano ultimado por las embutidoras trujillanas
Las ligas protectoras de animales, algunas convertidas en Ongs, tienen sus naturales preferencias: perros o gatos. Se desviven por ellos, sin embargo, guardan silencio en todos los idiomas cuando se habla de castración, cortes de las cuerdas bucales para que el perro no ladre, sin contar las extendidas mutilaciones cosméticas de orejas y cola. Todo ello provoca indecibles sufrimientos a las mascotas. Las estadísticas señalan que cada 10 piuranos hay un perro. Si estimamos en Piura una población de un millón 800 millón habitantes. Deben existir en todo Piura 180 mil perros entre los bien tratados, mal tratados y los que viven en el completo abandono. Los que tienen casa y hogar y los que viven a la de Dios en las calles.
Preocupante resulta el tráfico salvaje y brutal de los piajenos. La gran demanda que existe de carne de equino la que se comercializa como carne industrial y se utiliza para la elaboración de jamonadas, mortadelas, salchichas y toda clase de embutidos es la partida de defunción de todo equino en pie. El destino final es Trujillo, pero también las parrilladas que proliferan en toda la ciudad. Carne de burro se consume en Piura en cantidades inimaginables. Los matarifes logran “cabecear” la carne de  vacuno con la de equino.

Los burros son una especie en Piura en riesgo de extinción. Sin embargo, nadie dice nada. Nadie absolutamente nadie se preocupa por ellos. Que conste que el asno tiene un flanco de honor en el escudo republicano de Piura. Los abigeos no tienen escrúpulos. Bartolo un asno adulto  campeón de las últimas carreras festivas de las fiestas jubilares de la ciudad fue secuestrado en La Legua y arrastrado a un camión con destino a estos camales en donde se ultima a los civilizadores borricos.
Nadie dice nada frente a esos cazadores furtivos que masacran a las tortugas en el macizo de Illescas (Sechura). El colmo es que la matanza de especies de nuestra fauna se extiende a  los lobos de mar, delfines y hasta los cóndores  que se desplazan a Bayóvar a aparearse y alimentarse con las placentas de las lobas. En esta relación de fauna en peligro están los venados del Coto de Caza El Angolo , los zorros, lo pihuichos y los pericos macareños tan abundantes en las plantaciones de la costa.  No es cierto que en Piura no haya fauna en peligro. Lo que sucede es que los indefensos no tienen quien los defienda.

El afecto por las mascotas es en cierta forma una medida de la actitud de una sociedad frente a las variadas formas de vida. Lo es también el respeto por los árboles, las flores y la vida vegetal. Una bestia que destruye un árbol o lo mea demuestra su incultura y un precario respeto por la naturaleza. Quien maltrata animales es probable que maltrate personas. El mundo exige un respeto elemental por la vida en todas sus formas.  Refiere la historia que San Romedio retornaba  de  Roma tras un largo peregrinaje. El santo había dejado sus caballos pastando, cuando uno de sus compañeros de viaje le alertó que un oso hambriento devoraba uno de sus caballos.  Romedio se acercó al oso  y le increpó de la siguiente manera: -¿Tenías hambre, eh? No me parece mal que tengas hambre, sin embargo, te advierto que no puedo volver a casa a pie. Tú tendrás ahora que hacer de caballo. Dicho eso le colocó la silla de montar del rocín devorado y lo montó como una pacífica mula. En todo el camino la oración de  Romedio fue la siguiente: “Señor, domestícame también a mí, hazme más servicial y menos oso”. De modo que tenemos que ser menos osos con los propios animales.
Ignoramos, si esta  raíz brutal e implacable tiene como antecedente la violencia que nos asalta y desborda todos los días. Se afirma que entre enero y mayo del presente año en Piura se registraron 56 homicidios, cuatro más que la estadística total del 2012.Las cifras espeluznantes escarapelan el cuerpo y nos demuestran el desprecio por la vida. Estas cifras no incluyen el explosivo número de abortos registrados a consecuencia del embarazo adolescente, la sexualidad irresponsable y el clandestino manejo que acompaña estas malas prácticas. Sólo la Iglesia ha asumido con valentía la defensa de la vida de los niños por nacer.  En La escala de valores la preservación y la defensa de la vida humana es una obligación ineludible y un mandato impostergable. En Piura, en la que surte efecto el afán del consumismo y la publicidad, muchas veces, puede trastocarse  esta percepción. La amistad y el amor en la comunidad humana preservan la vida. Este afán se extiende a estas pequeñas criaturas que nos rodean y se acaba cuando entendemos que somos como la arena a la que se lleva el agua.

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