sábado, 9 de junio de 2012


En nuestra escuela no existen innovaciones pedagógicas

A PROPOSITO DE LA EDUCACION EN PIURA

Por: Miguel Godos Curay

El otro día me pidieron con mucha gentileza respondiera a una serie de interrogantes sobre la educación en Piura. Mi respuesta fue la siguiente. No es de lo mejor. Los estudiantes piuranos siguen naufragando en razonamiento matemático y comprensión lectora. Una constatación vergonzosa es la de que la mayor parte de profesores de literatura no ha leído El Quijote. Y la mayor parte de los docentes no lee y lo poco que lee lo lee mal. Muchos de ellos han convertido en un negocio pingue el vender resúmenes de la mayor parte de obras que compendia el plan lector. Sin embargo, hay que señalar que existen saludables y notables excepciones.

El pánico emocional a las matemáticas está intacto. Es un miedo que aterroriza a buen número de los estudiantes piuranos. No es extraño, por eso, que la mayor parte de los estudiantes de derecho se tuerzan y retuerzan cuando ven números. Otra legión de alumnos cree tontamente que los cálculos matemáticos acaban en la tabla del doce. Los cálculos matemáticos y numéricos son infinitos. No se piense tampoco que la escuela privada es mejor que la escuela pública. ¿Cómo podrían existir diferencias si los docentes son los mismos? Nuestra escuela es un vergel de intrascendencias y simulacros. Las innovaciones pedagógicas no existen. Y los actos más significativos de la escuela son los desfiles por aniversario del colegio y fiestas patrias. Falta el civismo esencial que forma ciudadanos.

Tampoco estamos bien en geografía y nuestra propia historia está plagada de cuentos, inexactitudes a granel. La mitología tallán, tantas veces repetida, nutre uno de esos repetidos cuentos. Para empezar hemos construido una escuela rígida refocilada en hacer más de lo mismo. Conocimiento fresco no hay. La lectura de la realidad está ausente. Y la enseñanza de educación física, arte e idiomas son cursos para perder el tiempo. Salvo honestas y contadas excepciones. Después nada. Nuestras escuelas tienen abismales carencias y una frágil convicción por parte de los maestros.

Preocupante es la situación de las asociaciones de padres de familia. Un botín suculento para directivos inescrupulosos que arrasan impunemente con las cuotas de los sufridos padres de familia. Frente este abuso consumado las autoridades no intervienen. Se coluden. Una asamblea de padres de familia es una barahúnda grosera e insoportable en donde unos acusan a otros. Y en donde los temas carnudos de la educación son letra muerta. Interesa la plata. Poco importa la calidad de una buena educación. La historia de las Apafas no es otra que un inventario de pillos y sinvergüenzas.

¿Podemos hablar de Proyecto Educativo Regional? Un proyecto tiene que involucrar a los estudiantes, a los maestros pero también a los padres de familia para que vigilen y cautelen la calidad de educación que se imparte a sus hijos. Una monserga de maestros voluntariosos no puede ser el proyecto de la educación que necesitamos y queremos. La educación es un territorio en donde los diagnósticos son volátiles. El mundo cambia irremediablemente. La educación necesita de una sintonía humana extraordinaria. Necesita una serena convicción en el futuro no el ejercicio pirulero de repetir hasta la necedad lo que dicen unos textos aplastados por la incompetencia, por una programación curricular cuya ineptitud está por los cuatro costados demostrada.

Tampoco puede haber educación para el cambio sin un compromiso ético. Una educación que forme ciudadanos para el reclamo. Una educación que no se solace en la conformidad sensual de los que nunca dicen nada aunque sientan vulnerados sus derechos. No podemos continuar predicando un evangelio de desesperanza. Ni inoculando en las conciencias el virus de la conformidad odiosa. Ese espíritu de trabajo anémico de cambio. La escuela forma ciudadanos y ciudadanas para la vida. Este proyecto humano harto ambicioso necesita de la ética esencial del que construye una catedral con cimientos sólidos. Mi padre decía que hay que educar a nuestros críos sin chambonadas. Con el ejemplo vivo y no con el verbo inconexo de la acción cotidiana. Un proyecto puede ser un anhelo ambicioso y si del papel no se encarna en la práctica sin crueldad podemos afirmar que no tiene ninguna utilidad práctica. Como se dice en Piura un saludo a la bandera para consolar la pereza y la negligencia.

No hay comentarios: