sábado, 12 de diciembre de 2009

NO ES EL PADRE BOLO, ES EL PADRE ARANA


Por: Miguel Godos Curay

El clásico U-Alianza lo dejó sin público. La conferencia del Padre Marco Arana Zegarra, empezó 55 minutos después de lo previsto. Lo que no restó ímpetu a quienes lo acompañaron en la mesa. El pasado 8 de diciembre no fue un día oportuno para la presentación del Movimiento Tierra y Libertad. No hubo tampoco prensa y los que eventualmente concurrieron no se quedaron hasta el final. El “curita” expuso los lineamientos de su propuesta política. “Ni solos ni mal acompañados” en principio. Sin pretensiones electorales mayores que la de algún Gobierno Regional y algunos municipios. Imprescriptibilidad de delito de corrupción. Ni con Sendero ni con Keiko Fujimori.

¿Es un cura disfrazado de político o un político disfrazado de cura?. Fue una de los interrogantes que intentaron formularle por la radio y que se quedó en el aire pues la entrevista afinó su puntería al conflicto minero por el Proyecto Río Blanco en Huancabamba. Arana, sostiene que la mala fama que le endilgan es producto de la “prensa sucia” coludida con esa minería que ha convertido a Cajamarca en la cuarta región más pobre y más cara del Perú.

Arana reiteró que es hijo de maestros de ahí le viene su habilidad para pintar descarnadamente lo que una minería sin estricta vigilancia ambiental puede hacer. El cura Arana, “chapocito él y buen mozo” a decir de las cuatro choclonas que con curiosidad acudieron a escucharlo. Acusa una prematura calvicie que le permite ver el color de sus ideas. Y es probable que concluida esta campaña con menos cabellos se convierta en “Pelao Arana”. El seguirá siendo el “Padre Arana”, un “padrecito” que sin los atributos del personaje de Cantinflas o el don Camilo de Guareschi sueña con un mundo mejor.

En un país religiosamente hasta el tuétano, con devociones multitudinarias el Padre Arana es como la peca de la jirafa. Un cura sin sotana o una sotana sin cura. No es el ángel de la guarda dulce compañía. Para las compañías mineras a las que Grufides, su Ong, se enfrenta es el mismo diablo. Pero no es un pobre diablo. Es un hombre inteligente que sabe que piedras pisa para cruzar el río tormentoso de las opiniones y las controversias. Es tema de conversación todos los días y a consecuencia de desacreditarlo sus opositores lo han hecho popularmente famoso y hasta probable candidato electoral.

Ahí en su conferencia concurrieron sus amigos del CIPCA. Algunos con soporíferas cabeceadas en plena tarde pero lo escucharon y aplaudieron. Otros lo aplaudieron pero no lo escucharon. El calibre de sus intervenciones reveló que estaban más perdidos y despistados que cuy en tómbola. El cura, sin embargo fue puntual y disfrutaba de las interrogantes del auditorio.

El discurso es esencialmente de oposición a la actividad minera a la que considera un modelo económico agresivo que ejercita presión sobre los recursos hídricos. Los enclaves mineros, por eso, son modelos de pobreza en el Perú. Es el caso de Yanacocha en Cajamarca. En lugar de avanzar retrocede. Otro aspecto en el que el Padre Arana se despacha estupendamente es el reconocimiento de los derechos territoriales y de la validez de las consultas vecinales en torno a la actividad minera.

Si la democracia es un instrumento deliberante,por supuesto, todo absolutamente todo debería ser sometido a consulta. En este extremo Arana pisa callos por cuanto la Iglesia disfruta de viejos e históricos privilegios. No sólo goza de excepciones tributarias sino de la protección del Estado que sostiene planillas. Sus propiedades gozan de beneficios y no pagan impuestos prediales ni de otra naturaleza. La democracia en sentido estricto demandaría un trato igualitario a todas las confesiones religiosas por diminutas que estas fueran. Y ahí viene el despelote.

En economía, sostiene el Padre Arana, hay que apuntar a una economía para la equidad y la solidaridad que privilegie la agricultura que alimenta y nutre a los pobres. Mostrando sus manos y pecho sostuvo que renunció al oro porque por cada gramo del precioso metal se mueven de una a tres toneladas de montaña. Y el oro que existe en el mundo es suficiente para reciclarlo. Haciendo alusión a la biblia respondió que si en efecto Dios no anda peleado con la minería. En la biblia con relación al oro hay alusiones metafóricas buenas y malas. Desde el becerro (falso Dios) cuyas pezuñas adoraban sublimados los seguidores de Moisés hasta la alhaja entregada a la mujer adorada.

En otra parte de su conferencia señaló que Piura, Jaén, San Ignacio tienen caminos andados. Y propuso una mejor articulación entre el Estado con los municipios porque al poder se le delega pero se le controla. La minería que queremos es una minería sostenible ecológicamente con estricto control ambiental. Una inversión que no atropelle a los Derechos Humanos. Dirigiéndose a sus seguidores puntualizó que “los cambios no se hacen con ideas escritas en la pizarra sino con organización y acción”. En este extremo toma distancia con el Padre Salomón Bolo el único sacerdote católico que visitó la URSS, Cuba y China comunista con su sotana y trabó amistad con el Che Guevara y Mao Tse Tung. ¿Teología de la revolución?

Sobre Zijín en Ayabaca y Huancabamba, señaló en tono de resbalosa, que ha cavado su hoyo y tiene que irse. La minería que mueve desarrollo requiere tres condiciones: 1) Desarrollo Tecnológico que en el Perú no hay ni habrá mientras las empresas no reinviertan sobre todo en educación, 2) Valor agregado que no se produce en el Perú pues exportamos concentrados: “Oro Dore” que es una mezcla de oro con plata y zinc que no se puede utilizar siquiera en joyería y 3) Diversificación de la economía: es decir que la acumulación que genera la actividad minera se traslade y desarrolle otras actividades productivas que generen ingresos cuando la minería se agote. Y por supuesto que no haya aportes voluntarios en un país en el que todos, grandes y chicos, asuman con responsabilidad sus impuestos. Arana se las trae. No tiene pelos en la lengua. Está en campaña si rezara misa una multitud de fieles le seguiría a rabiar. El prefiere la frescura de sus camisas sobrias y en lugar de su breviario una diminuta laptop y su afilada lengua para patear sin contemplación la canilla de esos empresarios mineros tacaños que no redistribuyen sus beneficios y repiten esa jaculatoria condenada que dice:¡ Del Padre Arana líbranos Señor!.

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