domingo, 26 de abril de 2009

TEJIENDO LA MEDIA DE LA ESPERANZA EN EL PERU


Por: Miguel Godos Curay

Es la única universidad en el Perú que tiene santo con nombre propio. Me refiero a la Universidad de Piura y a Monseñor Josemaría Escrivá de Balaguer su ilustre primer Canciller. Entre Monseñor Escriva y la Universidad de Piura existe un vínculo amoroso que ha permitido que en el desierto piurano surja como iniciativa corporativa una universidad con prestigio académico y nombradía en el norte del Perú. De ello podemos dar fe con entrañable cariño. En ella nos nutrimos en buen momento de lo más preclaro de las inteligencias del Perú y de Europa. La Universidad de Piura es hoy una institución “piurana” cuyas raíces nos recuerdan que en el paisaje gris del desierto surgió como un oasis para nutrir las inteligencias.

Ese mismo orgullo sienten quienes transcurrieron sus estudios humanísticos y científicos en sus aulas. Aún resuenan en mis oídos las memorables lecciones de César Pacheco Vélez, Javier Cheesman Jiménez, el erudito de Valdelomar que por extraordinaria humildad nunca se nos reveló ruidosamente. Del poeta José Ramón de Dolarea, de Ronald Escobedo Mansilla, del Padre José Navarro Pascual, de Ramón Mugíca por sobre todas las cosas un hombre santo y bueno. Aún recuerdo como una tarde de lluvia de 1983 condujo en sus brazos a la joven periodista en silla de ruedas que lo iba a entrevistar en América Televisión y cómo es que podía lanzarse en una cuerda a lo Tarzán en el muelle de Paita para recoger información de los pescadores paiteños sobre el fenómeno El Niño.

Yo agradecido ex alumno estoy en vieja deuda con las doctoras Carmela Aspíllaga, Marisa Aguirre, Yolanda Ho, Elvira Gálvez, Rosa Zeta y Luisa Portugal cuyas exigencias para escribir bien y mejor aplicó hoy a mis alumnos de periodismo de la Universidad Nacional de Piura. Un deslumbramiento hacia el pensamiento filosófico fue la doctora Luz Gonzáles Umeres, la hija del pintor y humanista don Francisco Gonzáles Gamarra. Con la doctora Gonzáles la filosofía adquiere relieves profundamente humanos. Se siente en sus palabras el espíritu original de lo que debe ser la vida universitaria.

Todo ahí en la UDEP es cultura. Un contacto íntimo con la piuranidad en el ameno diálogo con don José Estrada Morales. Confieso que mis recuerdos más gratos palpitan en esos itinerarios piuranos con los profesores Gonzalo de Reparaz Ruiz, un geógrafo portugués enamorado del Perú a quien debo mi amor a primera vista por Morropón y el zigzagueante curso del naciente Piura en la cuenca de La Gallega. Don Gonzalo fue el causante de una pasión inconclusa por el desierto con sus médanos inmensos y la riqueza oculta de fósforo en sus entrañas.

Con el historiador José Antonio del Busto Duthurburu recorriendo las iglesias coloniales de Piura aprendí de primera fuente y a borbotones. Conversando con Enrique Chirinos Soto descubrí a Vallejo en su esplendor metafísico. Y no me quede ahí. Mi debut periodístico fue seguido con minuciosidad por el profesor José María Navarro cuyas puntuales correcciones me abrieron los ojos a la gramática y la literatura. Hemos tenido a eminencias con una proverbial humildad como don Vicente Rodríguez Casado, Leonardo Polo, don José María Desantes. Y todo eso fue posible por el espíritu cristiano de la Universidad de Piura.

Algunas ocasiones acompañé a don Ricardo Rey Pólis, el Rector, que en compañía del profesor Estrada Morales promocionaban, sin mayores estridencias publicitarias pero sí con convicción a la Universidad de Piura. Por este mismo derrotero fieles al espíritu fundador están Antonio Mabres y Antonio Abruña el actual Rector. En este recuento de la memoria está presente Víctor Morales Corrales que me señaló el norte en momentos de profunda vacilación e inquietud.

Ahí están todos Rafael Estartús, Miguel Samper, Dennis Enríquez, Thyra Beck, Elsa Bermejo don Esteban Puig, Ronnie Moscol. La academia y la ciencia pero también ese esplendor humano de quienes hicieron a pulso -entre el reverberar del desierto y el humano esfuerzo- la verdura del Campus. Por ellos, los ausentes y los presentes, un recuerdo y una oración. Los que se fueron están cerca de San Josemaría, ese “juglar a lo divino” -como diría el poeta Dolarea- que nos enseñó a hacer hermosos versos con la prosa intensa y cotidiana de la vida. Yo me congratulo de esos cuarenta años que se inauguran con mucha gratitud y regocijo. Cuando conocí la Alma Mater tenía quince años ( hoy tengo 52) y me prendé de ese modo transparente de hacer las cosas y de ese amoroso tejer en cada uno de nuestros corazones la media de la esperanza en un Perú de justicia y de progreso.
* Foto: San Josemaria Escriva de Balaguer,Primer Canciller de la Universidad de Piura.

1 comentario:

EDWIN KAYE dijo...

saludos señor Godos.
permitame presentarme, mi nombre es Edwin Calle Godos el joven que se le acercó el miercoles pasado en la presentacion de un libro en la pinacoteca municipal.
En primer lugar felicitarlo por el artículo,y quisiera saber sobre el apellido GODOS se que no es muy común , mi madre es Godos y la verdad que conozco poca gente que tenga este apellido.
quisiera saber su correo para matener una correspondencia mas parsonal con usted y quisiera compartir con usted mis Blog .
www.cabodenieve.blogspot.com
www.paraencontrarnosaqui.blogspot.com
www.lasoledaddel7.blogspot.com
mi correo es kayedwin@hotmail.com

me despido esperando pronta comunicacion con usted.
Edwin Calle Godos