domingo, 17 de agosto de 2008

EL SUEÑO DEL TIGRE CARRASCO


Por: Miguel Godos Curay
Con palabras no se puede decir lo que el corazón siente cuando se marcha un amigo. Con él compartimos muchas horas, alegrías, ilusiones, experiencias, aventuras y tristezas en la Universidad de Piura. Fue ahí en donde por su manifiesta capacidad de indignación y legítima rabia se ganó el apelativo de “Tigre”. Pero como lo prueba su entrañable lealtad familiar, a Nina y a sus hijos. Era un tigre con corazón noble y profundamente sensible. Tenía una esclarecida convicción profesional y amaba a su familia y al periodismo por sobre todas las cosas. Con Ricardo Castillo, su amigo inseparable, desde esos tiempos memoriosos de caminatas interminables a la universidad compartió ideales y sueños.

Carrasco venido de Talara disfrutaba con la noticia. Se nutría de los acontecimientos del día en Piura o en Sullana. Carlos fue miembro del grupo editor de la Revista Nova que integraban los entonces inquietos universitarios Carlos Ginocchio, Marco Agurto, César la Torre, Ricardo Castillo, Lino Saavedra, Rosendo Li, Miguel Ross Morrey, Cala Celi , Lilliam Hidalgo y Ubaldo Ramos quien también nos adelantó en la partida. Nova, brilló, aunque efímeramente en la vida cultural de Piura. Propuso la creación del Centro de Estudios Piuranistas y emprendió un silencioso esfuerzo de búsqueda de la identidad en los infolios del Archivo Parroquial de Catacaos gracias a la amable benevolencia de Monseñor Jesús Villalobos.

La revista era ilustrada con aguatintas de Rosendo Li en la que asomaba el genio pictórico que es hoy. Ahí debutamos periodísticamente. Marco Agurto y Ricardo Castillo con ingeniosas ideas realizaron verdaderas proezas de diseño gráfico para el mimógrafo en el que clandestinamente se editaba Nova. Fue una aventura inolvidable en la que participó Carlos. El grupo se repartió por el mundo. Unos fuimos a Correo que nos abrió las puertas. Carlos se fue a El Tiempo en donde entregó sus mejores años. De ahí hizo un paso breve por la Municipalidad de Piura hasta que se ubicó en el Proyecto Río Blanco en donde vivió a fondo el sueño posible de compatibilizar las vocaciones productivas de Piura. Agricultura y minería.

Por eso se fue a Huancabamba. Ahí lo encontré el pasado julio pues nos invitó a compartir experiencias con comunicadores locales. Siempre amable y lleno de corteses detalles nos hizo las fotografías que después envió personalmente. Siempre con fino humor e ironía. El creía en ese sueño de remontar la pobreza, con la inversión, en esos caseríos pobres donde el alcohol y el fanatismo embrutecen a los hombres. Creía firmemente en que la educación y las mejores condiciones de vida permitirían que la riqueza se explote con una ética visible y responsable. Y con beneficios para los que menos tienen.

Era amigo del buen café, un cigarrillo y un vaso de agua fresca. Para este rito diario se ocultaba en el último rincón de La Huerta en el espacio “para fumadores”. Vivía orgulloso de las vocaciones humanas de sus hijos. Hoy ellos pueden estar orgullosos de tener un padre tan apasionado por lo que quiso y vivió. He leído con detenimiento sus correos desde Huancabamba y sus buenas impresiones de los alumnos de comunicación de la Universidad Nacional de Piura. De Jorge Patiño, Reynaldo Cruz con quienes más que jefe fue un buen amigo y maestro. La noche esta fresca como el último día que conversamos en Huancabamba. Tengo un nudo de recuerdos en la memoria. Busco en mi biblioteca unos libros que puso en mis manos “porque te van a interesar mucho”. Miro las fotos en las que se dibujan los caminos de la sierra cubiertos por las nubes. Y le pregunto: ¿Tienes un seguro de vida?. Y me responde con su peculiar y sutil ironía: “Todos tenemos un “seguro” de Las Huaringas”. Carlos Carrasco, sonríe y parte para encontrarse con su bienaventurado sueño de verdad.
(En la foto Carlos Carrasco,Elvira Carhuapoma, Miguel Godos y Lucha Guarnizo)

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