sábado, 6 de marzo de 2010

LEGALIDAD, LEGITIMIDAD Y CRIMINALIDAD


Por: Miguel Godos Curay

Nada volverá a ser como antes. La proverbial clama piurana se ha roto. Las pérdidas materiales son cuantiosas y superan el millón de dólares en daños a la propiedad pública y privada, horas de clase pérdidas, comercios paralizados, pertrechos y afectaciones a la vida, el cuerpo y la salud. La angustia y la incertidumbre intranquilizan a los piuranos. Nadie podrá consolar a los deudos de los cinco muertos. En Piura, no solo nace el sol sino la violencia de alrededor de 60 pandillas que reúnen a mil quinientos jóvenes de zonas marginales que aupados a agitadores movilizados hasta Piura hoy son una amenaza para la paz y la tranquilidad. Los efectivos policiales han resultado insuficientes.

Cuando una acción humana es respetuosa de la ley (legalidad) y del consenso (legitimidad) fluye normalmente. El gobierno local en tanto expresión de la voluntad ciudadana busca que el respeto a las leyes vaya de la mano con la legitimidad. Es legítimo por ejemplo que las personas busquen honestamente el sustento para sus hijos. Pero es absolutamente ilegal que ocupen las vías públicas y que lo hagan en total desorden y en condiciones de salubridad precarias. Lo legítimo pero ilegal es la informalidad declarada. Lo peligroso de la informalidad es que las personas se acostumbran a vivir en ella. La informalidad benigna es ese impulso y salto de oportunidad para mover la economía. La informalidad maligna y cancerosa es aquella que justifica la piratería, el peso incompleto, los productos bamba y de mala calidad. La evasión tributaria municipal y la evasión fiscal a la Sunat. Es un cáncer de la economía y un lastre para el progreso pues las personas se acostumbran a convivir con el desorden y al margen de la ley.

Cuando hablamos de ilegalidad y de ilegitimidad juntas hablamos de la acción criminal. Criminal es vender productos adulterados, productos bamba, vender con falta de peso, vender carne de equino como si fuera de res, vender productos en malas condiciones de higiene. Criminal es el trabajo infantil, criminal es la trata de blancas. Criminal es la usura y el “alquiler” del dinero con intereses leoninos, criminal es el expendio de alcohol y drogas. Criminal es la estafa, la manipulación y el chantaje.

Cuando una acción es legal pero es ilegítima hablamos de violencia legal. Por ejemplo, cuando la autoridad despoja con un embargo de sus bienes a una anciana que no tiene otra propiedad que en la que vive por no pagar tributos se ejercita violencia legal. ¿Es violencia legal ordenar el mercado y sacar a los ambulantes? Si los comerciantes estuvieran debidamente ubicados en donde deberían estar sin obstruir accesos ordenadamente indudablemente que sí. Pero es el caso que se encuentran en espacios indebidamente ocupados y que deben ser ordenados.

¿Qué pasaría en caso de terremoto en nuestro principal centros de abastos? Dios nos tenga confesados. Habría miles de muertos apiñados y aplastados por que las vías de ingreso y salidas están colapsadas. Otro tanto morirían sofocados, otros elctrocutados y en caso de siniestro los grifos contra incendios no funcionarían.

Las muertes de niños, mujeres y ancianos serían cuantiosas y el fuego daría cuenta de los plásticos, insecticidas, trapos y alimentos que en total desorden se expenden sin miramientos en nuestro principal centro de abastos. Este es el mercado modelo de Piura en el que ya el experto Julio Kuroiwa, recomendó al entonces alcalde Luis Paredes Maceda una evaluación de las áreas expuestas a fuego pues el concreto cristalizado en cualquier momento se podría desprender y aplastar a comerciantes y compradores. ¿Se efectuó la evaluación? ¿Las construcciones realizadas por los propios comerciantes se han evaluado técnicamente?. El mercado central sigue siendo una bomba de tiempo mientras persista la informalidad, el desorden y la falta de autoridad.

Creemos que en el diálogo no se trata de defender posiciones o que una de la partes “gana por goleada” como sostienen algunos irresponsables dirigentes. Ni nos hace ningún bien aparecer en la prensa internacional como una ciudad ingobernable ganada por la violencia delincuencial. Eso no habla bien de los piuranos y peruanos. El diálogo debe explorar propuestas posibles y viables que beneficien a Piura más allá de los intereses de parte. Para ello hay que tener claridad en quienes son los actores, conocer sus expectativas. Pero también hay que identificar a los saboteadores quienes con sus acciones criminales dificultan cualquier esfuerzo conciliador. No se trata de un conflicto de un grupo de comerciantes con la alcaldesa y los regidores. Sino de acontecimientos que el pueblo de Piura rechaza y en los que tiene que respetarse las leyes y los consensos porque Piura hace rato merece mercados dignos, limpios y ordenados. ¿Dónde estamos?
Foto: Diario CORREO Piura

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