martes, 22 de septiembre de 2009

EL PATITO FEO DE LA UNP


Por: Miguel Godos Curay

La escuela de Comunicación Social es el patito feo de la Universidad Nacional de Piura. Nuestra escuela tiene diez años de existencia pero vive despojada de aulas nuevas e impecables. Nuestro territorio es un diminuto cuchitril, recién pintado, con el número 42, quijotesca ínsula Barataria en la Facultad de Ciencias Sociales y Educación. Nuestras aulas construidas con fondos del FEDADOI (Fondo Especial de Administración del Dinero Obtenido Ilícitamente en Perjuicio del Estado) en el Jirón Callao -repartidas caprichosamente- están ocupadas por otras dependencias ajenas a nosotros. Vivimos en casa prestada teniéndola. Son diez años de privaciones indignas.

Sin embargo, pese a las dificultades hemos ingresado por el esfuerzo de nuestros alumnos y la confianza de sus padres, a las redacciones de los diarios, radioemisoras regionales, empresas de prestigio y medios capitalinos. Un buen número de egresados y egresadas, formados en la carencia material hoy nos demuestran que los esfuerzos no fueron vanos. Son profesionales competentes para orgullo nuestro.

Nuestro deseo es ser Facultad. Contamos con el número de docentes nombrados necesarios pero ahí estamos. Sin embargo, observamos como a las inmediaciones de nuestro cucurucho crece la universidad. Un edificio esplendido a nuestro lado usado algunas horas para el bullicioso ensayo de los tunos y los danzarines nos causa envidia. Al otro extremo el ritmo febril de las construcciones no se detiene. Con nosotros la universidad -en trato material- se empequeñece. Los frutos propios cosechados nos engrandecen.

Últimamente hemos quedado en la situación de pedir prestado en la calle lo que a duras penas conseguimos en la UNP. En este escenario los Pizangos interiores nos brotan con rabia frente a tanta lenidad. De la actual gestión no esperamos nada. De la gestión que se avecina: justicia y reparación inmediata. Nuestra fortaleza mayor es el periodismo, el trabajar sobre la realidad descarnada, el hacer mucho con nada pero no somos magos y deseamos vivamente que la universidad se acuerde de nosotros.

Hemos reclutado valiosa experiencia humana en nuestros profesores que no se dedican a urdir fábulas en las aulas o a manipular campañas electoreras y se entregan a manos llenas a sus alumnos. Lo que no queremos es que estas agallas y decoro para hacer siempre bien las cosas acabe en frustración. Sabemos lo qué hacemos y qué queremos. Necesitamos que la UNP no nos de un trato impropio de hijos de vecino.

Ahora estamos embarcados en el proceso de auto evaluación como paso previo a la acreditación de la Facultad de Ciencias Sociales y Educación. La verdad es que somos tan distintos. Nosotros pensamos todo el día contemplando la germinación de esta semilla. Los objetivos que perseguimos son muy claros. A nosotros nos acredita lo que hacemos y mostramos. Nuestros productos están en las páginas de los diarios, en la programación de las radios y en los noticieros cotidianos. En los buenos desempeños en las empresas y aunque nos lo propusiéramos no podríamos ocultarlos.

Nosotros llamamos la atención de la comunidad regional y nacional, informando y creando opinión. Somos críticos por naturaleza y necesidad. No les extrañe por eso que nuestro reclamo se sienta de ahora en adelante todos los días, mañana y tarde, como el bombo en fiesta hasta que esa vigorosa demanda acabe con esa inclemente sordera.

En condiciones adversas nuestro trabajo es extenuante a no ser por ese místico fervor del buen comunicador. De nuestras carencias hemos hablado en todos los idiomas. Si sobrevivimos es por nuestros alumnos tan apasionados como sus maestros. Creemos que las autoridades de la UNP deben atender nuestros clamores y reparar ese olvido injustificado que nos ha convertido en el pato feo de la UNP. Totalmente desatendidos en nuestras elementales necesidades.

Es loable que nuestros profesores -que desconocen los beneficios de las becas con nombre propio- por ese respeto elemental a los alumnos se mantengan actualizados con su bolsillo y esfuerzo. Si fueran de la otra tribu se contentarían con soplar la pluma y vender sebo de culebra. No es así. Como en el cuento de Andersen somos un pato feo en el que se oculta el esplendor de un hermoso cisne. Un cisne valeroso que ha aprendido aquella lección que dice que en un diálogo de sordos lo alternativa honesta es la de arrebatar al poder el poder de la palabra. ¿Y quién y con qué autoridad moral nos lo va impedir?

1 comentario:

gaby dijo...

Hola ,queria felicitarte, pues tu pagina es excelente , me encantan los contenidos , dignos de su publicacion ,si queres , entra en mi sitio , y dejame un comentario

cuanto mas conozco a la gente ..... mas quiero a mi perro

, te mando un abrazo

Gatacalva