sábado, 21 de febrero de 2009

¿Y EL PENSAMIENTO DE HAYA?


Por: Miguel Godos Curay

El aprismo se aleja cada día más del pensamiento de Haya. Los nuevos líderes lo desconocen y los ruidosos militantes lo ignoran por completo. El Haya constituyente que cobró un simbólico sol por presidir la asamblea contrasta con ese protagonismo faccioso y concupiscente de congresales y funcionarios vinculados a la visible corrupción. Las marchas obreras y estudiantiles son un viejo recuerdo. El malabar moral del aprismo es ese salto mortal de las mayores hazañas por un ideal de justicia a las profundas traiciones al legado del maestro. A esa sensualidad vehemente en el disfrute del poder. ¿Qué clase de partido y partido de qué clase es el Apra?. Es una interrogante del propio Haya.

Los propios apristas no se han dado cuenta que han dejado de ser apristas a la luz del pensamiento de Haya. Han perdido el ritualismo y la lealtad esencial. Los viejos apristas galvanizaban su impecable militancia con un fervor ilimitado al jefe. Y por deber cívico lo leían y repetían memoriosamente. Haya era ávido lector. Leía y obligaba a leer. Entre las preciosidades de su biblioteca estaba la primera edición de los Comentarios Reales leída y releída. Junto a su cama arrinconados unos viejos zapatos de cuero negro, con los talones desgastados, que usaba para levantarse. Junto al velador de laca la mascarilla que post mortem le hizo Miguel Baca Rossi. En la cera han quedado de modo indeleble adheridas las cejas y las pestañas del viejo líder. A un lado la investidura doctoral y el birrete de Oxford. Todos estos efectos personales eran cuidados por Idiáquez con quien recorrí, allá por 1992 , Villa Mercedes.

Hay en al aprismo una orfandad de lumbreras intelectuales y una escasez irremediable de críticos y lectores. La edad de oro de pensadores brillantes como Sánchez, Cossío del Pomar, Heysen, Seoane, Orrego, Pulgar Vidal, Ramos Alva, Melgar, entre muchos otros, no tiene retorno. No hay pichones de cóndor dispuestos a remontar vuelo. Los hoy jóvenes militantes son una legión oportunista de pájaros de alto vuelo perniciosos que de la ideología no conocen absolutamente nada. Son chatos. Una especie de pigmeos sin estatura intelectual para los debates y la militancia honesta. Desconocen la doctrina. Tampoco podrían confrontar el pensamiento de Haya con el de Mariátegui o con el de Víctor Andrés Belaúnde.

Haya escribió que como partido el Apra no cierra el camino histórico a ninguna posibilidad realista del presente o del futuro. La integración continental es un desafío y el TLC exige negociar en condiciones ventajosas con el capitalismo. A la luz del pensamiento de Haya hay mucho pan que rebanar. Ello implica una nueva estructura jurídica acorde con la nueva estructura económica. Haya señalaba que el enanismo mental latinoamericano fue nuestra desdicha. Orador insigne decía que su oratoria era técnicamente geométrica. “Primero voy construyendo los lados, luego voy armando los contrafuertes. Luego coloco la bóveda…y cierro. Finalmente ofrezco a los presentes el derecho de formular

Haya tenía una habilidad misteriosa para hablar con los muertos. Según relata el 16 de febrero de 1937 los sicarios de Benavides victimaron al líder aprista trujillano Manuel Arévalo. La noticia se conoció por el propio gobierno el 19. Refiere Haya que la madrugada del 21 de febrero víspera de su cumpleaños lo fue a visitar Arévalo. Tenía los zapatos enlodados, la corbata en desorden y el traje azul oscuro con las trazas de haber sido duramente maltratado. Arévalo “me sonreía mansamente con esa risa inefable de quien ya conoció lo peor. Entonces le pregunté ¿Cómo es la muerte? ¿Sufriste mucho? Y el con su sonrisa serena y melancólica me respondió: “no hablemos de eso. Ya pasó” Vengo a hablarte a ti, que estás vivo y a decirte que no te pasará nada, nada. Puedes estar seguro” Me abrazó y partió. Volví a mi lecho, quienes me acompañaban seguían durmiendo. La presencia fantasmagórica de Arévalo estuvo hasta en su lecho de muerte.

Haya tenia el pleno convencimiento que “gobernar no es mandar, no es abusar, no es convertir el poder en tablado de pasiones inferiores, en instrumento de venganza, en cadalso de libertades; gobernar es conducir, es educar, es ejemplarizar, es redimir”. Haya, se conmovía hasta por los perros sin dueño que deambulaban por la ciudad. Muchas veces, sin sentido del valor del dinero lo entregaba sin miramientos en raptos increíbles de generosidad. Era amigo de Einstein, Bertrand Russell,Ben Gurión y Arnold Toynbee a quien invitó a conocer el Perú. Disfrutaba de la buena comida y los alfajores del norte. Su vida íntima fue un territorio impenetrable. Anita Billingursht fue el gran amor de su vida.

Haya fue un idealista curtido por años y desengaños. Muerto Rubén Darío, junto con Antenor Orrego y el aplauso de aprobación de la bohemia de Trujillo coronó como el Gran Poeta de América al cholo César Vallejo. Vallejo con lágrimas en los ojos aceptó la premonición. Haya, fue un encantador de multitudes y quizás el último de los políticos peruanos con sentido del honor. En una entrevista póstuma Alfredo Barrenechea le preguntó: ¿Cree usted que la historia del Perú lo va a recordar el año 2000?. Haya respondió. “No se, quizás se olviden de mí.” ¿Y si no se olvidan?. “Y si no se olvidan…bueno, bueno no puedo decir nada. Eso ya pertenece a un campo que yo llamaría la brujería política.”
Foto: Haya de la Torre y juvenil Alan García Pérez

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