Los 54 años de vida de la
Universidad Nacional de Piura pueden servirnos como motivación para una serie
de reflexiones sobre su futuro. En efecto, la vida de Piura puede separarse en
dos etapas claramente definidas. Antes de la presencia de la universidad y otra
etapa post universidad. Las universidades no sólo son grandes animadoras de la
vida cultural de sus ciudades. Lo son también de la construcción de una
conciencia crítica frente al futuro. Con las universidades camina la ciencia,
la investigación científica, el espíritu de las reformas sociales. De algún
modo u otro germina una concepción
política propia manifiesta en la formación de los cuadros dirigentes en la
sociedad.
En sus cortos 54 años la UNP
tiene dos hijas. La Universidad Nacional de Tumbes (Ley N°23881 23.06.1984) y
la Universidad de Frontera de Sullana (Ley N° 29568 del 26.07.2010). Esta
última surgida por iniciativa del congresista Carrasco Távara. Este parto con
fórceps legales no sólo despojó lo que con mucho esfuerzo se había erigido como
Campus equipado y con un recorte presupuestal del Canon Petrolero. Sin embargo,
la UNP mantiene su sede en Sullana con una creciente demanda estudiantil que
supera los 5 mil estudiantes.
La universidad no es un
acontecimiento casual. La comunidad estudiantil dinamiza y fermenta en las
bibliotecas. Es en la lectura en donde
se nutren las inteligencias. La sociedad empieza a leer y a escribir. A pensar
por sí misma sobre su presente y futuro. Los docentes, por ello, sienten el
impulso de anticiparse a sus discípulos, los alumnos. La universidad clarifica
y mejora la visión de futuro. La UNP
desde sus orígenes tiene un valioso impacto sobre el trabajo del campo.
De los primeros ingenieros van a surgir genetistas y entomólogos cuyo trabajo
junto a la literatura especializada tuvo la presencia de profesionales
identificados con el genuino espíritu de la universidad. Lo propio sucede con
los economistas y contadores adscritos a la Facultad de Ciencias Económicas.
La economía de Piura se
subordina al creciente dinamismo de la exportación algodonera. A los proyectos
de irrigación como San Lorenzo con una diversidad productiva. Piura, se piensa,
tiene todo para convertirse en una despensa alimentaria del Perú. Es una
despensa de fosfatos en Sechura y polimetálicos en Tambogande. Históricamente,
Talara es la despensa de hidrocarburos. De Talara surgen los primeros becarios
de la International Petroleum Company. Piura,sin embargo, subordina su
desarrollo a los conflictos fronterizos subsistentes con el Ecuador. Cuando
Velasco Alvarado ejecutó el proyecto
Chira-Piura, no se vislumbran aún los impactos de El Niño en la economía
regional. Paita es el primer productor de pesca para el consumo humano. Con el Complejo Pesquero y la producción
industrial de harina de pescado y congelados. La crisis del sector había
adquirido dimensiones impredecibles. La estatización de las industrias y la
reforma agraria, provocaron una euforia sorprendente en las cooperativas
movilizadas por el gobierno revolucionario de la Fuerza Armada. Las haciendas
dejaron de producir y la parcelación trajo a contrapelo el acelerado empobrecimiento
de los campesinos convertidos en dueños de la tierra. Los nuevos propietarios
dejaron de producir convirtiéndose en consumidores. Los créditos del Banco
Agrario alentaron un acelerado proceso de urbanización en Piura y Castilla. La
economía mundial experimentó serios reveses. El campo dejó de producir.
En la vida de la Universidad
Nacional de Piura hay un primer momento fundacional en el que surge la
interrogante sobre el sentido de la universidad en la vida de
Piura. En efecto, estos primeros años van a ser de profundas discusiones y
definiciones. De miedos y temores. No faltan quienes piensan que con un centro
de germinación de ideas y debates políticos los conflictos se podrían exacerbar.
La primera demolición intelectual va a tener como escenario inmediato el orden
establecido. Las primeras clases, con inicial timidez pero con mucho optimismo,
se realizaron en el antiguo local de la Planta Eléctrica en el jirón Libertad.
Ahí iniciaron sus clases los alumnos de la primera promoción de ciencias
económicas y contabilidad.
Piura y la prosperidad de
sus haciendas, en poco tiempo, abrió paso a la Reforma Agraria. Los bonos de la
Reforma Agraria marcaron la pobreza y la descomposición de la propiedad de los
ayer feudatarios. También surgen posiciones maduras que evalúan la calidad de
la educación impartida en los colegios. Y si la matemática colegial permite que
los estudiantes realmente ingresen a la universidad. Nuevamente se confrontan
la educación privada de los colegios religiosos Salesiano y Jesuita, con la
educación pública polarizada con el centenario, histórico y regionalista
Colegio Nacional de San Miguel.
Vargas Llosa, ex alumno de
primaria del Salesiano y de secundaria
del San Miguel. Era ya un escritor de nota que inmortalizó a Piura en las
páginas de Los Jefes y La Casa Verde. Vargas Llosa recibió el Doctorado Honoris
Causa de la UNP el 17 de diciembre del 2002. Paralelamente el claustro retiró
la misma distinción académica a Fujimori por causa de deshonor. Ese simple
gesto de dignidad y decoro. Enalteció a Vargas Llosa quien retornó al claustro
el 5 de marzo del 2012 después de haber recibido el Premio Nobel de Literatura.
Entre los Doctores Honoris Causa de la UNP destacan el filósofo Gustavo
Gutiérrez, padre de la Teología de la Liberación y el ex Presidente de la
Academia Peruana de la Lengua poeta Marco Martos Carrera. En acto de gratitud
la UNP confirió esta distinción al economista y ex Rector de la UNP Arturo
Davies Guaylupo.
El Campus de 100 hectáreas emergió en el arenal en los
predios del fundo Miraflores. Un pabellón de bloques de concreto con sólo tres pisos. Y un camino real que lo
atraviesa por donde discurren en sus borricos los pobladores de los caseríos de
la margen derecha el Piura hasta Chapairá. Pizarras empastadas de ocre verde. Carpetas con tableros de roble. Aulas escalonadas y
dotaciones de tizas para explicar con la luz de la mañana la fresca ciencia. Los
alumnos caminaban largos trechos al norte de Castilla. Lo que hizo necesario el
bus. Cuando el calor arreciaba se refugiaban entre algarrobos umbríos y
ciruelos. Poco a poco surgieron pascanitas para refrescar y proveer de cachemas
fritas y cebiche a los trajinantes. Doña Florita con su sazón incomparable acunó
sueños y conjuró hambres.
Aumentó el número de
docentes. Igualmente el número de estudiantes. Las ciencias y humanidades, poco
a poco, cobran forma en la universidad. Se animan las aulas y los debates. Las
hojas estudiantiles a mimeógrafo se distribuían de mano en mano. La residencia
estudiantil en el antiguo Hotel Colón alojaba a los estudiantes de los rincones
apartados de Piura. La vida universitaria tiene rostros múltiples. Poco a poco,
la mujer conquista espacios en las aulas aunque aún le son esquivas las
dirigencias estudiantiles. La vida universitaria se expande con ese trajín de estudiantes
a lo largo del día.
Los alumnos proceden de
diversas localidades provincianas: Sullana, Paita, Talara, Ayabaca y
Huancabamba. Un universo estudiantil tan asimétrico como el paisaje de Piura.
Antes cualquier jovencito que culminaba la secundaria tenía que partir a
Trujillo a su bolivariana universidad. Trujillo es la Atenas del norte en donde
el esplendor intelectual de Haya de la Torre, Antenor Orrego, César Vallejo y
Eulogio Garrido habían dado su fisonomía propia a la vida intelectual en el
norte del Perú. Trujillo era un hormiguero universitario poblado de pensiones
estudiantiles, de bohemios creadores, intelectuales y políticos. En las noches trujillanas los piuranos
entonaban San Miguel de Piura el himno
de su tierra. Otras ocasiones “En Trujillo nació Dios… / la virgen María en Ascope, / San José
nació en Chocope/ y en Laredo nací Yo” de Alcides Carreño.
Los jóvenes estudiantes de
la UNP entran en contacto con los Principios Fundamentales de Filosofía y el
materialismo dialéctico en los manuales de
George Politzer aprenden a la ligera la filosofía marxista tratando de
tener una herramienta de análisis para penetrar en la composición de la
haciendas piuranas tan poco dispuestas a reivindicar a los yanaconas. Fue así
como las enseñanzas de Politzer en la Universidad Obrera de París de 1932
recalaron por Piura.
Lejos de abrir los ojos de
los estudiantes al marxismo los desvió a caminos y atajos inexplorados de radicalismo. En un
momento en el que el MIR, heterodoxia del Apra rebelde, había empujado a Luis
de la Puente Uceda a la guerrilla. Y a Elio Portocarrero Ríos a un movimiento
guerrillero, más utopía e ilusión que confrontación en la hacienda Olleros de
Ayabaca. La célula Manco Cápac del MIR de Gonzalo Fernández Gasco se diluyó en
vivas a la lucha armada y la indiferencia campesina. Finalmente se replegó a la
sierra liberteña y los pocos pertrechos, máuseres y escasa munición, quedaron
sepultados en algún rincón del ande piurano como los sueños de justicia y
revolución. Desde julio de 1962 se hablaba en los corrillos estudiantiles de la
guerrilla en el norte, centro y sur. Fidel
Castro y Che Guevara fascinaban a los jóvenes
estudiantes.
La universidad despertó
conciencia política y fervor por el socialismo de Luciano Castillo. También se
definieron vocaciones políticas por el aprismo y acción popular de Belaunde.
Después nada. Cuando las dirigencias estudiantiles exacerbaron sus posiciones.
Las prolongadas huelgas fueron el sarampión de los conflictos de poder.
Finalmente la universidad avanzó en las treguas de actividad académica y la
intermitencia de los paros con mucho
esfuerzo. Cuando la calma y la puntualidad se recuperaron. Una perturbación
mayor anidó en la universidad en donde incursiona SL primero con células
estudiantiles y posteriormente con grupos de aniquilamiento.
Episodios sangrientos fueron
los asesinatos de Ricardo Ramos Plata y Luis Antonio Paredes Maceda, ambos apristas y docentes
universitarios. El ingeniero Ricardo Ramos Plata, presidente de la desaparecida
Corporación de Desarrollo, Corde, de Piura y docente de la UNP, fue asesinado
en el Campus el 14 de diciembre de 1987. Tres senderistas lo esperaban frente a
su escarabajo bajo la sombra de un algarrobo en la playa de estacionamiento. Le
dispararon a quemarropa. Cinco años después. El 9 de Julio de 1992 el PC SL
asesinó al ex presidente regional y docente Luis Antonio Paredes Maceda.
Paredes, profesor de legislación minera abandonaba su aula y descendía por la
escalera en el pabellón central cuando fue victimado alevosamente. La
infiltración senderista arrastró a algunos estudiantes de la intoxicación
ideológica a la vesania criminal. De la ideología panfletaria al crimen
político.
La UNP durante los años del
terror pagó su cuota de sangre. Hoy la UNP es un remanso de tranquilidad y paz.
Con 27 mil alumnos tiene más población que un distrito populoso de la región.
Hoy, su desafío inmediato es la acreditación de sus facultades. Hasta el
momento sólo Medicina y Arquitectura han logrado acreditarse. Corresponde a las
otras doce facultades impulsar calidad académica en beneficio de los
estudiantes junto al proceso de autoevaluación.
La investigación y la
producción intelectual son obligación de la academia. Se precisa, con
indicadores de eficiencia, que cada docente debe publicar un libro. La UNP con
600 docentes tiene que impulsar 600 esfuerzos de producción intelectual con su
correspondiente ISBN y demostrar su sensible interés por el desarrollo
regional. Caso contrario la tarea se mantiene pendiente. La ciencia no puede
permanecer encajonada en los anaqueles sometida a los vaivenes de una
burocracia medrosa en la inversión intelectual. Una universidad en el siglo XXI
se mide por los libros que produce. Las ideas que debate y las iniciativas que
emprende. La investigación científica le es consustancial. En el siglo XXI las
universidades que investigan se instalan en la sociedad del conocimiento. Las
que no, no aparecen en los rankings mundiales de competitividad. La
investigación requiere laboratorios y docentes investigadores que estimulan a
estudiantes y a jóvenes docentes. En la universidad contemporánea los
laboratorios nunca se cierran porque son aulas abiertas. Frente a las aulas
tradicionales surgen los laboratorios y las mesas de discusión para el debate y
el aprendizaje. Es ahí en donde brota el mejor conocimiento con una invalorable
aplicación a las demandas de la sociedad.
No es suficiente el aparecer
sino el ser esencialmente universidad. La aparición es apariencia, el ser es
vocación y existencia. La universidad es lo que publica y hace todos los días.
Lo otro, bien puede ser un recurso publicitario, un anuncio, más ruido que
nueces. La universidad no se detiene. Sus docentes no dejan de serlo ni en
vacaciones. Dedicados en sus múltiples
deberes a la vida intelectual. El cultivo de un árbol, la cortesía, el
buen gusto, se regodean, con el sentido genuino de lo que es la universidad. El
profesor universitario no puede ser avaro en sus conocimientos y saberes que
tiene que compartir. Es un gran inductor de temas de investigación para sus
alumnos. Su magisterio se ejercita con la confianza del que sabe no con la
presunción del timorato que teme ser desplazado por sus alumnos.
¿Qué universidad queremos?
La respuesta es sencilla. Una universidad que enseña pero que también investiga
y con genuino sentido de responsabilidad social se proyecta a la sociedad.
Proyección sin responsabilidad social es más anuncio que realización humana. La
universidad es garantía de formación continua y de mejora. La sociedad espera
de su universidad todo aquello que impulse logro educativo y progreso humano.
La universidad es servicio indeclinable a la sociedad. Sin esa vocación de
servicio se pierde ese horizonte de compromiso, esa siembra con cosecha
fecunda. Ese aporte constructivo que mejora los entornos y abre puertas hacia
lo mejor.
Muchos son los profesionales
egresados de la UNP. Su contribución al desarrollo de Piura calificando y
preparando recursos humanos es un valioso aporte. Muchos de los acontecimientos
históricos son reflejo de la vida universitaria. Se puede estar a favor o en
contra de la universidad. Lo que no podemos dejar de reconocer es su
contribución a la sociedad. La permanencia continuada de la universidad pública
en la vida de Piura es visible no sólo en sus protagonistas sino en la
construcción de futuro. Sin duda, que en el escenario académico son posibles
las disidencias. El discurso disidente apunta más a la demolición de los
contrarios, a la descalificación gratuita que a las propuestas constructivas.
En la universidad se puede pensar diferente, se puede ser crítico del orden
establecido. Lo que no se puede tener es un discurso hueco y vacío. Una prédica
sin principios. O una propuesta más paralogismo que construcción principista.
El futuro se vislumbra
prometedor en el recambio generacional. En una nueva apuesta de la universidad
en sus jóvenes cuadros. Los nuevos docentes son muchos más permeables que sus
antecesores frente a los cambios de las vocaciones productivas tradicionales.
La Piura algodonera ha dado paso a la Piura frutícola con nuevos productos como el mango, el cacao y
la uva para los mercados globales. La oferta formativa cubre 31 especialidades
en un espectro que cubre desde Comunicación Social, Educación hasta las
ingenierías Agrícola, Industrial, Mecatrónica, Pesquera y Civil, Medicina Humana, Derecho y
Arquitectura. La universidad capta a la mayor parte de los estudiantes de la
secundaria pública pero también de las instituciones educativas privadas.
Mantiene su prestigio y exigencia académica a tope.
Contra lo que pudiera
pensarse la UNP provee de docentes baratos a las universidades privadas. Aunque
la nueva Ley Universitaria 30220 es puntillosa en este extremo y exige la
presencia activa del docente en sus unidades académicas. La calidad docente es
un factor cualitativo que la UNP debe
potenciar. Es su intangible más valioso. Urge una adecuada política de
valorización de sus recursos humanos soporte del intercambio académico, de la
alianza con el sector empresarial, así como en la conformación de equipos de
alto desempeño para la elaboración de proyectos.
El Banco de Proyectos es una
fuente de propuestas para la solución de urgentes problemas en los gobiernos
locales, empresas y organizaciones. Esa posibilidad inédita tiene que motivar a
docentes y estudiantes por la investigación seria y el trabajo de campo. La
realidad brinda la posibilidad de un aprendizaje abierto y creativo. Frente a
las limitaciones del aula cerrada y desprovista de la dinámicas de la
motivación. El trabajo multidisciplinario debe dar lugar a un esfuerzo
compartido de facultades, de docentes investigadores y estudiantes. La
universidad en movimiento es una energía inteligente que debe convertirse en
beneficios económicos para todos.
El desafío está en el saber
hacer. Y el convertir el conocimiento en soluciones. Las soluciones planteadas
y aplicadas son mucho más efectivas que cualquier estrategia publicitaria
promocional. La universidad que valoriza el conocimiento obtiene beneficios
económicos no sólo para los investigadores intelectualmente capaces y
eficientes. La sinergia provocará que los investigadores gratificados por su
esfuerzo motiven a los improductivos e indiferentes. Para los estudiantes
resulta muchos más atractivo el producir que el no hacer nada. La teoría se
completa con una práctica ejercitada profesionalmente.
La universidad tiene también
entre manos el esplendor intelectual de sus humanistas. La visión de un poeta
sobre la realidad y sus problemas encuentra soluciones creativas frente a las
visiones obtusas del mundo de los limitados por su incapacidad para los sueños
y los proyectos de gran aliento. La visión multidisciplinar acerca a los
inteligentes a espacios compartidos. La barbarie del especialismo cierra las
puertas a las soluciones inteligentes y creativas. Se configura como el resorte
de la vanielocuencia y el fracaso. Es mucho más fácil, para muchos, mostrar su
incapacidad que ponerle nombre propio a
su creatividad actuante y manifiesta. Si los inteligentes se cierran a la posibilidad
de convertir su ejercicio cogitativo en dinero y bienestar. Corresponde a los
menos dotados despertar su vocación intelectual y con disciplina, hincando
codos, convertir sus sueños en beneficios económicos.
Sucede que hay quienes con
un superlativo ejercicio crítico viven y disfrutan del ejercicio de la
demolición humana con la falsa convicción de su inteligencia. En el fondo
resultan despojados del ingrediente inteligente para construir futuro. Son
constructores de pasado y recicladores de fracasos. Los audaces crean y
trasforman. Los timoratos son adictos a un falso sentido del orden y permanecen
hibernando sin producir intelectualmente nada. No siembran porque son incapaces
de regar las semillas de sus ideas y no cosechan por el prurito de la inconformidad
y la pereza.
El futuro de la UNP está en
los inteligentes, los inconformes, los honestos y los soñadores. No en los indiferentes, los conformistas, los
medrosos y los deshonestos. Si la universidad es el futuro. No es un puro ejercicio
de futurología el pensarla eficiente, productiva, moderna y con un capital de
mentes educadas. Si la comunidad del conocimiento se asume como posibilidad
tiene más impulso para el cambio y la
transformación. Hay mucha diferencia entre lo sueños posibles que los alucinados e imposibles. Nada nos impide
ser mejores. El futuro no nos perdonaría el dejar de serlo.
En el plano político la UNP es la llamada a pensar y proyectar una imagen territorial de la región. Al mismo tiempo convocar a quienes por su capacidad deben asumir su conducción política. En este sentido la universidad es un elemento imprescindible en la construcción y fortalecimiento de la democracia. Una imagen territorial importa conocimiento pero al mismo tiempo apropiación del territorio que es lo que no hemos hecho con garra y convicción. Corresponde a la academia ese ejercicio profundo de interpretar el pasado, para proyectar el presente y vislumbrar el futuro.
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