MARCO MARTOS: PIURA EN EL CORAZON Y LA PALABRA
Marco Martos Carrera ( Piura,1942) |
Por: Miguel Godos Curay
Marco Martos sostuvo en la presentación de Poesía Junta, antología personal, en la UNP, una conmovedora declaración poética: “La mitad de mi corazón está en Piura y la otra mitad en el resto del mundo”. El poeta huye de la estridencia de la fama pero no se regodea al posar para la eternidad ante las cámaras fotográficas de los jóvenes estudiantes. La mañana del pasado viernes fue propicia en la UDEP para la presentación de las actas del Congreso Internacional de Lexicografía y Lexicología en homenaje a Carlos Robles Rázuri. Martos recordó la sensible vocación humanística de Robles en las aulas y en los pasillos del Colegio San Miguel donde los alumnos podían nutrirse de su conocimiento y cultura. También evocó la biblioteca paterna, dos mis volúmenes ordenados meticulosamente, por don Néstor Martos su padre, en donde pudo leer y despertar su vocación literaria. Martos aún recuerda aquella noche inolvidable, en la Plaza Merino, en la que el poeta Joaquín Ramos recitaba ante dos amigos a Goethe y Heine en perfecto alemán. No entendía pero sentía el ritmo, la sonoridad, la música de estos versos, evocó.
La mañana fue de la UDEP la noche para la UNP. La primera una jornada de la Academia Peruana de la Lengua y la segunda, la presentación de los dos primeros volúmenes de Poesía Junta editados pulcramente por editorial San Marcos gracias a la perseverancia de Aníbal Paredes. La jornada de la noche con concurrida presencia de estudiantes se inició con las palabras de Sigifredo Burneo. Puntual, fino y memorioso. Gladys Flores dio cuenta de la diligente tarea de editar a Martos. Lo hizo con entrañable admiración al maestro y al poeta. También anunció un libro de poemas de Marco para los niños del Perú. Federico Schopf, poeta chileno, recordó que en la lectura de los versos de Martos descubrió una proximidad de Piura al mar, a su inmensidad en la que navegan los sueños de los poetas. El propio poeta reconfirmó en su poema dedicado a Telésforo León que en los acantilados de Yacila resuenan con vitalidad las olas. Y en la noche frente a los lamparines se reflejan las sombras mientras los vientos danzan con las arenas.
Los estudiantes aplaudieron al poeta y sintieron en carne propia el esplendor de la palabra. Todos quedaron prendados de los versos recitados por el poeta. Cada recuerdo de Piura en Martos es una mirada profunda y un asomo al príncipe interior oculto en el zarrapastroso que comulga con la belleza universal cada mañana. Fue una noche íntima en el auditorio Moncloa y Ferreira. Martos, presidente de la Academia Peruana de la Lengua, dijo que cada día escribe más poemas. Y eso es bueno para quienes creen aún en cada palabra. En la noche se confundió el poeta con los algarrobos del campus en donde ululaban con regocijo las lechuzas.
Una curiosidad de Martos fue la dualidad tan piurana con la que confrontamos nuestras emociones y sentimientos. Amor-odio, belleza-fealdad, frío-caliente, alegría –tristeza, presencia-ausencia, riqueza-pobreza. ¿Cuál es el antónimo perfecto para la palabra envidia inquirió? La envidia del latín “invidĭa” es la tristeza o pesar del bien ajeno. Decía don Alfonso Reyes que la envidia es una señora que muerde sin comer. El envidioso devora con los ojos y el alma lo que no tiene. Puede envidiar un bien preciado pero también la felicidad ajena. La envidia es algo feo y terrible que desnaturaliza al extremo animal la naturaleza humana. Bien se dice: la envidia no es buen pesebre para engordar camarones. El envidioso y la envidiosa están enteramente poseídos de ese deseo vehemente de tener lo que otros tienen.
El envidioso se alimenta de ese ejercicio maledicente de descalificar a quien tiene lo que él no tiene. La envidia es sinónimo de ambición desbocada, anhelo crispado, ansia incontenible, apetito insaciable, codicia exacerbada, deseo vehemente, querer extraviado, incitación malévola, resentimiento soterrado, disgusto rabioso, rivalidad gratuita. Un antónimo podría ser la indiferencia del que acepta resignadamente lo que tiene. Otra fórmula que conjura la envidia es la admiración que despierta el respeto y la emulación. “La sana envidia” es una consolación para las conciencias aturdidas que se han percatado de las dimensiones de su hiel y veneno. El envidioso inconsolable depreda y hace la vida cuadritos del prójimo a quien convierte en víctima de sus pasiones. Otro antónimo poco conocido es altruismo que es la diligencia en procurar el bien ajeno a costa del propio. Su mayor recompensa es hacer el bien por el bien mismo. Martos, sonríe, es un señor de la palabra. El itinerario de este encuentro entre dos universidades resultó nutritivo y sabroso como un tamal verde, un majado de yuca, un chabelo o un cebiche que nos conectan con la magia sorprendente del recuerdo y el cariño entrañable a Piura. Tierra con alma propia y ante la que las capitales de mundo se encogen porque Piura ¡guá!. Es cosa seria.
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