jueves, 26 de agosto de 2010

EL VUELO DEL ANGEL


Por: Miguel Godos Curay
Ayer recibimos la noticia de la muerte del padre Javier Cheesman Jiménez uno de los memorables profesores de la UDEP. Fue uno de los docentes pioneros con los que se inició esta iniciativa muy querida de San Josemaría Escrivá de Balaguer. Cabello blanco una mirada apacible como el mar. Don Javier era dueño de una parsimonia conmovedora. Austeridad de vida y dedicación al estudio y al ministerio sacerdotal. Los evocamos junto a José Ramón de Dolarea, el poeta de la UDEP, Ramón Mugica, Miguel Samper, César Pacheco Vélez, José María Navarro, Tere Truel, Luz González entre otros pioneros. En aquel entonces el campus de la UDEP era un audaz y diminuto pabellón en medio de los arenales inhóspitos. Hoy es un apacible bosque de algarrobos frondosos que oxigenan Piura.

El Padre Cheesman nos enseñó de las páginas de la “Gramática Española” de Manuel Seco conocimientos valiosos de morfología y sintaxis. La gramática entendida y aplicada y a fuer de su amable exigencia aprendimos ortografía. Personalmente no sólo nos abrió los ojos al uso correcto del castellano. Yo debutante de poeta recibí inolvidables consejos. Había llegado a la universidad con una vieja afición de escribir como médico enredado y enrevesado. El resultado de un diálogo entre maestro y alumno provocó en mí un cambio radical. Aún conservo con gratitud la dedicatoria en su librito “Valdelomar en Piura” de la Colección Algarrobo.

El 1972 uno de sus alumnos, no recuerdo el nombre, le dedicó un poema con el siguiente vocativo “Para J.E. Cheesman. Ángel con alas de Cristal”. Realmente por su calidad humana lo fue. La docencia y su ministerio sacerdotal fueron su vida. Los periodistas egresados de la UDEP lo recuerdan con profunda gratitud. Aprobar Lengua I y Lengua II con el padre Cheesman era una verdadera proeza intelectual que abría caminos al buen hablar y el buen escribir. Esta anécdota confirmó más tarde su espíritu humanístico sin estridencias. Sin duda fue el investigador peruano que mejor abordó la poética de Valdelomar. Luis Alberto Sánchez, respetuoso de su afán de permanecer en el anonimato fue fiel a su personal decisión y consignó en la antología de poemas inéditos del Conde de Lemos el aporte de “J.C”. Discípulas del padre Cheesman fueron Nelly Trelles y María Isabel Tumi quienes han definido vocación por la lingüística y los estudios léxicos. Alguna vez me comentó César La Torre que lo había encontrado en Arequipa y evocábamos lo bien que nos procuró en el manejo del castellano. También fue un estímulo para investigadoras como Rosa Zeta y la hoy congresista Fabiola Morales.

El P. Cheesman falleció ayer en Lima, próximo a cumplir los 80 años el próximo 12 de septiembre. Perteneció a una generación de estudiosos peruanos muy fecunda en producción intelectual. Muy joven lo recuerdo discípulo de Porras y en vieja foto aparece con Vicente Rodríguez Casado y el piurano Miguel Maticorena Estrada en Sevilla. Esos años de surgimiento de la Universidad de Piura fueron de muchas fatigas y esfuerzos caminábamos entre los arenales calenturientos para concurrir a la UDEP y eso nos hermanaba. Los alumnos estudiosos pugnaban por llegar muy temprano atravesando las dunas para conseguir un libro en la biblioteca muy de mañana. Esta fue una etapa heroica de entrañables emociones y anécdotas. El padre Cheesman fue un hombre de Dios de un extraordinario talante humano. Esa semilla que ayudó a plantar en el desierto es hoy un frondoso algarrobo que cobija con serenidad a las inteligencias. A él nuestra evocación sincera y nuestra profunda gratitud. No creo equivocarme al afirmar que ha partido un ángel y como las criaturas que se empecinan en mantener intactas la fragilidad del vuelo de las golondrinas. Lo ha hecho sin que nos demos cuenta. Como diría el poeta Dolarea: “Bajo el cielo de Piura se esconde el alma - el alma de Javier Cheesman añado yo- entre algarrobos verdes y arenas blancas
(FOTO:Rector Ricardo Rey Pólis,Miguel Godos y doctor Javier Cheesman)

No hay comentarios: