miércoles, 11 de julio de 2007

ACUERDO DE PIURA E INCIERTA AVENTURA


Por: Miguel Godos Curay

Quienes concurrimos como testigos a la firma del Acuerdo Regional de Piura nos quedamos con la sensación de asistir a un ejercicio prospectivo con muchas pretensiones pero con visibles ausencias. El documento señala como recursos de la economía regional: La agroindustria, la pesquería, la minería metálica y no metálica, así como las actividades de extracción de hidrocarburos y gas natural que aportan económicamente al desarrollo territorial a través del comercio de exportación, el canon, derechos de vigencia y regalías. Para cumplir con este propósito se aplican tecnologías ambientalmente responsables. El documento dice una cosa y la realidad nos muestra otra pues existe indefinición frente a nuestras vocaciones productivas.

El desarrollo requiere de la interacción de dos grandes actores por un lado el Estado que personifica políticamente a la nación y la Región cuya responsabilidad social es la promoción del bienestar en un territorio. De la capacidad de negociación de estos actores surgen los consensos nacionales y regionales que fortalecen el proceso de hacer región. Hacer región exige como tarea elemental educar a los pobres para que nadie los engañe y para que nadie les compre la conciencia. Para que nadie los manipule como una manada de carneros incapaz de mirar su futuro.

El desarrollo, señala Sergio Boisier, requiere de los siguientes factores: 1) Recursos: materiales, humanos y conocimiento; 2) actores individuales, corporativos y colectivos vinculados al desarrollo; 3) instituciones vigorosas que fortalezcan la arquitectura organizacional y con la suficiente velocidad, flexibilidad, virtualidad e inteligencia para liderar procesos; 4) los procedimientos dominantes de la acción social vinculada a la acciones de gobierno e interpretación de las demandas ciudadanas; 5) la cultura como actitud ante la vida pero también como ética social que comprende las respuestas personales y colectivas frente al trabajo, el ahorro, riesgo y competencia y 6) capacidad para penetrar los mercados, acceder a la cooperación internacional y al propio Estado.

La articulación de estos factores promueve desarrollo. Este desarrollo se puede catalizar sumando el capital sinergético: la capacidad social de promover acciones en conjunto dirigidas a fines colectiva y democráticamente aceptados cuyo producto final es mayor que la suma de las partes.

El PNUD mide el desarrollo a través de la longevidad, el logro educativo y el nivel de ingresos. El economista inglés Dudley Seers, advierte, que no hay desarrollo sin reducción de la pobreza y la desigualdad. Si la renta per-cápita se multiplica por dos, y aumenta el desempleo y la inequidad, no hay desarrollo. En Piura seguimos siendo pobres e inequitativos.

No se piense que con el ruido de la calle es posible construir equidad social. Estas conquistas aparentes sólo provocan inestabilidad jurídica que tiene el correlato de la inestabilidad social y eventualmente inestabilidad política. No nos extrañe en los próximos días el crecimiento explosivo de la minería informal a costo del deterioro ambiental prosiga favorecido por la ingobernabilidad y la falta de autoridad. Mientras tanto, podemos continuar liderando el ranking de los poco atractivos para la inversión.

Vivimos en un momento económico en el que necesitamos dinamizar la economía regional con trabajo y capitales frescos, confiriendo menos énfasis al populismo, prestando más atención a la mejora de las condiciones de vida. Sin decisiones firmes no se podrá llegar a un crecimiento sostenible con la posibilidad de beneficios compartidos con justicia. Sin una capacidad de debate civilizado podemos continuar jugando al palo encebado y al ser gigantes en la protesta pero enanos indigentes en la generación de beneficios que mejoren la calidad de vida de todos aquellos que con una ilusión sacada de la manga llenan los camiones.

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